La firma nipona acaba de presentar el Sony 50 mm F1.2 GM, un objetivo fijo y ultraluminoso que llega prometiendo "calidad sin compromisos" en un cuerpo compacto. Nosotros hemos tenido la oportunidad de probar una unidad antes de que fuera oficial su lanzamiento y a continuación os contamos nuestras impresiones sobre esta última óptica, de orientación claramente profesional, disponible para cámaras Sony con montura E y sensor de formato completo.
Como decíamos en la presentación, el nuevo objetivo viene a situarse en lo más alto del catálogo de lentes con montura E de Sony al ser el más luminoso de toda la familia; todo un “pata negra” que hace honor a su apellido ‘G Master’ que, como sabréis, es su gama más exclusiva. Pero no adelantemos acontecimientos y vamos a repasar un poco dónde se situaría el nuevo objetivo, tanto dentro de su catálogo como respecto a la competencia.
En cuanto a sus hermanos de gama, la nueva óptica tendría como principal referente al Sony Zeiss Planar T* FE 50mm F1.4 ZA, un objetivo diseñado al alimón con Zeiss y que que tiene unos cinco años (y un precio recomendado de 1.800 euros). Algo más abajo tendríamos el Sony Zeiss Sonnar T* FE 55 mm F1,8 ZA, pero éste ya queda bastante más lejos en cuanto a luminosidad (también es más barato: 1.100 euros).
Por lo que toca a posibles alternativas, para esta misma montura no hay muchas opciones a la altura (de marcas de primera fila); de hecho apenas hemos encontrado dos que no serían exactamente equivalentes: el Samyang XP 50 mm F1,2, que sería la opción más económica pero, eso sí, perdiendo el enfoque automático, y el Sigma 50mm F1.4 DG HSM Art, que es (evidentemente) menos luminoso (para encontrar esta luminosidad habría que recurrir al Sigma 35mm F1.2 DG DN Art).
Y tampoco podemos olvidarnos de algunas referencias para otras monturas que tienen una filosofía similar y, de alguna manera, serían las opciones equivalentes que los rivales de Sony ofrecen a los fotógrafos profesionales que utilizan cámaras sin espejo FF: en Canon R tendríamos el Canon RF 50mm f/1.2L USM y en Nikon Z tenemos el Nikkor Z 50mm F1.2 S, ambos con unos precios que superan ampliamente los dos mil euros (algo más caro el Canon), pero más grandes y pesados que el Sony.
En cualquier caso, visto el panorama, vamos a empezar nuestro análisis haciendo un repaso a las características principales del nuevo objetivo:
Especificaciones del Sony 50 mm F1.2 GM
Longitud focal | 50 mm |
---|---|
Apertura Máx-Min | ƒ 1,2 - 16 |
Montura | Sony E |
Compatibilidad de formato | Full frame (y APS-C con recorte 75 mm) |
Distancia mínima de enfoque | 40 cm |
Número de palas | 11 |
Número de elementos/ grupos | 14/ 10 |
Diámetro de filtro | 72 mm |
Diámetro/ longitud | 87 x 108 mm |
Peso | 778 gramos |
Precio | 2.300 euros |
Diseño y construcción
Perteneciendo a la gama más exclusiva de objetivos Sony, la calidad de materiales y el perfecto acabado están garantizados, con un cuerpo que mezcla metal y plástico de alta calidad y, cómo no, está sellado contra las inclemencias (aunque, como siempre, Sony no lo garantiza al 100%). Por lo tanto poco hay que achacar a la construcción algo que tampoco sorprende en una lente de este nivel.
El tamaño es bastante adecuado para lo que ofrece, no es una lente ligera pero estamos hablando de una luminosidad poco común y de un objetivo que se ha diseñado, como ya hemos dicho "sin compromisos". A pesar de ello, desde la marca sacan pecho por haber conseguido crearlo prácticamente en el mismo tamaño que el mencionado Sony Zeiss Planar T* FE 50mm F1.4 ZA.
No es una lente ligera pero estamos hablando de una luminosidad poco común y de un objetivo que busca ante todo la calidad
De hecho, ambos tienen la misma longitud y peso y el nuevo objetivo sólo es un poco más grueso (a cambio de ofrecer un f-stop más, aproximadamente un 17% más de luz).
Su diseño se parece mucho al del Sony 20 mm F1.8 G y al Sony FE 24 mm f1.4 GM, aunque el 50 mm es más grande en tamaño. Pero los tres tienen casi la misma disposición y número de controles.
En concreto, hay dos anillos, dos conmutadores y, en este caso, dos botones multifunción. Los primeros son el anillo de enfoque y el de diafragmas, el primero notablemente más grande que el segundo y situado casi en el frontal. Por su parte, el de aperturas es más pequeño y con un “diseño de doble superficie”, siendo una única pieza con dos zonas de tacto diferente (una en la que vienen serigrafiados los valores del diafragma y otra rugosa para accionarlo).
En cuanto a los conmutadores tenemos el clásico AF/MF y el que anula/activa el clic del anillo de diafragmas. Este, como en otras ocasiones, permite que el anillo de gire de forma continua (sin saltos), funcionalidad evidentemente pensada para el vídeo, un campo en el que el este objetivo puede tener una interesante aplicación gracias a su luminosidad.
Por su parte, los dos botones multifunción son la novedad en este objetivo, y se sitúan en la zona central del objetivo a la izquierda y en la zona superior (sobre el nombre de la lente). Son dos pero en realidad se trata del mismo botón, con la misma utilidad, que entendemos se ha duplicado para poder pulsarlo cómodamente con el dedo gordo ya estemos usando la cámara en horizontal o en vertical.
Por lo demás, incluye un parasol con forma de tubo y un tamaño bastante contundente, ya que es grande y profundo y hace que el conjunto crezca notablemente. Un diseño que, entendemos, tiene mucho que ver con la gran luminosidad de este objetivo y las muchas posibilidades de que luces parásitas entren al interior gracias a su gran apertura.
Enfoque y manejo
Entrados en materia, apetece cambiar un poco el chip habitual y, dadas las características de este objetivo, hacer uso del anillo de diafragmas que antiguamente llevaban la mayoría de objetivos y ahora casi ha desaparecido en las nuevas ópticas. Así, al hacerlo notamos que, cuando el clic está activado, el anillo está ligeramente duro y los “saltos” resultan un poco secos; sin embargo, al anular el clic la operación es muy suave y, por supuesto, silenciosa (al fin y al cabo para eso se ha implementado).
Lo mismo ocurre con el anillo de enfoque, situado más al extremo y con un tamaño bastante mayor, y cuya operación resulta suave y, sobre todo, permite enfocar con gran precisión y rapidez en manual, importante cuando se realiza esta operación a diafragma abierto (y hay que recordar que estamos hablando de un ƒ1.2).
Y es que, aunque el autofocus es rápido y preciso, lo cierto es que el Sony 50 mm F1.2 GM invita a enfocar en manual, y disfrutar de la escasísima profundidad de campo que se puede lograr a máxima abertura, ayudados por supuesto por la calidad del visor de la cámara utilizada y la ayuda al enfoque que ofrece.
De todos modos, si preferimos el enfoque automatizado, ya decimos que esté resulta rápido, aunque no totalmente silencioso. Como ocurría con el Sony 20 mm F1.8 G no produce apenas ruido pero sí se aprecia un rumor producido por el movimiento interno de las lentes al ajustarse; un rumor que, eso sí, no es ni mucho menos molesto y resulta bastante lógico porque, para esta luminosidad, es necesario el uso de lentes de bastante tamaño.
Por lo demás, como no podía ser menos, hay que decir que es totalmente compatible con el sistema de enfoque continuo de seguimiento, así como el reconocimiento de ojos del que presumen las Sony Alpha. También que las lentes del objetivo varían su posición de forma interna; es decir, que la óptica no varía su tamaño al enfocar.
Rendimiento y calidad de imagen
Para la prueba hemos contado con una Sony A7R IV, la cámara de mayor resolución de la marca (incluso mayor que la novísima Sony A1) que llega a los 61 Mpíxeles y, por tanto, es una buena herramienta para probar la calidad que puede llegar a ofrecer este objetivo (que, por cierto, hace buena pareja y resulta un conjunto muy equilibrado, tanto en tamaño como en peso).
Como era de esperar, la calidad de imagen es muy alta y rinde bien incluso en las esquinas y a máxima abertura
El resultado es el que era de esperar: una calidad de imagen muy alta, con una gran nitidez y nivel de detalle (ayudados claro está por la resolución de la cámara) incluso trabajando con el diafragma totalmente abierto, algo que fue la tónica en la mayor parte de nuestras tomas. A pesar de ello, el objetivo rindió muy dignamente y, aunque en muchas ocasiones abusamos del desenfoque, también podemos enseñaros cómo rinde el objetivo en las esquinas.
Para ello nada como un ejemplo con las dos siguientes fotografías, realizadas con el objetivo totalmente abierto a ƒ1.2 y con un valor más cerrado para comparar:
Ya hemos visto la imagen general y llega el momento de ampliarlas para verlas en detalle. Primero veamos las fotos al 100% en el centro de ambas imágenes:
Como se puede ver, el resultado parece la misma foto (salvo por un ligero cambio en el encuadre). Y ahora veamos en detalle la esquina inferior izquierda:
Aquí notamos ya alguna diferencia, sobre todo un oscurecimiento, pero ni siquiera nos atrevemos a decir que haya viñeteo porque afecta a todo el lateral de la imagen, así que apostaríamos por una variación de la exposición automática (estábamos trabajando en el modo semiautomático con prioridad a la apertura). Pero la calidad de imagen no varía mucho, se defiende muy bien y se acerca bastante a aquello de mantener la calidad de imagen igual "de esquina a esquina".
Por otro lado, también hay que tener en cuenta que estamos mostrando fotos directamente extraídas de la cámara en JPEG (a máxima calidad, eso sí), con lo cual es muy posible que se pudiera igualar el resultado partiendo de los RAW y trabajándolos adecuadamente.
En cualquier caso, como decíamos, el nivel de detalle que se puede conseguir es excelente; y como muestra más fotos, primero la que tenéis arriba y que fue tomada a ƒ1.2. Vista así, es fácil no apreciar un detalle que se revela al ampliarla al 100%:
Y ahora una toma nocturna realizada con una larga exposición y que, al ampliarse, revela también la calidad de imagen que se puede lograr:
En la imagen de detalle de arriba se aprecia además que, con el diafragma más cerrado, las luces se respresentan con un interesante efecto estrella (incluso aunque el diafragma no estaba excesivamente cerrado —en este caso a ƒ5.0—) gracias a las once palas de su mecanismo de apertura. Por contra, cuando abrimos el diafragma y desenfocamos el efecto es el esperado: un bonito bokeh.
Un aspecto el del bokeh del que, por supuesto, no podíamos dejar de hablar y que resulta de lo más interesante del producto, haciendo de éste un objetivo ideal para retratos (aunque su focal pueda resultar un poco corta para algunos).
En cualquier caso, como siempre, os remitimos a las fotos de nuestra galería para que las valoréis por vosotros mismos, pero desde nuestro punto de vista el resultado es de lo mejor del mercado.
Nuestra opinión
Como decíamos al principio, poco a poco las opciones para las cámaras Sony Alpha van creciendo, pero es cierto que lentes como ésta no abundan. Un objetivo cuya focal le hace adecuado para muchas situaciones (también para vídeo) y cuyas propiedades para realizar desenfoques lo convierten en una delicia. Una de esas ópticas que, al utilizarlas, invitan a "jugar" y a dejar vía libre a la creatividad.
Pero, claro, todo eso hay que pagarlo, en concreto 2.300 euros. Una cifra que no se puede decir que sea cara teniendo en cuenta dónde se mueve la competencia pero que, evidentemente, se convierte en una barrera para todo aquel que no sea profesional.
Porque estamos seguros de que a cualquier usuario de una Sony A7 le encantaría tener lo que ofrece este objetivo, pero muy pocos podrán pagarlo (o justificar su compra).
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