Bernard Plossu (1945, Vietnam), uno de los grandes fotógrafos europeos actuales, fue galardonado con el Premio Nacional de Fotografía en Francia en 1988, mismo año en que el Centro Pompidou de París le dedicó una exposición retrospectiva. Plossu está considerado, gracias a su extenso trabajo paisajístico, como el fotógrafo viajero por excelencia. Así, podemos afirmar que su obra, mayoritariamente constituida por reportajes de todos los lugares que ha visitado, es un elogio al silencio y a la soledad. Paisajes insinuados y sugeridos más que proclamados, son lo que podemos observar en sus fotografías.
Cabe destacar que durante los últimos 20 años ha publicado una gran cantidad de libros y catálogos: Desde el libro Voyage Mexicain 1965-66 (editado en 1979 por Contrejour) hasta Europa (premio PhotoEspaña 2011 al mejor libro español de fotografía).
Poesías visuales y paisajes casi invisibles
Como se ha dicho su trabajo está compuesto en su mayoría por imágenes de paisajes, pero no son las típicas fotografías de paisajes. Plossu va más allá, quiere mostrarnos a través de su peculiar mirada fotográfica, y mediante una visión poética, aquellas cosas que no cuentan, o que cuentan por lo que no son, por lo que no tienen. La carencia y lo irrelevante se convierten en algo mágico si Plossu lo captura con su lente.
El paisaje que Plossu retrata con su cámara fotográfica no tiene nada que ver con las fotografías de paisajes que estamos acostumbrados a ver. Para capturar el lugar antes lo vive, lo observa, camina por sus vástagos desiertos y altas montañas, perdiendo su mirada al observar cada pequeño elemento por muy insignificante que sea.
… la fotografía habla de momentos que parecen sin importancia pero que sí la tienen: momentos hechos de nada.
De esta manera consigue que los elementos que componen la escena del lugar se relacionan entre sí, creando una escena subjetiva, con un paisaje casi invisible, consecuencia de sus peculiares excursiones que consisten en andar y mirar, y luego fotografiar.
Uno de los aspectos que más caracteriza el estilo de Plossu es el efecto flow (o foco suave), hacer una fotografía con baja velocidad para que los contornos no sean del todo nítidos y para que las formas y las luces se desenfoquen ligeramente, de esta manera se crea un ambiente cálido y misterioso. Aunque observando detalladamente toda su amplía obra podemos afirmar que domina todos los estilos a la perfección. Imágenes nítidas o desenfocadas, en color o en blanco y negro todas tienen algo en común: son poesías visuales.
Plossu y su entrañable relación con España
Su gusto por los silenciosos paisajes y por el caluroso desierto le ha llevado a estar siempre cerca de estos lugares, desde California hasta la India, pasando por el Cabo de Gata en Almería, donde residió con su familia entre 1989 y 1993. Gracias a su estancia en Almería, así como su estrecha colaboración en la década de los 70 con la revista Nueva Lente Plossu consiguió tejer una entrañable relación con España. Relación que puede palparse en el libro Barcelona 1974, del que hablaremos a continuación.
Pero no solo retrató la encantadora vida de Almería o la bulliciosa y revuelta Barcelona del 74. Durante dos años, Plossu junto a su cámara visitó algunos de los lugares más llamativos de la provincia de Huesca, creando un interesante archivo que fue donado al Centro de Arte y Naturaleza de Huesca.
Plossu es un enamorado de España y no podemos negarlo, sus fotografías realizadas en sus viajes por España fueron publicadas por vez primera en 1973 en la revista Nueva Lente, y expuestas un año más tarde en la Galería Spectrum de Barcelona. Con su español afrancesado conoce la geografía de nuestra tierra mucho mejor que nosotros, ha recorrido centenares de veces las carreteras españolas, observando y fotografiando desde la ventanilla del coche, o del tren. Como Keruac y su prosa espontánea, Plossu, el viejo beatnik, realiza fotografía espontánea en su peculiar On the road fotográfico.
Barcelona a través de la cámara de Bernard Plossu
La pequeña editorial Sd Ediciones, con sede en Barcelona, ha editado un fabuloso libro sobre el viaje que Plossu realizó en en 1974 a la ciudad condal. Bajo el título Barcelona 1974 se nos presenta una selección de 64 imágenes en blanco y negro. Silenciosas imágenes que nos hacen estremecer y vibrar al mirarlas, hablan de la sensualidad de la capital catalana en el 74, de la dulzura de sus paisajes, de la tensión política que se percibía en cada paso que se daba, en cada esquina que giraba.
Las fotografías que componen este libro se realizaron en abril de 1974, la primera vez que Bernard Plossu pisó por primera vez la capital catalana, para realizar su primera exposición en la ciudad condal. De sus más de 30 rollos de películas gastadas en este viaje, sólo podemos observar una colección de 64 fotografías. Imágenes que por si solas pueden carecer de importancia, pero que en conjunto nos explica un momento importante tanto para Barcelona como para el fotógrafo. Así, la totalidad de las imágenes que crean este fabuloso legado fotográfico, tanto las buenas como las menos buenas, hacen que el libro funcione y nos hable de un pasado cercano a nuestro presente.
Un mes antes de su llegada a Barcelona se había ejecutado a Salvador Puigantich, la última víctima de Franco, así que el descontento y las diferencias políticas que se vivía en ese momento puede notarse en las imágenes que iba capturando con su intuitiva visión del mundo. Así pues, en este magnifico libro de fotografías de la Barcelona del 74 Plossu nos narra, a través de la mirada de un joven idealista de 29 años, lo que sucedía en ese momento. Según Plossu, al igual que un escritor explica lo que ve, él fotografía lo que siente:
Creo que la escritura es lo que más se acerca a mi forma de fotografiar. Yo tomo notas sobre todo lo que veo, lo que es un excelente complemento a la toma en sí. De hecho, la fotografía es eso: tomar notas. Lo peor que se puede decir sobre la fotografía, es que es pintura. Con un equipo ligero, como la 35 mm., y tomando instantáneas, se puede decir que se está equipado para tomar notas. Mi aparato de foto no es un pincel, sino una pluma. A veces me pregunto si soy un fotoperiodista o un escritor que lleva una cámara.
Conclusiones
Conocí la obra de Plossu gracias a su libro fotográfico sobre Barcelona. Lo encontré en una librería de la ciudad. Me sorprendió y decidí conocer un poco más su vida y su obra. Creo que su forma de observar el mundo es admirable, pasea, mira, toma notas y fotografía como si escribiera un poema. Su forma de trabajar, esta mirada poética ha influenciado a muchos artistas españoles de las últimas generaciones. Artistas que seguramente admiramos, es por ello creo que se hace imprescindible conocer la obra de Plossu.
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