Miénteme, por favor. Paul Ekman, nacido en 1934, es un psicólogo que ha dedicado gran parte de su trabajo al estudio de las emociones y sus relaciones con la expresión facial. Es considerado como uno de los psicólogos más destacados del siglo XX. Ekman asume una perspectiva evolutiva, uno de los motivos por lo que desarrolló una guía para clasificar las expresiones faciales.
Esto, inevitablemente, me trae a la cabeza, de forma inmediata, una serie de Televisión: Lie to Me – Miénteme, protagonizada por Tim Roth, actor que ilustra la fotografía de portada de nuestro artículo. Al parecer dicha serie, está inspirada en los trabajos de Paul Ekman, el cual ha sido asesor técnico y científico de la misma. La serie muestra investigaciones de un equipo formado por diversos especialistas capaces de detectar mentiras y analizar el comportamiento de las personas mediante la interpretación de los gestos producidos por los múltiples músculos de la cara.
Ficción y realidad aparte, ¿qué tiene que ver esto con la fotografía?. Pues muchísimo. También a los fotógrafos nos toca ser un poquito psicólogos, con todo el respeto a esta otra profesión. Es algo que debería formar parte nuestros cursos de fotografía. Leer un rostro es algo que todo buen fotógrafo debería aprender. Sobre todo en la fotografía de retrato, fotoperiodismo y fotografía callejera (en esto último que se lo cuenten al gran maestro Henri Cartier-Bresson y sus momentos decisivos). Trataré de explicarme. Como fotógrafos, una de las cosas que debemos conocer para que una fotografíe funcione son las distintas expresiones faciales.
Anatomía: Clasificación de las expresiones
Tanto en fotoperiodismo, retrato como en fotografía callejera buscar las microexpresiones tiene su recompensa. Sin embargo, antes veamos la clasificación de Ekman, actualizada en 1999. Decir que no todas las expresiones tienen su codificación claramente definida en el rostro, a veces se pueden fundir y/o confundir:
La alegría natural de mi hija Noemí
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Alegría o Felicidad: Contracción del músculo cigomático (que va del pómulo al labio superior) y del orbicular que rodea al ojo. Las mejillas se elevan y surgen ?patas de gallo?.
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Desprecio o desdén: Es una expresión parecida al asco, porque la acción sólo se produce a un lado de la cara. La comisura del labio está más tensa y algo elevada.
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Enfado, ira o rabia: La emoción más peligrosa para los demás, porque puede generar violencia. Mirada fija, ojos feroces, cejas juntas y hacia abajo y tendencia a apretar los dientes.
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Repugnancia, repulsa, asco o repulsión. Se suele caracterizar por la aparición de un descenso y unión de las cejas, elevación de mejillas, reducción acentuada de la abertura de los párpados, frunce de nariz y elevación de la barbilla
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Miedo o temor: Suele ir a continuación de la sorpresa. Párpados superiores elevados al máximo e inferiores tensos. Las cejas levantadas se acercan. Los labios se alargan hacia atrás.
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Tristeza: Muy duradera. Caen los párpados superiores y se angulan hacia arriba las cejas. Además, el entrecejo se arruga y los labios se estiran horizontalmente.
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Sorpresa: Suele ser las más breve y puede fundirse con otras. Los párpados superiores suben, se contraen y se elevan, pero los inferiores no están tensos. La mandíbula suele caer.
La sorpresa en el rostro del cómico Diego Molero, aunque más bien me la llevé yo al ver su expresión. Muy divertido el momento.
También entran en esta clasificación las siguientes expresiones: Diversión, Complacencia, Bochorno, Entusiasmo o excitación, Culpa, Orgullo, Alivio, Satisfacción, Placer y Vergüenza. Los movimientos musculares no tienen porqué ser exagerados, muchas veces basta un ligero movimiento para delatar la emoción.
La sinceridad de la mirada
En el imaginario colectivo de todos podemos pensar en otro tipo de sentimientos y sus correspondientes expresiones que no aparecen reflejados en esta lista. Serenidad, calma, paz, inocencia. Si hay un tipo de modelos o sujetos dignos de ser fotografiados para reflejar estos sentimientos en una mirada, son los niños. Ellos son asertivos, son naturales, son, en definitiva, espíritus libres. Son capaces de reflejar las expresiones sin reprimirlas, como hemos aprendido los adultos. Según vamos creciendo aprendemos a ocultar más las emociones, desgraciadamente.
La sinceridad y calma en la mirada de Teo, el mejor amigo de mi hijo Diego
El momento decisivo
Es algo que muchas veces descuidamos y que supone en gran porcentaje la diferencia entre que funcione visualmente o no. En una fotografía callejera influye mucho la casualidad y el momento así como la experiencia del fotógrafo. Disparar en el momento justo supone “cazar” al sujeto con una expresión que durante el evento que se esté produciendo puede decir muchísimo de lo que piensa el personaje. De esto saben muchísimo, los fotoperiodistas. Los grandes fotoperiodistas han aprendido a adelantarse y a buscar esas microexpresiones. Intuyen cuándo se van a producir y están disparando décimas antes de producirse para capturar el momento decisivo. Momento que, muchas veces, pasa desapercibido en las grabaciones de vídeo, pero que al congelar el momento nos permiten un análisis exhaustivo. Por eso el congelar el momento fotografiando tiene aún su gran valor. Alguno me diréis que basta con parar la grabación y buscar el fotograma. Tal vez tengáis razón.
De forma similar, los buenos fotógrafos callejeros, con la experiencia, intuyen cuándo se puede producir una determinada situación para así permanecer al acecho y poder realizar la toma que capture ese momento decisivo junto a esas expresiones faciales buscadas.
Miénteme, por favor
Miénteme, por favor. En la fotografía del rostro en general (tanto de estudio como en exteriores), sea puramente retrato, moda o publicidad de lo que se trate en cada caso, los modelos aprenden a mentir al espectador. Pero si el resultado que se busca logra ser natural, se obtienen buenas fotos.
La gente más agradecida, desde mi experiencia, para practicar las expresiones faciales son la gente del teatro. Baste como ejemplo lo siguiente: una de las sesiones mejores, más agradables y más divertidas que he realizado fue la que tuve oportunidad de hacer con Adolfo Fernández y su compañía, momentos antes de la obra 19:30. Le pedí unas cuantas poses con distintas expresiones y creo que lo logramos.
El enfado “posado” de Adolfo Fernández
En la anterior fotografía le pedí una mirada penetrante y que se mostrase enfadado, enojado, airado. Lo cierto es que su personalidad impone. Vemos como los rasgos típicos del enfado, ira o rabia aparecen: mirada fija, ojos feroces, cejas juntas y hacia abajo. El caso es que posteriormente a la toma nos reímos mucho.
Conclusiones
Busca la expresión adecuada en todo caso, tanto paseando para conseguir un buen robado como a la hora de realizar un buen retrato. En este último caso, es bueno tener a mano las expresiones que quieres conseguir y saber transmitíselas a tu modelo. Recuerda, el don está en la mirada del fotógrafo.
Fotografías | Alfonso Domínguez Lavín
Más información | Cazando microexpresiones | Guía de Estudio del Facial Action Coding System (FACS)
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