En un principio no pensaba escribir sobre las mesas redondas en torno a Virxilio Vieitez que se han celebrado en la tarde de ayer y hoy en la Fundación Telefónica. Sobre todo porque muchas de las reflexiones ya fueron comentadas en el post que publiqué hace una semana. Sin embargo, mi lema es el de compartir conocimiento y, poder dar a conocer las opiniones de seis grandes fotógrafos y pintores de nuestro tiempo, no puede hacer otra cosa mas que enriquecernos.
Es curioso como un fotógrafo cuya obra no me entusiasma esté dando tanto de sí en mi cabeza. Estoy pensando más en él que en cualquier otro autor de los conocidos recientemente. Supongo que ese aire de no artista que en nuestra mirada contemporánea quiere tratarse como tal, es uno de los debates que aún tratándolo de manera muy tajante por mi parte, sigue dándome qué pensar. Pero vayamos a conocer la opinión de los profesionales en esto del arte.
Virxilio Vieitez visto por tres grandes fotógrafos
Para la mesa redonda de ayer, se contó con la presencia de Alberto García Alix, Miguel Trillo, y Vari Caramés. Bajo la supuesta conversación que venía propuesta con pinzas sobre las tribus urbanas y las tribus rurales, el carismático Alberto lo dejó claro, no se puede hablar de los personajes retratados en las fotos de Virxilio como tribu, porque no pertenecen a ningún colectivo que sigue un tipo de moda.
Dejando ese punto claro, lo que se planteó en todo momento fue la intencionalidad más allá del oficio de Virxilio en su fotografía. En concreto salieron a relucir términos como aliento poético para referirse a que el gallego no lo tenía. Incluso García Alix llegó a plantear que Vieitez era un mal fotógrafo, sobre todo porque no era complaciente con la gente que retrataba. Algo que sin duda podría entroncarle con Diane Arbus aún acometiendo metas distintas.
Y es que es cierto que Vieitez no se preocupaba en que los retratados salieran atractivos, disparaba sin más y además no podía fallar puesto que tampoco tenía los medios para poder gastar carretes como lo podía hacer Jacques Henri Lartigue, según llegó a comentar en un intento de comparación Vari Caramés.
Por tanto la idea general era la de que no puede considerarse a Virxilio Vieitez como un artista. No había un discurso ni una narrativa detrás de sus imágenes, incluso el mismo fotógrafo escurría el tema en los últimos años de vida cuando se dio a conocer su obra. Lo que ha engrandecido su trabajo ha sido la pátina del tiempo pero como todos afirmaban, no séra considerado como clásico hasta que pasadas varias generaciones se le siga recordando.
Virxilio Vieitez visto por tres grandes pintores
Antonio López, uno de los mejores pintores hiperrealistas que ha dado este país es de sobra conocido, pero quizá Eduardo Arroyo o Luis Gordillo no os suenen tanto. Os digo, sin embargo, que son dos figuras clave para entender la pintura contemporánea en nuestras fronteras y hoy hemos tenido el privilegio de escucharles hablar en torno a la figura de Virxilio.
Hay un punto en común que fue lo primero que llamó mi atención cuando visité la exposición, algo que ha subrayado Luis Gordillo en su intervención. Es el hecho de la gran afluencia de público frente a otras como la del fantástico Robert Adams en el Museo Reina Sofía. Sin duda la Fundación Teléfonica hace muchísima publicidad de sus muestras y eventos, pero también existe el boca a boca y hay que tener en cuenta que este tipo de fotografía sí es complaciente con el espectador.
Todos, público y ponentes, los de ayer y los de hoy, de algún modo nos vemos reflejados en esas fotografías, porque son imágenes vistas antes, en nuestros álbumes familiares o, dependiendo de la edad, en nuestros recuerdos. Y es eso lo que hace que la gente, como apuntaba Gordillo, pasee por la muestra con una sonrisa.
En resumen
Tras todas las intervenciones, incluso contando con la aportación del público, una cosa queda clara, y no es otra que la subjetividad del espectador. Para Antonio López las fotografías de Virxilio pueden ser cenizas, para García Alix descuidadas, para otros pueden ser maravillosas y dejarles sin palabras, porque como bien apuntaba Eduardo Arroyo, una obra de arte es aquella que una vez enfrente de ella te hace bajar la voz. Lo hagan o no las instantáneas de Vieitez lo único que no se escapa a nuestro sentido es que forman parte de un espacio expositivo y, éso, no se lo quita nadie.
En Xataka Foto | Virxilio Vieitez, recordando otros tiempos en la Fundación Telefónica
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