La coreana Samsung, gigante reconocido de la electrónica de consumo y uno de los máximos exponentes de la explosión de Android, aun tiene mucho que caminar para que la gente deje de extrañarse cuando oiga hablar de cámaras Samsung. De lo que no cabe duda es de que los pasos son firmes y el camino es el indicado. Buen ejemplo de ello es esta Samsung NX1000.
Como recordaréis, la Samsung NX1000 era la más modesta del relevo generacional de la familia NX, las mirrorless de Samsung. Llegaba a la sombra de la NX20 y la NX210, con un diseño y prestaciones más que interesantes. Repasemos, como de costumbre, las características principales antes de meternos de lleno en el análisis.
- Tecnología mirrorless
- Sensor CMOS de 20 megapixels
- Estabilización en el cuerpo
- ISO 100-3200
- Ráfagas de 8fps en RAW (hasta 8 disparos)
- Grabación de vídeo FullHD 1920X1080 a 30fps
- Pantalla de 3 pulgadas y 921.000 puntos de resolución
- Conectividad WiFi
Diseño y ergonomía
La Samsung NX1000 está disponible en tres colores (negro, blanco y rosa) de los cuales he podido tener en mis manos los dos primeros. No dudo que pueda existir un porcentaje del mercado que se sienta atraído por una cámara rosa pero yo me quedo con la blanca. Amor a primera vista creo que resume bien lo que uno puede sentir al abrir la caja y coger la cámara por primera vez.
Los vicios y virtudes del diseño, como siempre digo, dependen de gustos personales imposibles de universalizar. Para mi gusto las líneas curvas del cuerpo y un conjunto más aséptico que estridente configuran una cámara realmente atractiva.
Callejear con ella es una grata experiencia. Gracias a sus contenidas dimensiones, su peso, el pronunciado grip frontal y el parche trasero para el dedo pulgar, la mano se agarra perfecta y cómodamente a la NX1000. Podrás pasear horas con ella sin cansarte.
La distribución es la típica en este tipo de cuerpos y todo está donde supones que debe estar. Arriba tenemos el botón de encendido, la rueda de modos y el botón Smart Link, que activará una función Wi-Fi de la que hablaremos más adelante.
En la parte trasera nos encontramos con el tradicional dial que cuenta con cuatro pulsadores más el central que hará las veces de botón de confirmación. Además del dial tenemos un botón para iniciar la grabación de vídeo, botones para acceder al menú o a la configuración de los principales parámetros de la toma, botón de reproducción y otro de borrado de fotografías que se podrá configurar para que realice alguna acción cuando no estemos en la galería.
En el objetivo del kit, el 20-50mm, encontramos un botón realmente práctico una vez nos acostumbramos a él. Si lo pulsamos accedemos a un menú que nos permite ajustar los valores de exposición, ISO o balance de blancos girando el anillo de enfoque. De la misma manera hay un modo de disparo que convierte esta utilidad en un acceso directo a los modos de escena.
Disparando con la Samsung NX1000
Tras el preceptivo paso por la configuración de la cámara a través de un menú sencillo en el que vamos a seleccionar rápidamente Adobe RGB como espacio de color nos centramos en la pantalla de disparo, desde la que podremos controlar todos los aspectos de la toma y ver en tiempo real el histograma o un nivel electrónico.
Las marcas se empeñan en llenar la rueda de modos con funciones que a veces se solapan, cosas del marketing. Además de los modos PASM encontramos uno dedicado a la grabación de vídeo, otro para las funcionalidades Wi-Fi, el modo automático, uno para los filtros creativos, otro para las escenas y uno último, también para las escenas, pero haciedo uso del botón inteligente del objetivo.
Aunque el enfoque se ha mostrado certero, ayudado cuando ha sido necesario por una potente luz verde, éste no es especialmente rápido. Es un dato, el de la velocidad de enfoque, que me gusta poner en contexto cuando lo comento. En la NX1000 el enfoque no es casi inmediato como en otras cámaras que he podido probar y que presumen de ser las más rápidas del mercado pero, ¿qué usuario aficionado necesita imperiosamente que su cámara enfoque en menos de 0.3 segundos?
Durante la grabación de vídeo es aun más evidente y si elegimos el enfoque contínuo, el enfoque más que suave y progresivo es lento. Es uno de los puntos débiles del equipo.
La ráfaga es otra de esas características llamativas de las que gusta presumir y, todo hay que decirlo, aquí está presente con unos números interesantes. La velocidad de la ráfaga es de 8 fps tanto si disparamos en JPEG como en RAW, encontrando la diferencia en el número de disparos que se alargará la ráfaga: 11 y 8 respectivamente.
Podemos, no obstante, seleccionar un modo específico de rágafa en el que disparar a 10, 15 o 30 fps durante un máximo de 30 disparos pero renunciando a la máxima resolución. En este modo llamado "ruptura" las fotografías tendrán un tamaño de 5 megapixels.
Si seguimos buscando entre la letra pequeña podemos llevarnos algua sorpresa más como que el modo "bulb" está limitado a 4 minutos o que para la grabación de vídeo si optamos por 24fps no podremos hacerlo en 1920x1080, tendríamos que usar 1920x810. Son pequeños inconvenientes que nos encontramos en todas las cámaras y que no acaban desluciendo la experiencia de uso.
La batería da, según datos oficiales, para unos 320 disparos o 160 minutos grabando vídeo a máxima resolución. Se me antoja un poco escasa, más aun si tenemos en cuenta que al hacer un uso intensivo de las capacidades Wi-Fi ésta se resiente todavía más.
Rendimiento del sensor
Hoy en día, con luz, cualquier sensor de cualquier cámara es capaz de ofrecernos buenos resultados, al menos si no tenemos exigencias profesionales, por eso quiero centrarme en el disparo con poca luz y tirando de valores altos de ISO.
He disparado siempre en jpeg y sirviendome de algunos automatismos como la elección del balance de blancos (que ha funcionado siempre razonablemente bien) para que los resultados sean más responsabilidad de la propia cámara que de mi intervención en el revelado.
Os dejo dos ejemplos a ISO 1.600, uno en exterior con la escasa luz de una mañana fría y nublada y la segunda en interior, iluminada desde arriba por el típico tubo de cocina fluorescente, a 1/13s en mano, tirando del estabilizador. Pese a que en el recorte al 100% se nota pérdida de detalle para controlar el ruido el resultado sigue siendo muy bueno. Tened en cuenta que son 20 megapixels, ISO 1600, que podríamos haber obtenido aun mejor resultado disparando en RAW y juzgad vosotros mismos. Al final del análisis os dejaré más muestras en otras circunstancias, así como usando alguno de los filtros creativos.
Wi-Fi, el arma secreta de la Samsung NX1000
Si hay algo incuestionable, más allá de la calidad de sus imágenes, es que el Wi-Fi aumenta las posibilidades de la cámara hasta límites antes insospechados, aunque éstos se vean a su vez superados por las bondades de la Samsung Galaxy Camera. En cualquier caso el enemigo está en casa.
Seleccionando el modo correspondiente en la rueda superior podemos conectar la cámara a una red Wi-Fi y aprovecharla para enviar nuestras fotografías a un correo electrónico determinado, a un televisor con tecnología TV Link, a un ordenador para hacer una copia de seguridad o a diversos servicios online como Facebook o Picasa. Algunas de estas cosas ya se podían hacer con tarjetas Eye-Fi; vale, lo acepto, pero la cosa no queda aquí.
Si tenemos un smartphone con Android hay dos aplicaciones que mejoraran aun más la experiencia de uso. Con Samsung MobileLink podemos transferir fotografías desde la cámara al teléfono pulsando un solo botón (el que veíamos al principio llamado Smart Link) y con Remote Viewfinder, convertiremos nuestro smartphone, como su nombre indica, en un visor remoto. De esta manera, una vez conectada la cámara al teléfono, podremos enfocar y disparar la primera desde el smartphone, viendo siempre en tiempo real lo que capta la cámara. Realmente útil y divertido.
No obstante hay cosas que podrían mejorarse, especialmente en el aprovechamiento del smartphone por parte de la cámara. Por poner un ejemplo, se me ocurre que la cámara podría recoger la información de localización del teléfono para incrustarla en las fotografías como modo de geolocalización. El problema es que entonces no podrían vender el accesorio GPS.
¿Os ha pasado alguna vez con algún gadget que os habéis encontrado con un error de diseño tan obvio que no acabáis de entenderlo? A mi me ha pasado con el botón Smart Link y el modo Wi-Fi. Veamos, cuando seleccionamos en la rueda de modos el Wi-Fi accedemos a todas las opciones antes comentadas (compartir con televisor, enlazar con un smartphone, redes sociales...) y el botón Smart Link queda como un acceso directo a una de esas funciones que tendremos que configurar previamente en el menú.
Entiendo que sobra el modo Wi-Fi en la rueda de modos y que el botón Smart Link debería dar acceso a todas las opciones de forma rápida y directa y no solo actuar como mero acceso directo, entre otras cosas porque así no tendrías que andar cambiando de modo si estás haciendo fotos y en un momento dado te apetece compartir una imagen o usar el teléfono como obturador remoto.
Conclusiones y valoración
Con un precio entre los 500 y 600 euros con el flash y el objetivo 20-50mm f3,5/5,6 se me antoja una cámara muy apetecible por muchos motivos. Por un lado colmará las espectativas de los que buscan una cámara bonita (especialmente el modelo blanco), también las de aquellos que buscan un equipo compacto y liviano y finalmente, los que quieren calidad de imagen tampoco quedarán defraudados.
¿Hay cosas que mejorar? Obviamente sí, no es una cámara perfecta. Podría enfocar más rápido y, sobre todo, podría tener una batería de mayor capacidad o mejor rendimiento. Elegir una cámara no es una empresa fácil y al final todo consiste en valorar qué buscas en ella y a qué no estás dispuesto a renunciar. A ésta le faltan muy pocas cosas. La cámara ha sido cedida para el análisis por parte de Samsung. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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