Javier Arcenillas se define a sí mismo como humanista y fotógrafo freelance. Sus imágenes encajan en lo que ha venido a denominarse en los últimos tiempos: fotografía humanitaria. Así ha venido desarrollando sus proyectos por toda América Latina principalmente, aunque combinando otros destinos como Myanmar.
Galardonado en varios concursos, acaba de ganar el segundo premio de Asociación Nacional de Fotógrafos de prensa de los EE.UU. dado que, gran parte de su trabajo, como él mismo reconoce, se publica allí. Antes de afrontar su próximo proyecto fotoperiodístico con la cadena CNN, nos ha concedido unos momentos para hablar de su pasado y presente en la fotografía.
¿Qué contestar...? podría ser un cínico y decir que los premios no son nada, que yo sólo me dedico a trabajar, que la constancia de los mismos es anecdótica para mí... bla, bla, bla... ser un hipócrita y decir que es un honor inimaginable y una oportunidad única en mi carrera profesional. O ser realista y explicar que desconocía a la NPPA, que es un premio que han concedido a través de la plataforma digital de CNN y que aquello de que lo económico es lo que más me hace falta no hay nada de nada.
Los premios tienen un peligroso componente egocéntrico donde el "ombliguismo" más recalcitrante se apodera de nuestras neuronas y nos vuelve un poco estúpidos. A mí, los premios en general me dan exactamente igual y mi consideración para con ellos es como una transacción económica en caso que tengan metálico. Yo vivo de la fotografía y, en muchas ocasiones, por falta de trabajo he tenido que plegarme a ellos para subsistir y no han sido pocas veces. Sí, ciertamente este tipo de cosas generan satisfacciones pero a mi personalmente me han dado más disgustos, he cometido errores que han resultado desenmascaradores de las más oscuras necedades dentro de la profesión donde hay personas que se creen con carga moral de poder juzgar libremente y condenar para después soltar un discurso fotográfico sobre el hambre y las injusticias. "Puedo condenar y condeno"... En fin, hipocresía. Me pasa bastante que, en lugar de ver y valorar el contenido del trabajo, prefieren criticarme por una cosa del pasado, algo que me da bastante risa. Sin embargo, esto me ha hecho ir a día de hoy con la cabeza muy alta sabiendo que no soy perfecto, que esos errores han construido un mejor fotógrafo en mi y que todo lo que rodea el "glamour" de estas estupideces de los premios solo me reconfortan cuando gracias a ellos puedo seguir trabajando.
Además del reconocimiento del premio ¿qué supone profesionalmente?
¿Qué ocurre? Pues, sencillamente que gran parte de mi trabajo es publicado en EE.UU., el mercado español está corrompido por una negatividad creativa que no permite avanzar a muchos profesionales entre los que me encuentro. Los medios nacionales prefieren abrir galerías fotográficas y publicaciones con imágenes de agencias que las sueltan y recogen todos sus medios suscritos. Esto hace que en lugar de enriquecerse con material inédito y único, los periódicos hacen apuestas fotográficas que se ven igualmente entre los mismos medios y su competencia. Por eso, la práctica totalidad de mis trabajos son publicados en el extranjero, esto es paradójico porque mi base de cotización profesional está en España y, por azar, suerte o fortuna los del premio NPPA han pensado que mi trabajo merece un galardón. Esto para mí, sí tiene relativa importancia porque me garantiza dos nuevos encargos para CNN, que es uno de mis clientes en ese país y, afortunadamente paga, no todo lo que me gustaría pero sí son formales y profesionales cumpliendo con los pagos. He de reconocer que de prestigio no se vive, así que cambio a ojos cerrados cualquier prestigio o galardón reputado por el pago de facturas comunes como luz, agua, comunidad, ... etc.
Háblanos de tu trabajo en Honduras. Un lugar que, a priori, no parece tan peligroso como demuestran los datos. ¿Cómo fue tu experiencia allí? ¿Lo pasaste mal en algún momento? ¿Qué dificultades encontraste para llevar a cabo tu trabajo?Honduras es,.. es diferente, no se puede comparar con demasiados lugares. Es peligrosa porque se encuentra en una zona estratégica para el tráfico de droga que viaja del sur al norte. Es peligrosa porque toda esa zona que engloba a Honduras, Guatemala y El Salvador está dominada por unas políticas de estado que han fracturado estos países generando una sociedad muy desigual, armada y violenta que atemoriza a los ciudadanos que viven en ella y esto no les permite progresar con toda la fuerza que sería necesaria.
He pasado varios años en la zona y mis experiencias van desde lo caótico a lo dantesco: me han robado, asaltado, amenazado, agredido, disparado e intimidado sin ningún tipo de aspaviento. He pasado muy malos momentos en los que mientras escuchaba las balaceras tendido en el suelo durante algunas horas sin poder levantarme me preguntaba qué coño estaba haciendo allí.
Es difícilmente explicable. Verás. He convivido en las casas de compañeros fotógrafos y periodistas, en los últimos años compartí mis pasos con Alberto Arce, Corresponsal de Associated Press en la zona y siempre debatíamos las realidades de la zona. Hablábamos sobre las oscuras calles del barrio de Comayagüela en Tegucigalpa donde es más peligroso y pasas mas miedo que en muchas de las zonas de combate de lugares como Siria o Irak. ¿Por qué? Muy fácil, en zona de guerra es muy sencillo saber donde se encuentra el enfrentamiento - no quiero decir que no sea peligroso - pero en una de esas calles en cualquier asalto no existe la amenaza, simplemente te matan y te roban, te violan y te matan, te agreden, intimidan y/o secuestran. Pero es para volverse loco y vivir permanentemente en estados de ansiedad porque esto ocurre todos los días del año a cualquier hora.
El trabajo de periodista en la zona es de un riesgo extremo en función de las informaciones con las que trabajes. Ya he perdido la cuenta de los compañeros asesinados. De amenazados mejor no hablar. Para mi son superhéroes.
Un día, mientras trabajaba con personal de Casa Alianza (sanitarios y voluntarios que alimentan a personas de la calle, principalmente resistoleros) nos asaltaron, bueno, me asaltaron con arma de fuego en plena calle transitada y a las 11 de la mañana. Por puro instinto desarmé al atacante y logré reducirlo por la fuerza mientras les gritaba a los de Casa Alianza que llamasen a la policía de la zona. Lo sucedido después ya no tiene mucha importancia pero al regresar con Alberto Arce me sentí como un niño por la bronca que me echó, me libré por pura suerte de un ataque que me habría podido costar la vida de un disparo. En la mirada de mi compañero solo veía preocupación, estaba claro que tenia toda la razón. Reflexiono sobre momentos como ese cada día.
No son pocas las ocasiones que me pregunto porque me dedico a hacer estas historias cuando lo que mas me gustaría es hacer fotografía de paisaje con mi cámara técnica. Pero es que la respuesta no es fácil, hay que luchar fotográficamente por contar las historias de una forma crítica y reflexiva, a mi me importa la gente que vive allí y lo pasa mal y yo quiero hablar de su miedo, no me interesa tanto la violencia como la frustración y el desaliento de las personas que viven allí. A mi me gusta Honduras y Guatemala. Amo a estos países y sus gentes. Para mi como periodista es una responsabilidad contar mis experiencias.
¿Es, realmente, Honduras el lugar más peligroso de los que has visitado?
Sí, es uno de los más peligrosos, ciertamente.
Este trabajo premiado parece que tiene que ver bastante con "SICARIOS" y "RED NOTE" que pudimos ver en PhotoEspaña. ¿Es así?
Es una continuación. La primera parte de la trilogía es "Sicarios", la segunda es "Red Note" y la tercera es en la que me veo enfrascado ahora mismo, creo que va a ser el último año que desarrolle este trabajo.
Hace menos de un año me concedieron una subvención de la Beca "Eugene Smith", es importante recordar que es una de las mejores becas que pueden darle a un fotógrafo que realiza un trabajo como éste. Los organizadores me han pedido que complete y cierre el trabajo para que el capítulo américa Latina y violencia quede finalizado con ella.
Pero el desarrollo de estas historias me deja muy agotado mentalmente, la preparación anual que realizo para cada historia puede llegar a ser terriblemente frustrante cada vez que llegas al terreno. Nada sale como piensas, te pasas los días al teléfono intentando salir para hacer cosas y no siempre ocurren cuando puedes acceder a ellas. Pero bueno, todo forma parte del trabajo. La dureza de lo que vas contando te hace reflexionar cada día.
Yo me siento muy orgulloso de estos ensayos, con ellos he crecido más de la cuenta como fotógrafo. Estas historias me han permitido relativizar mi vida de cara a lo que es importante pero Hay que luchar fotográficamente por contar las historias de una forma crítica y reflexiva.
Y lo importante es hablar de la violencia, aunque es un asco que este tipo de historias no tengan más repercusión. Yo intento moverlas por todos los sitios. Publico en todo tipo de revistas, prensa y nuevos formatos, libros, hago exposiciones, me presento a premios pero parece que sigue siendo poca la repercusión. Es bastante triste.
Como miembro de GEA Photowords tienes trato con multitud de ONGs, administraciones y otros muchos fotógrafos que comparten tu visión del mundo que nos rodea. ¿Hasta donde te lleva tu compromiso con GEA Photowords?
Bueno, desgraciadamente mi camino con GEA ha tenido que finalizar momentáneamente y he tenido que dejar a mis compañeros solos en el proyecto. Demasiados compromisos y atenciones familiares desatendían mis funciones en la organización y con mucha pena he tenido que dejarlo. Pero GEA y quienes la forman son parte de un patrimonio personal formado por el cariño y la amistad que siempre están conmigo. Alfons Rodríguez, Angel López Soto, JC de la Cal, Nacho Carretero y todos los que han formado y forman GEA son los mejores profesionales con los que quisiera estar en cada trabajo
En ese aspecto, nació el proyecto con unas ideas liberales de unos periodistas y fotógrafos que respetamos los derechos fundamentales y el medio ambiente, estar ahí ya era una declaración de principios. Ellos son un referente de actuación y un ejemplo de buenas prácticas periodísticas. He aprendido mucho estando ahí.
Volvamos a tus trabajos. América Latina parece ser uno de tus compromisos profesionales más recurrentes. Sin embargo, Citizens of Despair en Myanmar, un trabajo desarrollado con Médicos Sin Fronteras supone un enfoque con ciertos matices diferentes.
Trabajar con ONGs es una tarea compleja y difícil ya que has de plegarte a sus actuaciones y no puedes moverte en paralelo con ellas. En el caso de "Citizens of Despair" fue muy diferente, en un principio la idea era hacer un numero determinado de reportajes en la zona de la India con varias Organizaciones con las que ya había trabajado antes y posteriormente poder venderlos a medios, en esos proyectos tenía la compañía de Cristina De Middel con quién desarrolle el Fotolibro WELCOME, ella era la que tenía los contactos de Médicos sin Fronteras y gracias a la editora gráfica de MSF Bélgica conseguimos hablar con el coordinador de la zona de Myanmar ya que nuestra idea era la de permanecer en el campamento de refugiados Rohingya en Kutupalong y contar su desesperada situación legal allí.
Una vez en el campamento, la verdad es que el trabajo con MSF fue más bien escaso, salvo la zona de atención médica el campamento estaba muy desperdigado y campar a nuestras anchas no era complicado. Eso sí, siempre que pudiese dar esquinazo a la policía que merodeaba por la zona ya que buena parte de ese campamento estaba ilegalizado y a las autoridades no les gustaba que un periodista preguntase e hiciese fotos por allí. En esa zona también se encontraba Acción contra el Hambre y Amnistía Internacional pero en general, sin muchos problemas, hicimos contacto con los lideres del propio campamento que nos llevaban de la mano por todos los sitios. Tal vez lo único molesto era la intensa lluvia a la que estábamos sometidos cada día en un campamento lleno de barro.
En mi caso recuerdo que realicé parte del trabajo con una óptica descentrable que me había fabricado con un desatascador de baño para conseguir retratos con Tilt-Sift. Fue de pesadilla, como tenía que sujetar la cámara y la óptica con las dos manos me pasaba la mayoría del tiempo refugiándome de la lluvia en las casas de los Rohingya, Cristina se partía de la risa cada vez que se me mojaba y empañaba la lente porque era todo un espectáculo. Son batallitas y mas batallitas. De ese viaje tengo miles. Terminé realizando nueve historias de las que solo conseguí publicar la mitad, todo lo demás se quedó en ensayos fotográficos. Pero quedo un precioso libro que ahora es difícil de encontrar.
¿Multimedia o Fotografía? En que medio te encuentras más a gusto para contar historias.
Yo empecé en el mundo del cine, tengo hasta una titulación de la Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid en Dirección de Fotografía. Ahora a todos les ha dado la fiebre de realizar documentales y llamarlos multimedia pero hay que recordar que en España desde hace muchos años hemos tenido auténticos referentes en el cine Documental. Todos los componentes del programa “El hombre y la Tierra” que fueron pioneros en su campo por poner un ejemplo. Es increíble como en estos años a todos los fotógrafos les da por querer convertirse en realizadores. Personalmente me parece bien, esa mirada fotográfica beneficia mucho el contenido visual de muchas historias. Yo estoy realizando cosas para televisión, también, con CNN que es la empresa para la que he realizado el trabajo del premio en cuestión. Pero sin alardes, nada profundo o reflexivo, el multimedia y la fotografía son dos idiomas complementarios aunque desarrollar ambos a la vez deprecia en contenido de los dos. Yo seguiré jugando con el multimedia y trabajando con la fotografía.
Próximo destino ...
Realizaré mi último viaje a San Pedro Sula, la ciudad mas violenta del mundo. Intentaré que no me pase nada, visitaré a mis amigos Alberto Andino, Claudio y Orly que son mis guías y protectores e intentare terminar mis ensayos.
Hasta aquí la entrevista con Javier Arcenillas, fotoperiodista, al que deseamos mucha suerte en su próximo viaje y, sobre todo, que tenga mucho cuidado.
En Xataka Foto | El fotógrafo español Javier Arcenillas logra el segundo premio de la Asociación Nacional de Fotógrafos de Prensa de EE.UU.
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