Apenas unas horas después de que la Canon Powershot G5 X Mark II se presentara en sociedad (junto a la Powershot G7 X Mark III), la firma nos invitó a conocerla de primera mano en una toma de contacto. La idea, cómo no, era que pudiésemos hacernos una idea de los poderes (y el aspecto) de esta renovada cámara compacta que promete potencia y portabilidad.
Pero antes de contar nuestras impresiones del encuentro vamos a recordar a grandes rasgos las principales novedades del modelo, que no son pocas. Tanto en la parte externa, donde hay un cambio de diseño muy evidente (del que hablamos en el siguiente epígrafe), como en la parte interna, donde un nuevo sensor apilado, más el procesador más potente de la casa (el DIGIC 8) hacen suponer unas prestaciones “vitaminadas”.
También es importante acordarse de la nueva óptica, aunque en este caso la novedad sea un poco más de cobertura en modo tele (de 105 a 120 mm equiv) que, afortunadamente, no ha supuesto perder luminosidad. Por tanto, se mantiene en unos destacables ƒ1.8-2.8.
Un nuevo aspecto
Pero vamos a hablar ya del “nuevo” aspecto. Y si lo entrecomillamos es por varios motivos. Primero porque no podemos decir que la Powershot G5 X Mark II tenga un look distintivo o especialmente llamativo, es una compacta con todo lo que eso significa (y aunque esconda unas prestaciones considerables). Segundo porque se parece bastante a sus hermanas de gama, en especial a la Powershot G7 X Mark III presentada conjuntamente.
Sin embargo, como ya hemos contado, la G5 X Mark II ha sufrido un cambio importante al perder su aspecto de “réflex en miniatura”, con la característica mocheta que aloja el visor, para pasar a ser una compacta en toda regla. Sin embargo, mantiene el visor electrónico a través de una solución que sólo habíamos visto en las últimas versiones de las Sony RX100.
Se trata de un visor escamoteable que está incrustado (literalmente) en el cuerpo de la cámara y que se extrae (en dos pasos, eso sí) cuando se quiere utilizar. Esta alternativa permite un cuerpo más compacto y supone un cambio bastante importante respecto al modelo precedente.
Nos puede gustar más o menos (ya veremos qué opinan los usuarios de esta línea de cámaras), pero desde luego parece buena idea cuando de lo que se trata es de ofrecer una cámara de bolsillo que se pueda llevar fácilmente (ya sea como alternativa a una réflex o como opción para los viajes).
En cualquier caso, con este cambio Canon ofrece ahora un modelo que es competencia directa de la Sony RX100 VI, última versión de la citada familia y que, como pudimos comprobar, está muy cerca de ser la cámara perfecta para viajar.
Respecto a ese modelo, y teniendo en cuenta que hablamos de memoria, habría que decir que la Canon Powershot G5 X Mark II es menos minimalista en su diseño. Es decir, si la Sony intenta ofrecer un cuerpo muy compacto, sin apenas elementos que sobresalgan del rectángulo que forma su cuerpo (salvo la rueda de control alrededor del objetivo, común en ambas cámaras), la Canon no tiene complejos en incluir algunos "salientes".
Cosas como el disparador o la rueda de modos doble (con compensación de exposición en la parte inferior) que sobresalen un poco por la parte superior; Pero sobre todo elementos como una pequeña empuñadura en la parte delantera que se complementa con otra más pequeña en la zona posterior. Ambas ayudan bastante a sujetar la cámara, auxiliados también por un recubrimiento de la cámara en semipiel con tacto rugoso (y un perfecto acabado, por cierto).
Todo esto hace que sea más “amigable” en las manos que la Sony, cuyo cuerpo es mayoritariamente metálico y, por tanto, parece que se nos pueda escapar de las manos con mayor facilidad. Por contra, que el visor requiera de dos pasos para activarlo (pulsar un botón para que salga hacia arriba y otro para traerlo hacia nosotros) es un retroceso que Sony superó con su último modelo (la RX100 III fue la primera en llevar este visto pero hasta la V se accionaba también en dos pasos).
Asomados al visor
Llega el momento de probar ese pequeño visor electrónico y, de nuevo, no podemos evitar acordarnos de las Sony RX100. Como nos pasa con aquellos modelos, parece mentira que un visor tan pequeño pueda ser tan capaz. Por supuesto, es muy difícil comparar sin tener ambas cámaras juntas, pero desde luego nuestra impresión es que el visor de la Canon no tiene nada que envidiar a su rival (de hecho su tecnología y resolución es la misma: 2,36K).
El caso es que su calidad es muy buena, y además carece de blackout al disparar en los distintos modos de disparo en ráfaga de que dispone la cámara. Modos que hemos podido probar en la toma de contacto realizada de la mano del fotógrafo Jaime de Diego, especializado en deportes y acción y quien nos había preparado un protagonista ideal para probar la rapidez de la Canon Powershot G5 X Mark II.
Pero antes de hablar de prestaciones hay que hacerlo un poco del manejo. Como suele suceder en ese tipo de cámaras, el reducido cuerpo no permite muchas alegrías de modo que los controles son reducidos respecto a cámaras más grandes. Sin embargo, la rueda que circunda al objetivo combinada con la de la cruceta permiten disparar ajustando manualmente diafragma y velocidad de forma bastante cómoda.
Una pena que no haya un acceso directo al ISO, aunque enseguida te acostumbras a cambiarlo con cierta rapidez, incluso sin apartar la vista del pequeño visor (una ventaja de los de tipo electrónico) echando mano del botón Q.
Llegados a este punto hay que decir que el manejo es bastante intuitivo, en parte gracias a haberse adoptado los mismos menús de las EOS, lo que hacen que todo resulte más familiar. Francamente, no recuerdo cómo eran los menús de modelos anteriores, pero sin duda el cambio tiene que ser para bien.
Elevadas prestaciones
Pasamos ya a hablar de cómo se ha comportado la cámara en las pruebas realizadas, empezando por mencionar el funcionamiento del AF, rápido y preciso como era de esperar pero, sobre todo, muy fácil y preciso de accionar usando el dedo mientras miramos por el pequeño visor.
Y sin riesgo, por cierto, de que lo activemos accidentalmente con la nariz gracias a su situación en la parte superior izquierda de la cámara. Por la parte negativa, nos ha parecido que el sensor que nos detecta y hace que la pantalla trasera se apague (y se encienda el visor) está colocado demasiado centrado y es muy sensible.
En cualquier caso, en la toma de contacto realizada pudimos probar varias de las nuevas opciones de la cámara, como el modo panorámico que nos pareció muy intuitivo y con unos resultados muy aceptables. También probamos el modo de vídeo a cámara lenta (Full HD a 120 fps) y, cómo no, el llamativo modo de ráfaga en RAW que ofrece la opción de grabar una secuencia de fotos en formato crudo y a una velocidad de 30 fps (hasta un máximo de 70 fotos).
Teníamos curiosidad por conocerlo y hemos constatado una mecánica que nos recuerda (salvando las distancias) a la función 4K Photo que llevan las cámaras Panasonic desde hace años. Me explico; La cámara, una vez activada la función, realiza una ráfaga de fotos que debemos revisar en la propia cámara para elegir la toma a extraer y guardar (en formato JPEG o RAW).
Como imaginábamos, no guarda todas las fotos hechas en RAW (para eso habría que ir seleccionando una a una) sino que crea un “super-archivo” de tamaño considerable (769 Mbytes el mayor que hemos obtenido) del que hay que extraer las tomas individuales. Eso sí, esto es algo que en principio sólo permite la cámara, ignoramos si se podrá hacer con alguno de los programas de procesado de Canon.
De todos modos no deja de ser una función muy atractiva para las tomas de acción, ya que permite obtener secuencias con todo detalle y conservar las tomas más interesantes a su máxima calidad, que es justo el problema del 4K Photo (que sólo permite guardarlas en JPEG de resolución moderada).
Eso sí, en nuestra prueba la función no nos terminó de funcionar bien del todo (valga la redundancia), ya que tuvimos problemas con la tarjeta de memoria (además de alguno de estabilidad que, como siempre, achacamos a la unidad de preproducción). Esto nos sirve para indicar la importancia de usar tarjetas adecuadas cuando queremos utilizar este tipo de funciones relacionadas con la velocidad. Un terreno en el que, por lo visto, la Canon Powershot G5 X Mark II tiene bastante que decir.
Calidad de imagen y ruido
Como siempre, nuestro penúltimo epígrafe es para el aspecto normalmente más crucial en cualquier prueba, incluso aunque sea una preliminar como es el caso. Tanto que, como suele pasar, nos tenemos que basar fundamentalmente en los JPEG obtenidos ya que no hemos podido abrir los RAWS de la cámara.
Aún así, hay que decir que nuestras impresiones difícilmente pueden ser mejores ya que en general las tomas ofrecen un excelente aspecto, con buen contraste y reproducción del color y un nivel de detalle más que aceptable para una cámara con sensor de una pulgada (grande para ser una compacta, bien es cierto). En esta misma línea se sitúa el ruido cuyos niveles están muy contenidos hasta los 1.600 ISO y sólo se empieza a notar algún problema (insistimos, en los JPEG) cuando disparamos a 3.200 o superior.
De todos modos, sin duda ayuda un objetivo muy luminoso (recordamos, ƒ1.8-2.8) y un estabilizador (digital, ojo) que apenas hemos podido poner a prueba pero no tiene mala pinta (tampoco el filtro neutro incorporado en la cámara). Como siempre, lo mejor es que lo juzguéis por vosotros mismos gracias a las tomas de muestra que adjuntamos y las que hemos subido a la galería (con las que esperamos podáis haceros una mejor idea de los resultados que puede ofrecer la cámara).
Conclusiones
Así las cosas, aparte del cambio importante en su aspecto que, como hemos adelantado, es una cuestión de gustos, hay que decir que la Canon Powershot G5 X Mark II tiene una pinta realmente estupenda. Compacta, ergonómica y muy bien acabada por fuera, y con unas prestaciones de primera por dentro.
Si volvemos a la comparación casi inevitable con las Sony que hemos venido mencionando, podemos decir con seguridad que la Canon va a estar a la altura en casi todo, aunque lógicamente tenga cosas peores y otras mejores. Así, decantarse por una u otra será un tema en el que entren en juego muchos factores
Por tanto, la Canon Powershot G5 X Mark II parece una cámara muy interesante como segundo cuerpo o para viajar ligero. Un modelo que ya estamos deseando probar más extensamente y al que, así en principio, solamente podemos poner una pega: Un precio elevado (os recordamos que sale a la venta en agosto con una tarifa de 929 euros), que seguro está justificado pero es una pena que no permita que esté en el bolsillo de todos los fotógrafos interesados (que seguro serán muchos).
Más información | Canon
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