El fotógrafo jerezano Daniel Casares Román, del que ya hablamos a raíz de su trabajo 'Color Humano', está inmerso en un nuevo proyecto personal: 'Papel de plata'. Es conocido por sus fotografías de viajes, por documentar al ser humano en distintos rincones del planeta. Ahora ha dado un giro (como veremos no es tan marcado como parece a primera vista) y se ha centrado en una historia más cercana. No tiene que viajar lejos. Se trata de documentar y contar el día a día de personas adictas a la heroína en su tierra.
A raíz de este nuevo proyecto le hemos realizado algunas preguntas para conocer más sobre este proyecto documental y cómo lo está afrontando.
Este trabajo 'Papel de Plata' supone un giro importante tras 'Color Humano', no solo por el contenido (de viajes a documentalismo intimista), sino también en la forma (de radiante color a clásico blanco y negro). ¿Necesitabas cambiar de registro? ¿por qué este cambio?
Sigo haciendo fotografía documental de marcado carácter antropológico
Bueno, tal vez tendría que explicar primero qué es 'Color Humano' para que se entienda la razón de ser de 'Papel de Plata'. Verás, 'Color Humano' no es algo que ya hice anteriormente y que está concluido, sino que es un proyecto fotográfico aún abierto y por supuesto en curso. Pretende ser un modesto homenaje al Homo Sapiens en toda su amplitud. En él quiero mostrar diferentes formas de vida, costumbres, modos y maneras de estar en el mundo. Éste se compone de distintas historias y reportajes de índole documental que estoy realizando alrededor del mundo pero que en su totalidad forma un solo bloque de trabajo. Es como el recipiente o continente donde caben todos los reportajes que estoy haciendo a lo largo de mi trayectoria, aprovechando que todos tienen un denominador común: las personas y todo cuanto les rodea.
'Papel de Plata' es sólo un eslabón más dentro de toda esa cadena. Por eso, sinceramente, creo que no es que haya cambiado de registro, sigo haciendo fotografía documental de marcado carácter antropológico. Aunque eso sí, esta vez en blanco y negro.
Cuentas que el origen que te lleva a realizar este proyecto es un Informe Mundial sobre Drogas que publicó la ONU, alertando sobre el repunte histórico del consumo de la heroína a nivel mundial. Además de alarmante, supongo que es porque también te habías encontrado esta situación cerca ¿es así? cuéntanos un poco más de lo que te llevó a centrarte en esta temática.
Es una situación que como bien dices, se da más cerca de lo que nos podemos imaginar. Cuando me tropecé con ese informe pensé que era una buena ocasión para abordar por fin un tema que estaba latente en mi mente desde hacía muchos años. Ese informe y su publicación es lo que en periodismo llamamos “la percha”, y lo tomé como motivación.
Después de viajar por tantos países sentía la necesidad y la obligación de hacer algo cerca de casa, aquí al lado
También, por otro lado, después de viajar por tantos países sentía la necesidad y la obligación de hacer algo cerca de casa, aquí al lado, algún trabajo cercano que de camino, por qué no decirlo, ayudara a que vaya desapareciendo esa etiqueta de "fotógrafo de viajes" con la que mucha gente erróneamente me conoce ¿Qué es eso de fotógrafo de viajes? ¿Acaso no soy fotógrafo cuando no viajo? Claro que sí. Yo soy fotoperiodista de corte documental, aquí, en La Habana o en Singapur. Evidentemente huelga decir que no sólo soy fotógrafo cuando viajo y por consiguiente no necesito viajar a otras latitudes para tropezarme temas interesantes y encuadres. Lo único que ocurre es que hay historias que suceden a 7.543 kilómetros de ti y tienes que coger tres aviones para contarlas, y otras que acontecen en tu mismo barrio. Quizás llama mucho la atención que haya trabajado en el Amazonas o en el desierto del Gobi pero nunca me he sentido identificado con la etiqueta de fotógrafo de viajes, ni un segundo en mi vida.
Otro acicate importante que me está llevando a la realización de este reportaje sobre la droga es la idea de tocar aspectos sobre el ser humano más allá de las facetas amables. Quiero decir, si estoy comprometido con mi proyecto he de asumir también el hecho de cubrir temas de esta naturaleza, ya que el ser humano también se droga, se prostituye, etc... y todas estas cuestiones tienen cabida en 'Color Humano'. Así que, sin pensarlo mucho más, me remangué, cogí la Leica y un par de ópticas y me adentré en uno de los barrios más afectados y desfavorecidos que hay en mi ciudad. Tenía que hacerlo sí o sí.
Es un proyecto que requiere documentación, pero sobre todo acercarse a gente involucrada en la heroína, ¿te ha resultado fácil? ¿cómo lo has planificado? ¿lo realizas en un entorno próximo o viajas en busca de protagonistas concretos?
Me ha costado meses tener alguna imagen decente, fruto de largas conversaciones donde tiras de empatía, honestidad, y algo de psicología
Es un tema delicado, donde vas penetrando poco a poco, siempre con la cámara colgada al cuello, de manera visible, y dejando claro a cada paso qué quieres hacer, cuáles son tus pretensiones y hablando cara a cara con los posibles futuros protagonistas de la historia. Me ha costado meses tener alguna imagen decente, fruto de largas conversaciones donde tiras de empatía, honestidad, y algo de psicología. También hace falta un poco de suerte y que las cosas vayan a tu favor pero desde luego las prisas en este tipo de trabajos quedan descartadas.
Hay que ir muchas veces a la semana a los mismos sitios sobre todo para crear un vínculo con la suficiente confianza como para que las personas que quieres fotografiar pasen de ti, te ignoren y se abran a la cámara sin tapujos.
En mi caso, el primer protagonista con el que he terminado esta primera serie fue Álvaro, un toxicómano de 43 años con el que conviví por varios meses, incluso dormí en su casa muchas noches. No me hizo falta ir muy lejos pues ya digo que estas historias están lamentablemente en todas las ciudades, pero desde luego no descartaría viajar si hiciera falta para completar la serie.
La primera serie está centrada en un toxicómano, el primero que te permitió acompañarle. ¿Cómo fue la experiencia junto a él? ¿cuánto tiempo y cómo te organizabas para estar junto a él?
Ha sido una experiencia enriquecedora al cien por cien, he aprendido muchísimo y es que Álvaro, al margen de su adicción, es una excelente persona con un intelecto fuera de lo común y una conversación de lo más interesante. Le comenté mi intención de fotografiarle como si fuese un problema enorme que tengo en el que él me podría ayudar. De hecho era así, tenía el típico problema propio de cualquier fotógrafo que quiera crecer: hacer un trabajo mucho mejor que todo lo que has hecho con anterioridad. A partir de su aceptación, ya no era mi trabajo sobre la heroína, sino nuestro trabajo sobre la heroína. Y es que sin él y las personas que había alrededor, esto no habría sido posible.
La única condición que me exigió Álvaro y que me lo dejó claro desde el principio fue que él no sería hipócrita. Cuando le pregunté a qué se refería me dijo que no le pidiese que fingiera ninguna actuación, que él no tenía ningún problema en que yo le acompañase como si fuese su propia sombra pero que no estaba para tonterías de poses ni dispuesto a seguir órdenes ni instrucciones de un extraño. En ese momento vi el cielo abierto ¿hay algo mejor para un fotógrafo que esto ocurra? Ha sido un regalo conocerle, tengo mucho que agradecerle y desde luego considero que he ganado un amigo.
Cuando dices personas que había alrededor, ¿a quién te refieres? ¿alguna asociación, ONG local, Institución...?
Me refiero a los amigos de él, otros toxicómanos, sus vecinos, gente del lugar. Me acogieron y entendieron. Yo sólo tenía que estar ahí y accionar el disparador.
¿Podríamos decir que a nivel personal te está marcando la realización de este trabajo?
Sin duda. Se me han caído prejuicios y estereotipos que siempre tenemos en la cabeza. Vemos a esta gente desde afuera, a lo lejos y son personas como tú y como yo. Con su problema, claro. Pero no dejan de ser personas a las que habría que escuchar de vez en cuando.
¿Has tenido algún referente antes de acometer este proyecto?
Mis trabajos están llenos siempre de muchísimas influencias y no sólo fotográficas, también literarias, musicales, todo lo que me pueda aportar y enriquecer el desarrollo o la mirada sobre un tema. Podría citarte a tanta gente que necesitaríamos cinco tardes para nombrarlos a todos. Pero bueno, para este trabajo en concreto y reconociendo que estoy a años luz de ellos, cómo no reconocer la influencia de los libros de Koudelka que tengo en casa, los de García Rodero, Valerio Bispuri a quién conocí en persona en el Visa pour L'image el año pasado y un larguísimo etcétera.
¿Por qué has decidido contarlo en blanco y negro?
No es la primera vez que desarrollo un reportaje en blanco y negro. Ya lo hice con el Jaripeo, los Mennonitas o las Peleas de gallos en Perú. No sabría decirte por qué color o cuándo blanco y negro pero sí es cierto que hay temas que los veo así y, además desde el principio, desde su concepción.
De normal uso película dispositiva en color que revelo por el proceso E-6, pero si el tema, como es este caso, lo veo y pienso en blanco y negro, no tengo problema en cambiar de soporte y desarrollarlo con película de este tipo.
¿Se trata de un proyecto de largo recorrido? es decir, ¿cuál es tu idea, acompañar a más toxicómanos durante mucho tiempo?
Sí, debe ser un proyecto a largo plazo por su propia naturaleza. Para fotografiar a alguien tengo que conocer a esa persona y eso requiere tiempo.
Desde el comienzo de mi carrera tengo que admirar a la persona que quiero fotografiar, hay gente realmente interesante y en este ambiente también
¿Sabes? Mi intención nunca fue registrar cómo esa persona se suministra la heroína o cómo duerme o camina o come. Mi intención es ante todo conocer a la persona lo máximo que pueda, para más tarde ir apuntando en un cuaderno las palabras que definan su personalidad o su situación y una vez que creo tener claro esos conceptos, permanecer junto a él todo el tiempo que pueda para conseguir las imágenes que me hablen de esa situación. Yo no fotografiaba a él inhalando en su cuarto, o durmiendo, etc…, sino la soledad, la fragilidad…
También es verdad que desde el comienzo de mi carrera tengo que admirar a la persona que quiero fotografiar, hay gente realmente interesante y en este ambiente también.
¿Cuál será el formato final de 'Papel de Plata'? ¿un libro? ¿exposición?
En lo único que estoy centrado es en seguir detrás del visor, encuadrando, midiendo, componiendo… haciendo fotos
Mira, de todos los aspectos relacionados con este trabajo, éste es sin duda el que menos me importa a día de hoy. Me consta que a finales de este año la serie de Álvaro se expondrá en Italia pero de verdad que ahora, en lo único que estoy centrado es en seguir detrás del visor, encuadrando, midiendo, componiendo… haciendo fotos, que es en lo que me tengo que volcar. Nunca me ha preocupado demasiado cómo se mostrará el trabajo. El libro es una genial idea pero se puede publicar hasta después de que me haya muerto, si es que a alguien le interesa lo que estoy haciendo en vida. Nunca busco el aplauso final del público, ni el reconocimiento. No sé si me explico. Para un fotógrafo lo más importante debería ser seguir detrás de la cámara haciendo fotos cuanto más años mejor.
De hecho para mí es mucho más importante y enriquecedor cuando un trabajo se proyecta junto al autor y se le pueden preguntar detalles. Es más valioso, que ver las fotos colgadas en una exposición. Vivimos en un momento en el que el autor quiere parecer más importante que la obra. No considero mis fotos como una obra artística. No quiero expresar lo que llevo dentro (otros sí lo hacen) ni reflexionar sobre ello. Lo mío tiene más que ver con el fotoperiodismo, lo que quiero es expresar los sentimientos y el estado de ánimo de la persona fotografiada. Por lo que mi aportación es simplemente ser el vehículo, lo único que quiero es que el espectador conecte con el fotografiado. Eso es lo que me importa. Algunos se preguntarán ¿quién es el fotógrafo? ¡qué más da!
Te entiendo, pero esto no es algo habitual encontrarlo en el mundo del arte, y menos en la fotografía actual.
Te aseguro que no se trata de una fachada. Es algo de lo que estoy totalmente convencido. Hay profesiones que tienen una proyección pública (futbolistas, cantantes, actores...), pero hay otras como arquitectos o fotógrafos... que pueden ser muy prestigiosos, pero no tiene porque ser famoso. Es diferente. Tu obra sí puede ser famosa, pero no el autor.
Esto es algo que suelo comentar en clases: ¿cuál es la foto más famosa del mundo? ¿la más reproducida? Y se comentan algunas, como la del retrato al Che Guevara. ¿Quién la hizo? Nadie responde. Perfecto entonces. El fotógrafo consiguió que su fotografía trascendiera, pero solo los que conocen un poco sobre fotografía conocen quién la realizó. El gran público no lo sabe. Ni tampoco le interesa demasiado saberlo. Ese es el punto al que me refiero. Lo ideal es que tu foto fuese la segunda foto más famosa del mundo. Que transcienda tu obra. No hace falta ese reconocimiento al autor tan exagerado. Recordemos que el fotógrafo es el que está detrás de la cámara y no delante.
Sueles trabajar con fotografía química, ¿qué te supone esta decisión con un proyecto de estas características?
A parte del reto que siempre supone trabajar de esta manera, en esta ocasión también ha significado algo muy especial, ya que ha supuesto la confianza plena de las personas a las que fotografiaba hacia mi trabajo y hacia mí por la imposibilidad de comprobar las fotos en ninguna pantalla detrás de la cámara. ¿Tú confías en mí? Le preguntaba con la cámara en la mano y con los ojos cerrados asentía con la cabeza. No había nada que comprobar.
Volviendo a tu trabajo como fotógrafo. Has trabajado como fotoperiodista y, en la actualidad, combinas la fotografía comercial con estos proyectos personales de fotografía documental, ¿cómo lo compaginas?
Desde hace tiempo tengo a mi cerebro dividido en dos. Por una parte está el fotógrafo comercial y por otro el fotógrafo autor. El comercial (que trabaja en digital) es el que se encarga de llegar a fin de mes, paga las facturas y demás. Y además tiene una función muy importante: es el que se encarga de que el fotógrafo autor no tenga que someter su trabajo al (cutre) mercado. Para que sea independiente. Si sometiera mi trabajo de autor al mercado, dejo de ser autor, por ejemplo, me voy a África y al tomar una foto, empiezo a pensar que al posible editor gráfico le gustaría que fuera compuesta así en vertical para una portada, dejando aquí espacio para textos... Si lo hago así dejo de ser independiente. Por eso es importante que mi faceta profesional sea la que lleve los costes y con la que sobrevivo, para poder ser completamente libre en mi fotografía personal. Y es algo que hago porque me da placer, me alimenta el alma. Necesito sacar tiempo entre mi trabajo profesional, coger mi Leica, mis carretes e irme a la India a disfrutar fotografiando.
Para que te hagas una idea, por ejemplo con la fotografía de bodas. Con una boda al mes vivo, consigo pagar mis facturas. Con dos bodas al mes vivo un poco mejor, porque además de pagar mis facturas puedo sacar algo para planificar un viaje. Con tres bodas al mes, vivo un poco un peor. Con cuatro bodas al mes, mi vida sería un infierno. Porque estaría entregado completamente a una fotografía que es trabajo y hace falta tener tiempo para también fotografiar por placer.
Las únicas fotografías que merecen la pena, son aquellas que tú harías después de tocarte la lotería. Creo que eso resumen bien mi filosofía. En mi tiempo libre en vez de hacer cualquier actividad de ocio, me cojo mi cámara y me voy de viaje.
Gracias Daniel por tu tiempo y tu buena disposición. Además de tu enorme sinceridad al hablar sobre tu trabajo y cómo ves y sientes personalmente la fotografía.
Daniel Casares Román | Web
En Xataka Foto | Daniel Casares Román y el viaje como experiencia fotográfica
Fotografías de Daniel Casares Román sobre su proyecto 'Papel de plata' reproducidas con permiso del autor para esta entrevista.
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