En plena crisis española del coronavirus, mientras que en China empiezan a recuperarse, conocemos la historia de Pierre Alivon un artista afincado en aquellas tierras que en las últimas semanas ha podido documentar, Leica M10 en mano, cómo se ha vivido la crisis sanitaria en la capital del gigante asiático.
De esta idea ha salido el proyecto ‘Beijing’, a través del cual el fotógrafo ha venido retratando cómo están las calles de la ciudad que le acogió hace cerca de cinco años. Y aunque esto es algo que lleva haciendo desde que llegó, ahora con el coronavirus ha cobrado un carácter especial.
A pesar de las complicaciones, Pierre no ha dejado de salir todos los días a visitar las calles semivacías de Pekín (al principio cubiertas de nieve), con la obligatoria mascarilla: “La máscara protectora me acompaña a diario, apretando mi rostro con cada respiración, me hace sentir vivo”.
El uso de la mascarilla provoca una ausencia de olores que le ha causado una fuerte impresión: “Raramente he prestado atención a la complejidad de las sensaciones relacionadas con el olor que viven en mí en forma de emociones y recuerdos, e intervienen en comportamientos como el miedo, el placer o la memoria”.
Al principio, lo que más le llamó la atención fue “el eco del ‘pitido’ de los semáforos sonando en la calle, como en las películas de desastres. Sin huellas en la nieve, solo el sonido de mis pasos rompiendo el silencio. No fue como el primer paso en la luna, pero con mi máscara y mis guantes blancos me sentí como en suelo lunar...”
“A menudo —continúa— me quejo de los ruidos que sufrimos a diario, especialmente en la ciudad: el automóvil tráfico, obras, metro, etc. Y ahora, sin el ruido de la vida urbana, descubro otra cara de la ciudad que me permite estar más atento a detalles como los árboles, la respiración del viento, la perspectiva de las calles, etc”.
“Estos días, con este silencio, muy pocas personas circulan por las calles, como si el dragón de Beijing se hubiera quedado dormido”. Los únicos que se encuentra por las normalmente bulliciosas calles de Pekín son los operarios de los servicios de limpieza, los del transporte público y los repartidores que “continúan trabajando con dignidad y coraje”.
Por eso, a través de sus fotos Pierre quiere rendir un homenaje “a todas las personas que mantuvieron la calma y la dignidad durante este difícil período, héroes invisible como las personas del servicio hospitalario que han dado sus vidas por la comunidad. Estoy orgulloso de vivir en China y de amar a China” concluye.
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Fotografías de Pierre Alivon reproducidas con permiso del autor para este artículo