El río llegó a sonar muy fuerte, por rumores y por ganas de conocerle una sucesora a una Sony A7R II que nos gustó bastante. Y finalmente el agua trajo una nueva cámara, y nosotros os traemos ahora la toma de contacto de la Sony A7R III.
Supimos de ella ayer tras ser presentada en un evento en China, en el que la compañía destacó las principales mejoras: autonomía, rapidez y otros puntos atractivos que ya presentaba su antecesora y que hereda de la misma. Con un diseño familiar y con ópticas interesantes como el FE 24-105 mm F4 G OSS (que se presentó también ayer), tuvimos la oportunidad de pasar un rato con ella, así que os contamos en detalle.
La Sony Alpha AR7III en mano
La comodidad y ligereza de los cuerpos siempre es relativa porque en la experiencia final depende en gran parte de a qué objetivo van pegados, pero algo de lo que se remarcó en este nuevo producto de los japoneses es lo compactación y ligera que debería resultar. No obstante, nos encontramos un peso algo superior al de la A7R II, de 652 gramos frente a los 625 gramos de la II, pero por debajo de los 673 de la Sony A9 (hablando de medidas con batería y tarjeta).
De este modo la línea de cámara sin espejo de Sony sigue siendo menos voluminosa que otras como la de Fuji (que también montan sensores más pequeños) pero algo más pesada, si bien tampoco ha experimentado variaciones llamativas con respecto a lo propio y la experiencia no es mala en este sentido.
De hecho ya veíamos ayer que en comparación con estas dos cámaras de la casa apenas había variación en las dimensiones, por lo que si estamos familiarizados con alguno de estos modelos la sensación será familiar. No podemos hablar de una cámara ligera, pero por sus dimensiones y diseño es cómoda y ergonómica.
A la comodidad ayudan algunos cambios también con respecto a los controles, ya que en esta ocasión incorpora un joystick para desplazar el punto de autofocus y el botón de grabar vídeo se va de la esquina al lado derecho del visor (aspectos que, según la compañía, se motivó en parte por el feedback recibido de los usuarios de cámaras anteriores).
Así, la posición de los botones y los diales es bastante cómoda y relativamente intuitiva, siendo acertado el mantener la rueda de modos en el lado derecho del visor (como la A7R II y no la A9), que también tiene autobloqueo. Además, el LCD es táctil y abatible, algo que se agradece para encuadres en perpendicular o para el enfoque.
El visor también resulta cómodo, siendo una experiencia pareja a la que tenemos con la A9 tanto en este aspecto como en la visualización. Ningún retraso al cambiar de visor a LCD y éste segundo tiene una resolución y brillo adecuados, si bien nos faltaría ver qué tal se porta a plena luz del día (pudimos probarla en interiores con iluminación media y alta, por lo que cabe pensar que en la calle se verá bien).
De construcción robusta y acabado conservador con respecto a las líneas que hemos comentado, la Sony A7R III es cómoda al agarre y al uso, aparentemente resistente y no se resbala. Además, en un primer momento el número y la disposición de los botones puede parecer algo abrumadora, pero se le coge el truco en pocos minutos al tratarse de botones de función directa (con las letras A, B, C y D), para ajustar directamente la ISO entre otras funciones que de otro modo son más indirectas.
Comportamiento y calidad de las imágenes
La A7R III toma heredado casi al 100% el sensor de la A7R II en cuanto a resolución con esos 42,4 megapíxeles que comentamos ayer. Sin ser ésta la máxima resolución existente, al parecer Sony ha decidido poner la pausa en el crecimiento del sensor en su nueva full frame mark III para que sean la estabilidad y la velocidad lo que deberían mejorar gracias a hardware nuevo: un procesador Bionz X (1,8 veces más rápido que el de la A7R II) y el obturador de baja vibración.
¿En qué se debería traducir todo esto? En ser más rápida y estable que su predecesora, así como mejorar en autonomía al tener baterías con 2,2 veces más capacidad que las de ésta (lo cual sí que no podemos saber de momento a la espera de poner probarla durante más tiempo).
Empezando por el enfoque, la velocidad del mismo permite obtener buenas tomas en esa vertiginosa ráfaga de 10 fps (recordemos, el doble de velocidad que la anterior). Buen avance éste, teniendo en cuenta que no se trata de una cámara para fotografía más especializada como la A9.
En esto de las ráfagas por cierto cumple muy bien en las distintas situaciones, sin pestañear (o pestañeando mucho, según se mire) y sin olvidar que combina los formatos RAW y JPG. Además, permite varias configuraciones a la hora de realizar las tiras de disparos para adaptarlo a las distintas situaciones, aunque esto no es demasiado intuitivo (al menos para quien no esté familiarizado con el software de Sony).
Muy buen nivel de detalle, algo que se mantiene si intentamos disparos con flash y jugando con las iluminaciones y el fondo. Y buena representación del color, dejando matices y tonos correctos cuando se trata de piel en los retratos con iluminación media o abundante.
Como decíamos, cuesta poco hacerse a los controles (hablando de quien no venga de un modelo similar previo, usuario que no tendrá ningún problema, más bien al contrario) y averiguar todas las opciones que nos ofrece la AR7 III a nivel de ráfagas, tipos de disparo o enfoque, si bien no satisface los deseos y esperanzas de quien esperaba una actualización grande del software o de su interfaz.
Unas muestras de su compañero de escenario, el FE 24-105 mm F4 G OSS
La A7R III compartió escenario con un nuevo objetivo: el Sony FE 24-105 mm F4 G OSS que ya mencionábamos al principio (y con el cual se sacó la foto de portada). Un todoterreno que promete cumplir en eventos como bodas, escenarios como paisajes o para retratos y que nosotros pudimos probar con la titánica A9 (en interiores y retratos y, bueno, una especie de boda).
Intentamos poner a prueba sobre todo ese bokeh que nos prometían, exprimiendo en ocasiones esa distancia mínima focal de 38 centímetros, y la verdad es que resulta bastante bien parado. Los retratos son muy detallados y equilibrados a nivel de color, con resultados destacables si jugamos con la iluminación y los fondos.
¿Y tan ligero es? Bueno, per se no es que resulte liviano, pero sus algo más de 600 gramos se notan algo si lo comparamos por ejemplo con el FE 24-70 mm F2.8 GM con el que probamos la A7R III (que sube a algo menos de 900 gramos). Así que buen trabajo en este sentido también, lo cual suma puntos a su tipo de uso más genérico (desde macros hasta disparos de plano más general).
Sony A7R III, conclusiones tras la toma de contacto
¿Es la Sony A7R III la renovación en mirrorless que esperaban los usuarios (fieles o potenciales) de la marca japonesa? Quizás la respuesta esté dividida entre quienes buscaban un plus (de batería y algo más) en la A7R II, con los alicientes que hemos comentado así como la doble bandeja SD y el USB tipo-C, y quienes esperaban que tomase prestadas más características de su prima cercana (y más especializada) la A9.
Las demos no suelen (ni deben) ser eventos que permitan determinar la experiencia de dispositivos tan complejos como cámaras u objetivos, pero en general hemos tenido muy buenas sensaciones tanto con la cámara como con el nuevo objetivo, aunque nos queda la duda de si con un sensor de mayor resolución esta experiencia aún habría sido más interesante teniendo en cuenta que estábamos en indirecto tú a tú entre estos dos pesos pesados de la división Alpha.
Se agradecen los cambios en el diseño que favorecen la comodidad en el manejo y el agarre, que casi hacen olvidar que no habido un trabajo excesivo en intentar reducir dimensiones o peso. Y aunque sobre el papel las diferencias con el anterior modelo no parecen una larga lista, este plus de comodidad y la mejora en rapidez pueden favorecer que el público que pedía algo más de versatilidad a lo previo ahora tenga otra opción mejor a considerar.
No obstante es pronto para decir si compensa la actualización de la A7R II a ésta, con tan sólo este rato de pruebas y teniendo en cuenta que no es una opción económica ni mucho menos. Pero de momento nos quedamos con buenas sensaciones con los nuevos productos de Sony, con ganas de exprimirlos más a fondo para poder probar bien aspectos como el Pixel Shift o las ISO forzadas.
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