Siempre es motivo de orgullo patrio contar con fotógrafos jóvenes de gran trayectoria que se labran su currículum fuera de nuestras fronteras. Es el caso de Miguel Candela, un fotógrafo alicantino que reside en Hong Kong y cuyo trabajo ha recibido varios premios, se ha expuesto en varias ciudades, ha publicado en prestigiosos medios y al que no hay que perder de vista.
Aprovechando mi interés en la fotografía documental y el fotoperiodismo, descubrí a Miguel Candela y su singular mirada a pueblos y situaciones lejanas (Mali, Kenia, Filipinas, Bangladesh, China...) a las que ha puesto luz con reportajes sobresalientes, sin buscar el dramatismo fácil, con rigor, con cercanía y con profundo respeto. Destacaría 'Retratos del corazón Masai', 'Un amargo cuento de hadas' o 'Brothels', pero cuesta quedarse con alguna foto concreta.
Aprovechando una pausa entre sus habituales viajes por Asia, ha tenido la gentileza de contestar a las preguntas de esta entrevista, que espero sirva para conocerle un poco más.
- ¿Cómo surgió tu interés por la fotografía y cómo lo perseguiste?
Empecé a tomar mis primeras fotografías hace diez años. En el instituto, me apunté a una clase de fotografía. Aprendí lo básico; el funcionamiento de la cámara, composición y revelado en el cuarto oscuro. Me encantaba ver el resultado final, nervioso por ver si había medido correctamente la luz, la velocidad y el proceso de revelado y positivado del negativo. Por aquel entonces siempre disparaba en blanco y negro.
Desde siempre me han atraído las personas y sus historias, de ahí, que me cautivaran los reportajes sociales y el fotoperiodismo. Me impactaban y me se siguen impactando, el trabajo y la vida de fotógrafos capaces de sumergirse en una historia con una tenacidad y compromiso inalterable. Se cuelan en la vida de la gente, a veces en situaciones de alto riesgo y obtienen la confianza y la invisibilidad que les permite realizar un trabajo auténtico.
Es una obsesión que muy pocos entienden, anteponer absolutamente todo por divulgar (defender) una causa.
Ese compromiso siempre me ha fascinado. Cada fotógrafo debe encontrar su tema personal, que le apasione y le llene tanto que pueda dedicarle a él gran parte de su carrera. Todavía estoy en esa búsqueda, supongo que cada día un poco más cerca.
- Ante la difícil situación, ¿cómo se puede vivir de la fotografía?
No hay una fórmula y menos que esta se pueda aplicarse en todas las situaciones. Antes de nada, hay reflexionar sobre cómo se quiere vivir, sabiendo que hay que estar dispuesto a sacrificar muchas cosas para que ese sueño deje de ser solo un sueño. Hay que ser realistas.
Dentro de la fotografía existen distintas ramas y en función de ellas también cambian considerablemente los ingresos del fotógrafo. De ahí que no sea lo mismo trabajar en moda, arquitectura, que en temas de actualidad política o social.
El mercado, a día de hoy, nos está ahogando. Más allá de las cantidades ridículas que se pagan a los periodistas y fotógrafos freelancer, tenemos la impresión de que nos consideran prescindibles, no se valora ni se respeta el trabajo que hacemos.
La imagen es fundamental en un reportaje. Es algo que en una noticia crea un impacto que queda en la retina del lector, luego se lee con más o menos profundidad en función del interés de cada uno y, por supuesto, la calidad del artículo, pero el personaje, la situación, ya está en tu memoria. Creo que no hay mejor titular, por eso se seleccionan tanto.
Cuando fotografiamos en distintos lugares, no vamos de vacaciones, hacemos un importante esfuerzo físico y económico que, como comento, no está ni reconocido ni valorado.
- Para realizar trabajos como los que realizas, la implicación es esencial ¿cómo preparas tus proyectos y cómo consigues esa implicación?
La implicación siempre está ahí si uno tiene la suerte de elegir los temas. Es una puesta personal, por lo tanto el éxito va mucho más allá de si se llega a publicar o no. Es una satisfacción y motivación que te ayuda a darlo todo, incluso te sorprendes a ti mismo.
Obviamente hay temas que de por sí necesitan ayuda externa, para acceder a ellos y conseguir los contactos necesarios. Según el proyecto, a veces conviene intentar acercase primero a las ONGs para que te aporten información, conocer sus programas en la actualidad y colaborar con ellos sobre el terreno.
* Tras vivir experiencias tan fuertes durante algunos de tus proyectos ¿qué secuelas quedan? ¿te hacen más fuerte? ¿te motivan aún más para seguir mostrando estas historias?
Resulta gracioso cuando algún familiar o amigo cree que voy a tomarme piñas coladas en alguna playa de película en países como Sri Lanka o Bangladesh. ¡Si no llego a visitar los puntos turísticos del país! Los viajes son duros por el ritmo alto que trabajamos cada día y por las dificultades que entraña la falta de infraestructuras.
Es complejo mantenerse frío o aislarse en determinados momentos, pues las historias que has vivido te salpican. Alguna vez me ha pasado que haciendo cualquier cosa -ajena a la fotografía-, en casa o en la calle, de pronto, de la nada, recuerdo de alguna de estas historias.
Después de varios años uno empieza a creerse que lo ha visto casi todo, que pocas cosas te pueden sorprender, pero nada más lejos de la realidad. Lo crueles que podemos llegar a ser y las circunstancias tan extremas en que vive una enorme parte de la humanidad. La maldad más gélida, también la generosidad del ser humano se te presenta de frente.
Me molesta no poder hacer más. La fotografía puede presionar y remover en la medida de lo posible a la opinión pública, pero sin el apoyo necesario y a veces contra los intereses de todo tipo, puede caer rápidamente en el olvido.
Cuántas veces hemos visto en las noticias reportajes de denuncia, que causan mucho revuelo, pero que después de unos meses se olvidan, pasa incluso con las grandes catástrofes. Si no hay reportajes e imágenes para ese recuerdo ya no existe.
- ¿Qué es lo más agradecido dentro de tu trabajo en el fotoperiodismo? ¿y lo que menos?
Sin ninguna duda, lo mejor que tiene este oficio (aparte de fotografiar) es el hecho de poder viajar, experimentar y aprender de primera mano sobre otras culturas y realidades, conocer gente con otras maneras de pensar, documentar su cotidianidad y lo que pasa en el mundo... no tiene precio. La fotografía y el fotógrafo no es solamente un oficio, sino una manera de ver el mundo y de vivirlo, de capturar nuestro presente.
Sobre el terrero, se dan muchas situaciones que se viven intensamente. Suelen ser viajes largos, el ritmo de trabajo pasa factura, la complejidad de las historias, etc. Cuánto más duro es, más se aprende de uno mismo y de los límites. Gracias a la fotografía he podido conocerme mejor e ir aprendiendo en todos los sentidos, con el paso de los años.
También he tenido la fortuna de conocer a muchos compañeros estupendos dispuestos a echarte una mano o resolver dudas. Sin pedir nada a cambio, se intenta ayudar todo lo posible. Hay mucho compañerismo.
Como siempre, no existe el trabajo perfecto y en ocasiones nos enfrentamos a determinados dilemas que pueden llegar a ser un dolor de cabeza.
Hoy por hoy, y viendo la tendencia de los últimos años, se están perdido valores básicos en la prensa escrita, aunque hay casos excepcionales, por supuesto.
Entiendo que hayan temas que de por sí no sean "comerciales" o incluso que la realidad muchas veces pueda salpicar al lector, pero creo que la credibilidad de un medio pasa por dar las dos caras de las noticias. Por supuesto, que el ocio es bueno (a mi me encanta el fútbol) cómo también es importante conocer qué pasa en el mundo. No estaría mal un equilibrio. Estoy seguro que los lectores aprecian ver este tipo de reportajes pero no se les da la oportunidad. Parece que si no se sabe es que no pasa y esto aísla.
Sin dar nombres propios, hay varios suplementos dominicales que antes se caracterizaban por apostar por el fotoperiodismo (de verdad) y reportajes sociales llegando a crear tendencia y repercusión. Parece que hoy en día la filosofía es bien distinta y priman la información publicitaria y los temas llamados "de evasión" con personajes extraños, sobre los de educación, cultura o sociales.
Asimismo, me parece increíble que cientos de compañeros realicen trabajos extraordinarios y la gran mayoría no consiguen publicarlos. Es inexplicable e incluso vergonzoso que no despierten interés en los medios, y muchos teniendo que recurrir a los medios extranjeros. Definitivamente la prensa escrita está perdiendo fuerza y no me extraña.
Hay que buscarse otras alternativas, no hay otra. Por poner un ejemplo personal, mi reportaje "Brothels" fue galardonado con varios premios internacionales y aún así no he conseguido publicarlo. Demasiado duro para el lector, dicen ¡qué opinión más pobre de los lectores!
Alguna vez algún compañero ha criticado o menospreciado mi trabajo por la simple razón de no haberse realizado en España. "Siempre es más exótico y fácil fotografiar en el extranjero", comentan. No me siento molesto por estos comentarios, pero no creo que "exótico" sea la palabra adecuada para lo que yo he visto y para las personas con las que he convivido, creo modestamente que existe bastante desconocimiento en esas opiniones.
Hay que fotografiar aquello que personalmente te llegue y en el lugar que ocurre. Lo demás carece de importancia. Fotógrafos como Steve McCurry o James Nachtwey han fotografiado prácticamente toda su carrera fuera de su país natal y su compromiso y calidad no se discute.
- ¿Consigues todas las fotos que buscas en cada proyecto o se quedan muchas por hacer?
Rara vez me he quedado satisfecho con mis trabajos. Siempre se puede hacer más y mejor. Me exijo lo máximo. Obviamente, hay factores que influyen, a la hora de tener éxito y no se pueden controlar.
Antes de realizar un reportaje, se puede tener una idea aproximada de lo que se puede encontrar pero muchas veces, sobre el terreno, la realidad es distinta y se tiene que empezar desde cero.
Eso no significa que no se pueda hacer un buen trabajo, sino que hay que actuar y amoldarse a la situación. No hay mucho margen, pero eso lo hace inquietante y emocionante. Hay que dejarse llevar, improvisar y sentir a través de los ojos.
Por ejemplo, a principios de este año fuimos a Sri Lanka a documentar la posguerra. No sabíamos con qué nos íbamos a encontrar al llegar a Colombo, pero puedo decir que este reportaje, sobre la situación actual de la posguerra y sus ramificaciones, ha sido el más difícil hasta la fecha.
Las historias son tremendas, estremecedoras, sobre todo en los últimos meses de la guerra. No obstante, nadie quería hablar con nosotros o arriesgar su vida por ello. El miedo es un arma muy poderosa. Sin embargo, no les faltan razones. Los osados que deciden ir en contra del gobierno, pueden verse seriamente perjudicados o incluso "desaparecer".
Para tratarse de un país democrático (según el gobierno), Sri Lanka ha marcado una línea invisible pero palpable que separa el norte del país –territorio Tamil- con el resto; no se benefician del turismo, viven en condiciones precarias, están bajo un estricto y riguroso control del ejército Sinhalese.
Este control es una muestra de poder, demostrando que los Tamiles no tienen nada que hacer y el gobierno está por encima de ellos. Podían verse soldados cada 30 metros en todas las carreteras que viajábamos. De hecho, fuimos interrogados varias veces por el ejército, querían ver que estábamos haciendo. En tales condiciones, que nunca hubiéramos podido prever, decidimos seguir adelante y finalmente pudimos documentar distintas historias.
- Una difícil: ¿qué fotógrafos tienes de referencia?
Creo que no voy a ser muy original. Por decir una, como todos ya saben, la agencia Magnum cuenta fantásticos fotógrafos; Josef Koudelka, W. Eugene Smith, Cristina García Rodero, etc. Personalmente también valoro mucho el trabajo de James Nachtwey y Pep Bonet entre otros.
- ¿Puedes contar cómo es tu flujo de trabajo: desde tu preparación a un proyecto, su ejecución y posterior edición?
Procuro leer y estar documentado sobre el país que visito. Si algunos de mis amigos, fotógrafos o no, han visitado el país, intento conocer sus experiencias, impresiones… todo aquello que pueda resultar útil a la hora de tratar con la gente. Siempre es importante empezar con buen pie y conocer sus costumbres ayuda a relacionarse.
En los últimos años, he tenido la gran fortuna de trabajar junto a Zigor Aldama (corresponsal del grupo Vocento). Debo de reconocer que sin él, me habría sido prácticamente imposible tener acceso, los contactos o los temas que hemos conseguido cubrir. Gracias a él, he podido aprender de primera mano cómo es el periodismo de calidad. Su objetividad y tenacidad con los temas forman parte de mi formación.
Espero que algún día pueda devolverle todo lo que le debo y que se sienta orgulloso de mi trabajo como fotógrafo y de todo lo que vamos aprendiendo juntos y con la gente, trotando por esos mundos.
- ¿Cuánto tiempo dedicas a tu web y tu presencia en internet como fotógrafo? ¿te ha resultado esencial?
Sin lugar a dudas, no lo necesario. Hace poco que cambié mi página web y todavía no la he acabado.
Tener una página web te da credibilidad y la gente puede ver tu porfolio, pero tengo mis dudas de si realmente es necesaria. Igualmente me pasa con las redes sociales.
Puede ser importante estar allí y tener la oportunidad de llegar a más gente, pero hoy por hoy yo le dedico más tiempo a mis fotos. Soy consciente de que hay muchos fotógrafos que le dedican gran parte de su tiempo a su web, blogs etc. y que la repercusión de su trabajo, lógicamente, tiene que ser mucho mayor.
Yo todavía no me he interesado tanto por ese aspecto pero está claro que ya no basta solamente con ser fotógrafo, la difusión de tu trabajo es importante.
- ¿Qué consejos darías a quién quiera dedicarse de lleno a la fotografía documental y de reportaje?
A menos que uno sea un fotógrafo con prestigio y sumamente reconocido en el ámbito de la fotografía, creo que el resto de nosotros sigue persiguiendo el sueño de vivir de la fotografía.
Antes, solía impacientarme, pensaba que si ganaba algún concurso quizá tuviera el camino más despejado. Bueno eso ya me ha sucedido, también he tenido la suerte de exponer, pero está claro que aunque te llena de satisfacción no va acompañado de soluciones económicas.
Como ya he comentado antes, hay que tener mucho sacrificio y vocación. Por lo tanto, hay que tener mucha paciencia, no desesperarse aunque los resultados tarden en llegar.
Hay casos excepcionales en los cuales el éxito se obtiene rápidamente (cualidades de fotógrafo, ser buen comunicador...).
Debemos de disfrutar de lo que hacemos, ser exigentes con nuestro trabajo y seguir aprendiendo, aprendiendo… Como en todo en la vida, hay que ser ambiciosos sin ponerse límites; apuntar a algo grande. Si uno es cabezota por naturaleza, lo tendrá más fácil, pues hace falta mucho tesón.
Una alternativa para costearse los trabajos personales es tener un trabajo que no esté vinculado con la fotografía, que te pueda aportar los ingresos necesarios para dedicarte a la fotografía a posteriori o compaginarlo con este.
Hay fotógrafos que deciden dedicarse la fotografía de bodas, en un principio como algo temporal pero con el paso del tiempo y los años es difícil volver a una vida incierta.
Siempre que se pueda hay que recordar los objetivos que te hicieron apasionarte por la fotografía y no decaer.
Por último, debemos ser fieles a nosotros mismos sin dejarnos influenciar por las corrientes o modas que existen en la actualidad.
A un editor gráfico puede no gustarle mis reportajes o mi mirada, puede incluso que tenga razón, pero no va a cambiar la manera que veo o entiendo cada situación o lo que siento en un momento concreto. Todo puede ser tan subjetivo que debemos creer en lo que estamos haciendo, es la vida de cada uno.
Puedo decir también que la fotografía me ha dado momentos y satisfacciones personales que no las cambiaría nunca. Es una pasión.
Agradezco a Miguel su siceridad y sus palabras (además del permiso para publicar las fotos que se acompañan) que demuestran que el oficio del fotógrafo, sobre todo el fotoperiodista o el fotógrafo documental, no es fácil, pero es una de las mejores formas de conocer historias de rincones del mundo a menudo olvidados. Y su trabajo sigue siendo esencial. Os invito a visitar la web de Miguel Candela y, sobre todo, seguir la pista de sus trabajos.