Cada vez es más habitual ver por las ciudades, en sitios turísticos y, prácticamente en cualquier lugar, a gente haciéndose autofotos, casi siempre con la intención de dejar constancia que de que han estado en un lugar concreto. Este es el punto de partida de Like, el trabajo que Eduardo Nave inauguró ayer en el Centro de Arte Alcobendas, hemos estado con él para que nos hable del proyecto.
Nave (Valencia en 1976) es un fotógrafo documentalista, técnico superior de fotografía por la Escuela de Artes y Oficios de Valencia, es socio fundador del colectivo NOPHOTO, suele sorprendernos por plantear temas que nos incumben, preocupan o interesan a todos. Desde un punto de vista que invita a la reflexión. Entre sus trabajos destacan: En La Línea, que reflexiona sobre el Sida, Camino a la inserción, Campos de Arroz, Normandie: les rivages du débarquement, o el que realizó en 2013, A la hora, en el lugar; un trabajo centrado en el paisaje urbano que en un principio parece no decir nada, podría ser cualquier sitio, pero mostraban el lugar en el que ETA había cometido un atentado.
La exposición, comisariada por Diana Jusdado, se divide en dos salas, la primera tiene un concepto más clásico, las obras, realizadas por procedimiento químico, están enmarcadas y mantienen un ritmo constante. Si el ritmo se rompe es para acercar al visitante a la obra y hacerle, en la medida de lo posible, partícipe del paisaje.
Lo que planteas en Like es algo que hemos observado todos, pero ¿cómo llegas a esto?
Desde la primera imagen hasta esta exposición han pasado catorce años, surge al darme cuenta de la imposibilidad de ir a un espacio, un entorno natural y fotografiarlo sin presencia humana.
La exposición se divide en capítulos, ¿por qué es esto?
Pues el primer capítulo es la idea original, el génesis. Hace catorce años yo ya hacía bastante fotografía de paisajes y me di cuenta de que cada vez resultaba más complicado hacer fotos a un lugar vacío, sin gente.
El Capítulo I muestra mi trabajo cuando era más sencillo encontrar lugares donde la huella del ser humano no era evidente, empecé a fotografiar los "paisajes perfectos". En el Capítulo II empiezan ya a hacerse evidentes esas huellas, pero todavía no tienen un protagonismo muy fuerte. El capítulo tres es como un punto de inflexión, cuando me di cuenta que era imposible estar solo decidí empezar a fotografiar directamente a la gente.
El trabajo además invita a la reflexión, ¿parecemos más preocupados por mostrarnos que por disfrutar el entorno?
Eso es, esa es, en parte, la conclusión a la que llegamos a partir del Capítulo IV, lo que importa es la persona, comunicar dónde estás. En estos catorce años la forma de comunicar y de fotografiar ha cambiado por completo. Aquí (en la segunda sala) la imagen ha perdido importancia, ahora haces una foto, la subes y mañana ya no existe.
Cuando fui descubriendo que a la gente le fascinaba el "mundo selfie" decidí mostrar ese momento, todas son en lugares increíbles como "La Ciudad Prohibida", o Pisa, pero lo que muestro es a la gente con el selfie.
Hace catorce yo ya hacía bastante fotografía de paisajes y me di cuenta de que cada vez resultaba más complicado hacer fotos a un lugar vacío, sin gente.
Veo que hay una zona multimedia, las primeras pantallas, pequeñas muestran un time lapse de los miles de turistas que diariamente visitan "La Ciudad Prohibida", en una sala contigua tres proyectores muestran unas imágenes de la playa, donde la gente se amontona en el agua para conseguir el merecido remojón anual.
Al final de la exposición una proyección de la luna, en el suelo también la luna en diferentes fases. Parece ser que este es el único lugar donde la presencia del Ser Humano no lo ha modificado todo, paradójicamente la alfombra que pisamos nos hace poner un pie en la luna. Como colofón, al final aparecen tímidamente unos cuadros, es pintura, los cuadros se repiten pero con algunas diferencias. Nave me explica que se trata de una empresa que creaba cuadros a mano, los pintores tenían que repetir el mismo escenario, de nuevo la intervención del hombre en el paisaje, esta vez incluso aparece en los paisajes inventados.
Like. El libro
Además de la exposición que se inauguró ayer y que podrá visitarse hasta el próximo 2 de septiembre, Eduardo Nave ha editado con Ediciones Anómalas un libro de 288 páginas con el trabajo en el que nos explica este planteamiento, al igual que la muestra se divide en capítulos que nos llevan desde el ideal de la fotografía de paisaje hasta el momento actual.
Me pregunto si la necesidad del Ser Humano por tener un "like" ha desterrado por completo otra necesidad más primitiva como la de sentirnos parte del entorno, si la saturación de imágenes que propicia el uso del teléfono en todos los sitos donde vamos ha mermado nuestra capacidad de sorpresa, pero lo que más me preocupa es saber si es irreversible.
Más info | Centro de arte Alcobendas