Llevo muchos años en la fotografía. Y nunca había utilizado filtros. Jamás. Incluso me olvido los de protección del objetivo en favor del parasol. En tiempos químicos sí que utilicé alguno rojo o amarillo para los cielos. Por eso no entendía el nuevo boom de los filtros de densidad neutra. Gracias a Lucroit, hemos tenido durante un mes un surtido completo de filtros para contar la experiencia de fotografiar con filtros y ver cómo cambian nuestras imágenes.
Es algo que siempre me ha llamado la atención. A lo largo de la historia de la fotografía hay modas cíclicas con más o menos duración. En los ochenta pegó muy fuerte el flou de David Hamilton. Todo el mundo echaba vaselina en los filtros de sus objetivos para dar ese aire a sus retratos... Si no lo hacías no eras fotógrafo.
Con el mundo digital han surgido y desaparecido más modas, como el HDR extremo y pictorialista, la fotografía boudoir, Islandia, los cielos de Mellado y cómo no, la fotografía de larga exposición porque sí. Y si no haces la fotografía de las cuatro torres de Madrid con la luna detrás o los campos de lavanda de Brihuega no eres fotógrafo. Y todo equipados con un buen juego de filtros de densidad neutra o degradados o todos juntos.
Si recorres el mundo de las redes sociales veremos una y otra vez las mismas fotografías. Seguro que ya existen aplicaciones que te dicen el punto exacto donde hacer tal o cual vista. No se busca la originalidad, sino conseguir exactamente la misma fotografía que ha hecho fulanito de tal o menganito. Es una forma más de disparar la cámara. Ni mejor ni peor. Simplemente curiosa.
El uso de los filtros
La idea es ver cómo influye en el fotógrafo tener en su mochila los famosos filtros y percibir cómo cambia nuestro trabajo. Porque no todo vale en el mundo de los filtros. No hay que ponerlos y listo. He visto a mucha gente colocar sus flamantes filtros y disparar con cualquier luz ya cualquier hora porque los lleva. E incluso he visto fotos por la red en la que no es necesario en absoluto utilizarlos pero es importante decirlo para que la gente vote sin parar.
El uso de los filtros es muy limitado. Las fotografías que se pueden hacer con ellos se cuentan con los dedos de una mano. Pero si sabemos aprovecharlos para esas cinco ocasiones, los resultados finales mejoran mucho. Pero que quede claro que no sirven para todo. Y aunque he tenido a mi alcance filtros degradados, inversos y demás, solo he aprovechado realmente los de densidad neutra. En concreto el de 10 pasos. Y me ha encantado. Me cuesta vivir sin él.
En el mercado hay dos tipos físicos de filtros. Decidirse por uno o por otro es cuestión de precio y versatilidad:
- De rosca: Son los más económicos sin duda, pero nos tenemos que comprar tantos como diámetros tengan nuestros objetivos. Luego el precio se incrementa. No son prácticos a la hora de medir o enfocar, pues a la hora de quitarlos y ponerlos podemos tener problemas.
- Cuadrados: Los más versátiles sin duda. Es imprescindible comprar un portafiltro y varias anillas para poder usarlos con cualquiera de nuestros objetivos. Son más fáciles de quitar y poner para poder enfocar y medir la luz sin problemas. Pero el conjunto es bastante caro.
Podemos elegir entre cuatro tipos distintos de filtros:
- Filtros degradados (no graduados como podemos leer en algunos sitios) normales, que son más oscuros en la parte superior hasta quedarse transparentes en la zona media. Perfectos para igualar la iluminación del cielo y de la tierra sin tener que acudir a trucos en el revelado.
- Filtros degradados inversos, que son más oscuros en la zona central. Perfectos para las puestas de sol.
- Filtros de densidad neutra. Los reyes del lugar. Quitan la luz en función de lo densos que son. Normalmente encontramos desde los de 2 pasos hasta los de 10 pasos. Y por supuesto los podemos combinar para bloquear la luz que queramos o necesitemos.
- Filtros polarizadores, los emperadores del pasado. Nadie salía sin él hasta que le decían que quitaban luminosidad del objetivo. Es útil en contadas ocasiones de nuevo. Pero no debería faltar en nuestra mochila.
Cómo usar los filtros
Hay mucha gente que los lleva, por sistema, siempre puestos. Eso supone que siempre llevan el trípode al hombro. Porque no se puede trabajar de otra forma con ellos (hasta que algún fotógrafo demuestre lo contrario). Si quieres usar filtros tienes que tener un trípode robusto. No hay que olvidar que su objetivo principal es limitar la cantidad de luz que llega al sensor. Y si trabajamos con trípode es importante tener un buen disparador remoto (no tiene sentido disparar con la mano).
Su uso se reduce a cuatro tipos de fotografía: larga exposición de nubes, ríos y mares y para compensar contrastes extremos. Y tienden a utilizarse solo en la especialidad del paisaje... aunque como podéis ver se pueden hacer otras cosas. Para trabajar en la ciudad son estupendos para evitar que se vea a la gente. Es verdad que se puede conseguir los mismo con la magia del Filtro mediana de los objetos inteligentes u otras técnicas, pero la sensación no es la misma.
Vamos a ver paso por paso cómo y por qué utilizar un filtro de densidad neutra para conseguir el mejor resultado posible. Una de las aplicaciones que recomiendo con los ojos cerrados para trabajar de esta forma es Photopills. Una de sus herramientas, Exposición, es muy cómoda para calcular bien la exposición cuando ponemos un filtro delante del objetivo. (Y por favor, comprobad antes de instalarla si vuestro móvil tiene magnetómetro para usar sus funciones de realidad aumentada. El mío no):
- Buscamos el mejor encuadre posible, con la mejor luz. Esto es imprescindible si queremos que fotografiar con filtros tenga sentido. No por llevarlo puesto justifica que los usemos al mediodía (pero si no queda más remedio).
- Colocamos la cámara sobre el trípode, medimos la luz y enfocamos. En este momento justo pasamos el objetivo a Manual y colocamos el filtro que tengamos o necesitemos en el portafiltro. Dejaremos de ver a través del visor o la pantalla LCD.
- Abrimos nuestra aplicación móvil para introducir los datos de exposición y señalar el filtro que estamos poniendo. Automáticamente nos dirá el tiempo de exposición. Es lo que hay que cambiar, nunca el diafragma. Y probablemente no nos quedará más remedio que trabajar en modo Bulb para poder ajustar los nuevos tiempos.
- También lo podemos hacer mentalmente. Si estamos trabajando con un filtro de 10 pasos, tenemos que aumentar el tiempo de exposición esos 10 pasos. De 1/50 a 20 segundos... pero es tan cómodo que lo hagan por nosotros...
¿Necesitamos los filtros?
Todo depende de nuestro tipo de fotografía y nuestros gustos. En el mundo profesional encontramos de todo. Se puede vivir sin ellos pero es un accesorio que podemos tener en cuenta. Pero condicionan nuestras fotografías. De repente todas tendrán esas nubes movidas, ese agua sedosa... y es malo caer en la estandarización. Es un efecto que puede llegar a cansar si abusamos de él.
Vuelvo a insistir que tienen muy pocas posibilidades. Y su precio muy alto, sobre todo si vamos a comprar un buen equipo. Desde luego no merecen la pena los conjuntos que se ven por las páginas de internet que cuestan 20€. Es mejor invertir en unos buenos filtros que no tinten la imagen y la inutilicen para revelarla en color.
En el mercado tenemos muchas opciones pero destacan los Lucroit, de fabricación madrileña. No son baratos, pero el diseño y la calidad están por encima de los demás. Su historia es muy curiosa. En los años de la crisis el dueño de la empresa decidió relajarse con un buen curso de fotografía. Allí descubrió que su Nikon AF-S 14-24mm F2.8 G no podía llevar filtro alguno. Por ese motivo, con su mente de ingeniero y sus contactos y preguntas por las redes, consiguió crear el sistema Lucroit.
El portafiltros es duro como él solo. Impresiona cuando lo ves estrellarse con extrema violencia contra una puerta metálica y un suelo de mármol y que no le pase nada. Los cristales no son tan duros, por supuesto, pero aguantan de sobra cualquier sesión de trabajo.
Para empezar recomendaría comprar el portafiltros con el filtro de densidad neutra de 10 pasos. El filtro degradado no he podido usarlo en ninguna fotografía de las que he hecho con ellos a lo largo de un mes. Siempre he elegido la segunda opción, un buen bracketing y luego trabajar la imagen en Adobe Photoshop. Con el tiempo, o si somos de marítimas y espacios abiertos pensar en comprarse un degradado y un polarizador.
No es necesario llevarlos siempre puestos, como dicen muchos fotógrafos, sobre todo con el rango dinámico de las cámaras actuales. Utilizarlos no justifica que la luz sea mala y tampoco van a lograr una buena imagen. Tan solo una imagen a la moda. De nosotros depende salirnos del estereotipo y conseguir las mejores fotografías de larga exposición.
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