Más de tres décadas ha empleado Boris Savelev (Chernovitz, Ucrania, 1947) en documentar Rusia con una mirada única que lo ha convertido en uno de los fotógrafos rusos contemporáneos más prestigiosos. Si no el que más. Un genio que ha cultivado una estética muy personal, donde la luz y las formas cobran un protagonismo acentuado por su elegancia. Sus imágenes son de un realismo lleno de melancolía. Un genio que bien merece reivindicar, tiene mucho que enseñarnos.
Sus comienzos
Aunque nacido en Ucrania, se trasladó a Moscú en 1966 donde se graduó como ingeniero aeroespacial en la antigua URSS, aunque ya poseía especial interés en la fotografía. En 1970 se unió al club de fotografía Novator y en 1976 ya empezó a dedicarse más a la fotografía, hasta que en 1982 se convirtió en su principal dedicación.
Desde entonces se dedicó a documentar la descomposición de su país, siempre mostrando la realidad con un exquisito dominio de la luz y las formas. Su mirada realista está marcada por su pasado científico. Algo que le ha otorgado un creciente prestigio artístico que se ha visto acrecentado por el cuidado exquisito que ha mantenido siempre con sus obras para exposiciones.
Savelev es todo un experto en combinar técnicas tradicionales de revelado e impresión con otras innovadoras
Se le puede considerar un gran experto en combinar técnicas tradicionales de revelado con técnicas de impresión con las que obtiene copias impresas de enorme calidad, diferentes y en las que, el propio Savelev, se involucra en todo el proceso.
A pesar del prestigio como fotógrafo en su país Savelev ha estado alejado del mundo del arte, siendo un artista de espíritu libre que no ha abandonado su país y que se ha centrado en capturar lo cotidiano, retratando la calles, la gente normal, subrayando detalles con gran calidez, con ese tono tan melancólico que le caracteriza. Quizás por este hecho de ser un artista residente en Rusia y no tener demasiado contacto exterior, le costó conseguir repercusión fuera de Rusia.
Boris Savelev: 'Secret City'
Pero un hito fue el que despertó el interés a nivel internacional: la publicación de su libro ‘Secret City’ (Thames & Hudson, 1981). Una obra que abrió puertas de prestigiosas galerías (como la Corcoran en Washington), llegando a participar en colecciones de primer nivel, como en el MoMA. Desde entonces su nombre figura entre los fotógrafos más destacados que viven y trabajan en Rusia.
Esta monografía cuenta con fotografías a color, realizadas con película Orwachrome, que ofrecía un color de poca calidad, además de otros problemas para una buena reproducción. En 1987 empezó a utilizar Kodachrome y, quizás por su formación como ingeniero, investigó sobre la fotografía a color para convertirse en todo un experto.
Un maestro a reivindicar
Esencialmente es un fotógrafo que encuentra en la calle su principal y casi único escenario. Es un observador de la realidad cotidiana, que sabe manejar con maestría la luz y, por ello, es muy venerado por muchos fotógrafos urbanos. Su estilo es inconfundible y su obra bien merece reivindicarse más. Aunque si bien es cierto que su nombre es más conocido entre los círculos artísticos que en otros ámbitos, ya que no tiene apenas presencia en internet, y su web ayuda poco, ya que no es precisamente un buen ejemplo de portfolio online de un fotógrafo de su nivel.
Como curiosidad cabe destacar que, actualmente, Savelev no realiza trabajos de encargo y se dedica por entero a sus propios proyectos, casi siempre fotografiando con una vieja Leica M3 y un objetivo de 50 mm.
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