A lo largo de esta serie de artículos sobre el Canon EF 70-300mm f/4-5.6L IS USM en particular y los teleobjetivos en general hemos visto muchas de las ventajas que ofrecen este tipo de lentes, desde acercarnos al punto de interés a desenfocar el fondo o comprimir la perspectiva. Pero, ¿en qué situaciones le sacaremos más partido a un buen teleobjetivo?
Naturaleza
Empezamos por la más evidente. Si te interesa la fotografía de naturaleza, un teleobjetivo debería ser tu primera opción ya que te permitirá retratar a la fauna sin molestarla o espantarla. Si tu sujeto es además un animal peligroso, mantener las distancias es aún más importante por motivos claros. Seguridad ante todo.
Un rango focal amplio nos ofrecerá la posibilidad de realizar diferentes encuadres sin movernos de sitio ni cambiar de objetivo, algo ideal si utilizamos un hide para ocultarnos y queremos permanecer en el más absoluto silencio. Si el teleobjetivo tiene además una focal particularmente larga, podremos fotografiar pájaros y otros animales pequeños mientras permanecemos virtualmente invisibles a ellos.
Conciertos, Deportes y otros eventos
Cualquier evento al que asistamos en el que la acción tenga lugar lejos de nosotros será un candidato perfecto para sacar punta a nuestro teleobjetivo. Es poco probable que podamos acercarnos lo suficiente como para utilizar un angular, e incluso en ese caso, una focal mayor nos acercará aún más al sujeto, permitiéndonos llenar en encuadre y obtener tomas más interesantes.
Retratos
Como ya hemos comentado anteriormente, los teleobjetivos son perfectos para hacer retratos. No distorsionan los rasgos como los angulares, por lo que resultan más favorecedores para las personas y además, al desenfocar el fondo con extrema facilidad, también ayudan a centrar la atención en el sujeto. Por si esto fuese poco, guardando las distancias conseguiremos que nuestro protagonista se sienta más cómodo, lo que al final se traduce en retratos más naturales.
Viajes
Cuando viajamos rara vez podemos permitirnos el lujo de andar cargando con todo nuestro equipo así que tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de preparar el equipaje. En mis viajes nunca faltan el angular y el tele, el primero para el entorno y el segundo para los detalles y la gente.
En un mundo ideal, tendríamos todo el tiempo del mundo para acercarnos a un nativo, conocerlo a fondo y hacerle fotos llenas de complicidad. En la realidad, esto no ocurre ni el 1% de las veces, y la única forma de fotografiarles sin que actúen diferente y se rompa la autenticidad de la toma es hacerlo sigilosamente sin que se percaten de nuestra presencia.
La Luna y el Sol
Tanto el astro rey como nuestro solitario satélite son dos motivos perfectos que fotografiar con teleobjetivo y aquí, cuanto más mejor. Un 300 mm es el mínimo recomendable y si puedes utilizar además un duplicador, mejor que mejor. Lo que sea necesario para atrapar esa enorme luna llena de todos los años siguiendo nuestros consejos.
El amanecer y el atardecer también te darán mucho juego, ya sea como motivos centrales, o para dar mayor impacto al vuelo de una bandada de aves, el pico de una montaña o unos caballos galopando por una ladera. La combinación del aumento aparente de su tamaño y la compresión de la perspectiva puede resultar espectacular.
Espacio objetivo Canon | Consejos para un principiante con el 70-300 mm
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