Cuando te llega por primera vez una cámara tan extraña como esta, te preguntas si Canon ha tenido una genial idea o sólo ha concebido una locura más con la que llamar la atención de nuestros titulares. Recuerdo que en su momento hablamos de ella y en los comentarios mostrásteis un escepticismo bastante general en torno a su posible utilidad. He podido tener esta cámara en mis manos y estas son mis conclusiones.
Canon Powershot N, primeras impresiones
Lo primero que llama poderosamente la atención es su forma cuadrada. Y su tamaño es ideal para llevar la cámara en un bolsillo pequeño, sin apenas darte cuenta. Está claro que es una cámara pensada para sustituir a la del móvil. Y pretendiendo competir con la cámara del móvil, el diseñador se ha esmerado en que no se note que la llevas encima.
No hay disparador por ninguna parte, y apenas tiene botones, lo que presagia que sólo se va a poder manejar a través de la pantalla táctil. Pero error: el disparador está situado nada menos que en el anillo de enfoque, que puede ser pulsado por la parte de arriba o la de abajo indistintamente. Si no lees el manual de instrucciones, ni te das cuenta. Extraño, pero ingenioso: parece que se trata de una cámara que se puede manejar cómodamente con una sóla mano, incluyendo enfocar y disparar.
La cámara tiene un aspecto al tacto muy sólido. No es la típica cámara de plástico, sino metálica, y eso se nota un poco en el peso, pero también en la solidez que transmite. Creo que está preparada para soportar alguna que otra caida. Sin embargo se me ocurre que dejarse esa pantalla desplegada sin querer, en un gadget tan pequeño, nos puede llevar a algún desagradable incidente, rompiéndola si nos sentamos encima o cae al suelo. Asi que cuidado con dejársela en el sofá o tirada por el asiento del coche.
Sujetar la cámara en las manos para tomar una fotografía es una experiencia extraña, pero no puedo decir que no sea incómoda. Sólo diferente. Hay detalles que le dan ergonomía, como un anillo de zoom en el objetivo y el mecanismo de disparo que he comentado antes. Pero otros, como su pequeño tamaño y la ausencia de empuñadura no ayudan demasiado. Creo que o te encanta o la odias, pero las sensaciones que produce su ergonomía no dejarán indiferente a nadie.
Para los que tengáis un montón de tarjetas SD por casa, siento deciros que no os servirán: esta cámara, para reducir espacio, opta por el sistema microSD. De todos modos, este tipo de tarjetas las tiene mucha gente hoy en día porque son las que se utilizan en muchos smartphones.
Calidad fotográfica
La cámara es totalmente automática y las únicas opciones que tenemos son las de seleccionar el punto de enfoque (tocando en la pantalla táctil) y el zoom (óptico de hasta 8x, que no está nada mal). En el modo estilo creativo, lo que hace la cámara es disparar seis tomas y proponer varios encuadres diferentes (si, leéis bien, además de vuestro encuadre os propone otros diferentes a base de recortar y utilizar algoritmos de reconocimiento de caras) con sus correspondientes filtros (algunos recuerdan un poco a Instagram). Está todo muy orientado a la sencillez y el minimalismo: no es posible elegir los filtros, la cámara lo hace por nosotros. Es algo divertido, aunque nuevamente: extraño. Hay que decir que no siempre acierta, desde el punto de vista estético, a la hora de elegir el filtro.
La calidad de imagen es buena, dentro de lo que se puede esperar de una cámara compacta. Todo mérito de su sensor CMOS de 12,1 megapíxeles y su procesador DIGIC 5 (tecnología HS). Y el video Full HD también es un factor a tener en cuenta. Tiene algún detalle que creo que da pobreza al conjunto, como ese raquítico flash led que recuerda al de los móviles. No obstante, la calidad de imagen es buena en condiciones de baja luminosidad, dentro de lo que se puede esperar de una cámara compacta.
El detalle de incorporar Wifi es acertado y obviamente orientado a un producto que trata de sustituir la cámara del móvil. Es posible utilizarlo para pasar las fotografías al nuestro smartphone, lo que puede ayudarnos a compartir con el móvil fotos de bastante mejor calidad que la de su cámara nativa.
Conclusiones
El precio, es algo elevado: 330 euros. Creo que últimamente es la tónica general en productos de Canon, y en este caso además estamos pagando un plus por tratarse de un producto novedoso cuya idea no recuerda a nada semejante en el mercado. Pero será la utilidad que le encuentren los usuarios la que determine si merece la pena pagarlo o no.
Personalmente temo que este producto corre el peligro de acabar condenado a la indiferencia de los exigentes usuarios, si éstos no son capaces de conectar con su filosofía. Hay muchos ejemplos todos los días de este tipo de cámaras. La cámara tiene muy buena calidad para lo que se espera de una compacta.
Pero si queréis saber mi opinión, reconozco ser uno de esos usuarios que no acaban de entender o conectar con la idea del fabricante. Sencillamente no me entusiasma. Pero quizás el motivo está en que yo suelo buscar que la cámara sea una herramienta creativa. Y esta cámara decide demasiadas cosas por mí. ¡Incluso los encuadres! Quizás un perfil de usuario más aficionado si encuentre en ella esa diversión que yo no veo.
La considero una cámara muy orientada a servir como complemento a la del smartphone. Con un tamaño tan ridículo que no notaremos que la llevamos encima, podemos tener una cámara que mejora sustancialmente a la del móvil (sobre todo por el sensor y el zoom 8x), y que además es capaz de transferirle las fotos para compartirlas por redes sociales.
¿Tendrá éxito esta idea? Reconozco ser incapaz de predecirlo. Pero se me antoja que esto puede ser una especie de banco de pruebas o globo sonda relacionado con una posible incursión de Canon en el mundo de la fotografía móvil, un campo donde todavía hay mucho por inventar.
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