El glamour es una de las ramas de la fotografía de retrato más comerciales que existen. En este tipo de fotografía se busca mezclar el estilo, destacando el mejor ángulo del sujeto, sus habilidades frente a la cámara y hacer que todos deseen a esa persona. Es, a su vez, una gran escuela de retrato clásico que hay que observar.
Por eso hoy os traemos tres consejos basados en el trabajo de George Hurrell, uno de los retratistas de glamour más representativos de la historia de la fotografía.
No pasar un chance
La historia de Hurrell comienza cuando estudiaba arte. Durante la universidad, él se enfocaba en la pintura. La fotografía era un elemento de lado que servía para capturar referencias de elementos y escenas que pudieran servir para su arte.
Es durante la escuela que él conoce un maestro de la escuela que lo invita a Laguna Beach a vivir una temporada y estar dentro de la movida. Ahí conoce a Florence Leonthine Lowe, una mujer con mucho dinero, amiga de algunos de los actores más famosos de la época, además de ser una de las figuras más influenciadoras de un círculo de personas importantes.
Florence fué uno de sus primeros sujetos fotográficos importantes. Hurrell la ayudó a tomar las fotos requeridas para obtener un permiso de aviación en la época. Gracias a que las fotos eran muy buenas, Florence presentó a Hurrell y Ramón Novarro (el actor más pago de MGM de finales de los veinte), quien luego le presentó a la actriz Norma Shearer (ganadora de un premio Óscar), gracias a quien se volvió el retratista oficial de los actores de MGM y una de las figuras más importantes durante la época del Star System Hollywoodense, y posteriormente en el ámbito más comercial de la fotografía.
Hay que hacerlos lucir elegantemente sensual
El motivo principal del éxito de Hurell en Hollywood era la facilidad que él tenía de entender los mejores rasgos de las personas, para hacerlos lucir perfectos. La reacción principal de sus sujetos era verse y sentirse ‘sexys’.
El caso de la foto de Norma Shearer es el claro ejemplo. La actriz quería un rol en ‘La Divorciada’, pero su marido le había negado siquiera presentarse al casting pues “no era lo suficientemente sexy”. Hurrell sacó unas magnificas fotografías mostrando que la actriz no era la típica chica americana, sino que podía ser una diva sensual. Estas fotos le dieron el rol por el cual fue ganadora del premio de la academia.
En la fotografía de Hurell solo se ve elegancia, poder y sensualidad. Lo que la mayoría deseamos sentir al vernos en la imagen.
El rostro es la prioridad número uno
Algo que se cumple en todos los retratos de Hurell es que el rostro saca a relucir sus mejores característcas. Sean los labios y pómulos de Carole Lombard, los ojos llenos de poder de Greta Garbo, o la sensualidad general de Anna May Wong. En las fotografías de este artista el rostro es lo primero que vemos.
Hurrell manejaba un esquema triangular tradicional en general, pero tampoco tenía miedo de apagar las luces, de buscar las sombras fuertes y profundas. De mezclar direcciones de luz de manera extraña.
Todo se vale, siempre y cuando el rostro siga siendo el protagonista.
_
Imágenes | The Estate of George Hurell (web)
_