Fujifilm presentaba recientemente una nueva integrante de la serie X: la Fujifilm XQ1. Se trata de una nueva compacta que llega a la familia, con prestaciones más sencillas, más asequible e intentando mantener la esencia que caracteriza al resto de integrantes.
La tarea no es fácil, puesto que la Fujifilm XQ1 pretende ser menos ambiciosa, es más una compacta al uso, con un tamaño reducido y un diseño que no se parece ni a la X20 ni a la XM1, aunque lógicamente, guarda cierto parecido "familiar".
Ya tuvimos ocasión de tener una primera toma de contacto junto con la X-E2, pero ahora hemos podido probarla más a fondo para conocer sus virtudes y sus puntos débiles, que pasamos a analizar en detalle.
Fujifilm XQ1: ergonomía y diseño
La más pequeña de la serie X es una compacta de bolsillo a todos los efectos. Con el objetivo retraído cuando está apagado su tamaño es muy reducido (100 mm x 58.5 mm x 33.3 mm), dejando la distribución de los controles a la mínima esencia, pero sin renunciar a opciones propias de una cámara que puede satisfacer a usuarios más exigentes.
El cuerpo está construido en metal y aunque su peso es ligero, se aprecia muy consistente y con buenas sensaciones en las manos. Hemos probado el modelo en color plata, donde precisamente se acentúa esta sensación en su acabado (también está disponible en el clásico color negro, mucho más acorde con el resto de la serie X).
Para los que tengan manos grandes, es un poco complicado de sujetar, así que no prescindiría de la pequeña correa de muñeca siempre que se vaya a manejar. No posee ningún grip o empuñadura en el frontal y su superficie lisa y metálica puede resbalar fácilmente. Para compensar, el diseño incluye una pequeña pestaña en goma donde apoyar el pulgar y facilitar el agarre.
Posee un pequeño flash retráctil que emerge en vertical al pulsar el botón adecuado y el sistema parece resistente, frente a la fragilidad que es habitual en otro tipo de compactas.
De sus controles cabe destacar el anillo multifunción que rodea a la base del objetivo. Algo que comparte con otros modelos como los mencionados X20 y XF1, pero en este caso no sirve para activar la cámara, sino como control configurable para varios parámetros.
El diseño sobrio, nos deja en la parte trasera una buena pantalla de 3 pulgadas (y resolución de 920.000 píxeles) y el resto de controles, incluyendo un botón de función personalizable que también sirve para activar la conectividad Wi-Fi.
En general, la sencillez primera por encima de todo y resulta una cámara realmente fácil de manejar. No obstante está pensada para todo tipo de usuarios, así que quien quiera dejarse llevar por sus automatismos no tendrá problemas para lograr buenas capturas. Aportando opciones manuales y controles suficientes para los que busquen un mayor control.
Enfoque
Recordemos que esta pequeña compacta cuenta con un sensor X-Trans CMOS II de 12 megapíxeles (el mismo que el que incorpora la X20 pero sin el filtro de paso bajo). Junto con su procesador EXR II nos permite alcanzar una sensibilidad de hasta 12.800 ISO y una velocidad de enfoque de solo 0,06 segundos.
En este sentido podemos afirmar que su sistema de autofocus es realmente rápido y sorprende lo bien que se maneja en situaciones complicadas. Aunque puestos a valorar su velocidad donde realmente brilla es el casi nulo retardo al pulsar el disparador. Casi inexistente. Muy buen trabajo aquí de Fujifilm.
Sin olvidarnos que también permite alcanzar hasta 12 fps (aunque manteniendo enfoque y exposición de la primera toma), lo cual es valorable positivamente.
Otro punto favorable lo encontramos en la incorporación del resalte de la zona enfocada cuando hacemos uso del enfoque manual. Aunque no parezca una compacta diseñada para ello, al menos permite esta opción y con el focus peaking combinado con el anillo se puede trabajar perfectamente. Aunque, la resistencia que ofrece el anillo multifunción no disponga de la suavidad necesaria para el mejor uso posible.
El objetivo zoom es un Fujinon de cuatro aumentos (equivalente a un 25-100 mm) con una abertura máxima de f/1.8 (y f/4.9 en su focal más larga) y posee un optimizador de modulación del objetivo. Según las especificaciones, corrige el ligero desenfoque y difracciones que pueden aparecer al utilizar aberturas pequeñas y entra en juego la estabilización óptica. No hemos notado que sea una prestación especialmente destacada, quizás queda más en el campo del laboratorio donde se puede apreciar en pruebas muy exhaustivas su comportamiento.
Conectividad y vídeo
La conectividad está incorporada en esta Fujifilm XQ1 como no podía faltar, una tendencia que se ha expandido en este año y que es casi una exigencia en cualquier cámara que se precie.
Aquí la conexión Wi-Fi se realiza con facilidad, tan solo tenemos que tener la cámara en el modo de reproducción y luego pulsamos el botón correspondiente para conectarlo con nuestro smartphone y transferir rápidamente la captura o capturas que queramos. Es simple, no permite un control remoto de la cámara, pero al menos funciona veloz y efectivo. Ha conectado siempre al instante en todas las ocasiones que lo hemos probado.
Para los que gusten de la grabación de vídeo con frecuencia, encuentran opciones básicas pero suficientes para lograr buenos resultados. No obstante permite grabaciones a 1080p en 60/30fps y con sonido estéreo. Todo ello a un solo botón de distancia, dedicado en exclusiva en la parte posterior.
No se puede cambiar la abertura ni diafragma durante la grabación, solamente antes de comenzar, pero a cambio encontramos algunos modos de simulación de película que pueden ofrecer resultados curiosos (los habituales de película fotográfica de Fujifilm o blanco y negro, por ejemplo). Eso sí, permite el habitual enfoque continuo pero también el enfoque manual, aunque con lo comentado de hacer con el anillo multifunción y debido al tamaño de la cámara no resulte muy cómodo sin ayuda de un soporte o trípode.
Rendimiento y calidad de imagen
En cuanto a su resultado con sensibilidades altas, a pesar de ser un X-Trans no hemos notado un comportamiento tan bueno como se podía esperar. A partir de 1.600 ISO ya es apreciable el ruido y desaturación de la imagen, pero especialmente a partir de 3.200 ISO. Y aunque permite valores como 12.800 ISO, en la práctica no es muy práctico. Aquí podemos encontrar que la causa no sea tanto el trabajo en los captores X-Trans de Fujifilm, como el que disponga de un tamaño pequeño (de 2/3 de pulgada), sobre todo teniendo en cuenta la tendencia tecnológica actual que está incorporando sensores grandes en cámaras pequeñas.
Con todo, trabajar hasta 1.600 ISO en combinación con archivos RAW (y las opciones que nos permite en la posterior edición), los resultados son excelentes.
En el resto, tanto la XQ1 se maneja muy bien en casi cualquier situación, es polivalente y esa focal mínima de 25 mm (equivalentes) y su f/1.8 nos permite mucho juego. Además, capaz de enfocar a tan sólo 3 cm será una delicia para los amantes de la fotografía macro.
En cuanto al rango dinámico su resultado también resulta notable, sin olvidar que la habitual serie X nos permite opciones para ampliarla y mejorar los detalles visibles en las zonas más oscuras. Una opción que bien puede salvarnos situaciones de elevado contraste y difíciles de lograr un resultado equilibrado.
Los habituales filtros, simulación de película, opción para exposición múltiple así como la opción de tomas panorámicas (de hasta 360º) no pueden faltar y los resultados pues son más que aceptables, especialmente para los que gusten de aportar mayor creatividad con estas opciones. En la imagen inferior vemos un ejemplo con el efecto miniatura activado.
Conclusión y valoración
En la parte menos positiva nos encontramos con una señal de ruido notable a partir de 1.600 ISO y que quizás, esta XQ1 tendría que haber llegado antes. En mi opinión debía haber sido la primera compacta sencilla de la serie X con antelación (ha llegado un año después de la XF1 con la que comparte sencillez, pero es otro concepto diferente), sobre todo para poder competir con otras compactas avanzadas que han llegado este año con potentes prestaciones.
Lo más positivo es su excelente construcción, la calidad del sensor con ausencia de filtro de paso bajo que ofrece imágenes muy fieles en el color y con enorme nitidez, en combinación con un buen objetivo. Sin olvidar de su veloz autofocus y su casi inexistente retardo al disparar. Además, cuenta con conectividad Wi-Fi y controles manuales y personalizables.
Esta nueva Fujifilm XQ1 opta por convertirse en una de las compactas avanzadas más destacadas del escaparate. Con la garantía del buen resultado de la serie X detrás, supone una garantía para el posible comprador. Si además busca una cámara pequeña y rápida, esta opción hay que contemplarla.
A continuación podéis ver una galería de muestra o bien a toda resolución en nuestro álbum de Flickr:
Ver 3 comentarios