Hablar de Irving Penn es hablar con imágenes de uno de los llamados mitos fotográficos de la fotografía editorial. Como muchos sabéis, Penn, fue uno de los fotógrafos más importantes dentro de las revistas del panorama Neoyorkino y estadounidense a lo largo de muchos años. De hecho la mayoría de su trabajo fue realizado para unas pocas revistas con las que trabajó toda su vida, entre ellas Vogue, Vanity Fair o The New Yorker.
Hoy nos adentramos en la exposición "On Assignement" que se realiza estos días en la Pace McGill Gallery de Nueva York a la cual asistí. En ella se nos muestra un pequeño recorrido por algunas de sus obras dentro de este panorama editorial.
Irving Penn, y la renovación del concepto
La fotografía de Penn supuso un inmenso impacto dentro del panorama editorial. La simpleza de su luz, unida a la sencillez de algo complicado acabaron por modificar los canones vistos anteriormente en las revistas, y es por eso que Irving Penn pudiera moverse con soltura dentro de varias ramas de contenidos en las publicaciones.
Uno de los puntos más atractivos de la exposición son los retratos que realizaba a gente del mundo de la cultura como Pablo Picasso, Mile Davis o Truman Capote, todos ellos realizados en una esquina con pared texturizada en la cual sentaba a todo ellos en una sencilla silla. Un gran ejemplo de sencillez, pero de gran saber como fotógrafo se muestran en esas muestras.
Dentro del apartado de la moda, la exposición deja unas pequeñas pinceladas de lo que fue la moda retratada por Penn en los cincuenta, cuando consiguió llevar su estilo a este mundo tan diferente. El centrarse más en el sujeto que en el ambiente que genera alrededor, es lo que hizo modificar por completo algunos de los temas visuales de la fotografía de moda de estos años en Estados Unidos, y más aquí en concreto en Nueva York.
Sus fotografías de estilo de vida para todas estas publicaciones siguen llevando su exquisito toque de sencillez pero reflejando lo verdaderamente importante, la esencia del sujeto y su interior más profundo. En las fotos de grupos que realizó en esta tesitura sigue mostrando esto dejando patente que la persona es capaz de llenar todo un vacio de un marco si conseguimos llegar a ella a través del objetivo.
Del blanco y negro al color
En general la fotografía de Penn se conoce más por su "ausencia" de color; y es que el monocromo dió a Penn al principio una elegancia que parecía imposible conseguir con el color. Obviamente esto no fue así y en las portadas de las revistas que hay en la muestra, junto con las fotografías a color de sus últimos años dejan patente que acogió el color para darle un enfoque nuevo a la imagen; aunque jamás cambiando su estilo. Eso quizá ha sido lo más importante de Irving Penn y por lo que ha día de hoy muchos de los fotógrafos le debemos tanto, conseguir que la sencillez técnica sea superada por lo verdaderamente importante en la fotografía: el interior de la misma.
En definitiva, una exposición afincada en el corazón de Chelsea (zona de galerías y demás menesteres artísticos de Manhattan) y que merece mucho la pena visitar a pesar de no ser de gran tamaño. Una exposición en la que descubrir lo que el director Alexander Liberman, antiguo director de Vogue, hablaba y pensaba de la persona con la que más trabajo en su vida, y con la que descubrió lo que significaba la verdadera fotografía en el mundo editorial tras trabajar con Irving Penn.