Olympus presentó a finales de enero una nueva integrante en su catálogo de cámaras sin espejo, la Olympus PEN-F, con un diseño exquisito como principal atractivo, pero que contiene argumentos muy interesantes y originales. Tanto como para que este nuevo modelo de la serie PEN sea diferente, tanto al resto del fabricante japonés, como al resto de lo que encontraremos en el mercado. Especialmente, por implementar ajustes de color como ninguna otra y controles para cambiar de filtros que la convierten en una delicia de juguete que enamora. Aunque no a nuestro bolsillo.
Tras la primera toma de contacto en su presentación oficial, ahora hemos podido analizarla con más calma aprovechando los días pasados de Semana Santa para comprobar cómo se desenvuelve en diferentes situaciones. Su diseño es muy atractivo, pero además cuenta con prestaciones de altura y unos resultados que no se alejan mucho de la más potente OM-D del catálogo de Olympus.
Características de la Olympus PEN-F
Sensor | 4/3" Sensor Live MOS de 20,3 megapíxeles |
Visor electrónico | 2.360.000 puntos |
Pantalla | LCD inclinable, táctil y con resolución 1.037.000 puntos |
Sistema de enfoque | AF por contraste con 81 puntos |
Velocidad de obturador | 1/8000 - 60 seg |
Ráfaga de disparo | Aprox. 10 fps |
Estabilización de imagen | Sensor de movimiento (5 ejes) |
Dimensiones (A x A x P) | 124,8 x 72,1 x 37,3 mm |
Peso | 427 g (batería y tarjeta de memoria incluidas) y 373 g (sólo cuerpo) |
Precios | Solo cuerpo: 1.199 € Kit 17 mm f/1.8: 1.499 € Kit Pancake Zoom (14-42): 1.399 € |
Diseño y ergonomía
No cabe la menor duda de que se trata de una cámara que entra por los ojos al primer vistazo
No cabe la menor duda de que se trata de una cámara que entra por los ojos al primer vistazo. Es bonita. Muy bonita. Un diseño muy cuidado al detalle, exquisito y que rememora (siguiendo cierta tendencia de diseño que se lleva imponiendo) a las veteranas PEN analógicas, con las que guarda enorme parecido.
Su construcción también lleva pareja un acabado que hace relucir aún más el concepto de diseño. Ausencia de tornillos a simple vista, diales resistentes en la parte superior (no tanto los botones de la parte posterior, algo pequeños), agarre agradable, acabado rugoso y la inclusión de algunos controles que llaman la atención. Como el dial de encendido, situado a la izquierda, bien diferenciado y que posee suficiente dureza. Quizás no sea la ubicación más idónea para quien busque un encendido veloz, pero tampoco supone impedimento alguno para hacerlo con agilidad y total seguridad.
Además de los habituales diales de modos, compensación de la exposición, disparador… también encontramos un dial que caracteriza a esta PEN-F. Está situado en el frontal de la cámara y no es especialmente discreto (teniendo en cuenta sus opciones se podría haber disimulado algo más). Sirve para activar modos de color y monocromo con un simple giro. Así no hace falta acudir al menú y buscar las opciones para activar estos modos, algo que, quizás por ello, suelan usarse con menos frecuencia.
Con el dial específico en el frontal resulta instantáneo activar el modo monocromo lo cual es una delicia para los que gusten de la fotografía en blanco y negro
Con esta facilidad es instantáneo poner la cámara en modo monocromo lo cual es una delicia para los que gusten de la fotografía en blanco y negro. También cabe señalar que los resultados son bastante buenos en líneas generales y que las opciones creativas aún animan más a jugar con él y buscar efectos más acusados.
En el resto encontramos una pantalla táctil (LCD de 3 pulgadas y 1.037.000 puntos) y completamente abatible en todos los ángulos y además se pliega invertida. Ideal cuando no vayamos a usar la cámara y proteger la pantalla de arañazos, pero también cuando busquemos máxima discreción.
El visor electrónico es realmente magnífico. Es el primer modelo PEN que lo incorpora y lo hace a lo grande, ya que se trata de un visor tipo OLED con una resolución de 2,36 millones de puntos. Eso sí, una recomendación: no usar el ajuste automático, ya que en situaciones oscuras mostraba la escena más luminosa de la cuenta (en algún caso excesivamente) haciendo que nos podamos confundir en la captura y sobreexponerla. Mejor ajustarlo de modo manual y cambiar cuando sea necesario.
Si el cuerpo fuera sellado sería realmente perfecta en diseño
¿Qué se echa en falta? Si el diseño fuese sellado contra salpicaduras, sería realmente perfecto. Y por el precio de esta cámara casi podríamos decir que debería haberse incluido.
No posee flash incorporado (aunque sí zapata de conexión) pero se suministra un pequeño flash como accesorio.
Estabilización de 5 ejes muy efectiva
Otro elemento muy positivo que incluye la PEN-F es el sistema de estabilización de cinco ejes. Un sistema que está contrastado y con grandes resultados en sus hermanas de la familia OM-D, y que en esta PEN-F demuestra que Olympus ha logrado una gran madurez en su desarrollo.
Y realmente es efectivo. ¿Hasta cinco pasos como presume en su hoja de características? Bueno, eso depende de la escena, longitud focal, velocidad de disparo y nuestro pulso, pero realmente funciona con gran efectividad y se nota, especialmente, en escenas complicadas cuando no tenemos muchas opciones y no queremos subir la sensibilidad ISO a valores demasiados altos.
Enfoque y velocidad de disparo
Otras características que demuestran que Olympus le ha puesto mucho cariño a esta PEN-F es su sistema de enfoque automático de 81 puntos. No ha optado por un enfoque híbrido, algo que cada vez se está imponiendo más en cámaras sin espejo de altas prestaciones (como posee alguna OM-D), pero el sistema de enfoque por contraste funciona con efectividad en la mayoría de situaciones. Es veloz, aunque por el precio y categoría de cámara no hubiese estado mal que el sistema híbrido que hubiese aumentado aún más su capacidad de autoenfoque.
Esta bonita PEN-F permite una velocidad máxima de disparo de hasta 10 fps, lo cual es bastante para cámara así, aunque manteniendo enfoque, exposición y balance de blancos del primer disparo. Si queremos que varíe nos quedaremos con 5 fps. Más que suficiente para usuarios entusiastas e incluso para escenas con algo de acción.
Modo de alta resolución y grabación de vídeo
La función de disparo de alta resolución ya lo vimos en la OM-D E-M5 Mark II
Una opción añadida que incluye es el disparo a alta resolución. Recordemos que cuenta con un sensor de 20 megapixeles, pero incluye un modo de disparo que ya vimos en la OM-D E-M5 Mark II. Un modo inteligente que hace uso del sistema de estabilización para desplazar el sensor entre las ocho imágenes en una secuencia que captura, con una resolución de 20 megapixeles cada una (con ciertas limitaciones en la captura en cuanto a velocidad, apertura e ISO).
Las capturas se fusionan en una única imagen que proporciona un archivo JPEG final de 50 millones de píxeles y un archivo RAW de 80.6 megapíxeles. Una opción solo recomendada para escenas estáticas (requiere que la cámara esté apoyada o en trípode) y cuya efectividad está muy bien conseguida, aunque su uso práctico no sea muy frecuente.
En cuanto al vídeo, sí encontramos que las opciones no son muy ambiciosas (nada de 4K, por ejemplo, aunque sí curiosamente en la opción para realizar timelapse), pero suficientes para grabar en Full HD (1920 x 1080) en un rango de 60p, 50p, 30p, 25p y 24p. Eso sí, nada de puerto para micrófono externo. No es una cámara para videógrafos o fotógrafos más exigentes en este sentido.
Los filtros a un nuevo nivel
Como indicamos, en el diseño de la cámara se ha incluido un nuevo dial para selección de modos de color. Esta es una de las características más curiosas y peculiares de este modelo. No solo porque invita a jugar y usar modos creativos y filtros que simulan distintos acabados más que en cualquier otro modelo, sino también porque posee unas opciones por software para modificar los ajustes de color al gusto de cada uno.
Es realmente curioso poder manejar la curva de colores y configurarla para conseguir unos resultados a nuestro gusto
Es realmente curioso poder manejar la curva de colores y configurarla para conseguir unos resultados que nos satisfagan (permite controlar la saturación de 12 tonos para ajustarse de forma individual o en conjunto a través de 11 pasos, desde -5 a +5). Y hacerlo al instante, en la captura, sin tener que dedicar luego mucho tiempo al post-procesado de los archivos. Nos captura un JPEG con nuestra configuración personalizada de color y, además, tenemos el archivo RAW por si nos arrepentimos o queremos hacer alguna variación partiendo de la captura original.
Calidad de imagen
Hay que subrayar que la PEN-F incluye un sensor con 20,3 píxeles efectivos, lo que supone un aumento considerable con respecto al resto de modelos PEN actuales, e incluso las OM-D. Como resultado, se aprecia una mejora de detalle en las capturas realizadas con valores ISO bajos y esto la convierte en la mejor Olympus en este terreno hasta el momento. Eso sí, cuando aumentamos la sensibilidad, la pérdida de detalle ya hace que destaque en este sentido.
Aunque permite valores más elevados, hemos encontrado que un ISO 6.400 puede ser el valor máximo tolerable en la mayoría de situaciones. Muestra algo de ruido, algo de pérdida de imagen pero es bastante aceptable, aunque notablemente mejor si nos quedamos con un ISO 3.200. Todo esto si no trabajamos con el modo blanco y negro, donde el ruido en conjunto con el buen trabajo del filtro monocromo permite obtener resultados con valores ISO muy altos y que no estropeen el aspecto general.
El balance de blancos automático es muy mejorable
Dos aspectos en los que hemos encontrado margen de mejora para Olympus de cara a una próxima generación es el rango dinámico, pero sobre todo en el balance de blancos automático. De hecho es el aspecto que más llama la atención cuando se aprecia que no consigue un resultado aceptable cuando se miran las capturas en la pantalla (ni cuando se ven en el ordenador durante el post-procesado). Incluso utilizando algunos de los modos personalizados, tampoco hemos quedado muy satisfechos en algunas escenas. Para muchos puede ser un problema menor que siempre se puede arreglar posteriormente, pero teniendo en cuenta lo completa que resultad esta PEN-F, este aspecto desmejora algo su calidad global.
Galería de muestras:
Imágenes a resolución completa | Olympus PEN-F en Flickr
Olympus PEN-F, la opinión de Xataka Foto
Se trata de una cámara preciosa, de diseño muy atractivo y que seguro encandilará a muchos entusiastas que tengan ya un ojo echado a las PEN. Esta PEN-F destaca y, sin duda, los cuidados detalles ayudan a convencer aún más cuando se tiene entre las manos. Un empaquetado exquisito, el acabado y las sensaciones que ofrece son realmente de altura y una de las cámara más bonitas del escaparate actual.
Es ideal para usuarios entusiastas y, sobre todo, idónea para fotografía de viajes y fotografía urbana, porque es pequeña, discreta y silenciosa.
En cuanto a calidad de imagen, en Olympus han querido colocarla como la reina de la gama PEN, con la esencia de la familia pero incorporando prestaciones potentes de las más ambiciosas OM-D. Y el aumento de resolución del sensor es buena prueba de ello, que la coloca al más alto nivel. El comportamiento de su sensor es muy bueno en calidad especialmente con valores ISO bajos, cuando se aumenta la sensibilidad no destaca tanto.
Buen punto incorporar el modo de alta resolución, aunque destaca, sobre todo, su excelente sistema de estabilización y su apuesta por los filtros y modos de color personalizados de una forma muy convincente y seria. El manejo, diseño, el visor y su pantalla de ángulo variable son el resto de aspectos positivos. Los que menos son los botones pequeños de la parte posterior.
En conjunto se trata de una cámara completa y equilibrada
Eso sí, el balance de blancos automático no nos ha parecido muy fiable y la capacidad de grabación de vídeo no es muy ambiciosa (aunque seguramente suficiente para los que graban ocasionalmente algunos clips), pero en conjunto es una cámara completa y equilibrada, aunque cuenta con un precio elevado que será su principal handicap. El diseño cuidado y el conjunto de sus prestaciones hay que pagarlos. Y por ese precio, cualquier potencial comprador tendrá dudas entre esta bonita PEN-F o la potente E-M1. En el diseño y su uso estará la clave.
La nota de la Olympus PEN-F en Xataka Foto
8.6
A favor
- Diseño exquisito
- Sistema de estabilización muy efectivo
- Buena calidad de imagen a ISOs bajos
- Acertada opción de color en la captura personalizable
En contra
- Precio elevado
- Falta de acabado sellado
- No graba vídeo en 4K
- Balance de blancos automático mejorable
El equipo ha sido cedido para la prueba por parte de Olympus España. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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