Hace unos meses, en uno de nuestros Galaxia os contábamos el lanzamiento del libro ‘Donde’, de Ramón Zabalza, fotógrafo documental “de los de antes”. A raiz de ello nos pareció buena idea entrevistarle para que él mismo nos contara cómo es su último trabajo.
Ramón es, como digo, un fotógrafo de los de antes, de los que saben lo que es cargar con una pesada cámara de placas que le machacaba la espalda. Curtido en mil batallas y conocedor de lo que es la soledad del fotógrafo, su formación en derecho y, posteriormente, en antropología sin duda le marcaron a la hora de abordar su trabajo como fotógrafo, pero sobre todo le llevaron a conocer una herramienta que considera muy poderosa.
Tuvimos un cordial encuentro en su propia casa donde nos recibió con un ejemplar de ‘Dónde’ y nos enseñó su pequeño laboratorio en el que guarda los originales de las fotos tomadas a lo largo de toda una vida. Allí tuvimos oportunidad de hablar de su último proyecto, así como de sus muchos años dedicado a la fotografía.
Muy buenas Ramón, gracias por atendernos. Sin más dilación, háblanos de tu libro ¿qué es lo que pretendiste hacer con él?
Sobre todo no he querido que el libro fuera una almacén de imágenes, más o menos buenas más o menos brillantes, bueno digo más o menos porque cada cual en esto de las fotos es personalísimo y cada uno decide si le gustan o no. Independientemente del impacto que las fotos puedan tener, yo no he querido que el libro fuera un almacén de fotos, que no fuera un montón de fotos sino fotos estructuradas y que constituyeran una narración, una doble narración. Por un lado que fuera una narración en torno a la idea de territorio, de los accidentes que hay en el territorio: Montañas, valles, ríos, cascadas, etc, etc. Lo que yo llamo morfologías del territorio, y al mismo tiempo que fuera una estructura basada en la sintaxis visual, nada menos...
Si lo ves lo entenderás. Empezamos por los conceptos de la sintaxis visual que he querido ilustrar fotográficamente, y eso es muy difícil. No por nada sino porque unir dos mundos que han estado siempre muy separados, intentar juntarlos para que se apoyen mutuamente es muy difícil. El más elemental es el punto, que es el elemento kandinskiano elemental. La línea, la extensión, la superficie, el volumen, el movimiento, la forma... Como ves, se empieza por lo más sencillo y se va complejizando.
Luego el siguiente escalón es pasar de los conceptos a las herramientas, que serían herramientas visuales. Zoom, secuencia, collage, fractal, simetría, escala, redundancia... Y más tarde pasamos a otras formas de sintaxis visual: Dualidades, estabilidad, inestabilidad, heterogeneidad, homogeneidad, tensión, calma…
Luego ya pasamos a otro tema que para mí ha sido determinante a la hora de hacer el libro y es el tema del paisaje, cómo coordinar la idea de paisaje. Es una idea preciosa, y de hecho visto así globalmente éste es un libro de fotografía de paisaje, pero yo no he querido llamarle así porque, para mí, la fotografía de paisaje es una visión absolutamente personal, personalizada y personalizable del territorio. Para mí lo importante es que yo he recogido lo que hay de objetivo del territorio.
Sin embargo el peso de la idea del paisaje es tan fuerte, es tan querida para mí la idea del paisaje, que no he tenido más remedio que hacer una concesión. A pesar de que el libro se subtitula “Visualización, Paisaje y Morfologías del territorio”, sin embargo no he tenido más remedio que hacer alguna concesión ante mí mismo ante la idea de pasaje que es tan querida y tan clásica, porque la primera forma que adquiere la fotografía en la historia es el paisaje junto al retrato (porque no se mueven). El paisaje tiene también unas características fotográficamente hablando muy precisas que se explican ahí.
¿Todo el texto es tuyo verdad? Es raro ver tanto texto en un libro de fotografía...
Sí, todos los textos son míos. Yo llevo haciendo fotos cuarenta y tantos años pero más que hacer fotos lo que llevo intentado todo este tiempo es que el texto y las fotos se articulen de algún modo. Que no vayan por un lado las imágenes y por otro los textos. En ‘Bos Taurus’, mi anterior trabajo en formato libro sobre el mundo del toro, intenté otra manera de diferente de articular y la imagen. Digamos que todo mi trabajo gira en torno a esto. Para mí son tan importantes lo uno como lo otro.
¿Supongo que en eso tiene mucho que ver tu formación en derecho y antropología, no?
Toda mi ejecutoria fotográfica ha girado sobre cómo se junta el aceite y el vinagre, el fuego y el agua. Porque yo creo que al final, si te das cuenta en la cultura occidental no puede darse un paso sin que haya imagen y texto articulados de alguna manera.
¿Entonces lo de que una imagen vale más que mil palabras…?
Por supuesto. Los beatos, del siglo doce, son texto e imagen... Por todos lados hay texto e imagen mezclados, pero la fotografía es la que marca la pauta.
¿Cómo surgió la idea de hacer este libro?
Hace como 25 años yo andaba dando bandazos, haciendo fotos de paisaje en una palabra, pero ya entonces hacia fotos para varios libros, perdón para varios temas que a mí me preocupaban. Uno de ellos era sobre las fiestas populares y los toros, otra sobre los balnearios, que tengo también un libro, ‘Aqua Sana’, publicado sobre el tema.
Entonces yo cuando salía con el coche no desperdiciaba un kilómetro sin hacer fotos. Me preparaba los viajes mirando donde podía ir parando, aquí fiestas de toros desde tal fecha a tal otra y aquí puedo acercarme a ver no se qué paraje. Pues en una de estas tropecé con un seminario, en Miraflores, que daba Martínez de Pisón, que es el que ha prologado el libro, y era sobre teoría del paisaje. Él, que es un geógrafo, tiene otra visión, no habla del territorio sino del paisaje. Entonces yo que quedé flasheado porque es un maestro, y empecé a mirar la forma de hacer fotos de otra manera.
Además el tema éste de los toros empezaba ya a cansarme, así que lentamente, el rumbo se orienta en otra dirección, aunque seguí haciendo fotos de ambos proyectos. Paradójicamente España es un país con de una gran diversidad, con gran riqueza, pero no lo suficiente como para cubrir toda la morfología que yo quería contar. Morfología del territorio, cuando digo territorio quiero decir la corteza terrestre que nos soporta. Me di cuenta que había que airentarse, que no bastaba coger el coche sino que había que coger el avión. De eso hace ventitantos años. Todo ese tiempo recopilando fotos para mis distintos proyectos, para los libros que me han costado sacar Dios y ayuda. Es que cuándo te metes en una de estas historias los proyectos se pueden ver truncados de la manera más insospechada.
La antropología es importante en tu fotografía pero en este proyecto no aparece prácticamente la figura humana ¿Por qué?
Si, buena pregunta. Si volvemos al libro verás que hay una tercera parte en la que entramos en eso que yo llamo “eliminar el almacén”. Como en el libro de toros hay una parte fundamental que es lo imaginario. Sin imaginario no hay conocimiento. Si no hay algo aquí (en tu cabeza) que se proyecte y te empuje a hacer cosas tú no te mueves. Hace falta un motor. A partir del imaginario tú puedes poner lo que quieras. En cada foto tú puedes imaginar o suponer lo que te guste o lo te disguste.
Volviendo al libro, si avanzas verás que a partir de donde nos habíamos quedado empieza una escala de lo más telúrico y natural a lo más cultural. De lo más naturaleza a lo más cultura, que culmina en lo humano, y ahí poco a poco empieza a aparecer la figura humana que está más presente al final de la obra.
¿Es posible que, siendo antropólogo, en este libro los humanos aparezcan mucho menos porque de algún modo te has cansado o defraudado de la gente...?
Cuando yo empecé en esta historia de la fotografía, desde el punto de vista del mundo en el que yo me crié fotográficamente hablando, lo único serio que se podía hacer, te hablo de hace treinta y cinco años, lo único serio que se podía hacer fotográficamente era fotografía documental. Había fotografía creativa y gente que se dedicaba a otras cosas pero eran pocos. Si uno quería hacer algo serio tenía que ser vía fotografía documental o reportaje, llámalo como quieras.
Hubo un momento, una edad de oro que llega hasta mil novecientos ochenta y tantos, la época de Life, de las revistas, de los grandes reportajes, de los reporteros de guerra. Todo eso poco a poco se va diluyendo y entonces aparece el gran fenómeno éste que nos está a arrollando a todos que es la digitalización. Ya antes ya antes de eso la fotografía había sido colonizada por fuerzas no documentales, por fuerzas en las que lo imaginario tenía una importancia decisiva. En las que en la cabeza del fotógrafo si no le gustaba lo que tenía delante se la apañaba para darle la apariencia que quería. Nada que decir.
Entonces, esos primeros años que uno intentaba seguir los pasos de los grandes, Cartier Bresson, Diane Arbus, no había otros modelos, Bruce Gilden, Avedon... Uno no tenía más que ese espejo, esa inspiración. Aquí en España esa inspiración era lo que había alrededor, la vida rural, la de las grandes ciudades… yo opté por el mundo de las fiestas populares, y dentro de éstas, basadas en la épica taurina. Y así estuve muchos años.
¿Por qué no aparece referencias a los sitios donde se han tomado las fotos a pie de pagina?
Están al final. En otros libros sí lo puse, pero en este libro pensé que no, que quería contarlo de otra manera y que la gente a quien le interese lo busque y ver lo que es cada sitio.
¿Qué tipo de cámaras utilizaste en este libro?
Hay dos fotos en el libro hechas en 35 mm, el resto son todo placas, como mínimo 6x7 (el 60% del libro), y también hay de 6x12, 4x5 y de 13x18. Fui bajando de tamaño porque la espalda me lo aconsejaba. Al principio yo llevaba entre 20 y 30 kilos, entre el trípode, que era uno de esos monstruosos para que la cámara de placas no se moviera, lo que pesaba la cámara de placas, las placas, yo cuando volvía al coche lo hacía muerto.
Así que tuve que ir bajando, de equipo y de peso. Cada placa de 13x18 pesa doscientos gramos. Así que el día que descubrí el 6x7 dije, bueno con esto ya... con esto puedo irme a China.
¿Cuánto tiempo te llevó hacer ‘Dónde’?
Pues mira ventitantos años para hacer las fotos del libro pero dos y medio desde que decidí hacerlo. Dos años y medio de trabajo, hasta tres maquetas en papel hice. Te puedo contar que la foto de portada iba a ser otra durante mucho tiempo y la definitiva se eligió en el último momento por sugerencia de la maquetadora y porque encajaba mejor con el título que, si te das cuenta, es una pregunta ¿dónde? Si no llevara acento sería otra cosa.
Además la foto [que refleja a turistas japoneses acudiendo a un monasterio chino lugar de peregrinación] me pareció que tenía un toque humorístico, en vez del toque de angustia que tenía la otra imagen.
¿Podría ser una reflexión lo que tratas de hacer con el libro? Hacia donde vamos y qué estamos haciendo con el planeta y con el paisaje?
Tú en un libro no puedes tratarlo todo. En este hay algo de eso pero no es un libro de denuncia explícita de lo estúpidos que estamos siendo colectivamente con el mundo. Este libro pretende ser una narración, y eso presupone que haya un lector. Yo he hecho mi parte, qué es intentar narrar, y la otra parte ya no me corresponde a mí.
La idea de publicar un libro es casi tan elemental tan sustancial con mi manera de hacer fotos. Yo he hecho exposiciones pero mi trabajo tiene que estar ahí, en un libro. Éste de momento no tiene novios pero sí me gustaría, aunque para mí primero es el libro, después ya veremos. Todo mi trabajo ha pasado por ahí, aunque me ha costado lo mío.
¿Qué es lo más raro que te ha pasado haciendo fotos?
Que un tipo intentó meterme mano haciendo una foto de mi libro ‘Aqua Sana’ en un balneario en Hungría. Y bueno, raro no sé pero dramático, en éste último estuve a punto de ser devorado por unos perros en Grazalema donde estuve perdido cuatro horas. También me encontré cara a cara con un zorro pero esto más que drama fue un privilegio, el hecho de me concediera unos segundos mirándonos cara a cara me pareció un privilegio.
¿Qué te parece el tema de la fotografía digital?
Uno, inevitable... No del todo pero, digamos, no dramático. Vamos a ver, la tecnología nunca es dramática,. La imprenta no es dramática, aunque lo fue cuando apareció porque transformó el mundo, pues ahora la fotografía digital lo mismo.
Yo afortunadamente tenía el 95% de trabajo hecho, en químico, y el 5% restante lo encargué fuera, en químico también, pero si no me hubiera pillado así, pues no sé que hubiera hecho, hubiera tenido que entrar por el aro. Entonces es inevitable, es dramático según tú te lo tomas, pero en el fondo, tanto en el químico como el digital, sigue estando la misma pregunta: La creación. En el fondo es igual... o parecido.
De hecho la foto química ya planteaba problemas de cantidad, la relativa facilidad para crear imágenes, ahora... Yo en la época que hice las fotos de este libro volvía con catorce rollos, catorce al día durante un mes o dos meses... Yo tengo en mi laboratorio 200 mil negativos. Puede que ahora esos 200 mil negativos se puedan hacer en un mes pero entonces el problema era parecido.
Otro tema que no teníamos nosotros era el del archivo. Mis archivos están felizmente numerados y todo lo encuentro rápidamente, pero ahora los que trabajan a golpe de imagen digital o tiene una férrea disciplina en su trabajo o están perdidos.
Volviendo a la pregunta, lo digital es inevitable, tiene sus propios problemas que tendrán que resolver los que de verdad se tomen en serio el medio fotográfico como medio de creación, que yo creo que muy poca gente lo entiende así. Efectivamente la cámara digital tiene sus ventajas, es más ligera, pero el cerebro es lo que no ha cambiado.
Yo creo que se ha trivializado tanto que la gente ya no se da cuenta de que tiene en sus manos una herramienta muy poderosa. Lo que pasa es que para que la herramienta sea realmente poderosa hay que hacerla servir como tal. Acostumbrado a una Leica, a una Nikon, da igual la marca, acostumbrado a esa cosa que es como una prolongación de tu mano esto [me enseña su smartphone] me produce rechazo.
¿Pero haces fotos con él?
Sí pero en el fondo no me creo lo que estoy haciendo. Yo relativizo, algo a lo que me ayuda haber hecho tantas fotos, haber hecho tantos kilómetros y haberme llevado tantas hostias, me ayuda a relativizar. Por eso yo no digo que no se puedan hacer fotos buenas con esto. Ni entro ni salgo. Yo digo que a mí me da cierto repelús. Además hay otra cosa que es el exceso. Esto es un ordenador [vuelve a mostrarme su móvil], esto no es una cámara fotográfica sólo.
La Leica tiene tres variables, apertura, sensibilidad y velocidad y una cuarta que sería el cambio de lente. Yo tiraba casi siempre con lentes de treinta y cinco milímetros y películas de 400 ASA. Muchas veces te confiabas y creías que ibas a acertar con la luz y no era así, o simplemente no te daba tiempo. En este mundo la realidad mandaba, tú no podías andar con muchos remilgos.
Tienes algún proyecto nuevo?
Tengo una idea para un libro de reflexiones sobre la herramienta fotográfica, los usos de la fotografía. Con una cámara Leica se pueden hacer muchas cosas, se pueden partir nueces, se pueden partir piñones, se puede evitar que se cierre una puerta... Se puede incluso hacer fotos.
Llevo trabajando en él bastante tiempo, poniendo en orden muchas de las ideas que han salido en esta conversación. No quiero que sea un libro de muchas fotos, ni de las muchas fotos que me quedan por publicar, que me quedan muchas. Habrá fotos pero no será esto, será a la inversa. El volumen de texto será mucho mayor.
Yo ya no hago fotos, ahora lo que hago es pensar sobre las fotos que he hecho. Y es que además constantemente me surgen respuestas a preguntas que me he ido haciendo a lo largo de mi vida con lo cual casi no tengo más que poner el papelito y dejar que fluya. Es bastante fácil, lo que pasa es que eso requiere disciplina y este último libro me ha dejado hecho polvo.
El nuevo libro será diferente a 'Dónde', con un formato más pequeño, vertical, porque habrá prioridad a los textos (todos los anteriores son horizontales). Va a ser formato ensayo, el título lo tengo pero no te lo voy a decir... Cuando lo tenga...
Una última pregunta que me parece interesante. ¿Que le dirías a alguien joven que empieza?
Es una pregunta delicada, es mucha responsabilidad lo que digas.
¿Le dirías que merece la pena dedicarse a la fotografía?
No de la manera clásica. A la manera clásica no, no hay posibilidad. No es que no merezca la pena, es que no hay posibilidad. Como acto creativo, puro, yo creo que no ha lugar, tiene que ser fotografía enlazado con otras cosas. Fotografía más algo, no sé qué. La creación fotográfica tal y como se la ha entendido hasta antes de ayer, hasta hace diez o quince años, yo creo que se ha terminado, a menos que haya alguien, algunos que, tengan el valor de seguir el camino, árido y solitario, el tradicional...
Fotoperiodistas sí hay, y muy buenos, gente que además se juega la vida, pero de los otros apenas hay. Al menos en España porque quizá allí en Norteamérica sí lo hay (si no lo hay allí no lo hay en ningún sitio), pero la fotografía tal y como la hemos conocido se ha acabado, es historia ya. Es una situación muy crítica.
Sólo conozco uno que lleva unos quince años haciendo fotos tal y como yo entiendo. Puede dar la impresión de que soy un fotógrafo cabeza cuadrada que sólo respeta la foto tal y como yo la hago pero no, lo que yo quiero es fuerza, responsabilidad, genio, calidad... Pero esto no quiere decir éxito, porque calidad no es igual a éxito.
¿Qué opinas sobre las dificultades de hoy día para vivir de la fotografía y lo poco valorada que está...?
¡Cómo no va a estar poco valorada si das una patada en el suelo y aparecen millones de fotografías! ¡es normal! Pero eso no es para rasgarse las vestiduras, lo que hay que hacer es amoldarse a lo que hay. Amoldarse, no someterse y acabar haciendo selfies con el palito, eso es someterse. Y luego está, inteligentemente, con lo que tienes y con lo que quieres hacer, es amoldarse y buscarse, en el nuevo mundo en el que le toca vivir, hacer lo que uno quiere. Inteligentemente amoldarse y crear y seguir creando. La palabra clave es crear.
Bien, pues muchísimas gracias por recibirnos y por esta interesante charla. Estaremos atentos a tu nuevo proyecto.
Ramón Zabalza | Página web | Facebook
En Xataka Foto | “Uso película en blanco y negro, y no en color, porque el mundo que me rodea lo veo así”: Manuel Moraleda, fotógrafo analógico
Fotografías de Ramón Zabalza reproducidas con permiso del autor para este artículo
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