"He intentado retratar el país del Sol Naciente con un planteamiento cargado de simbolismo, con sus miserias y grandezas, en donde los momentos sórdidos se mezclan con otros épicos y la tradición y la modernidad conviven en armonía". Así comienza la descripción de Javier Aranburu de su proyecto ‘El shogun y la lolita’, fruto de tres meses pasados en Japón en busca de recuperar su pasión por la fotografía.
"Entre 2005 y 2010 estuve haciendo trabajos de moda, publicidad y catálogos para clientes —nos cuenta— así como colaboraciones para revistas. Tenía mucha presión y llegó un momento en el que quise dar un giro a mi trayectoria profesional, mi motivación como fotógrafo estaba decayendo y necesitaba un cambio. Me fui solo a Japón, acompañado de mi cámara fotográfica con la intención de volver a disfrutar de la fotografía, caminar sin prisa y sin rumbo con los cinco sentidos puestos preparado para hacer click con la cámara en el momento oportuno".
Mentiría si dijera que tenía un plan fijo —continúa— Mi objetivo era volver a ilusionarme con la fotografía e intentar captar momentos y retratar a personas que hablaran sobre el ADN del país. Al final tuve la suerte de pasar tres meses en Tokio como base de operaciones y fue una de las mejores experiencias de mi vida [...] Es un lugar que no deja de sorprenderte con una mezcla de tradición y modernidad única en el mundo".
"Además tuve la oportunidad de moverme por el país e ir hasta el monte Fuji o desplazarme a Fukushima y fotografiar a los samuráis un año antes del desastre nuclear que devastó el lugar. A la vuelta regresé a Madrid con energía renovada y las ideas más claras y aposté por mi libertad creativa inaugurando mi propia galería fotográfica en Madrid, en el barrio de Chamberí".
Esto es algo que ya os contamos cuando, hace algo más de un año, os mostrábamos el retrato del Madrid en pandemia de este fotógrafo multidisciplinar nacido en París pero madrileño de adopción, y que en los últimos tiempos se ha destacado precisamente retratando la capital española (lo que volcó en el libro 'Retrato de Madrid' editado por Anaya PhotoClub).
Curiosamente, hace bastante años también os contamos la polémica por el uso fraudulento de una foto suya, realizada en Japón, en un cartel de una película de Isabel Coixet.
"A día de hoy no se cuando volveré a Japón, espero hacerlo pronto y completar el trabajo. Después de haber publicado el libro sobre Madrid me gustaría que el próximo tratara sobre el país nipón". Mientras tanto, nos enseña estas fotos en las que "los momentos sórdidos se mezclan con otros épicos, el amor se contrapone a la soledad, los sueños se funden con la realidad, la vida y la muerte parecen dos fotogramas".
Unas imágenes que "en ocasiones parecen sacadas de las postrimerías del último Shogun o de una película de Kurosawa, fluyen y se entremezclan como si se trataran de peces Koi, símbolo de la persistencia y el esfuerzo, capaces de nadar a contracorriente y sobrepasar cualquier obstáculo para salir victoriosos".
En ellas "no podía faltar el monte Fuji, uno de los lugares más preciados del país Nipon"; tampoco las típicas lolitas vestidas con sus llamativos trajes, "una subcultura nacida a partir de la negativa de las mujeres a ceder ante la conservadora sociedad japonesa"; ni por supuesto unos luchadores de sumo preparándose para el combate final.
"Tradición y modernidad son las dos caras de una misma moneda" en un interesante trabajo que nos viene muy bien para conocer un poco más de la curiosa cultura japonesa ahora que aquel país es protagonista por albergar los Juegos Olímpicos. Felicidades por el trabajo Javier, y muchas gracias por compartirlo con nuestros lectores.
Javier Aranburu | Página web | Instagram
Fotografías de Javier Aranburu reproducidas con permiso del autor para este artículo