Ayer en La 2 de TVE emitieron un esperado documental sobre la figura del gran fotoperiodista Gervasio Sánchez. Un documental del programa Imprescindibles que ahonda en su inconformismo, sus impactantes imágenes y su visión de primera mano de las crudas consecuencias de guerras como la de los Balcanes.
Hablar de Gervasio Sánchez impone un respeto, que es precisamente lo que primero que uno siente cuando ve sus trabajos y que se acentúa cuando se le escucha contar sus historias.
El documental se centra en su personalidad, en su trayectoria, pero sirve como punto de reflexión sobre las barbaridades de la guerra a través de los protagonistas que el propio Gerva ha fotografiado a lo largo de su dilatada carrera.
Sobre el fotoperiodismo de guerra
Las imágenes son impactantes, pero no menos que las historias que hay detrás de sus protagonistas y cómo Gervasio Sánchez las cuenta. Con natuarlidad, con devoción, con un absoluto inconformismo ante la realidad que no duda en denunciar casi al final del mismo.
Palabras duras, contundentes y sin esconder cómo ha existido (y existe) una enorme falta de concienciación sobre lo devastadora que es una guerra y lo poco que se hace (por los gobiernos, políticos, diplomáticos pero también de la sociedad) para evitarlas. En muchos casos ignorándolas, como el caso de la guerra de los Balcanes, que tanto marcó a Gervasio y otros muchos fotoperiodistas que cubrieron el conflicto y parece, según sus palabras, que a pesar del duro trabajo para mostrarlo al mundo no lograron pararla.
Un documental imprescindible para conocer a Gervasio Sánchez, su humanidad y sencillez y también sobre la realidad del fotoperiodismo y su responsabilidad en los conflictos bélicos para dar a conocer sus devastadoras consecuencias en las personas. Gervasio ha seguido la trayectoria de algunas de esas personas que las han sufrido en sus carnes, durante varios años. En un trabajo comprometido, contundente y de gran valor humano.
Por suerte en TVE permiten ver y compartir el documental para todo el que no lo pudo ver en su emisión.
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mamri
El abandono del inmanentismo que tuvo lugar a finales de los sesenta en cuanto al estudio de los textos literarios y, en general del arte, dio lugar a la Estética de la Recepción. (Escuela de Constanza, Jauss, Iser,… ). Se traslada entonces el interés al destinatario del arte. La fotografía de los premiadísimos documentalistas Boris Mikhaïlov (1938) y Gervasio Sánchez (1959), trasladan también el interés de sus fotografías a los destinatarios de las mismas, su objetivo, es por tanto, el público y el modo en como este puede sensibilizarse ante las consecuencias de una determinada política, desmoronamiento de la Unión Soviética, en el primer caso, y de los efectos de la guerra, en el segundo. Si “todo acto perceptivo implica la posibilidad de recordar lo percibido… (es decir: la posibilidad de una retención) y la espera o expectativa (protección, en la terminología de Hursserl) de poder percibir otros aspectos del objeto que de alguna manera han sido sugeridos” (Viñas, 2002: 508), la fotografía de Mikhaïlov y de Sánchez logran fijar las imágenes en nuestro ser más profundo tanto en la explicitud propia de las mismas como en lo que estas sugieren, esto es, tragedias humanas en ambos casos.
En este sentido los efectos desde la Estética de la Recepción son claros. Ahora bien, ¿qué reflexión cabe en cuanto a las estructuras inherentes a las obras, al material propio de las mismas? Marginados, en el caso de Mikhaïlov y mutilados de guerra en el de Sánchez, no dejan de ser seres humanos con unas determinadas circunstancias, altamente desfavorables en ambos casos, que vienen a servir como material propio del objeto artístico. Sin pretender caer en la paradoja de las relaciones de la noción de belleza con el concepto de arte y del movimiento documentalista como arte mismo (¿es bello un miembro mutilado?), -es obvio el andamiaje artístico de las narraciones de estos autores-, con lo que el debate, por tanto, abre aquí toda su extensión. Desde la moral, la ética y el objeto del arte mismo, hasta las justificaciones del fin por la causa entendiendo aquí como causa el objeto fotografiado y como fin la remoción de conciencias ante las injusticias, los trabajos de Mikhaïlov y Sánchez son, a mi juicio, un apasionado debate en sí mismos, al margen, como dije, de las paradojas que aquí se dan en cuanto al hecho artístico.
Miguel Ángel Mallo