La Sony A7 IV ya ha dejado el terreno de la especulación y ha sido presentada oficialmente con unas características que mejoran el modelo anterior. No es un "golpe sobre la mesa" como el que dio la marca con la Sony A1, pero sí un avance importante que nosotros hemos tenido la oportunidad de probar antes de que se hiciera oficial. Os contamos nuestras impresiones.
Conviene recordar que la Sony A7 IV es la cuarta versión del modelo que inauguró el sector de las sin espejo full frame y viene a relevar a la Sony A7 III, cámara que de alguna manera sentó las bases de lo que debía ofrecer un “modelo básico” de mirrorless de formato completo.
Una cámara que, a pesar de ese apellido ("básico"), era muy capaz como pudimos comprobar en el análisis que realizamos, y que, según la marca, se ha convertido en la más popular (con más de 200 mil usuarios); por tanto, a la hora de sustituirla había que ser cautos para no decepcionar a los posibles compradores.
Tal vez eso explique los tres años y medio de espera (eso sí, con una pandemia mundial que derivó en escasez de componentes por el medio), tiempo que para una marca que es abanderada del avance tecnológico parece bastante. Así, aunque mejorar la Sony A7 III no parecía una tarea fácil, se ha optado por la solución más lógica: pulir algunos aspectos que eran mejorables e incorporar la tecnología más potente que ha ido llegando en este tiempo en sus otras cámaras (más avanzadas que ésta) de la extensa familia Sony Alpha.
Por cierto, si os preguntáis a qué viene lo de "análisis preliminar", lo cierto es que nos hubiera gustado tener la cámara más tiempo. Fue algo más de una semana, suficiente para poder hacer algo más que una toma de contacto, pero no para un análisis a fondo (lo cual dejamos para un futuro) de un modelo que es tremendamente completo; por otro lado, como vamos a comentar, nos ha parecido que algunas de sus funcionalidades no estaban del todo afinadas por tratarse de un modelo de preproducción.
Pero no adelantemos acontecimientos y vamos, como suele ser habitual, a hacer un repaso por sus principales especificaciones:
Características principales de la Sony A7 IV
Sensor | Exmor R CMOS Full Frame de 33,1 MP |
---|---|
Estabilización | IBIS de 5.5 pasos y estabilzación digital |
Procesador de imagen | Bionz XR |
Sensibilidad ISO | 100 a 51.200 en foto (expandido de 50-102.400)/ 100 a 102.400 en vídeo |
Rango dinámico | 15+ pasos |
Enfoque automático | Híbrido con 759 puntos y 94% de cobertura |
Pantalla | 3" 1.030K de ángulo variable |
Visor | QXGA OLED 3.690K 120 fps con cobertura del 100% |
Disparo en ráfaga | 10 FPS máximo |
Calidad de vídeo máxima | 4K 60p formato Super 35 |
Soportes de almacenamiento | Doble ranura para tarjetas SD, una de ellas compatible con UHS-I/II, la otra con Memory Stick Duo |
Conectividad | USB 3.1, Wi-Fi, Bluetooth 4.1 y NFC |
Dimensiones | 131 x 96 x 79 mm |
Peso | 658 g (con batería) |
Precio | 2.800 euros (solo cuerpo) |
Un cuerpo "evolucionado"
A simple vista no es fácil distinguir el nuevo modelo del anterior. Incluso el nombre que aparece en el frontal (y que en la anterior cámara rezaba "α 7 III") ahora ha perdido la numeración. Sólo la pequeña serigrafía de la parte posterior, arriba a la izquierda sobre el botón Menú, delata el nombre del nuevo modelo:
Sin embargo, al cogerla rápidamente nos damos cuenta de que hay cambios; sobre todo uno muy importante ya que afecta directamente a la ergonomía: el aumento de la empuñadura. Ahora es bastante más cómodo coger la cámara y llevarla con una sola mano durante nuestras salidas sin que tengamos la impresión de que se nos pueda escapar. No es que la A7 III fuera mala, pero este grip más grande da más confianza (y por fin nos caben todos los dedos a los que tenemos las manos grandes).
Hemos tenido la oportunidad de fotografiar juntos ambos modelos así que os podemos enseñar unas imágenes comparativas donde se aprecia lo que decimos; los cambios no son muy grandes pero si se comparan directamente ambas cámaras sí se aprecian:
El otro cambio más importante del cuerpo es la pantalla que ahora es totalmente abatible, al estilo de las que están incorporando ya todos los modelos que salen al mercado para añadir versatilidad (no tanto para la fotografía como para el vídeo). Probablemente este elemento tiene buena parte de la culpa de que la cámara haya crecido en sus dimensiones, sobre todo en grosor (unos cinco milímetros sobre el papel, aunque parecen más). Aún así, lo cierto es que el aumento no es exagerado y la cámara sigue siendo relativamente compacta y ligera (sólo unos ocho gramos más).
Por cierto también es novedad el hecho de que ahora la capacidad táctil de la pantalla es total, tanto al disparar como al manejar los menús. Estos han cambiado de diseño, algo esperado ya que se hereda de los últimos modelos y permite, al menos, que nos olvidemos del anterior (y bastante farragoso) diseño. Decimos "al menos" porque, aunque los nuevos menús son algo más intuitivos, el problema persiste al seguir teniendo muchísimas opciones para elegir.
Francamente, la única manera de que un modelo como éste tuviera unos menús sencillos sería eliminando opciones, y eso es algo que, evidentemente, nadie quiere en su flamante cámara. Al fin y al cabo para eso está la posibilidad de crear nuestros menús personalizados con las funciones que más utilicemos.
En cuanto a los controles, los cambios son menos evidentes pero interesantes. El más importante es la remodelación del dial principal de control, que ahora está formado por dos ruedas. La inferior, que cuenta con bloqueo, permite elegir si queremos hacer foto o vídeo. En la de arriba elegimos el modo de disparo entre los habituales Auto, P, S, A, M y los modos personalizados. Esto permite, efectivamente, que la cámara sea un poco más híbrida a la hora de operar con ella.
Al grip y la pantalla se suman ligeros cambios en los controles que pulen la ergonomía y la operatividad de la cámara
Otro cambio interesante es el de la rueda situada más a la derecha, que sigue estando dedicada por defecto a la compensación de la exposición pero ha perdido la serigrafía específica y, sobre todo, ahora cuenta con un botón de bloqueo (para evitar que se active involuntariamente).
Además, la rueda situada inmediatamente a la izquierda de ésta ha ganado un poco de protagonismo y, casi debajo, lo mismo ha ocurrido con el botón AF-On, que ahora es bastante mayor y, por tanto más fácil de localizar (lo que viene muy bien, por ejemplo, a la hora de ampliar las fotos realizadas).
Por lo demás, el joystick para controlar el punto de enfoque es un poco más grande también y se ha producido un cambio de lugar de uno de los botones de acceso directo. El C1 que en la A7 III estaba en la parte superior derecha (detrás del disparador y junto al C2), ahora es el botón de grabación de vídeo, con lo cual se ha conmutado de lugar respecto a donde antes estaba ese botón (debajo y un poco a la derecha del visor).
Como veis en la foto comparativa son pequeños cambios que cuesta incluso apreciar pero que, en la práctica, mejoran la operatibilidad y la ergonomía de un producto que ya era bueno; y lo hace sin que el cambio sea demasiado importante como para que los ya usuarios de la marca se sientan perdidos. Por cierto, no podemos olvidarnos también de hablar de la puerta del compartimento de tarjetas que se ha modificado y ahora parece más segura (y anuncia, quizá, un mejor sellado del cuerpo).
Prestaciones "vitaminadas"
Y si los cambios externos no son muy grandes pero se notan, algo similar pasa con las "tripas" de la cámara donde se mantienen la misma idea: redondear el producto y, como dice Sony, redefinir la experiencia de uso. Eso implica que tampoco sea fácil notar los cambios en un principio. Por ejemplo, asomados al visor hemos llegado a un punto en el que la calidad es tal que resulta complicado distinguir las mejoras.
La ráfaga se mantiene en unos "modestos" 10 fps pero ahora se puede disparar casi indefinidamente sin que el buffer se agote
El visor electrónico de la A7 III ya era (es) muy bueno y el de la A7 IV es mejor pero, sinceramente, no es fácil notar la diferencia. Funciona francamente bien en casi todas las situaciones y sólo en entornos de muy, muy baja luminosidad se puede llegar a echar de menos un visor réflex.
Donde sí que se nota claramente una mejora es en el buffer y la velocidad de disparo, por tanto en la capacidad de gestión de información que es capaz de llevar a cabo el procesador. En realidad la ráfaga no ha aumentado, y se queda en unos "modestos" 10 fps que son más que suficientes para la mayoría de situaciones a las que se puede enfrentar el usuario de la cámara. La diferencia está en que ahora se puede disparar casi indefinidamente sin que la cámara se resienta.
La marca declara que se pueden hacer ráfagas de más de 1.000 fotos con la mayoría de combinaciones de formatos de captura disponibles (y grabando en tarjetas CFexpress); evidentemente nosotros no llegamos a tanto (ni tenemos una de esas tarjetas), pero sí que notamos que no había ningún cuello de botella al funcionar en situaciones normales, incluso aunque se dispare, como casi siempre hacemos en nuestras pruebas, en RAW más JPEG de alta calidad. Buena muestra es la ráfaga que veis arriba en la que hicimos más de 70 fotos sin ningún tipo de problema.
Eso sí, lamentablemente el black out no ha desaparecido (al menos no en la unidad de prueba), con lo que la experiencia al disparar ráfagas tan largas puede llegar a resultar un poco incómoda.
Por último, respecto al sistema de estabilización, es difícil decir si hay mejoras que sí están sobre el papel (medio paso de mejora dicen). Y en cuanto a la autonomía, aunque debería ser una de las pegas del nuevo modelo (ya que usa la misma batería que la A7 III pero gasta más energía), nosotros no hemos tenido problemas en este sentido.
Autoenfoque y vídeo
Otra de las novedades importantes en cuanto al rendimiento de la nueva cámara tenía que estar, inevitablemente, en el sistema de autoenfoque, donde Sony suele dar el do de pecho en sus nuevas cámaras. En este caso la cámara ha incorporado un sistema muy similar al de la Sony A1, con 759 puntos AF que cubren prácticamente todo el encuadre (un 94%).
La promesa, evidentemente, es ofrecer un enfoque más rápido que en la Sony A7 III, pero aquí nos pasa como lo que comentábamos respecto al visor: hemos llegado a unos niveles de eficacia tal que es muy difícil ver las diferencias entre modelos. Donde sí hay mejoras que se notan es en el enfoque de seguimiento, el famoso Real-time Tracking y el Real-time Eye AF que ahora ofrece la posibilidad de elegir entre personas, animales y aves.
Precisamente en nuestras pruebas tuvimos la posibilidad de asistir a un espectáculo de aves rapaces así que pudimos probarlo y comprobar que funciona a la hora de identificar los ojos de las aves; pero también lo difícil que es capturarlas en vuelo, por lo que la mayoría de imágenes que tomamos acabaron en la papelera. Aún así, conseguimos algunos retratos interesantes y alguna secuencia de vuelo como esta:
Aún así, nos pareció que el AF no estaba del todo afinado y que la cámara no siempre era capaz de identificar al ave en cuestión; eso mismo nos pasó con el AF en general, que nos pareció demasiado "nervioso" y a veces despistado ya fuera identificando personas o en otras situaciones. Por ejemplo nos ocurrió bastante a menudo que la cámara, estando en modo AF-C, centraba su atención en elementos inmóviles y comenzaba un "seguimiento" inútil.
No descartamos desde luego que buena parte de esto fuera fruto de nuestra propia impericia y del poco tiempo que tuvimos para aprender a manejar un sistema que, como nos ha pasado muchas veces, es bastante complejo y difícil de manejar sino es con la práctica. En cualquier caso, y por estas cuestiones, nos reservamos una opinión definitiva sobre el autoenfoque para un análisis posterior más extenso.
En cuanto al vídeo, como sabréis si sois fieles lectores el campo del vídeo no es nuestra prioridad, pero hay que reconocer que los cambios introducidos en la Sony A7 IV hacen que esté un poco más orientada a este mundo. Sigue siendo una excelente cámara para fotógrafos y ahora también para videógrafos gracias a la mejor calidad, los conectores incluidos, las posibilidades de conexión, etc.
Pero, por lo que toca a los resultados, una vez más nosotros no vemos un gran cambio, así que nos limitamos a hacer algunas pruebas grabando a la máxima resolución posible (en este caso vídeo 4K a 60p a 10bits) y aquí os ofrecemos el resultado:
Calidad de imagen, nivel de detalle y ruido
Las fotos que os estamos mostrando son JPEG sacados directamente de la cámara, por tanto sin ningún tipo de retoque. Como suele suceder no hemos podido abrir los archivos RAW (otra razón más para que no sea un análisis definitivo) así que nuestras conclusiones se basan en archivos finales cuando, es evidente, que ésta es una de seas cámaras que piden disparar en formato crudo y extraer de él todo el jugo.
Aú así, los resultados directos no son nada malos, como era de esperar, ayudados por la dupla de objetivos con la que contamos para la prueba que no estaba nada mal. En concreto un FE 35mm F1.4 GM, que es un "pata negra" del catálogo, y un FE 24-105mm F4 G OSS que, está un poco por debajo en cuanto a calidad pero, por su versatilidad, fue el que utilizamos mayoritariamente durante las pruebas.
Los resultados ya los estáis viendo, una gran calidad de imagen y un excelente nivel de detalle que, evidentemente, mejora los resultados del modelo anterior gracias al aumento de la resolución. También apreciamos unos colores muy reales y atractivos, incluidos los de la piel de las personas (que es otro aspecto que la marca dice haber mejorado).
En cuanto a los niveles de ruido, apreciamos un buen trabajo de corrección de artefactos hasta los 6.400 sin que parezca haber pérdida de detalle, lo que parece implicar que se pueda trabajar a esa sensibilidad sin que el ruido sea un problema; pero de nuevo esto es algo que no podemos valorar del todo (lo mismo que el rango dinámico) al no haber podido abrir los RAW. Eso sí, parece claro que llegar a los 204.800 ISO es algo que deberíamos descartar, aunque el resultado no es tan malo como podría parecer una vez que pasa por el matiz de la cámara:
Como venimos diciendo, es difícil constatar si los resultados son mejores que los de la A7 III por la sencilla razón de que aquella ya era una cámara excelente en cuanto a calidad de imagen. Por eso, lo mejor es que juzguéis vosotros mismos viendo algunas de las muestras realizadas que hemos seleccionado para vosotros:
Conclusiones
En definitiva, una evolución de un modelo que (sentimos repetirnos) ya era muy bueno y no era fácil de mejorar. Pero Sony lo ha hecho de una forma serena pero bastante convincente. Si algo es bueno, lo mejor es no cambiarlo mucho y sí mejorar lo que se pueda. Así, la Sony A7 IV incluye bastantes de las cosas que nosotros mismos le pedíamos de cara a su renovación y que estamos seguros muchos usuarios demandaban.
En este sentido, sólo faltaría por ver si ha ganado también en fiabilidad, pero eso es algo por ahora imposible. En cualquier caso, la evolución es buena, pero quizá no tanto como para invitar a comprarla a quien ya tenga el modelo anterior (salvo que esté finalizando su vida útil, claro), sobre todo porque se ha subido bastante de precio. De los 2.300 euros que costaba el cuerpo de la A7 III a los 2.800 euros que cuesta el de la nueva cámara.
¿Una subida justificada? No somos nadie para valorarlo (lo dejamos para vosotros); lo que sí es que supone que un modelo "básico" esté un poco menos al alcance de todo tipo de usuarios, y eso no es la mejor noticia para nosotros.
La cámara ha sido cedida para el análisis por parte de Sony. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
Ver 4 comentarios