Aprovechando la exposición que Médicos del Mundo ha organizado en el espacio CentroCentro de Madrid con el trabajo ganador y los finalistas del XX Premio Internacional de Fotografía Humanitaria Luis Valtueña, entrevistamos al primer finalista, el español César Pastor.
El mes pasado se hicieron públicos los nombres del ganador y los finalistas de la última edición del certamen de fotografía humanitaria Luis Valtueña, como ya os habíamos contado entre los finalistas se encuentra el trabajo de César Pastor.
Hurler, la ecuación del gran Utrilla es un trabajo íntimo, lleno de ternura y cariño que pese a la delicadeza y el respeto con el que trata la enfermedad de Nacho nos deja ver la difícil situación a la que tanto el protagonista como sus familiares se enfrentan día a día.
César lleva toda la mañana contestando a la prensa, no está acostumbrado a hacerlo y le noto cansado pero ilusionado, feliz y agradecido por el reconocimiento a su trabajo, lejos de hablar de él lo primero que me dice emocionado es "Cuando les dije (a su familia) que quería dar visibilidad a esta enfermedad nunca imaginé que llegaría hasta aquí."
¿Cómo conociste a Nacho y a su familia?
A finales de 2014 se celebró en Pulgar, un pequeño pueblo de Toledo, una gala benéfica para recaudar fondos destinados a ayudar económicamente a Nacho y su familia para poder sufragar parte de los gastos que este tipo de enfermedades acarrean y que, por desgracia, ni la Seguridad Social ni el Estado cubren.
En aquel tiempo yo estaba haciendo un proyecto en torno a la danza acompañando a una compañía de baile en sus diferentes actuaciones que, casualmente, participaban en dicha gala. Fue allí de conocí por primera vez a Nacho y a su familia aunque en esa ocasión apenas tuve oportunidad de hablar con ellos.
¿Cómo surge el proyecto?
Este proyecto surge de una forma natural, inicialmente la idea no era realizar un ensayo fotográfico sino más bien un pequeño reportaje tipo “un día en la vida de” acompañando a Nacho y a su familia en sus quehaceres diarios pero, al conocer la historia contada por ellos mismos, me di cuenta de que este proyecto no podía contarse en una o dos vistas a su casa.
Desgraciadamente este tipo de historias solo ocupan uno o dos minutos al año en los medios de comunicación, generalmente el día destinado a las enfermedades raras, y después silencio absoluto hasta el año siguiente. De ahí nace este proyecto, intentar dar voz a todas esas familias que luchan a diario contra enfermedades de las que poco o nada se sabe y generalmente con diagnósticos bastante desesperanzadores.
Crear un archivo fotográfico que pueda ayudar a otras familias afectadas a entender esta enfermedad en el momento de ser diagnosticadas es la finalidad de “Hurler.” A pesar de la dureza de algunas imágenes, la historia de Nacho es una historia de lucha y superación que indudablemente se merece ser contada.
Las dificultades técnicas supongo que son las que te encuentras en todos los trabajos documentales pero, ¿cómo se solucionan las dificultades emocionales a las que te has enfrentado?
Efectivamente las dificultades técnicas son las mismas que en cualquier otro proyecto, emocionalmente es diferente. Mi implicación emocional en este proyecto hace que ya no sea un fotógrafo al uso con la familia Utrilla sino un familiar más, compartiendo esos momentos íntimos, celebraciones, viajes médicos que de otra manera seria imposible de hacer. Tardé muchos meses en tomar conciencia de ello, dejando a un lado lo dramático de la enfermedad, la familia Utrilla es una familia como puede ser cualquier otra y mis fotos, aun reflejando esa lucha diaria, son un álbum familiar como los que hay en todas las casas. Es ahí donde nace mi compromiso para con ellos.
Yo te he visto con Nacho y podría decirse que sois amigos. ¿Cómo consigues desaparecer de la foto?
Yo soy una persona bastante tímida a nivel fotográfico, tardo mucho en sacar la cámara para hacer fotos. Necesito conocer a aquellas personas que estoy fotografiando y que ellas me conozcan a mí antes de empezar a disparar, integrarme como uno más en sus casas. Una vez superada esa fase, dejas de aparecer en las imágenes y la vida se desarrolla de manera normal delante de tu objetivo. A Nacho le llaman el niño de las sonrisas, es inevitable no caer rendido a sus pies.
Además de dar visibilidad al problema del día a día al que se enfrentan las personas diagnosticadas con el Síndrome de Hurler y sus familias ¿qué lectura podemos sacar de tu trabajo?
No hay segundas lecturas en La ecuación del Gran Utrilla, la única finalidad de este ensayo es mostrar la vida de las familias que sufren estos dramas e intentar hacer al espectador partícipe del mismo sin recurrir a retoques o fuegos de artificios.
Los gastos que este tipo de enfermedades acarrean por desgracia no los cubren ni la Seguridad Social ni el Estado cubren.
La sociedad y, sobretodo, los organismos gubernamentales correspondientes deben tomar conciencia de estas realidades silenciadas e invertir más en ayudas a la dependencia e investigación y no abandonar a su suerte a familias como la de Nacho y tantas otras como esta sucediendo en la actualidad.
Ha sido mucho camino, mucho tiempo, muchas fotos que culminan en el Valtueña, ¿das por finalizado el trabajo?
Reconozco que ser primer finalista en el Premio Internacional Luis Valtueña fue toda una sorpresa y creo que aun no me lo creo del todo, lo cual es todo un impulso para seguir desarrollando este ensayo aunque, como te comentaba antes, mas como un miembro más de la familia Utrilla que como fotógrafo.
¿Qué recorrido tendrá el trabajo a partir de ahora?
Este proyecto nació con la finalidad de llegar al mayor número de personas posible y la mejor manera para eso no es otra que su publicación en medios escritos como los son los suplementos dominicales Soy consciente de la dificultad que eso conlleva, los medios actuales hace tiempo que no apuestan por este tipo de historias, el pretexto siempre es el mismo, sus lectores no quieren desayunar un domingo por la mañana con dramas de este tipo. Es triste pero es la realidad del periodismo, aun así cada vez van apareciendo nuevos medios digitales y escritos que arriesgan por historias de calidad, independientemente del trasfondo dramático. Así que seguiremos luchando para encontrar un hueco donde publicar.
Háblanos un poco de tus proyectos futuros, esos retratos que he visto tienen muy buena pinta.
Ahora mismo estoy metido en varios proyectos, a finales de Febrero viajo a Rumania para continuar una historia que empecé el año pasado acerca de las zonas rurales del norte de Transilvania, es un trabajo muy diferente a los que he realizado hasta ahora, donde el color y las atmósferas van a tener una fuerte presencia.
los medios actuales hace tiempo que no apuestan por este tipo de historias
Por otro lado continúo con mi ensayo Asfalto, un trabajo que documenta el estilo de vida de una pandilla de ciclistas urbanos con una estética muy parecida a los clubs de Harley Davidson de Estados Unidos, donde, aparte de la parte documental mas fotoperiodistica, he seguido también una línea más editorial con retratos de estudio.
Se que estás también embarcado en un proyecto con un colectivo y como no lo dices tú te pregunto yo, ¿de qué trata?
(Risas) Hace un año se formó junto con dos compañeros documentalistas SOCIAL3200, un colectivo fotográfico cuya finalidad es aunar diferentes puntos de vista y poder desarrollar proyectos más grandes, donde tengan cabida no solo lo fotográfico sino también proyectos de video, documentales, multimedia…. Este año de vida SOCIAL3200 ha sido muy productivo para afianzar las bases de hacia dónde y cómo queremos ir y en esas estamos ahora mismo. Este 2017 estamos empezando a trabajar en un proyecto relacionado con los accidentes de tráfico y los diferentes efectos que provocan en todos los estratos de la sociedad…. pero de momento no puedo contarte más (Risas)
Muchas gracias, no te robo más tiempo César, mucha suerte con la expo que inauguráis hoy y con los trabajos que están por llegar. Un abrazo.
César Pastor | Página oficial | Colectivo Social3200