Antes de terminar el año, todavía tenemos tiempo de conocer a otra fotógrafa como tú. Cristina Núñez nació en 1962 en Figueras (Girona), pero desde hace más de 20 años vive en el área de Milán (Italia). Actriz, modelo, directora de arte... actualmente trabaja como fotógrafa. Aunque su base está en Milán, se mueve por toda Europa haciendo fotos.
En buena medida, su trabajo se basa en fotografiar a gente. Retratos de todo tipo de personas. Diseñadores, abogados, empresarios, familias... Y es que supongo que a lo largo de los más de 20 años que Cristina Núñez lleva practicando intensamente el autorretrato ha aprendido no sólo a mirarse a sí misma, sino a mirar a la gente de manera especial.
Llegando de España y a punto de partir hacia Francia, Cristina Núñez tuvo a bien tomarse un ratito para respondernos a unas preguntas vía mail.
¿Cómo y cuándo te iniciaste en la fotografía? En 1986 conocí a un fotógrafo italiano en Barcelona, nos enamoramos y me llevó a Milán. En aquella época yo era actriz, así que allí empecé a trabajar para él. Hacía castings de modelos, organizaba reportajes para revistas y pasaba muchas noches hablando de fotografia y de arte con él.
En ese momento yo atravesaba por un montón de problemas personales. Me resultaba muy difícil relacionarme con los demás, por lo que no tenía amigos propios. Estaba frustrada por no conseguir expresar mi creatividad, así que empecé a cogerle la cámara de vez en cuando para hacerme autorretratos. Nunca pensé que iba a ser fotógrafa. Lo hacía por instinto, porque necesitaba creer en mí misma.
Así empezó todo, un buen día en 1994 cogí la Rolleiflex y me disparé... empecé a hacer retratos a la gente que me rodeaba, desnudos en mi cama... Fue como si les viese por primera vez, como si pudiera realmente acercarme a ellos como nunca lo había hecho. Y así empecé a florecer, a salir de mi agujero, a conocer gente y a tener amigos propios.
¿Cómo cambió tu vida en ese momento? Desde el momento en el que cogí la cámara todo sucedió como un torbellino. Hice cuatro libros en cuatro años y obtuve dos premios. Había tanto que decir que cada día encontraba ideas nuevas, proyectos de libros y exposiciones... Body and Soul (Cuerpo y Alma) fue un proyecto sobre retratos y desnudos. Luego vino To Hell and Back (Al Infierno y Retorno), sobre judíos supervivientes del Holocausto. Heaven on Earth (Cielo en la Tierra), que es un viaje a través de la espiritualidad europea y, más tarde, Io Sono (Yo Soy), centrado en retratos a exdrogadictos explicando el proceso que atravesaban para lograr la independencia de las drogas.
¿Qué te lleva hoy a coger la cámara y a hacer fotos? ¿Cómo has evolucionado desde el principio? Lo que realmente me interesa hoy es el autorretrato. El mío e incluso el de otros, porque creo que sacan la verdadera fuerza de la gente. Cuando conozco a alguien interesante me encanta ofrecerle la cámara para que se haga un autorretrato. Me maravilla que la gente al principio tenga incluso miedo y que, después de una sesión de autorretratos, salga con la cara y la mirada iluminadas. Se ha enfrentado consigo mismo y se ha "encontrado". Me emociona mucho transmitirle esta experiencia a los demás y ver que se miran, se buscan y se encuentran. No se trata sólo de fotografia, sino de ayudar a los demás a que la utilicen para ser mas felices. Y esto, a su vez, me hace feliz a mí.
En un principio me interesaban los temas sociales, aunque siempre relacionados con la identidad de las personas. Quería ver mundo y decir lo que pienso, hablar de temas importantes para la humanidad. Trabajar para la prensa y contar historias positivas, mostrar la fuerza de la gente, incluso en circunstancias difíciles. Hacer retratos y sacar el carisma natural de las personas.
¿Qué tipo de fotografía haces? Hago retratos y reportajes sobre las personas como profesional. Trato de mostrar su fuerza y su carisma real. Eso no quiere decir que no salga el sufrimiento o aspectos más difíciles, sino que precisamente la multiplicidad de contenidos y emociones hace más interesante a la persona y la foto. Por otra parte están mis autorretratos. Creo que con la próxima publicación de mi autobiografía, Someone to love, 20 años de autoretratos, se cerrará una época y seguramente se me ocurrirá algo diferente.
¿Cuál es tu equipo actual? Hace dos años me compré una Mamiya ZD y desde entonces uso sólo digital. Me costó bastante aprender a ponerle la misma energia que con la película, porque el hecho de que no se impresiona la materia, parece que le da menos valor. El equipo se completa con un trípode y el cable disparador para autoretratos... Aunque la verdad, este fin de semana en Madrid he empezado a filmar en vídeo y me ha encantado la experiencia! Así que nunca se sabe...
¿Le das tratamiento digital a tus fotos? En mi trabajo profesional hago trato mis fotos con Photoshop. Un ayudante experto se encarga del retoque, pero yo misma me encargo de que éste sea muy ligero, para que el resultado siempre sea real y creíble. Generalmente para mi trabajo artístico no retoco las fotos.
¿Cuáles son tus referentes visuales? Con mi evolución han ido cambiando con el paso de los años. Antes me gustaban Avedon, Newton o Diane Arbus; pese a que mi trabajo era muy distinto. En la actualidad me interesa mucho más el trabajo de Elina Brotherus, Phillip Lorca di Corcia, Tina Barney, Cindy Sherman, Tomoko Sawada, etc. En todos los casos se trata de artistas que usan la fotografía como medio más que como fin. Y luego, claro, la pintura: Goya, Velázquez, Rembrandt, Courbet, Van Gogh, Vermeer y muchos otros. La pintura siempre me ha influenciado más que la fotografía. Como usan la luz y el tiempo, las composiciones. Lo majestuoso, lo solemne...
En los últimos cuatro años de tu vida has vinculado la fotografía y la terapia. ¿Qué encuentras de terapéutico en la fotografía? En realidad empecé a usar la fotografía como terapia antes quee nada. Era una necesidad absoluta. Mi juventud fue un verdadero desastre, mi autoestima estaba por los suelos y necesitaba creer en mí. El autoretrato es terapia pura, porque te obliga a enfrentarte contigo mismo. Te miras y te tienes que aceptar. O por lo menos empiezas sacando lo que hay, y como lo sacas, te distancias y así puedes aceptarlo completamente.
Expresar emociones siempre fue terapéutico. Pero además creo que con el autorretrato, al ser el autor a la vez espectador y sujeto, se dispara una dinámica increíble que remueve todo dentro. Te sientes como nuevo. Te encuentras con tus puntos cruciales y los resuelves. Seguramente algunos no lo compartirán, pero es mi visión.
¿Por qué autorretratos? En relación a los desnudos en alguno de ellos, ¿crees que es una manera de hacer más intenso el concepto de autorretrato? Me interesa mucho la relación de la persona con su cuerpo, pues revela mucho de su interior. Supongo que sí, hacerse un autorretrato desnudo es reforzar el concepto, pues te muestras totalmente, sin esconderte, más desnudo. Es esencial expresar dignidad en el cuerpo desnudo, aunque esté envejecido o deformado. Para mí el cuerpo es algo sagrado, contiene muchos significados, emociones y huellas de lo vivido.
Relacionas el autorretrato con la autoestima y la identidad de las personas, ¿qué le enseñas a la gente en tus seminarios de autorretratos? ¿Hay alguna técnica a seguir? En mis seminarios les propongo a mis alumnos un camino, un viaje hacia su interior que dura tres meses. El primer mes está dedicado a uno mismo, a las emociones, la esencia, los sueños y el cuerpo. El segundo mes se dedica a las relaciones; aquí caben las relaciones familiares, las amorosas, las de trabajo, etc. Por último, en el tercer mes, exploramos la relación con el mundo y la comunidad que nos rodea. Siempre se trata de ejercicios de autorretrato con el fin de ser honestos y mostrarse, aunque sea de mostrarnos vulnerables. La búsqueda que se inicia siempre lleva a hallazgos sorprendentes. Es una forma eficaz de conocerte mejor, descubrir quién eres y qué quieres en la vida. Sin más complicaciones.
¿Cuál es la parte más importante de este proceso? La lectura emocional de las fotografías es esencial. Las fotos hablan y a veces no las escuchamos. Elegimos las que nos dicen algo sorprendente, algo que no habíamos planeado. Pero es mucho más interesante escucharlas a todas y encontrar una fuerza comunicativa inconsciente que si estamos abiertos, produce fotos maravillosas. Se trata de construit un proyecto, que es importantísimo. A veces, si juntamos dos o más fotos y vemos que hablan entre ellas, comunican cosas que solas no decían. Es impresionante. Es ahí cuando el proyecto mismo es nuestra propia identidad.
Más información | Cristina Núñez | Flickr de Cristina Núñez
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