Laura León es una fotoperiodista sevillana que colabora para medios como The New York Times, mientras reside en su propia ciudad. De amplia y prestigiosa carrera dentro del fotoperiodismo, ha realizado su trabajo en Oriente Medio, China, Kosovo, Sudáfrica, India o Marruecos, entre otros destinos. Nos ha despertado curiosidad su último proyecto, donde ha buscado reflexionar sobre la invasión del turismo en algunas ciudades y cómo nos condicionan para visitarlas y conocerlas.
Hemos realizado una entrevista con Laura León para conocer más sobre este proyecto, así como también sobre su trayectoria y su visión del fotoperiodismo.
Hola Laura, cuéntanos cómo surgió este proyecto que has llamado "I decided to wake up at 5 A.M."
Es curioso que haya despertado tanto interés, porque surgió de algo poco premeditado. Esta historia surgió porque sufrí un impacto del fenómeno del turismo masivo. Me pareció desagradable. Lo sufrí en primera persona en una visita a Venecia y no pude ver nada de lo que se supone que iba a ver.
A las 5 am empecé a sentir que estaba en otro lugar, que no tenía nada que ver como cuando está atestado de turistas. Y sentí la necesidad de llevarlo a la fotografía
De esa situación me llevó a una reflexión sobre nuestro comportamiento ¿qué nos está pasando? ¿por qué hacemos esto tan absurdo? Entre tanto reflexionaba, se me ocurrió levantarme a las 5 de la mañana e ir a esos sitios tan turísticos sin personas. Ahí empecé a sentir que estaba en otro lugar, que no tenía nada que ver como cuando está atestado de turistas. Y sentí la necesidad de que este asunto me lo tenía que llevar a la fotografía.
No es una situación que me quedara para mí sola, esto que había vivido necesitaba explicarlo a través de fotografías y decidí, ya de forma organizada, acudir a los sitios donde ya había estado pero a las 5 de la mañana y fotografiarlos. Y luego volver a horas punta para comparar. Al final es lo que hacemos los fotógrafos, trasladar una reflexión que nos surge a la fotografía, aunque en este caso no fue premeditado, surgió así y me impactó mucho, de ahí que decidiera plasmarlo con fotos.
Todo esto te surgió en Venecia, un buen ejemplo de la saturación turística, pero ¿lo has notado en más lugares no necesariamente tan turísticos? ¿te has encontrado con situaciones similares anteriormente?
La verdad es que no. Al menos con sentido turístico. He vivido aglomeraciones similares de personas pero en otros lugares, a los que he acudido precisamente para buscar esas aglomeraciones, eran la noticia, y buscaba la foto. En otras ocasiones he vivido caos y aglomeraciones, como en Delhi, con el tráfico, que es algo propio de allí, pero no sentí ese agobio como en el de Venecia que me llevó a este proyecto.
¿Qué le supone a un fotógrafo realizar un trabajo en un lugar así y tener que enfrentarse a tanta masificación y tanta gente con sus cámaras intentando fotografiar lo mismo?
Bueno ahora me ha cambiado la percepción. En mi próximo viaje con finalidad puramente turística, me lo pensaré mucho y, si voy, es precisamente para fotografiar este absurdo de masificación. De continuar con este proyecto, que, sinceramente, ha tenido cierta relevancia, al menos en cuanto a feedback. Ya que me ha escrito mucha gente por este trabajo y eso me anima a no dejarlo y continuar.
Hay trabajos que preparas con mucho cuidado y no consigues relevancia y esto, que no estaba nada premeditado, parece que ha despertado interés
Me ha sorprendido. Hay trabajos que preparas con mucho cuidado y no consigues relevancia y esto, que no estaba nada premeditado, parece que ha despertado interés. Supongo que muchos se habrán sentido identificados con esa situación desagradable y de ahí la respuesta.
Este proyecto ¿qué vas a hacer con él? ¿alguna previsión de difusión?
De momento no he hecho nada, porque tengo otros trabajos entre manos y, éste, no estaba en mi agenda. Pero ante la aceptación, creo que lo voy a continuar. Es probable que lo mueva, aunque ya estamos dejando atrás la época de verano y viajes y eso rige mucho las agendas de revistas y medios. Aunque lo voy a continuar y veré a donde puede llegar. Es una historia que me ha surgido así, pero creo en ella y siendo la necesidad de darle continuidad como proyecto fotográfico y hacerlo crecer.
Por cierto, empezaste profesionalmente precisamente en un medio sevillano, pero luego vinieron otros destinos... ¿qué te han aportado? ¿es más fácil trabajar fuera?
Pues ha variado un poco a cuando vivía fuera. Pero el hecho de decidir residir en Sevilla es porque mi enfoque de trabajo ha variado. Ya no estoy tan interesada en breaking news, algo que he estado haciendo cuando he vivido en otros lugares, como cuando estuve en Palestina, en Gaza.
Ahora mismo me planteo otro tipo de trabajos, no tan ligados al aquí y ahora, sino a desarrollar historias con más tiempo, más largos y a fondo
Ahora mismo, me planteo otro tipo de trabajos, no tan ligados al aquí y ahora, sino a desarrollar historias con más tiempo, más largos y a fondo. Y para eso, si tienes las opciones, puedes vivir donde sea.
Por suerte, tengo ese tipo de encargos y me permiten residir aquí. Unido a que es una decisión totalmente personal. Quiero estar aquí y seguir trabajando con proyectos fotoperiodísticos. Y, de momento, puedo seguir haciéndolo.
Para esa decisión ¿también influye que te sea más fácil trabajar desde aquí?
No siempre. En algunos momentos ha sido más fácil, pero con la llegada de la crisis, es algo que también me ha afectado y ha sido complicado. En todo caso, me siento afortunada porque desde que tomé la decisión, siempre he vivido exclusivamente de la fotografía. Desde que vendí mi primera foto, es lo único que he hecho para ganarme la vida. Pero, claro, han existido momentos duros, complicados y no se si por el hecho de estar viviendo aquí. No se si me hubiese afectado tanto si hubiera vivido fuera, pero el caso es que me pilló aquí y he podido salir adelante.
Curiosamente tu empezaste como fotoperiodista en Sevilla, luego vinieron otros destinos… y vuelves a Sevilla. Ha sido como cerrar el círculo ¿no?
Pues sí. Mi primer reportaje, con mis propios medios, fue sobre el mantecado de Estepa, en Sevilla. Ahí empezó todo, hace muchos años ya. Cuando, en realidad, no sabía lo que era un reportaje. Y curiosamente, no hace mucho que me preguntaron también sobre mis comienzos y, curiosamente, estaba haciendo el mismo reportaje, de Estepa, pero para The New York Times, quince años después. Algo bonito, que cerraba como un ciclo, empezando con un reportaje tan simple y que acabe haciéndolo después para un gran medio.
¿Cómo es tu salto a trabajar fuera? Has estado en destinos tan peculiares como Gaza ¿cómo te fue?
Estaba trabajando en Sevilla pero me surgió la oportunidad en un momento en el que no me lo esperaba. Fui a Oriente Medio, aprovechando la opción, a ver qué tal me iba. Y aquello me cambió la vida profesional.
Cuando me apareció la oportunidad de ir a un destino como Oriento Medio, no me lo pensé. Me lancé y me salió bien
Llevaba trabajando en Sevilla unos seis años, en trabajos de encargo, donde casi me encontraba esclavizada, pero me ayudó mucho a aprender y forjarme como fotoperiodista. Aún así, entre foto y foto, me iba por mi cuenta a cubrir otros temas (manifestaciones en astilleros,…), vamos, que me iba la marcha. Así que, cuando me apareció la oportunidad de ir a un destino como Oriento Medio, no me lo pensé. Me lancé y me salió bien.
Pasé de trabajar en medios locales (El Correo de Andalucía o ABC de Sevilla), a trabajar para otros como The Guardian. Donde precisamente logré mi primera portada, mi primer gran examen. Luego vinieron Times Magazine y otros grandes medios. Aquello me hizo preguntarme ¿qué me ha pasado? Y la respuesta es que yo estaba allí, en el sitio adecuado, en el momento adecuado y pude responder a las expectativas de esos grandes medios. Eso me hizo ganarme un vínculo con medios importante que luego he podido mantener y, ya estando de nuevo a aquí, me han servido para seguir trabajando.
¿Recuerdas aquella primera portada para The Guardian? ¿cómo fue?
Claro que la recuerdo. No la olvidaré. Como tampoco olvido mi primera portada, que fue sobre Semana Santa y que tengo el fotolito de esa portada para El Correo de Andalucía, colgada en mi casa (fue algo muy tierno y emotivo). Me lo regalaron y me hizo mucha ilusión. La de The Guardian no la tengo en mi casa, pero fue muy importante en mi crecimiento como fotoperiodista.
Curiosamente, hace poco en la revista La Marea estrenaba portada fotográfica con un tema que tuve la oportunidad de hacer y que tiene mucha relación con aquella portada en The Guardian. En aquella ocasión fue una foto de una mujer abatida llorando, al perder a su familia. Y siempre quise volver a fotografiar a mujeres valiente, a mujeres así y, por suerte y por el destino, me volvió a surgir la oportunidad y ha sido la que ha aparecido como portada en La Marea. Es como cumplir otro ciclo.
¿Cuánto tiempo estuviste en Gaza? ¿Te marcó?
Estuve muchos meses, hasta que me "invitaron" a salir de allí, porque el permiso que otorgó el gobierno de Israel finalizaba y me tuve que marchar. Seguí en Oriente Medio un tiempo más, coincidiendo con la guerra del Líbano, luego volví a España y me instalé en Barcelona.
Pero como estaba trabajando mucho para temas de actualidad, estaba viajando constantemente en Asia, África… y luego me salió un trabajo con el diario Público, cuando nació, para poder trabajar en Andalucía y fue cuando me vine a Sevilla, sin dejar de trabajar con otros temas fuera, como en África. Fue una etapa muy activa, donde no me faltaba trabajo y, además, entre cada encargo aprovechaba y me iba fuera para seguir cubriendo otros temas, como en Kosovo… luego ya seguí trabajando desde aquí, gracias a la oportunidad que me ofreció The New York Times.
¿Cómo ves la actualidad del fotoperiodismo y el futuro a corto plazo?
El fotoperiodismo está viviendo un momento en el que se están incorporando lenguajes nuevos y veo que se está incorporando a circuitos distintos
Pues el fotoperiodismo está viviendo un momento en el que se están incorporando lenguajes nuevos y veo que se está incorporando a circuitos distintos. Se está ampliando y expandiendo a otras opciones y ahí me siento muy cómoda. Porque mi forma de fotografiar y mi lenguaje es siempre la misma, pero ahora siento que cuando hago otras cosas sigo haciendo fotoperiodismo, como el proyecto de las fotos de turistas en Venecia, que hemos comentado.
Sigue siendo fotografía documental, pero ahora en un marco más contemporáneo, más abierto y con más posibilidades. Siento que ahora es una época de expansión, algo que va de la mano de cómo se está transformando el fotoperiodismo.
¿El futuro? yo es que el futuro del fotoperiodismo no lo veo, será como nosotros, los fotoperiodistas, queramos que sea. Y el mercado ya responderá.
¿El futuro? yo es que el futuro del fotoperiodismo no lo veo, será como nosotros, los fotoperiodistas, queramos que sea. Y el mercado ya responderá.
Precisamente, hace poco James Nachtwey al recibir su premio Princesa de Asturias, comentó eso mismo, que el fotoperiodismo seguirá existiendo mientras los fotoperiodistas sigan poniendo pasión y trabajando y luchando por mostrar lo que ocurre en el mundo ¿crees que además necesita abrirse a nuevos caminos como comentas?
Uno tiene que sentirse cómodo con lo que hace, para que, aunque sea duro, al menos sea satisfactorio. Cada uno tiene que elegir su lenguaje, su mensaje y su nicho. Ahora, en la actualidad, para el fotoperiodismo hay muchos más nichos de los que había antes. Ya no solo dependes de un periódico que te encargue un reportaje, ahora puedes contar aquello que te interesa, con más libertad y no deja de ser fotoperiodismo, aunque se muestre en otro tipo de medios y formatos.
Creo que trabajo con el lenguaje documental, pero con un formato de trabajo más libre, independiente, sin saltarme una ética que respeto.
Yo, en realidad, como fotoperiodista, en el más sentido más estricto del término, ya no me siento. Creo que trabajo con el lenguaje documental, pero con un formato de trabajo más libre, independiente, sin saltarme una ética que respeto.
¿Haces vídeo para tus trabajos documentales?
Hago poco vídeo. Ahora mismo. El vídeo es muy interesante, no me especializado en ello, pero sin duda tiene muchas opciones. Ahora mismo, es que no me lo demandan y no puedo dedicar mucho tiempo a ello, pero sí que hecho cosas en vídeo y estoy abierta para hacerlo. Es una fórmula muy válida.
¿Cuál ha sido tu último encargo y en qué proyectos te encuentras trabajando?
El último ha sido el que ha aparecido en la portada de La Marea, que he comentado, y ahora estoy inmersa en tres proyectos bastante intensos, pero que aún no han finalizado y no puedo contar mucho. Hay que esperar a que estén cerrados.
Por cierto ¿qué equipo usas para tus trabajos?
Mi primera cámara fue una Vivitar, pero luego vino Nikon, primero en analógico y, luego, ya seguí con Canon en digital, pero sentí un momento en el que tuve ciertos problemas de enfoque, lo que me llevó a probar objetivos Nikon y di el salto a equipos Nikon. Cambié todo el equipo. Incluso en un viaje a Sudáfrica sufrí un accidente y perdí todo mi equipo. Y volví a comprarme todo Nikon. Pero, reconozco, que hoy en día me lo pensaría mucho más. Hay más opciones, más marcas y equipos que están haciendo cosas muy interesantes. En cuanto a objetivos, suelo trabajar siempre con un 50 mm y un 35 mm.
Gracias Laura por tu tiempo y tu ejemplo para muchos fotoperiodistas que quieran seguir tu camino. Os recomendamos visitar la web de Laura León para conocer más trabajos y no perder de vista sus reportajes para The New York Times.