Os lo presentamos hace unos meses apuntando que se trata del primer objetivo de esta firma especializada para las cámaras Sony A7 y A9. Ahora hemos tenido la oportunidad de probar el Tamron 28-75mm F2.8 Di III RXD, una óptica que quiere convertirse en referencia para estas cámaras tan de moda últimamente.
Y no es baladí porque, precisamente, la cantidad de lentes disponibles para estos modelos es uno de los puntos negros respecto a su competencia en sectores profesionales. El catálogo de lentes fabricadas por Sony y Zeiss ha ido creciendo poco a poco, de modo que ya es bastante nutrido y contiene muchas referencias de una calidad indudable. Lo malo es que pecan de dos problemas importantes: un precio muy alto y unas dimensiones igualmente elevadas.
Lo de las dimensiones es un problema de complicada resolución, porque está muy limitado por el tipo de cámara y sensor que incluye. Pero lo del precio es algo que tiene pinta de ir cambiando poco a poco, a medida que estas cámaras se están ganando un prestigio en el mercado y fabricantes de objetivos se lanzan a desarrollar propuestas para ellas.
De hecho, en las últimas semanas estamos viendo como proliferan los anuncios de objetivos para las Sony con montura E de formato completo. Claro que la mayoría son propuestas que llegan de marcas asiáticas que, o bien son poco conocidas (caso de Yongnuo o Meike), o bien son firmas que siempre han apostado por ofrecer productos de bajo coste.
Éste último sería el caso de Samyang, aunque esta third party últimamente está cambiando su política y tratando de aumentar su calidad para subir su caché y situarse junto a otras dos marcas que siempre han estado un escalón por encima ofreciendo productos de calidad pero a un precio menor que los originales de la marca.
Hablamos, como posiblemente ya habréis adivinado, de Sigma y Tamron, dos fabricantes que han venido haciendo objetivos para cámaras fotográficas desde hace muchos años. Era previsible que ambas entraran al juego, y si la primera ya presentó varios modelos de tipo fijo, Tamron no había movido ficha hasta la llegada de este Tamron 28-75mm F2.8 Di III RXD que nos proponemos analizar.
Características principales del Tamron 28-75mm F2.8 Di III RXD
Como ya se adivina por el nombre, se trata de un objetivo de distancia focal variable estándar, es decir lo que sería un zum de uso habitual para un amplio espectro de situaciones con la ventaja de una buena luminosidad. Una apertura ƒ2.8 que se mantiene constante en todo el recorrido focal. Pero veamos sus especificaciones:
Longitud focal | 28-74 mm |
---|---|
Apertura | ƒ 2.8 (constante) |
Montura | Sony E |
Compatibilidad de formato | Full frame |
Distancia mínima de enfoque | 19/ 39 cm (angular/ tele) |
Número de palas | 9 |
Número de elementos/ grupos | 12/ 15 |
Diámetro de filtro | 67 mm |
Diámetro/ longitud | 73 x 117,8 mm |
Peso | 550 gramos |
Precio | 799 euros |
Al presentarlo ya os contamos que su mayor novedad estaba en un nuevo motor de autoenfoque denominado RXD (Rapid eXtra-silent stepping Drive) y que, cómo no, promete un enfoque preciso, rápido y muy silencioso. Pero la verdadera novedad es lo que os venimos contando, que seguramente es el primer objetivo zoom que puede estar en condiciones de convertirse en la primera elección del usuario de las cámaras para las que se ha diseñado.
Una óptica estándar, de tamaño y peso contenidos, para llevar puesto por defecto y usar en una gran cantidad de situaciones y con un precio más asequible que su equivalente en Sony, que sería el Sony FE 24-70 mm F2,8 GM. Esta óptica ya la hemos probado en otras ocasiones, como la toma de contacto con la A7 III y el análisis de la A9, y aunque es cierto que su calidad es notable hay que considerar que tiene un precio recomendado de 2.500 euros y unas dimensiones físicas mucho mayores (886 gramos de peso y 87,6 X 136 mm).
Otra alternativa sería el Sony Zeiss Vario-Tessar T* FE 24-70 mm F4 ZA OSS que veis arriba (a la derecha) y que es el que usamos en el análisis de la Sony A7 III (con la que hemos probado también el Tamron). Éste sería la segunda opción al ser evidentemente menos luminoso, pero también es notablemente más barato que el anterior (1.000 euros), cuenta con estabilizador y tiene unas dimensiones más contenidas (como podéis ver en la foto comparativa) incluso que el Tamron, motivos por los cuales también sería un competidor directo del objetivo analizado.
En ambos casos por cierto, estamos hablando de objetivos que parten de un angular de 24 mm mientras que el Tamron lo hace desde los 28 mm, sólo cuatro milímetros de diferencia que no parecen mucho pero en la práctica sí que se notan.
Volviendo a las especificaciones del Tamron 28-75mm F2.8 Di III RXD, y antes de pasar a darnos nuestras impresiones, hay que apuntar que está sellado contra el polvo y las salpicaduras pero que no incluye estabilización de ningún tipo (características ambas, por cierto, que “copia” de su principal competidor, el Sony FE 24-70 mm F2,8 GM).
Diseño y construcción
El Tamron 28-75mm F2.8 Di III RXD sigue la última moda de objetivos minimalistas, con un diseño austero y de formas ligeramente redondeadas que trata de buscar la elegancia. Además, llama la atención la ausencia de botones, no existe ni conmutador MF/AF, ni ventana de distancias, ni anillo de diafragmas, y tampoco es que haya muchas indicaciones serigrafiadas en su cuerpo.
Apenas unos números para la distancia focal más el logo de Tamron y el nombre completo del objetivo en la parte superior (no hay indicaciones en el frontal del objetivo). Por contra, en la zona inferior se aprecia una llamativa leyenda “Designed in Japan” junto a una diminuta y casi imperceptible “Made in China”, al lado de la indicación del diámetro de filtro.
Así las cosas, los únicos controles son las típicas ruedas de enfoque y distancia focal, que curiosamente están situadas al revés de lo que suele ser habitual. Es decir, el anillo de zoom, bastante más grande, está más cerca de la parte frontal mientras que el de enfoque está más próximo a la bayoneta. Ambos están hechos de un material distinto y surcado para identificarlo fácilmente, pero su tacto (tipo goma) es muy diferente.
La rueda de zum gira aproximadamente unos 30º y tiene un tacto algo áspero, mientras que la de enfoque es un anillo sinfín y quizá demasiado suave, aunque al utilizarlo es lo suficientemente preciso. Sensiblemente más pequeño que el otro, como ya hemos dicho, tiene toda la pinta de estar pensado para no usarse mucho, dadas las buenas prestaciones de las cámaras Sony en el ámbito del enfoque automático.
La construcción del Tamron recae en material plástico, salvo la bayoneta que es metálica. El acabado es bueno, aunque el material parece propenso a ensuciarse por la grasa que pueda haber en las manos y no da una gran sensación de calidad. Incluye un parasol de formas igualmente redondeadas y fabricado en un plástico de algo peor rango.
Según sus especificaciones está sellado contra el polvo y las salpicaduras, aunque no parece que la resistencia a los elementos sea exagerada. En la mano, su peso es contenido para el tamaño y montada en la A7 III el equilibrio de pesos es muy bueno, sólo quizá sobresalga un poco más de lo que sería deseable. Es más largo que el Sony Zeiss Vario-Tessar T* FE 24-70 mm F4 ZA OSS, pero es bastante más pequeño que su equivalente de Sony de la misma luminosidad, y eso hay que tenerlo muy en cuenta.
Aún así, el tamaño del Tamron 28-75mm F2.8 Di III RXD nos recuerda al de teleobjetivos cortos para cámaras réflex (aunque no son la mejor comparación). En cualquier caso, teniendo en cuenta la envergadura de las ópticas ya existentes para las sin espejo full frame, podemos decir que Tamron ha conseguido sin duda el objetivo buscado de ofrecer un producto de tamaño y peso contenidos, ideal para el uso diario.
Rendimiento y calidad de imagen
Como apuntábamos más arriba, hemos probado el Tamron 28-75mm F2.8 Di III RXD en la Sony A7 III, de manera que hemos podido compararlo con el objetivo que nos suministraron para la review, el ya mencionado Sony Zeiss Vario-Tessar T* FE 24-70 mm F4 ZA OSS, que sería (como ya hemos dicho) una de las alternativas comparable sobre todo por tamaño y precio, aunque no por luminosidad.
En cualquier caso, esto nos ha permitido hacer algunas tomas con ambas ópticas para comparar la calidad, posibles aberraciones, etc, al tratarse de objetivos con bastantes similitudes. Eso sí, dado que la luminosidad de ambos es distinta, en muchos casos hicimos las fotos trabajando preferentemente su punto dulce y empleando una distancia focal intermedia para comparar resultados de la mejor calidad.
Pero vamos ya a entrar en materia y valorar el comportamiento del Tamron en la práctica, tanto a la hora de enfocar como los resultados de calidad y nivel de detalle obtenidos en las pruebas. Empezando por lo primero, el autofoco, ya apuntamos que una novedad del objetivo era un nuevo motor de enfoque que se presentaba como rápido, preciso y “extrasilencioso”.
De lo primero y lo segundo, por nuestra experiencia podemos decir que cumple, aunque no al 100% (diría que al 95%), ya que en algunas ocasiones el sistema dudó y no logró clavar el foco, y eso que la luz no era mala. De lo segundo hay que decir que no es tan “extrasilencioso”, aunque desde luego tampoco es ruidoso para nada.
Es posible que si no hubiéramos tenido el otro objetivo para comparar quizá ni lo hubiéramos notado, pero sí es cierto que el enfoque produce un leve sonido, casi un rumor, pero que ahí está. En definitiva, totalmente silencioso no es, aunque sí lo es mucho; y rápido y preciso es bastante, no es perfecto pero sí tiene un nivel más que suficiente para un uso habitual.
Entrando en el tema de la calidad de imagen, hay que decir que los resultados también son más que aceptables, destacando tanto en el nivel de detalle en el centro de la imagen como en las esquinas, donde la calidad se mantiene de forma bastante notable y apenas hemos visto rastro de posibles viñeteados, incluso a la máxima apertura.
En las fotos comparativas que estáis viendo os hemos puesto el resultado de dos fotos hechas de una misma escena con los dos objetivos que teníamos (un pequeño bodegón y una toma general en un parque) y, como podéis comprobar, el Tamron ofrece una mejor resolución, tanto en el centro como en las esquinas, que el Sony Zeiss Vario-Tessar T* FE 24-70 mm F4 ZA OSS.
También hicimos varias tomas de edificios altos y similares en donde hubiera líneas pronunciadas y el resultado es que tampoco hemos apreciado distorsiones exageradas. Eso sí, aquí se notan claramente que los 28 mm que ofrece este objetivo se quedan justos en angular, siendo los 24 mm de los Sony nombrados bastante más adecuados para fotografía de arquitectura o paisaje.
Por otro lado, la reproducción del color es bastante fiel, no hemos visto apenas el rastro de las siempre indeseables aberraciones cromáticas, y si queremos meter el sol dentro del encuadre veremos que los destellos están bastante controlados (existen pero no son exagerados). De todos modos, como siempre, os remitimos a la galería de Flickr donde hemos subido las fotos de ejemplo en alta resolución para que juzguéis por vosotros mismos.
Tamron 28-75mm F2.8 Di III RXD, la opinión de Xataka Foto
Así las cosas, viendo los resultados estaríamos en condiciones de afirmar que el Tamron 28-75mm F2.8 Di III RXD es una muy buena alternativa para posibles compradores de una Sony A7 o A9 que busquen un primer objetivo para “todo uso” a un precio algo más reducido. Cierto que no es mucho más barato (sólo 200 euros) que el Sony con el que le hemos comparado, pero ya hemos visto que le supera en calidad de imagen (además de luminosidad), aunque no lo haga en cobertura (por sus 24 mm), construcción, peso y tamaño.
Al que muy posiblemente no supere en calidad sea al otro Sony, el que sería su rival más directo (el Sony FE 24-70 mm F2,8 GM), pero sí que el Tamron es claramente mejor opción teniendo en cuenta el tamaño y peso y, sobre todo, su precio: nada menos que 1700 euros de diferencia.
Así las cosas, siendo la primera alternativa del mercado que no lleva el logo de Sony, este objetivo está muy bien situado para convertirse en una referencia en el sistema de cámaras sin espejo full frame. No es un objetivo perfecto pero sí muy buena opción y, desde luego, hace gala de aquello de lo que Tamron sabe hacer muy bien: ofrecer una excelente relación calidad-precio.
El objetivo ha sido cedido para el análisis por parte de Robisa. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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