Aunque pueda parecernos que las primeras fotografías de la historia datan de retratos a personas, no es así. La primera fotografía de la historia, Vista desde la ventana en Le Gras, fue tomada por Nicéphore Niépce en 1826, y resulta ser un paisaje visto desde la ventana del tercer piso de su casa de campo en Le Gras (Francia).
Niépce capturó la foto con una cámara oscura enfocada en una hoja de 20 × 25 cm tratados con betún de Judea. Tras ocho largas horas de exposición, conseguimos la fotografía de la imagen de cabecera.
Uno de los motivos por los que se tomaron fotografías de paisajes los primeros años de la fotografía, fue por las limitaciones técnicas de las películas (en la época se usaban placas fotográficas) debido a su extremadamente baja sensibilidad. Esto obligaba a tiempos de exposición elevadísimos de varias horas.
Cuando la técnica fue avanzando, se empezaron a hacer retratos familiares, en los que se pasó de horas a pocos minutos. Aún así, los estudios fotográficos tenían sillas especiales y les colocaban soportes soportes en la cabeza para que la gente no saliera movida, y luego tenían que pintar los ojos en las fotografías.
Los retratos fotográficos se crearon con el fin de que las personas de clases más bajas pudieran tener su propio retrato. Anteriormente, sólo los más pudientes eran capaces de pagar a un pintor para que les pintara un retrato.
Ya que los primeros retratos pretendían ser como pinturas, los poses, los fondos y las expresiones de los sujetos, eran prácticamente iguales. Obviamente esto ha ido cambiando hasta nuestros días, y el concepto clásico del retrato nada tiene que ver con los retratos contemporáneos.
Como en los inicios de la fotografía química, las películas no eran capaces de captar los colores, en muchos estudios fotográficos se encargaban de colorear las fotografías para hacerlas más reales.
Fue en 1854, cuando el francés André Adolphe Disdéri patentó un nuevo invento. Se trataba de una tarjeta de 8.75 x 6.25 cm compuesta por ocho pequeñas fotografías que iba pegada a una tarjeta un poco más grande. La intención de este invento era reemplazar las típicas tarjetas de visita con nombre y dirección.
En principio, las fotografías se hacían en un estudio. La persona posaba de cuerpo entero y utilizando poses, fondos y mobiliario muy teatral. Con el paso del tiempo, las personas posaban con sus propias herramientas de trabajo y los niños con sus juguetes. Posteriormente, se empezaron a utilizar monumentos y lugares públicos para las sesiones.
Fue ya en 1888 cuando George Eastman fundó Kodak, una de las empresas fotográficas más importantes en tiempos de la fotografía analógica, y que tanto ha decaído tras el paso a la fotografía digital. Gracias a su sencilla técnica, consiguieron acercar la fotografía a las personas y que ellos mismos pudieran tener sus propias cámaras y fotografiar su vida cotidiana.
En el siglo XX, los retratos fotográficos ya no eran ningún misterio y cualquier persona podía acceder a ellos. Además, la fotografía en color ya se empezaba a extender. Fue a partir de los años '60 y '70 cuando las cámaras compactas se empezaron a popularizar entre la gente y comenzó el boom fotográfico.
Vía | Fotosigno
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