Cuando el fotógrafo holandés Martijn van Oers se enteró que la familia de la mejor amiga de su hijo se iba a ir de su ciudad, se le rompió el corazón. Tenían una amistad única. Para que su hijo pudiera recordarla cuando creciera ya que muchos de sus recuerdos se disiparían, estuvo trabajando en esta serie fotográfica.
Viviendo a un bloque de distancia, Dop y Roos se conocen desde que tienen uso de razón, por lo que han estado siempre jugando juntos y viviendo en casa de uno y otro desarrollando una amistad muy especial. Compartiendo juegos y educación, ambos han participado de actividades históricamente asociadas a niños o a niñas, siendo un ejemplo de educación no sexista y de cómo las diferencias entre sexos son fruto de la educación y no algo genético.
Una distancia insalvable
Desgraciadamente Roos se ha tenido que marchar a otra ciudad, lo que no ha sido impedimento para que Martijn van Oers, padre de Dop y fotógrafo, hiciera lo que es inevitable cuando tienes una cámara en tu casa: fotografiar su relación.
El resultado es una íntima y entrañable serie fotográfica que nos muestra los profundos lazos que se desarrollan entre niños, donde no existen distancias y donde los límites de a qué es apto jugar, inexistentes. Todo un ejemplo.
Facebook | Dop & Roos
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