Kien Lam es un fotógrafo, cineasta, contador de historias y aventurero (de origen vietnamita afincado en San Francisco) y entre sus muchas facetas está la de ejercer como profesional de fotografía de bodas. Pues bien, un buen día, sin pretenderlo ni planearlo, realizó un reportaje nupcial completo usando únicamente una óptica de 35 mm montada en su cámara sin espejo con sensor full frame. La cosa resulta sin duda llamativa, porque no parece el equipo más adecuado para una boda, pero la experiencia fue tan buena que él mismo contó aquí su experiencia para demostrar que sí se puede.
El objetivo, por si os lo estáis preguntando, era un Rokinon 35mm T1.5, aunque como sabréis ésta es una de las marcas bajo las que se distribuyen los productos de Samyang, así que este sería su equivalente europeo. Sea como fuere, se trata de un objetivo fijo, de enfoque manual y muy luminoso, diseñado especialmente para vídeo/cine y compatible con cámaras de formato completo como la Sony A7S II que Kien utilizó.
Como hemos dicho al principio, no fue algo planificado ni tenía intención de demostrar nada; simplemente es un objetivo que le gusta y suele utilizar a menudo y, en esa ocasión no sintió la necesidad de echar mano de ninguna de las otras ópticas que llevaba consigo. En concreto cuatro más: Un 24-70 mm f2.8, un 55 mm f1.8, un 85 mm f1.8 y un 70-200 f2.8. Tal y como cuenta Kien, estos dos últimos apenas los utilizaba en los eventos donde casi siempre se bastaba con el 24-70 mm montado en un cuerpo de cámara y el 35 y 55 mm en el de reserva.
Sin embargo, aquel día en la boda de David y Daphne (una pareja peculiar que eligió una boda muy personal, según cuenta), comenzó trabajando con el 35 mm como suele hacer habitualmente, y ya no sintió necesidad de cambiar en ningún momento. A Kien le gusta su Rokinon 35 mm T1.5 “porque es una excelente óptica principal que ofrece un hermoso bokeh y tiene una distancia de enfoque mínima de solo 12 centímetros. Esto me permite acercarme para hacer retratos ajustados y captar detalles, y al tiempo, con sólo dar un paso atrás, tener un ángulo lo suficientemente amplio como para encuadrar a varias personas.”
Cierto es que el fotógrafo tiene mucha práctica con esta distancia focal porque, tal y como cuenta, la Sony RX-1 (que tiene una lente fija de 35 mm) es una de sus cámaras de viaje favoritas. Por otro lado, al fotógrafo no parece molestarle tener sólo enfoque manual. Eso le obliga a estar muy atento a las escenas a medida que se desarrollan y a anticipar dónde va a estar la acción para poder estar listo en el momento de presionar el obturador. Y esto, a pesar de todo, le resulta “extremadamente satisfactorio […] Sin el lujo del enfoque automático o el zoom mi ojo tiene que estar constantemente alerta.”
Haciendo zoom con los pies
Siendo una óptica fija no tiene más remedio que “hacer zoom” con sus propias piernas, con movimientos de unos dos metros para pasar de un primer plano a un plano medio, según cuenta. Eso sí, el amplio ángulo de visión del 35 mm le resulta ideal para sitios pequeños y su luminosidad le permite jugar con la profundidad de campo (para suavizar el fondo de las habitaciones del hotel y centrarse más en el tema) y evitar tener que usar el flash para evitar sus perniciosos reflejos en ventanas y otras superficies.
Por otro lado, el fotógrafo cuenta como la combinación del obturador silencioso de la Sony A7S II, la ausencia de espejo y de ningún tipo de motor de enfoque le permitió disparar prácticamente en silencio. Algo que llamó la atención de la novia, a las que les pareció extraño no saber cuándo les estaban disparando, “especialmente si me estaba "escondiendo" detrás de algo para crear un elemento borroso en primer plano” cuenta Kien.
En un determinado momento, cuando le tocó hacer las fotos en las que los novios caminan el uno hacia el otro, el fotógrafo cuenta que estuvo tentado de montar el 24-70 mm de enfoque automático. Pero no lo hizo porque dice que se sentía muy confiado de su habilidad para enfocar manualmente, ya que más o menos el 95% de las fotos que había hecho hasta ese momento habían salido perfectas.
Y después de eso tocó empezar con los retratos, un campo en el que el objetivo trabaja muy bien por su excelente luminosidad, que viene genial para disparar en lugares con poca luz y conseguir desenfoques. Más tarde, cuenta que pasaron a tomas exteriores abiertas, en las que siguió con el 35 mm usando además un diafragma muy abierto para conseguir tomas diferentes.
El banquete de bodas... sin flash
Tras eso llegó el momento de inmortalizar el banquete en un restaurante con poca luz, lugar donde se alegró mucho “por las capacidades para trabajar con poca luz de la cámara. Al disparar en T1.5 (equivalente a una lente de cine a hacerlo en ƒ1.4 e ISO 3200) pude obtener fotos nítidas de la decoración, la comida y la decoración de lugar.”
Llegado a este punto el fotógrafo cuenta como “estaba bastante sorprendido de que no hubiera cambiado de lente hasta este punto. No iba a comprometer ninguna toma para mi cliente solo para poder decir que únicamente usé un objetivo. Tenía mi segundo cuerpo de cámara con el 24-70 mm y un flash listo para usarlo. Simplemente no tuve que hacerlo. El espacio era lo suficientemente pequeño como para poder acercarme a cada toma, incluidas las típicas ceremoniales, sin bloquear la vista de nadie.”
Así, sus conclusiones no pueden ser más positivas: “Me divertí mucho haciendo la boda con solo un 35 mm aunque me sentí un poco culpable por no haber usado más de mi equipo. Retratar una boda completamente en enfoque manual no es algo que pueda recomendar a todos los fotógrafos. Se necesita práctica y estar cómodo con tu equipo […] Pero si sabes cómo usarlo y entiendes tus limitaciones, hay muchas cosas que puedes hacer con una sola lente”.
“¿Podría hacer esto para cada boda? ―continúa― Depende. Hay fotógrafos de bodas que usan sólo una Contax 645 de formato medio con un 85 mm u eso es aún más limitante, pero creo que venden su trabajo en consecuencia. […] Si los clientes están contentos con el tipo de disparos que he hecho en esta boda particular y entienden que puede que no sea capaz de conseguir alguna foto en en situaciones donde mi movimiento sea limitado (como una ceremonia en una iglesia), entonces podría hacer sin problema otro reportaje con solo este objetivo.”
Una historia interesante ¿no os parece? ¿Qué opináis vosotros? ¿Os atreveríais a hacer un reportaje de boda sólo con una óptica de 35 mm tal y como hizo Kien Lam? Lo mismo os estamos dando alguna idea... Como siempre, agradecemos vuestra aportación a través de los comentarios.
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En Xataka Foto | Querido amigo/a: Lo siento pero no, no quiero ser el fotógrafo de tu boda
Fotografías de Kien Lam reproducidas con permiso del autor para este artículo
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