A Antonio Pérez ya os lo presentamos el año pasado a propósito de un hermoso proyecto sobre la fascinación que producen las pompas de jabón en todos los niños del mundo, incluso aquellos que viven situaciones de tragedia o desamparo. Situaciones como las que denuncia en ‘Reciclantes: Agbogbloshie’, un nuevo trabajo que nos ha hecho llegar y en el que retrata cómo es la situación en un basurero de componentes electrónicos de Accra, capital de Ghana.
Antonio es un profesor de fotografía y fotógrafo y ha trabajado para una gran cantidad de ONGS y agencias de cooperación. Y esto desde luego ha influido mucho en sus proyectos, en los que combina el reportaje documental con trabajos “más conceptuales en los que explora los límites de la fotografía y la relación del individuo con su propia representación”, según reza el catálogo de ‘Reciclantes’ (realizado para la exposición que se montó en Sevilla a finales del pasado año).
Con este proyecto Antonio denuncia la situación de Agbogbloshie, en Accra, donde se encuentra uno de los vertederos de basura electrónica más grandes del planeta que recibe buena parte de los 40 millones de toneladas de residuos de este tipo que se producen anualmente. Provenientes sobre todo de los EEUU y la Unión Europea, se estima que sólo un 15,5% (datos de 2014) se recicla de forma eficaz y segura, con lo que el resto acaba en lugares como éste donde miles de personas viven en condiciones de extrema pobreza e insalubridad.
Un lugar extremadamente contaminado, está incluido por la Naciones Unidas en la lista de los sitios más peligrosos del mundo (supera en en polución a lugares como Chernóbil), donde la población vive “desmontando, recuperando, pesando y revendiendo las partes y los metales extraídos de desechos electrónicos. Frigoríficos, coches, ordenadores o teléfonos móviles…”.
Todo esto es lo que retrató Antonio con su cámara, trabajando en un lugar difícil y tratando de convertirlo en una suerte de estudio de fotos utilizando “una pequeña trampa para intentar ordenar el caos”. Como veis en las imágenes, una sábana sujeta por dos personas hace las veces de estudio improvisado a la vez que se convierte en una especie de juego.
“Un juego recurrente para el fotógrafo que une varios mundos y establece una relación estrecha entre lo que surge en una foto y en otra, entre lo que aparece en campo y fuera de campo. Al ofrecer un punto de vista mayor, incluye lo que supuestamente no debería verse, ofreciendo múltiples centros de atención, complicando la lectura”. Lo cierto es que este elemento funciona como un artificio que llama la atención del espectador y le invita a reflexionar sobre lo que está viendo. Gracias a ello, “el fotógrafo ha conseguido construir, durante unos días, un pequeño refugio en un mundo apocalíptico”.
Más información | Entrevista en Canal Sur
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Foto de portada | Mohamed y su bicicleta de trabajo. Todas las fotografías de Antonio Pérez reproducidas con permiso del autor para este artículo