Virgina Rota es una joven artista española que pese a su corta edad ha desarrollado una intensa actividad como fotógrafa, videógrafa y alrededor del teatro. Su último proyecto, Saudade, ha sido el ganador del concurso de fotografía iberoamericana Nexofoto16, destacando entre los 450 proyectos que se presentaron este año. Hablamos con ella para conocer su propuesta fotográfica.
Tu proyecto se llama Saudade, cuya definición en la RAE es Soledad, nostalgia, añoranza. Eliges este nombre ya que encaja a la perfección con el tema que quieres tratar, la perdida de lo más hermoso en una vida. ¿Qué ha perdido la joven Virginia Rota para necesitar desarrollar este proyecto?
He perdido el hogar, la casa, y mi historia.
El significado de Saudade ha sido vagamente acotado por nuestro diccionario a tres sustantivos; elijo ese nombre por su significación en portugués y gallego, elijo ese nombre por la poesía y la música que arrastra, porque es la efigie del dolor; un llanto que nunca termina.
En este trabajo, desarrollado en la intimidad de tu hogar y jugando con las luces que entran por las ventanas, retratas a distintas mujeres y chicas. Amigas, desconocidas con las que contactas por Internet e incluso algunas viandantes a las que invitas a tu casa. ¿Son una suerte de espejo en el que te miras? ¿Te estás autorretratando?
El trabajo se ha ido haciendo solo; cuando comencé a retratar a todas estas mujeres lo hice porque algo de ellas me llamaba la atención, pero no porque quisiera que representaran algo específico (al menos no de manera consciente).
Cuando coloqué las primeras fotografías juntas me di cuenta de que había algo que estaba ocurriendo entre ellas y todo lo que yo estaba escribiendo durante ese año. Entonces me encontré con la Saudade.
Ahora que el proyecto ha culminado y que puedo distanciarme algo más que entonces, claro que encuentro una parte de autorretrato en todo esto; pero concibo la Saudade como un estado con el que todos los humanos nos encontramos en algún momento de nuestra vida, no pienso que me pertenezca exclusivamente a mí y, por tanto, no siento que este proyecto sea un retrato individual y cercado a mi vida.
Le dices a tu madre: Me busca, madre, me busca. La locura me busca y estoy a un paso de entregar mi alma a este hábil diablo que ha prometido cubrir mi pena.
¿Crees que esa es la razón final de la locura, un antídoto para quienes no pueden soportar más la pena?
Creo que cuando uno se siente realmente mal, ansía que cualquier cosa le salve, y la locura, que ahora se me asoma terrorífica, en esos tiempos parece un fiel antídoto para la supervivencia.
¿Cómo se desarrolla el proceso de ser retratada por Virginia Rota? ¿Qué tipo de conexión o falta de la misma se crea entre tú y tus modelos para llegar a las fotografías que vemos?
Es una situación muy extraña que me atrae cada vez más, casi como una ceremonia. Trato de ser respetuosa y pedirles lo mínimo. A la mayoría de personas a las que retrato las he visto físicamente con anterioridad, bien en un bar, caminando por la calle, o en casas de amigos…
Las he visto en situaciones cómodas para ellas, así que cuando vienen a casa todo el tiempo que pasamos juntas estoy tratando de volver a encontrarlas en el mismo estado. Desconozco la conexión que surge entre las personas que retrato y yo, a menudo suceden emociones durante el encuentro que no espero y me conmueven. De repente alguien llora por una canción que suena, o simplemente por estar...
Tras retratar la perdida, y con algo de suerte, superándola gracias al efecto redentor que es intrínseco al acto fotográfico, ¿Qué nuevas perspectivas visuales se abren para Virginia Rota?
Creo que la pérdida nunca se supera, sino que es un dolor constante que te continúa hasta el último día. Mi amigo Jose Andrés López, en su obra teatral Oymyakon, escribió lo siguiente aludiendo al desamor:
No te vas a poder quitar esa tristeza, como una extremidad muerta que vas arrastrando.
Creo que el daño de la pérdida es irreversible, que se perpetúa la imposibilidad de colmar el hueco y que ni siquiera la divinidad del arte puede contender contra ello. La fotografía, como todas las otras disciplinas artísticas, lustra la realidad posibilitando la toma de conciencia de esta, y quizá se acaba consiguiendo algo similar a la aceptación. La obsesión que me produce tener un proyecto me sirve, la mayoría de las veces, como un leve anestésico histórico, de mi propia historia, pero el cuerpo nunca se olvida de la herida.
Este año la compañía de danza La Phármaco ha estrenado en Madrid 'Kaspar Hauser. El huérfano de Europa'. El proceso de creación de la obra ha sido algo increíble. He estado siguiéndolo por seis meses, esto ha modificado por completo mi percepción con respecto al trabajo del creador. Ahora toda mi energía está centrada en visionar y editar el material con objeto de hacer el que espero que sea mi primer largometraje documental.
En fotografía estoy trabajando, a través del retrato, sobre la infancia (Infans. Los que no hablan) y la muerte del cuerpo (S/T todavía), son proyectos separados, aunque creo que en algún punto tomarán su unión.
Página oficial | Virginia Rota
Ver 5 comentarios