Michele Tagliaferri es un fotógrafo italiano afincado desde hace más de 10 años en Madrid que forma parte del profesorado de la escuela Blank Paper. El próximo jueves a las 20:00 realizará una visita guiada en la escuela de su último trabajo, "Grass", que se encuentra expuesto para todo aquel interesado hasta el 11 de febrero. Hemos aprovechado para hacerle una entrevista y que así le conozcáis un poco mejor quienes no os podáis pasar este jueves.
Dices que fotografías para escapar. ¿De qué intenta huir Michele Tagliaferri? ¿Ayuda en algo la fotografía en tu huida?
No sé si huir es la palabra adecuada. La huida la asocio a cierta forma de cobardía y yo, en esto, no siento ser cobarde. Si digo que la fotografía es una escapatoria, aunque pensándolo mejor ahora te diría rebelión. Una forma de recordarme a mi mismo que no estoy conforme con la vida que, desde pequeño, me enseñaron como única posible. Me licencié en Ingeniería, y, como ingeniero, el entorno profesional en el que siempre me he movido ha sido un entorno muy estructurado y encasillado en ciertos esquemas en los cuales nunca estuve a gusto. La fotografía, junto con otras cosas, me sirve para romper esos esquemas.
Tu proyecto Grass, está inspirado en el libro de poesía "Hojas de Hierba", que sirve al poeta norteamericano Walt Whitman para poner de manifiesto la complejidad de la realidad y la incapacidad que el poeta a la hora de poner algo en claro. ¿Tú has conseguido sacar alguna idea concreta tras finalizar esta serie fotográfica?
Mi propósito nunca fue el de sacar ideas concretas, sino solo de generar preguntas que me hiciesen pensar en el sentido de las cosas, que me hiciesen ir más allá. Fotografiando solo pretendía sorprenderme continuamente y, partiendo del mundo real en el que vivía, inventarme, o quizás descubrir, el mundo latente que yo sentía debajo de las cosas. Hay una canción de Fabrizio De André donde él imagina que un óptico, cansado después de tantos años de trabajo, empieza a ofrecer a sus clientes lentes de contacto especiales “para que las pupilas acostumbradas a copiar, inventen los mundos a los cuales mirar”. Eso es precisamente lo que me hubiera gustado alcanzar.
Te ha llevado 5 años, entre reflexiones, maquetas de libros y lecturas, llegar a producir Grass, que además de una exposición ha conseguido convertirse en un fotolibro. Al final de todo es tiempo, ¿llegar a producir algo tangible como tu fotolibro o la exposición que tienes en Blank Paper tiene cierto valor para ti, o lo importante ha sido el proceso de aprendizaje y reflexión que has tenido durante este tiempo?
No puedo decir que una cosa sea más importante que la otra, para mí las dos tienen el mismo valor. El proceso y el camino que recorrí, y que aun ahora estoy recorriendo, han sido algo imprescindible para plasmar mi propia de visión del mundo y mi propia manera de entender la fotografía y el arte.
Por otra parte, cerrar mi primer libro, hacerlo con Dalpine de la forma que yo siempre había imaginado y poder verlo por fin real y concreto en las manos de la gente, ha sido algo fundamental para librarme de muchas inseguridades y ataduras que a ratos me bloqueaban al expresar lo que quería. Un amigo hace poco me recordó una cita de Goethe “Nunca llegamos tan lejos como cuando no sabemos a dónde vamos”; no sé si es verdad, pero para mi ha tenido mucho sentido durante estos cinco años.
Te obsesionan la energía que está detrás de nuestra realidad y que apreciamos con nuestros sentidos de una forma bastante opaca y limitada como seres humanos que somos. ¿Crees que pese a ello, la narrativa de imágenes que has creado aportan algo de luz? ¿Se puede superar el envoltorio de la forma en la fotografía?
No me obsesiona la energía de nuestra realidad, me obsesiona la belleza de la vida y el hecho de que muchas veces en nuestro día a día prescindimos de ella y la dejamos detrás de montones de obligaciones y de “tener que hacer”. Me obsesiona que la gente, y yo en primer lugar, no consigamos darnos cuenta de lo que realmente tenemos y de cómo sería fácil vivir serenos con eso. La fotografía, gracias a su mentira innata, me ha dado la capacidad de transformar las cosas, de apartar sus formas y sus envoltorios reales para verlas con la magia que yo quisiera que tuviesen.
Grass llegó tras mucho tiempo perdido y el afortunado cruce con el poeta Walt Whitman. ¿Tiene algún nuevo proyecto en claro Michele Tagliaferri o ha vuelto a donde se encontraba hace 5 años?
No lo llamaría tiempo perdido, como dije antes el proceso fue tan importante como el resultado. Tengo nuevos proyectos, sí, y creo que lo que he aprendido después de este primer intento y lo que pretendo seguir haciendo es “comunicar”. Ahora, después de la experiencia Grass, estoy intentando tener desde el principio de mis proyectos más intención y más visión de donde quiero llegar.
Tarkovsky en el libro “Esculpir en el tiempo” afirma tras finalizar su primer largometraje:
Al terminar La infancia de Iván sentí por primera vez que el cine estaba cerca, en algún lado. Como en ese juego infantil en que hay que encontrar a una persona escondida en el cuarto oscuro: se siente su presencia incluso cuando intenta contener la respiración. El cine estaba cerca, en algún lugar. Lo comprendí por mi inquietud interior, comparable al nerviosismo de un perro de caza que ha dado con unas huellas. Sucedió un milagro: Se había obtenido un buena película! Ahora se me exigía algo totalmente distinto: yo tenía que comprender que era el cine.
Si sustituimos la palabra cine con fotografía o con arte en general y con todo el respeto que le tengo a Tarkovsky, me gusta pensarme en ese punto del camino.
Visita guiada "Grass" | Jueves 4 de febrero a las 20:00, Blank Paper, Madrid.
Página web | Michele Tagliaferri
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