Adobe inició con Creative Cloud un modelo de negocio que escapaba al 'Pay-Per-Use' en por de las mensualidades. Lo que muchos usuarios no se imaginaban es que el modelo mensual ,menos doloroso de pagar que una licencia única, trae consigo unas enormes desventajas si somos profesionales, concretamente si apuntamos a las actualizaciones de los programas.
Actualizaciones problemáticas
Un arma de doble filo para los usuarios de Adobe Creative Cloud son sus actualizaciones. A todo el mundo le gusta tener un programa actualizado de forma gratuita donde se corrigen errores, añaden funciones y siempre se está 'a la última'. Esta es precisamente la mejor baza de otras plataformas como es el caso de Steam en los videojuegos. Es muy cómodo disponer de los programas en la nube y que con tan solo entrar a nuestra cuenta dispongamos de todos los programas para descargar de forma fácil y rápida.
Sin embargo, Adobe ha encontrado en el modelo mensual y en la nube un modelo de negocio provechosísimo cuya mayor desventaja es, precisamente: tener actualizado a todo el mundo.
Pensándolo con la licencia única, el programa se desarrolla, pasa a una serie de testers que prueban todas las funciones para saber que todas funcionan como deben, y una vez está todo correcto, se lanza el programa. Con el sistema de funcionamiento en la nube, el usuario recibe la actualización conforme se desarrolla. Es decir, no pasa por una serie de testers (o pasa por muy pocos) que prueban todas las funcionalidades, sino que es el propio usuario el que hace de sujeto de pruebas, mientras que el equipo de Adobe oye las quejas de los usuarios y van arreglando los problemas sobre la marcha.
Es decir, el usuario paga por usar una versión de Adobe potencialmente inestable que puede provocar que una o más herramientas no funcionen como deben; el usuario está pagando por probar un programa. Negocio redondo para Adobe.
"Con cada actualización la cagan más"
"[Programa de Adobe] es una auténtica mierda, con cada actualización la cagan más". Esta frase la oímos a montones con la última actualización de Lightroom y su importación de fotografías eterna o con la última de Photoshop y los problemas con el licuado que presenta.
Ya no hablamos de un tema económico, sino de un problema que afecta directamente a los consumidores y que mancha la imagen de Adobe. Está claro que arreglar una herramienta puede provocar que otras se desestabilicen por efecto dominó, pero lo suyo es que una empresa tan enorme como Adobe dé la talla y ofrezca a sus clientes productos terminados y estables que no comprometan el trabajo de aficionados y profesionales.
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