La fotografía, desde el punto de vista técnico, ya no es lo que era. La tecnología lo ha cambiado todo y los medios que tenemos para compartir la imagen influyen mucho. Gracias a un alumno que ha apostado por el formato medio, podemos ver las diferencias entre la GFX 50R y la X-T2. ¿Merece la pena? ¿Hay tanta diferencia? Vamos a verlo.
El mercado digital ha cambiado el rumbo tecnológico de la fotografía. Antes las cámaras tenían una vida más larga en el mercado. Ahora todo se queda obsoleto en menos de cinco años. Las réflex ya parecen cosa del pasado, los móviles han copado todo y unos pocos buscan otras vías.
Cuando parece que el mal llamado formato completo copa todas las portadas, surge un curioso movimiento por parte de algunas marcas que apuestan por un formato más grande todavía. Para publicitarse lo llaman formato medio, pero sería el más pequeño de todos por las dimensiones del sensor.
Sobre el papel estas cámaras permiten una mayor calidad de imagen al tener más superficie útil y por lo tanto permitir un tamaño mayor del píxel. ¿Pero realmente se nota la diferencia? ¿Compensa comprar una cámara de estas caracterísiticas ahora que están bajando de precio? FujiFilm tiene una serie de modelos que a muchos nos tientan por la calidad y la mística que rodea siempre a los formatos grandes. Y es verdad que otras marcas como Hasselblad, también tienen modelos que nos permiten soñar con estas cámaras.
Uno de mis alumnos ha dado el paso. De una Fujifilm X-T2 a una GFX 50R. Y le he pedido que me pasara una fotografía para ver la diferencia entre ambas cámaras, entre un sensor APS-C y uno de formato medio. ¿Habrá diferencias? Más adelante haremos la misma prueba con una cámara de formato completo y un teléfono móvil.
La comparativa entre dos modelos de Fujifilm
No es una comparativa con las últimas cámaras del mercado. Solo es para ver las diferencias entre un sistema u otro. Entre un sensor CMOS grande y un X-Trans. La idea no es probar tecnologías, sino ver si el concepto influye en la calidad de las imágenes.
Una cámara de formato medio autoexige más reflexión. Piensas en estos modelos y te imaginas con un trípode, aunque cada vez sean más pequeñas y manejables. Y piensas que vas a disparar menos por lo que no caes en la vorágine de disparos por doquier... Es verdad que esta filosofía de trabajo la puedes aplicar con cualquier cámara, incluso un móvil.
Lo único que cambia con una cámara de formato medio es la forma de relacionarse con la máquina. No necesitamos un manual para fotografía con máquinas de formato medio, como tampoco se necesita para móviles... salvo que queramos un manual técnico, que eso sería otra historia. Da igual la cámara que tengas, solo tienes que adaptarte a ella. No cambia nada más.
En esta ocasión solo vamos a ver si se nota el tamaño de sensor, si merece la pena la inversión. La respuesta corta sería que sí pero vamos a intentar razonar basándonos en lo que nos cuenta los archivos.
Un primer vistazo
La diferencia de tamaño es notable. Estamos hablando de la GFX 50R:
cámara sin espejo de formato medio con un sensor 1,7 veces el tamaño del full frame con el que están luchando otras marcas. Mide 43.8mm x 32.9 mm.
En el otro lado del ring tenemos la X-T2 con un sensor X-Trans CMOS III de 24 megapíxeles (23,6 × 15,6 mm) y el procesador X Processor Pro.
Como vemos los tamaños de sensor y las tecnologías son radicalmente distintos. En principio no tienen nada que hacer 24 MP contra 51,4 MP. Pero como siempre depende de muchas cosas. No se puede menospreciar a una o alabar a otra si no sabemos el destino final de las fotografías que hagamos.
La proporción del sensor es distinta. En el caso dela X-T2 nos encontramos con la clásica 3:2 y la de 4:3 en la GFX 50R. También tenemos que atender al uso del diafragma para conseguir más o menos profundidad de campo. Es un tema sobre el que se puede divagar mucho, pero cerrar dos puntos asegura la misma sensación de profundidad.
Ambas fotografías están hechas con trípode y con aproximadamente la misma distancia focal. En el caso de la GFX 50R se ha utilizado el GF32-64 f4R LM WR y con la X-T2 se ha disparado con el XF18-55 f2,8-4R LM OIS.
La exposición ha sido 1/50 f14 ISO 100 en el caso de la cámara de formato medio y en la APS-C se ha disparado a 1/200 f10 ISO 200.
Y salvo la diferente proporción, el resultado es parecido con la reducción de tamaño que tenemos que hacer para ver las imágenes en el artículo y suponiendo que lo estamos viendo como máximo en el monitor de un ordenador. Pero el ojo entrenado notará la diferencia ya en este punto.
Analizando las imágenes con detenimiento
Si comprimimos las fotografías y las vemos al mismo tamaño en una pantalla, se puede saber que una está hecha con una cámara de formato medio y otra con un sensor mucho más pequeño. Esa es la cruda realidad. Ahora se comparten las fotografías por las redes sociales y el detalle que puedes conseguir con estos tamaños es parecido en las dos, pero hay una clara ganadora.
Pero si empezamos a fijarnos, a jugar con los tamaños y sobre todo estamos tentados a imprimir, las cosas cambian y mucho. Al final todo depende de dónde y cómo miremos las fotografías.
Todo cambia al 100%, tal como deberíamos juzgar las fotografías de una cámara para saber realmente su alcance. Ahí es donde se marcan las diferencias. Y también deberíamos fijarnos en el tipo de sensor y en el programa con el que estamos trabajando.
Para empezar la X-T2 tiene el famoso X-Trans, uno de los mejores sensores del mercado pero con una información difícil de procesar. En esta ocasión, si observamos el detalle de los matojos, veremos que Adobe no puede hacer nada. Es el temido efecto gusano que se mitiga con un buen revelado en Capture One.
Es distinto trabajar con Adobe en vez de con Capture One para sacar el detalle. Es una asignatura pendiente para la mayoría de los programas. La distribución de la información es distinta a la de un sensor de tipo Bayer y no pueden procesar bien la información menos regular del sensor de FujiFilm.
Sin embargo el detalle que tenemos en la GFX 50R es muy llamativo solo con los ajustes básicos. No sería justo contemplar ambos archivos al 100% si trabajamos solo con Adobe. Pero a esta distancia de observación cuando se empiezan a notar las diferencias entre ambas cámaras.
Sorprende eso sí el rango dinámico de ambos sensores. Sin hacer ajustes extremos la información en las luces y en las sombras es muy similar. Pero de nuevo las diferencias surgen cuando empiezas a subir los parámetros. La X-T2 aguanta bien la sobreexposición pero lo que se puede hacer con la de formato medio impresiona tanto en las luces como en las sombras.
Pero donde consigue erigirse como verdadera campeona la cámara de formato medio es cuando pasamos a papel la imagen. Es algo que se nota ya en el momento de ampliar al 100% pero en la copia de museo o en la reproducción en papel es donde el detalle salta a la vista.
La cámara de formato medio es mucho más exigente en todos los sentidos. Tienes que disparar con los mejores objetivos, con trípode y cuidar hasta el límite el revelado. Pero los resultados acompañan. Si eres observador notarás estos puntos mucho antes pero para los que trabajen solo con las pantallas dudo mucho que hoy en día les compense trabajar con equipos de formato medio.
Al final también es un estilo, una forma de ver mucho más sosegada. El enfoque no es tan rápido, la composición es más lenta. Donde gana por goleada es en el estudio pero eso será una prueba que haremos más adelante nosotros mismos.
La conclusión es que una cámara de formato medio da más calidad si tu objetivo es terminar imprimiendo las fotografías, si el detalle es una obsesión para tí. Si no es así, no hace falta el desembolso, pero te perderás una forma muy interesante de trabajar y apreciar el detalle de las cosas.
Ver 6 comentarios