La tarea básica de un objetivo fotográfico es redireccionar los haces de luz para crear una imagen óptica en un soporte fotosensible (película en la fotografía tradicional y sensores en la fotografía digital), además de permitir un enfoque preciso. Esto que puede parecer sencillo es una tarea realmente complicada debido a las imperfecciones y propiedades de los elementos que forman el interior del objetivo.
Esos problemas que aparecen cuando un grupo de luz de un único punto pasa a través del objetivo y no converge en el punto ideal de la imagen es lo que llamamos aberraciones. Para corregir esas aberraciones los objetivos incluyen cada vez elementos de mejor calidad y nuevas tecnologías. Veamos cómo es el interior de un objetivo.
Componentes de un objetivo
El interior de un objetivo está compuesto por un conjunto de circuitos electrónicos que se encargan de controlar aspectos como el diafragma y motor de enfoque. Además de un conjunto de lentes que forman lo que denominaremos grupos de lentes. Estas lentes pueden ser de dos tipos: convergentes y divergentes que a su vez se dividen en subtipos tal y como podemos ver en el esquema siguiente.

La combinación de los diferentes tipos de lentes nos permite corregir las aberraciones que se producen así como ofrecernos una gran variedad de objetivos. Según el tipo de lente y el número que usemos podremos conseguir objetivos con diferentes distancias focales o ángulos de visión mayor o menor.
 En la imagen superior vemos un objetivo Canon EF 24-70mm f/2,8L USM. Muestra el objetivo en sus posiciones de zoom máxima y mínima, en la primera se llega a los 70mm mientras que para la segunda es de 24mm.
Este objetivo está compuesto de 13 grupos y 16 elementos. Para aclarar un poco los conceptos, cada lente (cristal) es un elemento. Luego estos elementos pueden trabajar de forma individual o en conjunto pasando a formar grupos. Cada grupo tiene un función determinada. Nos permiten enfocar, corregir las aberraciones, obtener diferentes distancias focales,... 
Ejemplo de objetivo Canon EF 28-80mm f/3,5-5,6 V USM
Las diferentes longitudes focales se consiguen variando la distancia relativa entre cada uno de los grupos que forman el objetivo. En la imagen anterior vemos como los grupos se desplazan entre ellos según colocamos el objetivo para alcanzar los 24mm o 70mm.
Otro elemento importante que encontramos en el interior del objetivo es el diafragma. El diafragma es un conjunto de hojas que, situadas entre las lentes del objetivo, permiten variar la cantidad de luz que entra por el objetivo hasta llegar al sensor. Esta apertura del diafragma va a incidir de forma directa en la nitidez de la imagen, cuanto más abierto esté menos profundidad de campo tendremos. El número de hojas así como la perfección de círculo que consiguen tanto en su máxima apertura como mínima nos permite conseguir un desenfoque más natural.

Por último, junto a toda la electrónica interior del objetivo encontramos el motor de enfoque. Actualmente, los objetivos de Canon utilizan principalmente los motores de enfoque USM tipo anillo, Micro USM y la nueva versión Micro USM II.
Con el cambio de bayoneta que Canon realizó en 1987 el motor de enfoque pasaba de la cámara al objetivo. A partir de ahí se empezaron a desarrollar estos motores de enfoque que han permitido objetivos capaces de enfocar de forma rápida, suave y silenciosa. El motor USM tipo anillo se empezaban a producir en serie a partir de 1990 y en 1992 se presentaba el exitoso Micro USM, por último el motor Micro USM II se lanzaba en 2002.
En los objetivos EF de Canon cuarenta y dos de los cuarenta y nueve disponibles usan el motor de enfoque USM tipo anillo. Estos están compuestos por un rotor y un estator. El estator es la parte fija que mediante corrientes electromagnéticas permite controlar el rotor (la parte móvil) de forma precisa consiguiendo mover grupos de lentes pesados de forma rápida y suave a la vez de silenciosamente.
El resto de objetivos montan motores Micro USM y Micro USM II, son los pertenecientes a la serie EF-S.
El estabilizador de imagen
El movimiento de la cámara es la causa principal de las fotografías borrosas, sobre todo cuando hacemos uso de teleobjetivos pero también cuando usamos velocidades de obturación bajas (tiempos por debajo de 1/125 segundos). Para compensar esas vibraciones que provocan que las fotos salga borrosas la mayoría de fabricantes incluyen un estabilizador de imagen.
Algunos objetivos de Canon incluyen un estabilizador óptico, que no es otra cosa que un grupo de lentes paralelas al plano focal adicional que compensan el movimiento de la cámara (hasta cierto punto).
En los objetivos de Canon el estabilizador se denomina IS (Image stabilizer). El sistema es efectivo pero no todos los objetivos lo incorporan y los que lo hacen lógicamente tienen un mayor coste.
El precio de un objetivo
Una vez conocemos qué hay en el interior de un objetivo somos capaces de valorar de forma más correcta los diferentes objetivos que hay en el mercado. Y es que según la calidad de los materiales así como la tecnología que incluye la diferencia en cuanto a resultados que pueden ofrecer dos objetivos con igual distancia focal puede resultar abismal.
Si queréis conocer más detalles sobre cómo se fabrica un objetivo os recomiendo los vídeos que Canon tiene en su web, un proceso interesante: Virtual Lens Plant
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