Sony Cyber-shot DSC-RX10, análisis

Sony Cyber-shot DSC-RX10, análisis
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El año que acabamos de dejar atrás ha sido muy prolífico para Sony. Al menos en lo que concierne a la puesta a punto de nuevas cámaras fotográficas. Durante 2013 la compañía japonesa ha colocado en el mercado propuestas tan bien recibidas, tanto por los usuarios como por los medios especializados, como la compacta RX100 II, las cámaras Full Frame sin espejo A7 y A7r (las analizaremos en Xataka Foto muy pronto), y, cómo no, la RX10, que es la solución que protagoniza este análisis.

La Cyber-shot DSC-RX10 es una cámara bridge de alta gama equipada con un sensor CMOS Exmor R de 20,2 megapíxeles de mucha calidad (el mismo que incorpora la RX100 II y que tan buenas críticas ha recibido), un objetivo muy versátil firmado por Carl Zeiss y avalado por una abertura máxima de f/2.8 en todo el rango de distancias focales (24-200 mm), y una conectividad muy bien resuelta que contempla tanto WiFi como NFC.

No cabe duda de que las características que acabamos de mencionar son algunas de las que más llamarán la atención a cualquier entusiasta de la fotografía interesado en esta ambiciosa cámara, pero no son en absoluto las únicas que merece la pena tener en cuenta. Por esta razón, antes de profundizar en el resultado que la RX10 ha arrojado en nuestro banco de pruebas, echemos un vistazo rápido a algunas de sus principales especificaciones para ir «abriendo boca»:

  • Sensor CMOS Exmor R retroiluminado de 1 pulgada y 20,2 megapíxeles efectivos

  • Objetivo Carl Zeiss Vario-Sonnar T de 24-200 mm (equivalentes en 35 mm) y f/2.8

  • Procesador de imagen BIONZ X

  • Sensibilidad ISO: 125 - 12.800 (ampliable a 80 y 100 ISO)

  • Enfoque automático de alta velocidad mediante Direct Drive SSM

  • Visor electrónico Tru-Finder OLED de 0,39" y una resolución de 1.440.000 puntos

  • Pantalla LCD White Magic de 3,02" inclinable y con control de brillo automático

  • Formatos de grabación de fotografías: JPEG y RAW

  • Formatos de grabación de vídeo: AVCHD 2.0 / MP4

  • Máxima calidad en vídeo: 1.080/60p

  • Grabación en tarjetas Memory Stick Duo, PRO Duo, PRO HG Duo, Micro y XC-HG Duo

  • Grabación en tarjetas SD, SDHC y SDXC

  • Velocidad máxima de disparo en ráfaga: 10 FPS

  • Conectividad WiFi y NFC

  • Compatibilidad con tarjetas Eye-Fi

  • Salida HDMI compatible con 4K y Triluminos

  • Terminal multiuso micro-USB 2.0 y micro-HDMI

  • Zapata de interfaz múltiple

  • Batería de Ión-litio de 1.080 mAh / 7,7 Wh

  • Dimensiones: 129 x 88,1 x 102,2 mm

  • Peso con batería y tarjeta: 813 g

Sony RX10: construcción y ergonomía

La calidad de los materiales y el acabado de esta cámara son equiparables a los que podemos encontrar en una DSLR profesional o una cámara de sistema compacto de alta gama. El cuerpo es de aleación de magnesio, un material que destaca por su ligereza, y que, sobre todo, confiere al chasis de la cámara una elevada rigidez y la robustez necesaria para absorber impactos y evitar que la delicada electrónica que alberga en su interior resulte dañada.

La segunda barrera de protección con la que cuenta la RX10 es el sellado del chasis, que, en teoría, impide que el polvo y la humedad penetren en el interior de la cámara a través de las juntas. No tengo nada que objetar en este apartado, de hecho, la calidad constructiva global de esta propuesta es realmente impecable.

Sony Cyber-shot DSC-RX10

Aunque, como hemos visto, el acabado de esta cámara rivaliza con el que podemos exigir a una DSLR semiprofesional, o, incluso, profesional, realmente es una bridge, y se nota que los ingenieros de Sony se han esmerado para evitar que el cuerpo sea demasiado voluminoso. Y lo han conseguido, de hecho, la RX10 es claramente más compacta que una DSLR básica.

Es lo suficientemente pequeña para que llevarla encima no represente una gran carga, pero su peso, aunque no es exagerado (813 g con la batería y la tarjeta de almacenamiento), no es despreciable. Tiene a su favor el hecho de que la ligera rugosidad de la textura del grip permite agarrarla con mucha firmeza. Sin embargo, y esta es una percepción personal, me habría gustado que el grip fuese ligeramente más grueso.

Por otra parte, el tamaño de los botones alojados en el panel posterior de la cámara, junto a la pantalla LCD, me parece correcto. No son muy grandes, pero sí lo suficiente para utilizarlos con comodidad. Los que pueden resultar menos accesibles para las personas que tengan los dedos algo gruesos son los ubicados en la parte superior de la RX10, junto a los diales de control. Aun así, la ergonomía global de la cámara es muy buena.

Sensor y objetivo

El sensor de esta cámara es uno de sus «puntos fuertes». De eso no cabe la menor duda. Ya glosamos sus virtudes hace varios meses, cuando analizamos la RX100 II (ambas cámaras comparten el mismo captor), y lo cierto es que, como veremos más adelante, en la sección en la que vamos a analizar la calidad de imagen de la RX10, este componente es en gran medida el responsable del estupendo rendimiento de ambas cámaras.

El corazón de esta propuesta es esencialmente una matriz CMOS de fotodiodos retroiluminada, con un tamaño de 1 pulgada (13,2 x 8,8 mm), lo que no está nada mal para un dispositivo de esta categoría. Su resolución asciende a 20,2 megapíxeles efectivos, que, en teoría, debe ofrecer un buen balance entre el número de fotorreceptores del sensor y el tamaño de cada uno de ellos. Como sabéis, este último parámetro determina en gran medida el número de fotones que cada fotodiodo puede captar. Cuanto más grandes sean estas celdas, mayor será también su capacidad de capturar fotones, que equivale a captar más luz, por lo que generarán también un voltaje mayor.

Sony Cyber-shot DSC-RX10

Según los responsables de su diseño, este sensor ha sido concebido para maximizar la gama dinámica y ofrecer una relación de contraste elevada, con un gran nivel de detalle en sombras sin necesidad de saturar las altas luces. Más adelante veremos si realmente ofrece un resultado tan bueno como el que en su día nos deparó el sensor de la RX100 II.

El sensor juega un papel fundamental en el rendimiento de esta cámara, pero el objetivo, como sabéis, también es esencial. Como hemos visto antes, el que incorpora la RX10 ha sido firmado por Carl Zeiss, tiene una longitud focal variable de 24-200 mm equivalentes en 35 mm y una abertura máxima f/2.8 en todo el rango de distancias focales. En la posición más angular no ofrece una abertura tan atractiva como la del objetivo de la RX100 II (f/1.8), pero cuenta con la ventaja de mantener el valor máximo de f/2.8, incluso, en las mayores longitudes focales, lo que ofrece mucha flexibilidad a la hora de jugar con la profundidad de campo y obtener un bonito bokeh.

Interfaz y conectividad

La interfaz de la RX10 es muy similar a la integrada en otras cámaras de Sony, aunque su organización es ligeramente diferente a la de la RX100 II, que, como sabéis, es una cámara con la que tiene mucho en común. En cualquier caso, lo realmente importante es que prácticamente todos los usuarios pueden hacerse con ella sin mucho esfuerzo y en poco tiempo. Además, todos los textos están correctamente traducidos, algo que no debería sorprendernos, pero que resulta de agradecer después de comprobar los errores que algunos fabricantes de cámaras cometen al localizar el software de sus productos.

Sony Cyber-shot DSC-RX10

En lo que concierne a la conectividad, no tengo nada que objetar. Al igual que las demás cámaras de gama media/alta que ha lanzado Sony durante los últimos meses, la RX10 incorpora tanto WiFi como NFC. Esta última tecnología resulta de mucha utilidad debido a que, si tenemos un smartphone o un tablet dotado también de este mismo modo de enlace por proximidad, la negociación de la conexión WiFi se realiza automáticamente. El usuario no tiene que configurar nada; tan solo acercar ambos dispositivos, la cámara y el smartphone, por ejemplo, hasta que casi estén en contacto, y se conectarán inalámbricamente ellos solos.

Sony Cyber-shot DSC-RX10

Una vez que estén enlazados, podemos transferir las fotos y los vídeos directamente desde la cámara al smartphone o el tablet; manipular la RX10 y disparar con ella de forma remota, etc. Eso sí, para poder hacer todo esto tendremos previamente que haber instalado en nuestro teléfono móvil inteligente o tableta la aplicación PlayMemories Mobile, de Sony, que está disponible gratuitamente para Android y iOS. Esta herramienta no está mal, pero lo cierto es que me parece un poco limitada porque solo permite manipular un puñado de parámetros de la cámara. Espero que Sony la actualice pronto para ofrecer a los propietarios de sus propuestas una mayor flexibilidad en este contexto.

La Sony RX10, «en combate»

Debo reconocerlo. Utilizar esta cámara me parece una auténtica delicia. Su relación peso/tamaño es atractiva dadas sus prestaciones; y su ergonomía, como he defendido antes, es muy buena y solo queda ligeramente ensombrecida por el tamaño de los botones alojados junto a los diales de control. Además, la calidad de la pantalla OLED de 0,39 pulgadas que Sony ha integrado en el visor electrónico de la RX10 es excepcional, y la pantalla LCD también cumple perfectamente su función.

Sony Cyber-shot DSC-RX10

Por otra parte, y esta es una opinión personal que a otros usuarios les puede parecer anecdótica, me gusta mucho modificar la abertura empleando un anillo, cuyo tacto es, por cierto, estupendo. La manipulación de la sensibilidad ISO se realiza pulsando un pequeño botón alojado en la parte superior de la RX10, y la velocidad de obturación desde la rueda ubicada a la derecha del visor electrónico. Todo es sencillo y rápido, así que no tengo nada que objetar en este terreno.

La pantalla LCD es inclinable, lo que da mucho juego cuando nos vemos obligados a adoptar una postura incómoda para obtener el encuadre apropiado en algunas tomas. Y el enfoque automático realiza una labor muy convincente incluso en escenas con poca luz ambiental, por lo que con frecuencia no será necesario recurrir al enfoque manual para obtener el resultado esperado. Además, es rápido, y permite mantener en el foco con bastante eficacia cualquier objeto móvil, incluso, aunque salga momentáneamente del encuadre.

Calidad de imagen

Cuando los responsables de Sony dieron a conocer esta cámara, a mediados de octubre de 2013, hicieron hincapié en que la RX10 es una bridge de alta gama concebida para ofrecer unas prestaciones dignas de una DSLR ambiciosa. De hecho, incluso, puede resultar atractiva como complemento de una cámara réflex de altos vuelos en aquellas circunstancias en las que cargar con varios objetivos representa una desventaja.

Prueba Sony RX10

Imagen capturada a f/2.8, 1/800 y 125 ISO

El resultado que esta cámara ha arrojado durante nuestras pruebas es realmente bueno en prácticamente todos los escenarios de captura, lo que demuestra que la terna formada por el sensor, el objetivo y el procesador de imagen funciona a las mil maravillas. No obstante, antes de entrar en detalles, os sugiero que echéis un vistazo a las fotografías que hemos subido a nuestra galería de Flickr. Las instantáneas que ilustran el post permiten intuir «por dónde van los tiros», pero no hacen justicia a la calidad de esta cámara debido a la drástica reducción de la resolución que nos vemos obligados a imponer para poderlas publicar sin que su peso represente un lastre al cargar el artículo.

Prueba Sony RX10

Imagen capturada a f/2.8, 1/1.600 y 125 ISO

Entremos «en harina». Lo primero que me gustaría destacar es que la gama dinámica de la RX10 es muy amplia, lo que le permite restituir una paleta de color extensa y materializar los tonos de una forma fidedigna. Además, resuelve con eficacia las tomas con contrastes intensos, ofreciendo un alto nivel de detalle en las zonas oscuras o en sombra, y, a la par, no satura excesivamente las altas luces, por lo que solo puedo concluir que es la cámara bridge más resolutiva que ha pasado por mis manos hasta la fecha.

Prueba Sony RX10

Imagen capturada a f/2.8, 1/5 y 80 ISO

El nivel de ruido permanece en todo momento bajo control, a menos que, como veremos un poco más adelante, nos veamos obligados a recurrir a un valor ISO muy elevado. Yo prefiero disparar en RAW debido al amplio margen de maniobra que este formato nos ofrece durante el postprocesado, pero a los entusiastas a los que les gusta que la cámara les entregue ficheros JPEG les agradará saber que la presencia de artefactos de compresión es apenas perceptible, incluso, en aquellas capturas tomadas con muy poca luz ambiental.

Prueba Sony RX10

Imagen capturada a f/2.8, 1/500 y 250 ISO

Por otro lado, el balance de blancos automático que realiza la cámara es casi siempre muy satisfactorio, aunque, de nuevo, los usuarios que disparamos en RAW no tenemos que preocuparnos mucho por este parámetro porque cualquier deficiencia puede ser eficazmente subsanada durante el procesado. También me gustaría destacar una de las virtudes del objetivo de la RX10. Y es que su interesante abertura máxima de f/2.8 nos permite obtener un bokeh precioso (podéis apreciarlo en algunas de las imágenes que ilustran este apartado del post), incluso, al recurrir a las mayores distancias focales que pone a nuestra disposición este objetivo.

Prueba ISO

Y, para concluir, echaremos un vistazo al rendimiento ISO de esta cámara. Si observáis con detenimiento la imagen que publicamos justo encima de este párrafo, comprobaréis que el nivel de ruido se incrementa claramente a partir de 6.400 ISO. Aun así, la RX10 nos permite manipular la sensibilidad con mucha tranquilidad. Hasta 1.600 ISO el incremento del nivel de ruido es prácticamente inexistente. A partir de ahí, y hasta alcanzar el valor ISO 6.400, se incrementa ligeramente, pero el resultado sigue siendo bueno. Y, por último, entre 6.400 y 12.800 ISO, el ruido se incrementa notablemente, pero no lo suficiente para arruinar una fotografía, por lo que no descartaría en alguna ocasión usar una sensibilidad elevada si las circunstancias de la captura lo exigiesen.

Conclusiones y valoración

Esta RX10 de Sony es una cámara fantástica. Incorpora componentes de mucha calidad, aunque los que realmente me han convencido son su sensor y su objetivo, que, por otra parte, son los que mayor influencia ejercen en nuestras fotografías. Además, como os he explicado unos párrafos antes, ofrece una experiencia de uso muy gratificante gracias a su ergonomía e impecable construcción. Y, por supuesto, su calidad de imagen es estupenda. Además, su conectividad es holgada debido a la integración de las tecnologías WiFi y NFC. Y, cómo no, permite grabar vídeos con una calidad que a la mayor parte de los usuarios les permitirá prescindir de una cámara de vídeo dedicada (alcanza una cadencia de imágenes de 60 fotogramas por segundo con una resolución de 1.920 x 1.080 puntos).

Sony Cyber-shot DSC-RX10

En cualquier caso, ningún producto es perfecto, y esta cámara tampoco lo es. Su handicap más evidente es su precio. Y es que los 1.199 euros que debemos desembolsar para hacernos con ella no son «moco de pavo», y pueden provocar que algunos aficionados se decanten por otra cámara bridge más económica, aun a costa de sacrificar algunas prestaciones con las que cuenta la RX10. También es posible que algunos usuarios echen de menos la presencia de una pantalla táctil, aunque a mí, sinceramente, esta carencia no me plantea ningún problema.

Por último, como he explicado antes, su ergonomía queda ligerísimamente empañada por el pequeño tamaño de los botones ubicados junto a los diales de control, sobre todo para aquellas personas que tengan los dedos gruesos. Aun así, a pesar de estos inconvenientes, la DSC-RX10 es una gran cámara. En mi modesta opinión, la mejor propuesta bridge, o súper zoom, como prefiráis, que podemos encontrar actualmente en el mercado.

A continuación, podéis ver una galería de muestra, o bien visitar la galería en Flickr a toda resolución:

La cámara ha sido cedida para el análisis por parte de Sony. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.

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