Sin duda la fotografía infrarroja tiene mucho de magia y nos enseña a ver las cosas de otra manera pero, como dice el fotógrafo Pierre-Louis Ferrer, "sin inventar ni añadir nada, solo revelando un mundo invisible que tiene una realidad física más allá de los ojos humanos". En este caso ese mundo invisible son los lugares más famosos del país vecino, desde la archiconocida Torre Eiffel hasta lugares menos populares, pero de indudable belleza, de Francia.
Su colección, que compartío en Petapixel a través de un artículo propio, traza un completo recorrido por varias regiones del país galo mostrando imágenes de los lugares más icónicos pero también de "joyas escondidas" y, por tanto, no conocidas por el gran público. Aquel artículo llamó nuestra atención por la espectacularidad de las fotos, así como por la variedad de lugares y paisajes que nos muestra de una manera inédita. Porque fotos de París hemos visto miles, pero de esta manera muy pocas (quizá ninguna).
El lugar icónico de Saboya: la montaña del Mont-Blanc. Es el punto más alto de la cadena alpina; por tanto el pico más alto de Europa. Se encuentra en la frontera franco-italiana. Si su ascenso parece demasiado difícil, se puede optar por rodearlo durante una caminata de diez días.
Para este profesional de la foto infrarroja (incluso imparte un taller de la materia en París) esta técnica "no solo sirve para ofrecer un ambiente pop y psicodélico: es también, y sobre todo, un medio para visualizar cómo la naturaleza se difunde en función de su entorno, desde el más urbano hasta el más aislado de la mano humana".
La joya escondida de París: Park of Bercy. Ubicado en el distrito 12, cerca de la Biblioteca Nacional, ofrece diferentes comodidades como un jardín de rosas, una cascada arquitectónica y un lago. Una verdadera fuente de calma y serenidad para una escapada o un picnic.
"La fotografía infrarroja —continúa— es una forma única de mostrar y revelar la propagación de la naturaleza al uniformizar los colores del follaje. En lugar de posprocesamiento, esta técnica mantiene la lógica fotográfica al filtrar la parte interesante de la luz e interpretarla a través del sensor, como en la fotografía tradicional".
Para realizar toda esta colección de fotos, el artista se ha pasado los últimos veranos viajando por Francia y descubriendo la diversidad de sus paisajes y su patrimonio natural. Y aunque el verano sea normalmente sinónimo de aglomeraciones de turistas, "para este proyecto el verano también es sinónimo de naturaleza exuberante, en la que la fotografía infrarroja funciona mejor para revelar colores alternativos".
La joya escondida de Saboya: la cascada de Arpenaz. Esta cascada sorprende por su altura y por la presencia de tres saltos antes de llegar al suelo. Su acceso es sencillo y ofrece un entorno muy agradable para un picnic familiar.
Nosotros felicitamos a Pierre-Louis por sus fotos, le agradecemos que nos haya dejado compartirlas con vosotros y os remitimos al citado artículo donde tenéis el recorrido completo que el fotógrafo hace de Francia a través de su fotos de infrarrojos.
El lugar icónico de Périgord: Jardines colgantes de Marqueyssac. Son los jardines más visitados de la región, destacando el boj tallado en las formas más fantasiosas. Su posición elevada ofrece un panorama único de toda la región de Dordoña.
El lugar icónico de Champagne: las viñas. Estas vides son visibles en todas partes de la región y se extienden a lo largo de los valles. La vendimia a principios de septiembre es motivo de fiestas locales.
La joya escondida de Provenza: la laguna azul. Comparte el color de su agua turquesa con el lugar del mismo nombre de Islandia. Pero la comparación se detiene ahí: una antigua cantera excavada en la roca, la laguna solo es visible desde sus bordes y su acceso está prohibido por razones de seguridad.
El lugar icónico de Auvernia: Puy de Dôme. El volcán más alto de la Chaîne des Puys es un sitio emblemático de la región de Auvernia, catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Ofrece un panorama único de 360 ° alrededor de toda la región, desde los volcanes hasta las ciudades.
El lugar icónico del Valle del Loira: el castillo de Chambord. Catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este suntuoso castillo es el más grande de los castillos del Loira y la única finca real que sigue intacta desde su creación.
El lugar icónico de la Provenza: Baux-de-Provence. El pueblo de Baux-de-Provence se alza sobre un afloramiento rocoso y domina el parque natural de Alpilles. Tiene un patrimonio arquitectónico increíblemente rico, incluida una ciudadela que ofrece un panorama único de la región.
La joya escondida de Périgord: Brantôme. En medio del exuberante río Dronne y su paisaje bucólico, se encuentra el pueblo de Brantôme, construido alrededor de su Abadía, un monumento del patrimonio arquitectónico y religioso francés. Rodeado por su río, a la sombra de un acantilado, el pueblo parece una isla de piedra en el corazón de un paisaje verde (o dorado).
El lugar icónico de Normandía: Acantilados de Etretat. Es un antiguo pueblo de pescadores convertido en balneario, y ha inspirado a muchos artistas (pintores, escritores…) a lo largo de los años. Sus acantilados son maravillas de la naturaleza y son visitados por miles de turistas cada año. Etretat también tiene jardines colgantes donde se exhiben obras de arte contemporáneo.
El lugar icónico de la Bretaña: Belle-Ile-en-Mer. Es la isla más grande de Bretaña, un verdadero paraíso para los amantes de la playa. Después de 40 minutos en un transbordador marítimo, descubrirá una tierra aislada que puede visitar en bicicleta o en automóvil eléctrico. Los más aventureros disfrutarán descubriendo viejos búnkeres de guerra incrustados en la costa.
La joya escondida de Champagne: Bar-sur-Aube. Este pueblo vitivinícola, atravesado por el Aube, ofrece en su centro histórico los restos de un antiguo molino reconvertido en modernas habitaciones.
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Fotografías de Pierre-Louis Ferrer reproducidas con permiso del autor para este artículo