A Pepe Guinea siempre le interesó el poder comunicativo de la fotografía, pero enfocó su vida profesional hacia otros derroteros hasta que tuvo que darse de baja. Hemos hablado con él para que nos explique el proceso personal que hay detrás de su trabajo 'La vida en suspenso' que le ha llevado a contar su día a día evitando no hacer explícito el drama que hay detrás y que es común para tantos enfermos en España.
Hace unos años Pepe se desmayó, y le diagnosticaron algo cuyo solo nombre ya pone los pelos de punta: tumor cerebral. Pero faltaba confirmar su naturaleza y, muchos médicos y muchas pruebas después, le confirmaron que era maligno. Desde ese momento Pepe formó parte de otro mundo, de otra sociedad, de un clan al que nadie quiere pertenecer y que cada vez es más extenso. Tras años de Via Crucis con un cáncer sobre sus hombros, Guinea ha decidido homenajear a los que, como él, tienen un día a día tan duro para ellos como desconocido para los que no lo han sufrido nunca.
¿Cómo se inicia tu acercamiento a la fotografía? Con 17 años trabajé por primera vez en un rodaje, gracias al novio de mi madre que trabajó en producciones como Doctor Zhivago. Con mi primer sueldo me fui a Fotocasión y me compré mi primera cámara, luego vinieron los cursos y ahí empezó todo, pero mi padre me metió en vereda para que estudiara algo diferente a la fotografía y me hice informático.
Durante el tiempo que trabajé de informático dejé aparcada la foto, hasta que tuve este encuentro con la enfermedad. Esto me sirvió para revisar mis prioridades y me di cuenta de que había dejado un tema pendiente por explorar con la fotografía. El primer año de baja lo aproveché para hacer algún curso, me compré una cámara y me matriculé en EFTI. Durante este tiempo mis trabajos se han centrado en el proceso de mi enfermedad y todo lo que ha pasado entre medias.
La fotografía como medio de comunicación...
Ha sido un vehículo para verme, entender mi situación, separarme a veces de lo que estaba viviendo y así hasta ahora. La verdad es que me gustaría hablar de muchas otras cosas pero no he tenido tiempo.
"Trato de mostrar el proceso al que se enfrentan día a día miles de personas. Pero no busco el dramatismo."
¿Desde cuando estás documentando estos procesos?
A mí me diagnosticaron el tumor en 2010. Desde entonces hasta hace un par de años viví muy bien y pude trabajar más en el proyecto, luego se me pusieron las cosas muy duras a nivel de sintomatología.
Desde fuera tu trabajo parece una huída hacia adelante, una toma de conciencia...
No me identifico mucho con eso de la huída hacia adelante, sí quizá el desapegarme de mi propio sufrimiento, no querer quedarme con el rol de persona enferma que está viviendo un proceso muy duro. Soy como el meditador que observa lo que pasa sin interferir. Si pienso lo que me aporta la fotografía en este proceso es la capacidad de abstraerme, cuando disparo no pienso. 2016 ha sido un año durísimo tanto por la enfermedad como por otras circunstancias que me han pasado, y cuando estoy concentrado en conseguir lo que busco para el trabajo mi cabeza se despeja y me siento liberado de los sentimientos negativos.
¿Cómo calificarías tus trabajos?
Son evidentemente intimistas, documentales en los que yo me convierto en el reportero de mi propia experiencia.
Pero muy diferentes en cuanto a temas...
Hablan todos del proceso de la enfermedad desde distintos puntos de vista. Encuentros son retratos de la gente cercana, de mis amigos. Este trabajo me costó porque cuando un reportaje va más allá de mí siempre me encuentro con una barrera, siento que estoy invadiendo espacios. Por eso suelo centrarme en mí, aunque éste habla de mi gente.
Otro es Hogar, que realicé en un momento de la enfermedad muy temprano. Es como un diario, incluso el tamaño de impresión está pensado para poder esconderse (risas).
Es un trabajo un tanto claustrofóbico ¿no?
Sí, uno de los síntomas que me hizo darme cuenta que algo iba mal fue que me desmayé, me pasó en la calle. Luego vino una época en la que tenía miedo incluso a salir de casa, por si me pasaba otra vez, así que apenas salía. Este era mi día a día. Un día a día claustrofóbico.
"La fotografía ha sido un vehículo para verme, entender mi situación, separarme a veces de lo que estaba viviendo."
Y luego viene La vida en suspenso que es el trabajo por el que te seleccionan para Descubrimientos de PhotoEspaña
Eso es. La vida en suspenso es el último trabajo. Trato de mostrar el proceso al que se enfrentan día a día miles de personas. Pero no busco el dramatismo, se trata de una mirada subjetiva desde la perspectiva del paciente, yo, y mi día a día en un hospital.
¿Qué objetivo tienes con este trabajo?
Pues creo que es el mismo que mi proyecto vital, quiero ayudar, visibilizar una situación a través de mi propia experiencia.
¿Y algún otro proyecto fotográfico a la vista?
Pues sí, estoy con un par de proyectitos. Si te digo la verdad me apetece hacer algo que no tenga que ver conmigo, se trata de un proyecto que tiene que ver con personas y con la reflexión de lo que me ha tenido que pasar para darme cuenta de lo que tengo y de como lo vivo.
No conocía a Pepe de antes, no sabía cómo es de carácter, ni cómo abordar un tema tan íntimo y complicado. Quería centrarme en las fotos, en su trabajo previo, en los objetivos y metas, y quería pasar de puntillas (casi de refilón) por el tema que motivó su trabajo. No fue posible. Pepe es natural, espontáneo, habla de su situación desde la perspectiva de quien asume que la vida tiene etapas y ésta es otra de ellas, todo fue fácil, todo fue bien. Gracias Pepe.
Pepe Guinea | Página web