Entrevista: Ginebra Siddal, nuevo talento fotográfico

En nuestro afán por conocer a nuevos talentos del sector fotográfico de nuestro país nos hemos fijado en el trabajo de una fotógrafa cuyas imágenes nos sumergen en un mundo etéreo lleno de poesía y romanticismo que nos recuerda a algunos cuadros de genios de siglos pasados.

Nos propusimos conocer un poco más a la autora de tan sugerentes fotografías, así que nos pusimos en contacto con ella para entrevistarla y descubrimos que tras el nombre de Ginebra Siddal se esconde una fotógrafa granadina de sólo 25 años.

Muy buenas Ginebra... ¿O debería llamarte Guiomar? ¿por qué te cambiaste el nombre?

Mi nombre real proviene de los poemas de Antonio Machado y tiene una raíz germánica. Básicamente no parece ser un nombre fácil de recordar, desde niña mucha gente lo ha pronunciado o escrito mal. Así que me identifico como Ginebra desde hace años, solo dejo que me llamen por mi nombre real personas muy cercanas a mí. Supongo que necesitaba separarlo.

La fotógrafa Ginebra Siddal en un sugerente autoretrato.

Perfecto Ginebra entonces, háblanos un poco de tu trayectoria ¿Cómo empezaste? ¿Qué es lo que te llevó a convertirse en fotógrafa?

Creo que desde siempre he tenido la suerte de nacer en un entorno familiar que me ha hecho apreciar el arte en todas sus formas. Aunque fotografiaba desde niña mi relación con la fotografía era ambigua, más como un mero gesto mecánico de documentación de animales o naturaleza para poder dibujarlo después. En aquel entonces no me atraía retratar personas en sí, solo tenía esa necesidad con mi hermano pequeño para atesorar recuerdos felices.

Se podría decir que plenamente comencé a interesarme por la fotografía como un medio creativo cuando me di cuenta que me servía para poder capturar emociones y que podía completarlo con la escritura y el dibujo. Así que con 19 años comencé, por así decirlo como autodidacta, pero con los años sentí la necesidad de estudiar en serio la técnica para tener una buena base dónde apoyarme. Porque a los 23 creció en mí una necesidad no solo de captar esos detalles, sino de transmitirlos tal y como los veía mi mundo interior. Las cosas que me emocionaban, la insinuación de los secretos o los recuerdos.

Tus imágenes tienen un ambiente muy especial, muy poético y romántico ¿Cómo definirías tu trabajo?

Ante todo una de las palabras con las que lo definiría sería “color”. Cuando hablo del color no me refiero en sí a una explosión de tonos saturados, no. Sino a que con los colores puedo narrar emociones, dirigir la atención, despertar ideas y alejar de la realidad al espectador para acercarlo a un instante diferente. Para mí es muy importante sacar desde la cámara los colores que deseo usar en cada foto para luego potenciarlos y crear una sensación.

Y por otro lado me gusta mucho el lenguaje de las flores, o crear un conceptualismo. Me gusta aunar la estética de la belleza inglesa con la japonesa.

Tus fotos tienen mucho de pictórico ¿te inspiras en cuadros o pintores concretos?

En cuadros concretos en sí, diría que ahora mismo no, pero si es verdad que tengo mucha influencia por el prerrafaelismo, Vermeer, Friedrich, Kandinsky, Waterhouse, Klimt, Mucha, Monet y la obra de Berthe Morisot. De ahí que sean una inspiración constante para mí.

Entonces, ¿cuáles son tus referentes?

Dentro del mundo fotográfico Eikoh Hoste, Eikoh Hosoe, Julia Margaret Cameron, Diane Arbus, Laura Makabresku, Chema Madoz, Joan Fontcuberta, Nobuyosi Araki, Ouka Leele, Lidia Vives, Alex Stoddart y Marta Bevacqua. Y luego literarios Banana Yoshimoto, Edgar Allan Pöe y Alice Munro, y cinematográficos como Ghibli y el cine clásico.

Te centras sobre todo en el retrato femenino ¿por qué? ¿Te has especializado en ello por algún motivo o es algo temporal?

Es cierto que a priori sí fotografío más mujeres que hombres, sin embargo en mi fotografía la figura masculina posee un papel muy relevante, en concreto las manos. Muchos de mis retratos femeninos tienen manos de hombres, para mí es como un doble retrato ya que siempre he pensado que las manos pueden transmitir muchas cosas.

Me gusta ante todo la fragilidad; las mujeres de mis fotografías tratan de contar secretos. Fotografiaría muchos más hombres, pero se me ofrecen poco como modelos que quieran representar la fragilidad masculina sin necesidad de perder su virilidad. Pensamos que los hombres por poseer fragilidad ya no son viriles, pero esto no es una característica de género, no tiene que nada ver que seas hombre o mujer sino como eres tú como individuo. Pero estos conceptos en la sociedad están muy arraigados y me gusta abrir una nueva conciencia entre esos límites que están impuestos como una piedra.

Por supuesto que conecto mucho con el retrato femenino y me encanta usarlo para hablar sin necesidad de palabras. Es una de las constantes de mi trabajo, la figura de la mujer, en muchas ocasiones a caballo entre la melancolía del pasado y lo etéreo.

¿Qué equipo sueles utilizar? ¿Qué cámara y objetivos empleas?

Para mucha gente mi equipo es bastante modesto. Como cuerpo uso mi fiel Nikon D7100 y generalmente suelo utilizar focales fijas. Mi favorita y la que más uso es el 35mm ƒ1.8. Trabajo siempre con luz natural, reflectores y solo en un par de fotos he usado luz artificial porque buscaba un efecto más dramático.

¿Te dedicas exclusivamente a la fotografía o la compaginas con otros trabajos?

Por ahora la compagino con otros trabajos.

¿Cuál tu próximo reto?

Aparte de volver mi fotografía más cinematográfica y conceptual, tengo ganas de aprender vídeo.

¿Qué te pareció la creación de un Festival (el Baffest) exclusivamente para mujeres? ¿Ves necesaria esta discriminación positiva para las fotógrafas?

Me pareció una iniciativa muy bella y positiva acerca de un grupo de fotógrafas que desean ofrecer su visión y crear un espacio dónde poder proyectarla. Si me preguntas si estoy a favor de la discriminación positiva para la mujer, mi respuesta es no, porque estoy a favor de la acción positiva. La diferencia está en que la acción positiva significa aplicar unas medidas para la igualdad en el punto de partida, mientras que la discriminación positiva lo haría en el punto de llegada.

Para explicarlo citaré el ejemplo que dio en la presentación del libro “Cine y género en España”, la directora Inés París para explicar lo que desde el CIMA se planteaba para el cine: “Pongamos por ejemplo el golf; sería válido que de salida las mujeres tuvieran cinco metros de ventaja, partiendo del hecho de que tienen menos fuerza, pero no que cuando se llega al hoyo se adelante la bola de las mujeres cinco metros”.

El primer caso sería una acción positiva porque solo estás dando un empujón a la parte que ha sufrido discriminación durante mucho tiempo y el segundo caso sería discriminación positiva. Así que yo veo el BAFFEST como una acción positiva ya que se está dando una ventaja a estas mujeres para poder mostrar al mundo su trabajo. Ya que durante siglos la mujer ha sido practicamente excluida del panorama del arte más allá del trabajo como musa inspiradora del artista.

Y las pocas artistas femeninas de las cuales nos habla la historia del arte salen al caso muchas veces por haber tenido relación con otros artistas masculinos de renombre. Así que veo esto como un paso más hacia la igualdad de género en nuestra profesión, lo cual me alegra mucho.

¿Te gustaría contar algo más a los lectores de Xataka Foto?

No mucho más, tan solo agradecer que hayan tenido la paciencia de leerme y que espero que les haya gustado mi trabajo que sin la ayuda de muchas personas que me apoyan y ayudan a crecer no sería posible.

Como siempre damos las gracias a Ginebra por su colaboración y os recomendamos pasaros por su página de Facebook o su cuenta de Instagram para ver más imágenes suyas.