Hay conceptos en fotografía que se ponen de moda, y que afectan a la producción fotográfica de un buen porcentaje de aficionados, quizá muchas veces por culpa de los que estamos a este lado del teclado. Así, como parte de nuestra experimentación, todos hemos tenido alguna época de panorámicas enormes, planetas, robados callejeros, strobist, etc.
En cuanto a las modas tecnológicas, de un tiempo a esta parte la lucha por los megapíxeles ha ido dejando paso a la del rango dinámico, y muchos fotógrafos parecen competir por quién es capaz de representar simultáneamente más diferencias de luz en la escena, a veces más allá de lo que nuestros ojos son capaces de apreciar.
Esta obsesión por representar todo tipo de luces y sombras ha generado problemas que antes no eran tan comunes, y uno de los principales es la aparición de halos en multitud de instantáneas. Veamos qué los causa, y cómo podemos acabar con ellos.
Cuál es el problema
Los halos normalmente aparecen por diferencias bruscas en el contraste local. Su causa por tanto no suelen ser los ajustes que afectan a toda la imagen sino aquellos que se centran en áreas específicas, especialmente en los bordes entre objetos de distinta luminosidad.
Hay que aclarar que muchas veces nos cuesta apreciarlos cuando estamos editando la imagen, o cuando nos estamos fijando únicamente en una zona. Por eso es importante dedicarle unos minutos a estudiar el resultado final, si es posible en pantalla grande y a cierta distancia, para evitarnos sorpresas.
Algunos de los tratamientos más “peligrosos” que pueden provocar estos problemas de contraste son:
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Los procesados HDR: Es el más obvio, ya que mezcla exposiciones muy distintas en zonas contiguas de la imagen.
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La máscara de enfoque: Como nos contaba Alfonso en el especial sobre Adobe Camera RAW, hay que tener mucho cuidado al enfocar, aplicando siempre los parámetros con suavidad, y comparando el resultado paso a paso con el original, para evitar este efecto.
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Los ajustes “recuperación”, “luz de relleno” y “claridad” del revelado RAW: Podemos considerar que los dos primeros son maneras simples de realizar un tratamiento HDR sobre una única toma, y que el tercero es básicamente una máscara de enfoque con un radio grande, así que podríamos tomarlos como casos específicos de los anteriores.
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Los tratamientos de color: Cuando aplicamos distintos procesos a cada color, podemos producir escalones bruscos entre zonas de distinta tonalidad. Lo encontraremos muchas veces jugando con distintos pasos a blanco y negro.
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Los ajustes zonales en general: Por supuesto, podemos cometer a mano los mismos errores que estos procesados automáticos, cuando trabajamos con pinceles que afectan a la luminosidad.
Cómo evitarlo
Antes de nada, es importante considerar la exposición de la imagen: no sería la primera vez que he visto un HDR planteado como enrevesada solución a un problema mucho más simple: realizar la toma correctamente desde un primer momento. Supongamos que no había manera de hacer las cosas bien desde un principio, y vayamos al procesado:
La manera más fácil es evitar estridencias y no apurar la foto más allá de lo razonable, parando en cuanto aparezca la primera señal de halos. Quizá muchas veces esto pueda suponer un freno a nuestra creatividad, pero a veces el retoque llega a un punto crítico donde tenemos que elegir entre realismo o abstracción, y éste puede ser ese punto.
Si hemos afinado al máximo los parámetros que han causado este efecto, y aún así queremos llegar más allá, la mejor manera es recurrir a un ajuste local, trabajando con capas: una con el procesado completo (el que crea los halos) y una o varias con procesados más liviano, dibujando con máscaras los bordes para definir a nuestro gusto la transición. A veces es muy práctico utilizar desenfoques gausianos sobre las máscaras para difuminar las diferencias con más suavidad.
Si la imagen ya está construida, porque hayamos usado un programa externo o porque ya hayamos acoplado las capas, aún podemos recurrir al pincel de clonar, o a las herramientas de sub y sobreexposición para arreglar el desaguisado.
De todas formas, podríamos escribir libros enteros sobre cómo prevenir los halos o cómo curarlos, pero todo eso se escapa a este artículo: me conformaré con que todos tengamos claro qué son y sepamos identificarlos en nuestras imágenes, y sepamos valorar cómo afectan al resultado en su justa medida.
Y, si no sois capaces de luchar contra ellos, podéis encontrar consuelo pensando que los grandes fotógrafos tampoco se escapan: ya son varias las exposiciones de artistas consagrados en las que he podido encontrar este desagradable invitado.
En Xataka Foto | HDR: ¿Sinónimo de éxito o de fracaso? (I) y (II)
Fotos | Javier Prieto (primer y segundo ejemplo)
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