Tras más de 35 entradas de nuestro curso de fotografía, estoy seguro de que todos vosotros tenéis ya bien claro qué es una cámara, cómo funciona y qué posibilidades tiene.
A estas alturas es probable que hayáis disparado cientos, si no miles, de fotografías haciendo pruebas, asentando conceptos e interiorizando el funcionamiento de la cámara a medida que avanzaba el curso. Fenomenal.
Pues bien, este es el momento perfecto para incorporar a nuestro repertorio teórico ciertos trucos que, si bien solos no servirían para nada, con un buen manejo de la cámara, su dominio os llevará un paso más allá.
Esta entrega del curso se divide en dos entradas. Ambas centradas en pequeñas “recetas”, si me permitís llamarlas así, cuyo control podrían suponer la diferencia entre una ocasión perdida y una gran foto.
En esta primera entrada vamos a refrescar algunos conceptos básicos de composición que os ayudarán a lograr imágenes más potentes.
En la siguiente entrada, la segunda y última de esta entrega del curso, nos centraremos más en aspectos puramente técnicos. Fórmulas con las que seréis capaces de solucionar algunos problemas comunes de manera “infalible”.
Creo que ya hemos dicho por aquí que hacer una foto es como componer una frase. Los elementos gráficos son las palabras y las normas de composición equivalen a la gramática que nos enseña cómo ordenarlas.
Sí, es cierto, las normas están para romperse. Y con esta sucesión de ellas nadie debería sentirse atado a un único modo de hacer las cosas. Pero para romperlas primero hay que conocerlas y dominar bien el medio.
Por ello, echemos un vistazo a estas “recetas”:
LA LEY DEL HORIZONTE
Por su nombre podría ser un western, pero no lo es, es una regla fotográfica. Cuando fotografíes paisajes presta atención al horizonte. ¿Dónde lo vas a colocar?¿Cómo va a aparecer? Son dos preguntas que necesitan respuesta:
En pocas ocasiones funciona, así que nunca, nunca coloques un horizonte en mitad de la foto. Divide el encuadre en dos zonas iguales en las que no hay ningún tipo de jerarquía. Para solucionarlo hay dos opciones:
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Mostrar en un tercio de la foto el suelo y en los dos tercios restantes cielo.
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Justo lo contrario, dos tercios de suelo y uno de cielo.
Como supones, lo que transmite una foto en ambos casos no es exactamente lo mismo. Encuadres en los que aparece más suelo sugieren más cercanía a lo terrenal, mientras que encuadres en los que aparece más cielo sugieren al espectador una sensación más etérea.
En cualquier caso, que esta regla juegue a favor de lo que quieras mostrar. Por ejemplo, ¿En un atardecer? Mostraremos casi siempre más cielo. En un paisaje costero, más suelo.
El horizonte siempre se debe presentar recto. Más todavía cuando se trata del mar. Un mar torcido puede dar al traste con un buen paisaje. Parecería que se vacía por el lado hacia el que está inclinado.
Foto de fmc.nikon.d40
LA REGLA DE LA DIRECCIÓN O DEL MOVIMIENTO
Si pretendes captar en una foto un objeto que se esté moviendo debes tener en cuenta que, sobre todo si lo que quieres es dar esa sensación de dinamismo, deberás dejar más espacio en la zona a la que se dirige el objeto que en la zona por la que supuestamente ya ha pasado.
Las fotos que siguen este esquema funcionan mejor, pues invitan al cerebro humano a percibir que el objeto discurre por la foto.
El concepto de esta regla es muy similar al de la siguiente.
Foto de *Zara
LA LEY DE LA MIRADA
Simple y llanamente esta ley insiste en que debe haber más espacio en el cuadro en la zona a la que mira el sujeto fotografiado que en la que está fuera de su campo de visión.
Foto de *Zara
LAS DIAGONALES
Cualquier cosa puede convertirse en una diagonal. Las líneas de la carretera, las ramas de un árbol, el mástil de una guitarra… las opciones están al alcance de nuestra imaginación.
Podemos conseguir diagonales de múltiples maneras. ¿Por qué no usarlas? Son poderosísimas para guiar la vista del espectador hacia los puntos de interés de las imágenes.
Hacen las composiciones más dinámicas y su intersección crea puntos de interés. No las desestimes.
EL MÍTICO “MENOS ES MÁS”
Os lo decimos con frecuencia en los duelos. Generalmente, en fotografía, menos es más. No tratéis de llenar una foto con todo lo que tenéis delante. Pensad en términos de composición.
Antes de disparar analizad qué cosas de la escena son interesantes, cuáles prescindibles o cómo funcionan unas con otras.
Siempre suele resultar mejor tomar varias fotos con los distintos detalles que contiene una escena consiguiendo que cada foto nos cuente algo que tratar de hacer una foto general para apreciarlo todo.
Esto está en estrecha relación con el próximo y último consejo.
LLENA EL ENCUADRE
Evita cualquier tipo de distracción y obliga al espectador a centrarse en el motivo que le queremos mostrar, única y exclusivamente. ¿Que cómo lo haces? Llenando el encuadre.
No dejes espacio para nada más que para lo que quieres mostrar. No des opción al espectador a irse por los cerros de Úbeda. Muéstrale sólo lo que quieras que vea.
Foto de *Zara
Seguiremos en la próxima entrega metiéndonos en un terreno un poco más técnico. ¡No os la perdáis!
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