Madrid es el hábitat en el que se mueve Nacho Gil, un fotógrafo que se ha dedicado a diseccionar las calles de la capital de España publicando una foto diaria en una página de Facebook denominada ‘Madrid Street Photography’. De esa colección de fotos han nacido dos libros, el segundo de los cuales, ‘Flâneur’, acaba de salir a la calle gracias al micromecenazgo y cuyos beneficios van a ir destinados a un fin solidario.
Por todo ello nos ha parecido interesante presentaros a este fotógrafo madrileño, que solo lleva cinco años en esto de la fotografía pero tiene mucho que decir, para que nos hable de sus fotos, de su proyecto y de su visión sobre el estado actual de la fotografía y, en particular, del ámbito de la fotografía callejera.
Muy buenas Nacho. Cuéntanos un poco tu trayectoria ¿Cómo empezaste? ¿Qué es lo que te llevo a convertirte en fotógrafo?
Mi relación con la fotografía empezó en 2012, de forma un poco tímida. Estaba cansado de mantener una rutina de trabajo intensa durante muchos años y quería distanciarme de esa rutina. Después de unos meses de noviazgo, la fotografía me enganchó y empecé a salir casi a diario con ella. De estas salidas surgió mi primer proyecto, ‘Callejeando Madrid’.
Después de unos meses de noviazgo, la fotografía me enganchó y empecé a salir casi a diario con ella
Comenzó siendo un ejercicio diario y terminó, dos años después, con una comunidad de más de 50.000 personas en Facebook y un primer proyecto de crowdfunding (micromecenazgo, como prefiero llamarlo) con el que pude publicar mi primer libro y producir una primera expo en la escuela Lens, donde había hecho algunos cursos de fotografía. Terminé agotado pero, en el camino, había aprendido mucho.
En 2015 comencé mi segundo proyecto, al que llamé Madrid Street Photography. He seguido las pautas del primero pero, en este caso, he ido buscando algo más personal y cuestionarme más a mí mismo. Después de casi dos años he vuelto al micromecenazgo a través de Verkami para contar con el apoyo de más de 250 personas y publicar mi segundo libro ‘Flâneur’. Sigo buscando cosas que contar.
¿Te dedicas en exclusiva a la fotografía o la compaginas con otro trabajo? ¿Crees que se puede vivir de la fotografía?
La fotografía y yo caminamos juntos y tenemos una buena relación, aunque no me siento preparado para vivir de la fotografía si quiero seguir aprendiendo. Admiro profundamente a todos aquellos fotógrafos que consiguen hacer de la fotografía un modo de vida, creo que tiene un enorme mérito. Además de los fotógrafos consagrados y que a todos nos pueden sonar, hay un montón de buenos fotógrafos que mantienen viva esta profesión.
¿Cómo y cuándo te especializaste en fotografía de calle?
Madrid es la ciudad en la que paso la mayor parte de mi tiempo y la calle es un lugar de encuentro en el que permanentemente están sucediendo cosas que me gusta explorar. No siento que me haya especializado en fotografía de calle… En realidad hago fotografía "en" la calle porque ésta ha sido mi elección. Disfruto muchísimo de salir a encontrarme con lo que me rodea. Vivo la experiencia con pasión y cuando llevo varios días sin poder salir a la calle noto que me falta algo.
He descubierto que necesito volver una y otra vez a esos lugares y seguir mirando, cada vez más detalles, cada vez más profundo y he aprendido a gestionar los bloqueos. En mis lecturas, en los cursos de fotografía me han hablado de la luz pero ha sido en la calle donde he descubierto la importancia de la luz y lo que aporta en la visión de ese universo, en la construcción de una u otra historia. Es en la calle y, a través de la fotografía, donde descubro algunas de mis limitaciones y donde aprendo a superarlas.
Procuro ser discreto y pasar desapercibido, prefiero congelar esos momentos que surgen de forma más espontánea
¿Qué tal responden los madrileños cuando se dan cuenta de que les han retratado?
La verdad es que, en la mayoría de los casos, no se dan cuenta. Procuro ser discreto y pasar desapercibido, prefiero congelar esos momentos que surgen de forma más espontánea.
¿Qué es lo más curioso que te ha pasado haciendo fotos? ¿Y lo más emotivo?
Como algo curioso, me gusta hablar de los reencuentros, personas a las que he fotografiado y me las vuelvo a encontrar en distintos lugares de la ciudad y en distintas circunstancias en varias ocasiones. Me ha pasado varias veces, en distintos barrios. Las emociones forman parte de cada salida fotográfica. No hay un momento especialmente emotivo, hay muchas emociones alrededor de la acción de fotografiar y me gusta saborearlas.
¿Cómo definirías el género de la foto callejera? ¿Dirías que el elemento más importante es la improvisación o estar preparado para captar el momento?
Sinceramente, no sabría definirte el género y, en cualquier caso, ya hay muchos fotógrafos que lo están definiendo continuamente. Desde que la cámara existe se ha hecho fotografía en la calle. En la ciudad encuentras casi de todo. Es verdad que en los últimos años se ha empezado a hablar de street photography, han aparecido gurús, foros, páginas en redes sociales y muchos nos hemos apuntado a esta “tendencia”.
En el camino uno va encontrando su propia mirada de la ciudad y, en ese viaje, cada fotógrafo incorpora su método o incluso métodos diferentes. Lo más importante es la relación que se establece entre la mirada del fotógrafo y la ciudad y lo que surge de esa relación. Para mí es un proceso permanente de búsqueda y, a veces, un quebradero de cabeza.
Te hemos conocido a raíz de tu libro ‘Flâneur’ ¿te identificas con el personaje que define este término? Háblanos del libro…
Cuando leí la descripción poética que hizo el escritor Charles Baudelaire, no solo me sentí identificado con la palabra “Flâneur” sino que me pareció un posible titulo para el libro. Juanjo Justicia, que me ayudó en el diseño, me convenció. El único texto que hay en el libro es esa descripción que escribió el poeta en 1863. Seguro que muchos fotógrafos se identifican con el personaje… Invito al lector de Xataka Foto a investigar si no lo había escuchado antes.
El libro es un conjunto de 50 fotografías que vienen a ser como un diario de momentos de mi deambular por la ciudad
El libro es un conjunto de 50 fotografías de Madrid, en blanco y negro que vienen a ser como un diario de momentos que me he encontrado en ese deambular por la ciudad. Creo que ha quedado un libro elegante que transmite una imagen cotidiana de Madrid y la gente que la habita.
Ha sido un trabajo intenso de los últimos cinco años y he tenido la suerte de contar con el apoyo de Laura Martínez y Eduardo Nave en la edición y Juanjo Justicia en el diseño y maquetación del mismo. Para un autor con poca experiencia, como es mi caso, el apoyo de profesionales con más conocimiento ha sido imprescindible. Con ellos he aprendido, he sufrido y me he divertido. Toda una experiencia.
Los beneficios que consigas irán destinados a un proyecto solidario relacionado con la fotografía, háblanos de ello…
En los dos libros que he publicado siempre ha habido un fin social. En el primero una parte de los beneficios se destinaron a un proyecto de becas de comedor para un colegio de Madrid; era 2014 y la crisis estaba muy presente en muchas familias, como todavía hoy lo está. En el caso de ‘Flâneur’, todos los beneficios van destinados a la realización de un taller de fotografía para personas con discapacidad intelectual.
Quería hacer algo que tuviera relación con la fotografía y colectivos que no tuvieran un fácil acceso a ella, me puse a investigar y encontré el trabajo ‘Kamikazes de la Imagen’ de Eva Sala (NoPhotoVoz). Nos vimos un día en Lavapiés y me encantó. La idea es conseguir la financiación para poder hacer ese taller en colaboración con la Fundación Aprocor de Madrid.
Por lo que parece ‘Flâneur’ ha tenido una buena acogida y de los 500 ejemplares iniciales ya quedan pocos. ¿Has pensado realizar una nueva edición?
El libro ha tenido muy buena acogida pero no me planteo una nueva edición. Piensa que es un libro auto editado que ha sido financiado a través de micromecenazgo. Una nueva edición solo sería posible si hubiera una editorial interesada en hacerlo y esto es bastante complicado. Con la dificultad que hay hoy en día para poder publicar un libro de fotografía, estoy muy contento de haber llegado hasta aquí. Mi deseo es poder vender los libros que quedan y hacer realidad el taller que te comentaba. Ahora mismo quedan 170 ejemplares de los 500 impresos así que, si alguien está interesado en adquirir un ejemplar, solo tiene que ponerse en contacto conmigo.
¿Crees que la autoedición y el crowdfunding es la solución perfecta para que fotógrafos no muy conocidos puedan ver su obra materializada?
A mí me ha funcionado. Requiere un gran trabajo de comunicación y mucho compromiso pero creo que el micromecenazgo es una vía muy interesante para poder publicar. En cinco años de fotografía he podido publicar dos libros, algo impensable si no hubiera sido gracias al apoyo de las personas que han participado.
Háblanos del proyecto Madrid Street Photography… ¿Qué opinas de las redes sociales como medio para difundir el trabajo de los fotógrafos?
Se trataba de seguir aprendiendo, seguir probando nuevas cosas. En este caso quería hacer blanco y negro, lente fija de 35 mm, una cámara manejable y discreta y profundizar más en mis razones para fotografiar. Mi compromiso era compartir una fotografía diaria en la página de Facebook que había creado y durante casi dos años es lo que he estado haciendo, con todo lo que ello significa.
Cada mañana, a las nueve en punto, compartía mi imagen. Como puedes imaginar ha sido un poco locura, pero eso fue creando esa comunidad que seguía el proyecto y que, en el momento de lanzar el micromecenazgo en Verkami, fue la que lo hizo posible. Las redes sociales han sido para mi una herramienta muy útil para divulgar mi trabajo y para hacerlo visible. Muchos fotógrafos las están utilizando con buenos resultados.
Creo que ganarse la vida con la fotografía nunca ha sido fácil, pero conozco fotógrafos que están hasta arriba de trabajo
¿Qué opinas de la masificación de la fotografía y de las dificultades de los profesionales para sobrevivir?
Esta es una pregunta muy compleja, más de un debate que de una entrevista. Creo que ganarse la vida con la fotografía nunca ha sido fácil, pero conozco fotógrafos que están hasta arriba de trabajo. Por otro lado, como te decía antes, hay muy buenos fotógrafos que se han hecho visibles gracias a las redes sociales.
Cada vez se venden más cámaras fotográficas, se imparten más talleres de fotografía, más concursos fotográficos de todo tipo, más exposiciones de fotografía y más iniciativas para promover la publicación de fotolibros, así que la “masificación” ha podido ser buena para algunos. Cuantas más personas disfruten de la fotografía, mejor. Es mi opinión. Luego estarán los criterios fotográficos y los gustos, pero siguen apareciendo muy buenos fotógrafos con cosas interesantes que contar.
Cambiando de tercio ¿Qué equipo sueles utilizar? ¿Qué es lo que llevas en tu mochila normalmente?
Voy siempre muy ligero, con una Fujifilm XT1, un objetivo de 35 mm, baterías y tarjetas de memoria de repuesto… No necesito más.
¿Eres de los que llevas siempre tu cámara contigo a todas partes?
La cámara está conmigo muy a menudo pero no la llevo a todas partes. Lo que me resulta difícil de hacer es dejar de fotografiar incluso cuando no la llevo.
Háblanos de tus referentes ¿A qué fotógrafos admiras especialmente? Soy un fotógrafo en formación al que todavía le queda mucho que aprender. Hay muchos fotógrafos cuyo trabajo me fascina: Brassai, Robert Frank, Bresson, Kertesz, Catalá Roca, Joan Colom, Diane Arbus, Friedlander, Erwitt, Hellen Levitt, Vivian Maier, Saul Leiter, Bruce Davidson… Pero, últimamente me han enganchado especialmente, el australiano Trent Parke, el irlandés Eamon Doyle o al japonés Daido Moriyama. Siento que tengo aún mucho por descubrir y eso me motiva.
¿Qué le dirías a alguien que empieza y no sabe en qué tipo de fotografía especializarse? ¿le recomendarías este tipo de foto?
Si puede, que haga un curso que le permita introducirse en el medio y tomar contacto con otras personas en su situación, se aprende mucho compartiendo el trabajo con los demás. Que vea el trabajo de otros fotógrafos (ya sea en exposiciones, en Internet o en libros de fotografía), que lea sobre arte, sobre pintura y, si puede, que visite museos para poder sentir la obra frente a frente.
Pero, sobre todo, que haga fotos, que busque la inspiración en los lugares cercanos y haga fotos que le ayuden a conocer las posibilidades de la cámara y que le permitan ir definiendo su propio estilo. El camino se hace andando, puede ser un camino largo pero merece mucho la pena recorrerlo. Y no solo hablo de fotografía, hablo de uno mismo en relación al mundo que le rodea. Que cada uno elija aquello con lo que se identifique y que lo haga con pasión.
Y con esto acabamos nuestra charla con Nacho agradeciéndole el esfuerzo y deseándole mucha suerte para sus proyectos futuros y, por supuesto, que venda todos los libros para hacer realidad el taller solidario.
Nacho Gil | Madrid Street Photography | Twitter
En Xataka Foto | “Es muy difícil vivir exclusivamente de este tipo de fotografía, pero yo lo estoy intentando”, Pau Buscató, fotógrafo callejero
Fotografías de Nacho Gil reproducidas con permiso del autor para este artículo