En Colombia, un artista visual que se había movido por distintos mundos del arte encontró una llamativa pasión por la fotografía. A ello se suma la curiosidad del viaje, del azar del momento y un impulso de querer controlar el tiempo y el espacio sin realmente ser posible hacerlo. Así es la fotografía de Esteban Toro, imágenes cautivantes que lo invitan a participar en el azar de distintas culturas.
En Xataka foto quisimos conocer más sobre su proceso desde convertirse en fotógrafo y hemos realizado una breve entrevista.
Hablas de usar la cámara como excusa para viajar, pero ¿por qué la cámara y no otro medio? ¿Cuál fue "el bicho que te picó" para entrar en la fotografía?
La fotografía llegó a mí por accidente. Empezó como una curiosidad, un deseo de saber ‘cómo sacar fotos bonitas’. Personalmente creía que debía haber una serie de ‘botones y funciones’ que debía activar para tomar fotografías espectaculares. Pensaba que se trataba más de aprender a manejar un equipo, como quien lee el manual de uso de cualquier electrodoméstico, que de entrenar y sensibilizar la mirada.
De formación académica soy artista visual. He experimentado con diferentes medios: el dibujo, la pintura, la escultura, los medios mixtos, y todavía sigo haciendo video. No obstante, la imagen fija tiene una magia que no logro obtener con ningún otro soporte. Es un llamado, una obsesión, un placer indescriptible, hacer clic con la cámara fotográfica.
También siento que en la fotografía juega un gran factor de azar: puedes estar en la locación soñada, el encuadre adecuado, los equipos idóneos, y si la vida no quiere que ese día te lleves una foto, simplemente no ocurre. De alguna manera, la fotografía se me asemeja al complejo acto de vivir: nada está planeado, y aunque puedes soñarte algo, debes persistir para lograrlo; no ocurre de la noche a la mañana. Ese hecho de ‘no saber qué puede ocurrir’ y al mismo tiempo intentar tener control sobre todo hace que sea una gran pasión para mí.
De igual forma no descarto migrar de medio en el futuro. Hoy puede ser la imagen fotográfica, tal vez más adelante decida irme por la pintura; aunque para ser honesto, no es algo que haya pasado por mi cabeza todavía. Sin embargo, considero que independientemente del sustrato en el que trabaje, seguiré en búsqueda de aquello que me produzca esa pulsación de vida.
Gran parte de nuestro público es una audiencia jóven que está entrando a este mundo. Para varios, puede que tu seas uno de los referentes de estilo por el que guiarán su estilo fotográfico. Cuentanos sobre tus referentes y aquellas cosas que han guiado tu mirada.
¿Qué sería del arte sin referentes? Me hace reflexionar bastante. Pienso en un par de nombres conocidos: Steve McCurry, Sebastiao Salgado, Jimmy Nelson, entre otros grandes nombres de la fotografía. Pero también tengo pintores en la cabeza: Caravaggio, Canaletto, Joseph Wright.
Sin embargo, creo que los referentes cercanos son los que más me han guiado: mi novia que es ingeniera y profunda amante del arte, mis amigos músicos y artistas, mis padres que son viajeros empedernidos, o mi hermano que le encanta los videojuegos. Son imágenes, discusiones constantes, referencias que finalmente construyen mi mirada y especialmente, mi sensibilidad.
En muchas ocasiones consideramos que las fotografías vienen de afuera hacia adentro, pero personalmente siento que fotografiamos con el alma: de adentro hacia afuera. Todo lo que ocurre en nuestra vida influye en la forma en que observamos el mundo, y por consecuencia, eso es lo que contamos a través de nuestras imágenes.
Pienso que es importante que nos ocurran cosas: que nos enamoremos, que lloremos, que extrañemos, que nos perdamos del camino, sentirnos inseguros y cuestionarnos para volver a reconstruirnos. Es en ese proceso que nuestra creatividad toma fuerza y desarrollamos sensibilidad para entender el mundo. De otra manera, si no nos alimentamos de vida, ¿cómo podemos conectarnos con el otro?
Hay que vivir para fotografiar y hay que vivir intensamente: Es necesario arriesgarse a hacer todo aquello que nos produce miedo pero que nos llama constantemente a enfrentarlo. Esos se convierten en nuestros más grandes referentes.
Tras ver tu trabajo, la forma en que compones tiene una fuerte guía de la fotografía documental y el fotoperiodismo. Por el lado de la edición, tu tecnica tiene una mezcla interesante de reforzar la acutancia de la imagen dando una textura digital general, pero utilizando el color de manera que nos remite al filmico. ¿Qué nos puedes decir sobre tu manejo de la escena?¿Cómo piensas la captura? ¿Cómo te acercas a ellas cuando llegas a trabajar en tu estudio?
La fotografía documental se roba mi corazón. Puedo mirar y escuchar fotógrafos documentales una y otra vez, y siempre tengo algo nuevo por aprender. Siento que ellos fotografían la vida y la cuentan de una manera poética. Me encanta asistir a cuanta conferencia, charla, conversatorio, exposición o lo que sea que haya de fotografía documental. Es que, al final, ¿qué es lo documental? Es un debate interesante que da cabida a muchas visiones. Pero sí, sin duda la fotografía documental tiene una fuerte incidencia en la manera en la que observo y registro el mundo.
Si alguna vez has tenido la fortuna de observar los libros impresos de Steve McCurry, esos de gran formato, o ver sus exposiciones, estoy seguro que has sentido ese ‘je ne sais quoi’ disfrutando del grano de la imagen y cómo el color te habla. Tal vez por observar tanto su trabajo, de manera inconsciente, replico un poco de esa estética en mis imágenes. Pero no es algo intencional. No es tal cosa como: “vamos a copiarlo”, surge espontáneamente en el momento del hacer.
Tengo un fuerte interés por el color y el juego entre formas. Lo busco todo el tiempo mientras estoy capturando, y en la post-producción, simplemente me dejo llevar por una buena noche de escuchar Pink Floyd a todo volumen en total oscuridad y que ‘la inspiración’ se apodere de mí.
Más de 30 países visitados son muchas lenguas y muchas culturas. En tu trabajo se ve un enfoque en el retrato. ¿Cómo es tu acercamiento de comunicación a las personas que retratas?¿Tomas la foto y luego te explicas? o ¿tienes un acercamiento previo a la toma?
Siempre, siempre, siempre, mis fotos son consentidas. Nunca fotografío a alguien sin preguntarle primero. Sin intercambiar unas palabras o un gesto que me otorgue su aprobación. Siento que, de no ser así, estaría ‘robándoles’ una imagen y no construyendo un retrato. Con esto no pretendo criticar negativamente las prácticas que lo hacen, como la fotografía de calle; ese es otro lenguaje. Simplemente siento que no es el mío, porque me enfoco en construir la imagen. Tengo un proceso que puede requerir años para llegar a un personaje que quiero fotografíar, o unos cuantos minutos. Todo depende del lugar, la persona y la conexión que pueda establecer. Me gusta regresar a los sitios que he visitado. Puedo obtener una mirada más sobria sobre el lugar y fotografiar de manera más reflexiva.
En cuanto a los personajes y la barrera del idioma, en muchas ocasiones viajo con productores que dominan la lengua local y me sirven de intermediarios para la comunicación. No obstante, aunque cuente con ellos, las mejores escenas casi siempre se dan cuando no están allí. Así que he aprendido a desarrollar un lenguaje universal por medio de los gestos para hacerle entender a las personas lo que estoy buscando, y, a decir verdad, entre más viajo, más lo afino y me doy cuenta que me funciona.
Cuáles serían tus tres consejos para los fotógrafos interesados en el mundo de la fotografía de viaje documental.
Aprende a manejar tu cámara
Comienza a viajar. No me preguntes cómo obtener los recursos para hacerlo, eso está en ti. No, nadie te va a patrocinar tus viajes en un principio. No es un trabajo fácil, como la gente llega a pensar. No todo es disfrutar de resorts y tomar fotografías al atardecer. Existe un gran trabajo de pre-producción necesario para lograr esas imágenes. Y, sobre todo, solamente vas a entrenar tu ojo haciendo, haciendo y haciendo.
Abre tu sensibilidad al mundo. Aprende a estar con todo tipo de personas, sin importar su procedencia, su etnia, su nivel económico, cultural o qué tan diferente sea de ti. Aprende a escuchar y a entender al otro. Todos tenemos miedos, frustraciones, sueños, deseos. Sé comprensivo. Haz lo que sientas correcto.
Para terminar, una pregunda para nuestros lectores aficionados al equipo fotográfico, ¿cuál suele ser tu sistema en estos viajes por el mundo?
Dependiendo del lugar puedo viajar un poco más ligero, pero en general, llevo una Sony A7RIII, una Sony A7III, un 16-35mm f2.8GM, un 24-70mm f2.8GM y un 70-200 f2.8GM. Adicional, llevo un trípode Manfrotto gigante que me arrepiento de llevar el 80% de las veces, pero cuando no lo llevo el arrepentimiento es más grande. Y un computador portátil que me permite descargar material y visualizarlo para hacer revisiones rápidas del trabajo.
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Así concluye nuestra entrevista a Esteban Toro. Si os interesa conocer más de su trabajo o dudéis visitar su página web o su perfil de Instagram. Un trabajo recomendao para quienes amais la fotografía documental.
Fotografías cortesía de Esteban Toro para el uso en este artículo | Web | Instagram | Facebook