Porque no todo van a ser cámaras con sensor de formato completo y prestaciones de campeonato, también hay un amplio ámbito de modelos más modestos, dirigidos a un público menos exigente. Usuarios que buscan es una cámara sencilla, ligera, económica y ¿por qué no? bonita… ¿Reúne la Fujifilm X-T200 estos cuatro requisitos? Lo vamos a ver en nuestro análisis.
Pero empecemos por el principio ¿de dónde viene la X-T200? Pues, como ya sabréis muchos, es la miembro más pequeña de las X Series, la familia de cámaras sin espejo con sensor APS-C de Fujifilm. Un tipo de cámaras que se han ganado una buena fama entre los aficionados a la fotografía por su estética retro y sus buenos resultados.
Hace dos años largos, Fujifilm amplió esta familia por su base con la presentación de la X-T100, un nuevo modelo con visor que venía con la intención de captar a un público nuevo, menos especializado y entendido que en sus otros modelos, y que buscara una cámara sencilla pero “resultona” y por debajo de la barrera psicológica de los mil euros.
La X-T200 es el relevo de un modelo lanzado con la idea de captar a un público nuevo, menos especializado pero que busque una cámara sencilla pero “resultona” y por debajo de mil euros
Aquella cámara no tardó mucho en conocer su relevo (un año y pico después) materializado en la Fujifilm X-T200, que venía a seguir la misma idea pero actualizando la apuesta con un sistema AF mejorado, nuevo visor electrónico, sensor remozado, vídeo 4K a 30p y una nueva pantalla trasera de ángulo variable.
Una cámara un poco más capaz aunque también más cara, que ahora hemos tenido la oportunidad de analizar (aunque fuera presentada a comienzos de este “inolvidable” año 2020) para ver lo que puede dar de sí y qué tipo de usuarios se encontrarían cómoda con ella.
Por cierto, que el kit que la casa nos hizo llegar es lo que denominan X-T200 Vlogger Kit y que contiene la cámara con el objetivo habitual (Fujinon XC15-45mm) más un trípode Joby GorillaPod 1K Stand y un micrófono Rode VideoMic GO (además de una tarjeta de 16 Gbytes de la casa).
Un pack que, por un ligero sobrecoste (50 euros), añade interesantes accesorios a una cámara que, al incorporar la pantalla giratoria, es la principal apuesta de esta casa en ese propósito que últimamente parece gustar tanto a las marcas: intentar que Youtubers y vloggers dejen de lado el teléfono móvil y se pasen a una “cámara seria” con un modelo de su marca.
No se trata en este caso de una cámara diseñada específicamente para ello, como en el caso de Sony con la Z-V1 y Panasonic con la Lumix G100, sino de una adaptación de un modelo ya existente añadiéndole accesorios ad hoc, como hizo Nikon con el Z50 Vlogger Kit y Olympus con el OM-D E-M5 Mark III OM-D Movie Kit.
En cualquier caso, como siempre vamos a comenzar nuestro análisis por un repaso a sus características principales en el habitual cuadro resumen.
Características principales de la Fujifilm X-T200
Sensor | CMOS 24.2 Mpíxeles APS-C (23,5 × 15,7 mm) con filtro de color primario |
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Sensibilidad ISO | ISO 200 a 12.800 (Hasta 100-25.600 extendido) |
Visor | OLED 0,39 pulgadas y 2,36 millones de puntos aprox. |
Pantalla | TFT LCD de 3,5 pulgadas (2.760K puntos) de ángulo variable |
Enfoque automático | AF híbrido con detección de ojo |
Disparo continuo | Aprox. 8 fps máximo |
Vídeo | 4K (3840 x 2160): 29.97P grabación hasta 15 min. |
Conexiones | Bluetooth Ver.4.2 y WiFI IEEE802.11b/g/n. Conectores USB tipo C (USB 3.1 Gen1) HDMI y minijack |
Batería | Li-ion NP-W126S (aprox.270 fotogramas) |
Soporte de almacenamiento | Ranura para tarjetas SD/ SDHC/ SDXC UHS-I |
Dimensiones | 121x83,7x55,1 mm |
Peso | Aprox. 370 gramos (con batería y tarjeta de memoria) |
Precio | 849 euros con XC15-45mmF3.5-5.6 OIS PZ/ 899 euros en el Vlogger kit |
Diseño y ergonomía
Como se puede apreciar en las fotos, la Fujfifilm X-T200 mantiene el look de sus hermanas de familia, ese aspecto retro muy identificable y que parece haber calado entre los fotógrafos. Un aspecto que se mantiene incluso en el pequeño cuerpo de esta cámara, que eso sí no ha cambiado mucho respecto a su antecesora X-T100.
Entre los principales cambios está la inclusión de una empuñadura en lo que antes era una superficie plana (a la que se podía añadir un accesorio opcional que hacía de grip —una solución que, evidentemente, no era muy buena—). Este detalle la hace ganar en agarre sin que la cámara sea mucho más voluminosa, aunque la empuñadura podría ser algo más gruesa para ser aún más efectiva.
También se ha cambiado la pantalla, que antes tenía un sistema bastante poco ortodoxo de tres ejes y ahora es mucho más práctica y gira de forma más libre y sencilla. Además, ha crecido en tamaño (de 3” a 3,5”) siendo ahora más horizontal y más parecida a la pantalla de un móvil.
Esto ha sido posible gracias al tercer cambio: la remodelación de controles llevada a cabo en la parte trasera derecha. Esta zona se ha “limpiado” quedando ahora con sólo tres botones; mejor dicho, con un botón y un joystick, que hace las veces de cruceta siguiendo la tendencia de los últimos modelos de la casa.
La zona trasera derecha se ha remodelado completamente y ha quedado limpia con sólo dos botones y un joystick
En cuanto al resto de botones y ruedas, hay algunos ligeros cambios entre los que destaca uno: el botón de funcion Fn, que antes se situaba en la zona superior, ahora sirve para encender/apagar la cámara. Al mismo tiempo, la rueda que circunda al disparador (y que antes tenía esa función) ahora es un dial de control. Esto ha permitido eliminar la rueda que antes se situaba en la parte trasera y que, como comentamos en la toma de contacto de su antecesora, nos parecía un poco incómoda.
Así, ahora tenemos dos ruedas de control mucho mejor situadas, aunque la secundaria es bastante dura porque, claramente, está pensada más para controlar la compensación de exposición (que es la función que tiene por defecto) que para otra cosa. Aún así, aunque no sea muy cómodo, es evidente que si queremos disparar en modo manual tenemos ruedas para controlar de forma independiente la velocidad, el diafragma y la sensibilidad ISO (por lo que la hace recomendable como cámara para principiantes) (si nuestro objetivo no tiene rueda de diafragmas, claro).
Eso sí, como el anterior modelo, tanto la rueda situada a la izquierda como la de la derecha más los dos botones de función colocados a la derecha del visor, vienen sin ningún tipo de serigrafía, porque están pensados para que el usuario decida la función que quiere que tengan, un punto a favor para una cámara de este nivel.
Por ponerle pegas, los botones, ruedas y demás tienen un tamaño muy reducido, lo que hace incómodo su uso; pero no es algo que debamos achacar al diseño de la X-T200 sino al propio hecho de tratarse de una cámara muy pequeña; además, es loable que no se haya buscado reducir el número de botones en pos de dar una imagen de sencillez (como hacen otras marcas).
Lo que sí nos parece achacable a los ingenieros de Fuji es la situación del joystick, que está demasiado abajo. Por otro lado, no hubiera estado mal separar los dos botones de función “anónimos” y que uno de ellos, el situado más cerca del joystick, destacara más y fuera el habitual Q que suelen llevar todas las cámaras de la casa.
Por cierto que se mantiene sin cambios el botón de grabación de vídeo situado en la esquina superior derecha; un control muy pequeño que bien podría haber crecido si realmente se hubiera pensado en priorizar la grabación de vídeo al diseñarla. Por lo demás, la cámara tiene un buen acabado para una cámara relativamente “barata” (es mayoritariamente de plástico, pero de buena calidad) y un peso muy contenido (incluso es un poco más ligera que su antecesora).
Manejo y rendimiento
Estos cambios externos, aunque no sean revolucionarios, sí afectan al manejo. Primero porque el aumento de la pantalla denota claramente la intención de la marca de decirle a los posibles compradores que vienen de un móvil que aquí se encontraran “en su salsa”. De hecho, la interfaz de opciones que permiten configurar el disparo para usarla desde la pantalla, como si fuera un móvil, está bastante conseguida, aunque la vista normal de la LCD resulta quizá demasiado abigarrada (la pantalla es grande pero no tanto).
De todos modos, nosotros preferimos un manejo más tradicional usando preferentemente el visor que aporta evidentes ventajas a la hora de hacer fotos. En este sentido, hay que destacar que el EVF de la X-T200 es muy decente para ser una cámara de entrada. Ese es otro de los cambios introducidos en este modelo y, aunque es imposible acordarnos de cómo era el de la X-T100, lo cierto es que la mejora parece evidente teniendo en cuenta que es un componente heredado de la X-T30.
A pesar de ser el modelo más sencillo con visor, la X-T200 tiene un EVF con un tamaño bastante grande y una buena experiencia de uso
Así, el visor de la X-T200 ofrece una buena experiencia de uso para el tipo de cámara que es, aunque su refresco en situaciones de alto contraste y baja luminosidad no sea perfecto; evidentemente no podemos esperar el mejor visor del mercado en un modelo de gama baja, pero el de ésta no está nada mal.
Respecto al manejo de los controles, como hemos dicho la cámara viene con bastantes botones, y aunque requiere un periodo previo de aprendizaje y ajuste de las ruedas y botones de acceso directo (según nuestro modo de trabajar o preferencias), si ya tenemos algo de experiencia rápidamente estaremos funcionando sin demasiados problemas.
No es el caso de si somos “novatos totales”, una situación en la que puede que nos encontremos un poco perdidos, sin saber para qué sirven los botones y ruedas porque, como ya hemos apuntado, no tienen ningún tipo de indicación que nos guíe.
Sea cual sea nuestra situación, tendremos que afrontar algunos de los problemas de manejo que ya hemos avanzado: ese joystick incómodo de usar porque su situación es muy baja, y esa rueda secundaria excesivamente dura que hace que sea algo molesto su uso si la queremos utilizar frecuentemente para ajustar velocidad o diafragma.
En cualquier caso, un precio pequeño a pagar por poder contar con todas estas ruedas en un modelo de iniciación; algo que no suele ocurrir en muchos otros casos. Y es que, como ya hemos comentado en otras ocasiones, los fabricantes suelen desechar la inclusión de muchos controles en los modelos más básicos, cuando precisamente los que están aprendiendo son los que necesitan más utilizar manualmente los ajustes de exposición.
La mencionada rueda superior derecha también sirve, por cierto, para ampliar las fotos que queremos revisar, lo que de nuevo hace el proceso un poco incómodo por la dureza del control. Eso sin contar que lo que esperaría alguien que viene de un móvil es poder ampliar la foto haciendo pinza con los dedos, algo que no se puede hacer (o al menos nosotros no fuimos capaces de conseguir).
De todos modos, y antes de meternos en el tema del enfoque, el mayor problema que le encontramos respecto al manejo está en la fluidez. No es que sea una cámara lenta, pero desde luego no es muy rápida y a veces le cuesta reaccionar. Incluso tiene un ligerísimo retraso a la hora de disparar (es decir, entre el momento en el que apretamos el botón del obturador y el de hacer la foto) que ya notamos en la toma de contacto con su antecesora.
Ciertamente aquello era una unidad de preproducción (y no tuvimos oportunidad de analizar la cámara posteriormente para corroborar aquella impresión), pero ahora parece que podemos confirmarlo. No es que sea un grave problema, y probablemente los usuarios no iniciados ni lo notarán, pero nosotros que estamos acostumbrados a probar muchas cámaras sí lo hemos notado, y resulta bastante molesto a la larga.
Además ésta no es la única inconsistencia que hemos visto, porque también hay cosas como que al girar la pantalla hacia afuera para hacernos un selfie el sensor del visor no se desactive, o que la imagen no gire hasta que no se ha abierto completamente la pantalla. También detalles como que no se puede ajustar la compensación de exposición en modo manual si estamos usando el ISO automático, o que no se pueda elegir otro punto de enfoque si la cámara ha encontrado una cara en la que centrarse.
Detalles que no son de gran importancia, ya decimos, para buena parte de su público potencial (sobre todo los más novatos), pero que no podemos obviar. Como tampoco su comportamiento a la hora de hacer fotos en ráfaga. Evidentemente tenemos claro el tipo de cámara que estamos probando, y sabemos que no está pensada para foto de acción o deportes. Pero la velocidad de ráfaga no está nada mal (ocho fotos por segundo), y como se puede comprobar en el GIF animado de arriba, podría "defenderse".
Sin embargo resulta muy frustrante que el buffer se agote tan pronto, incluso aunque no usemos el formato en crudo. Curiosamente, conseguimos más o menos las mismas imágenes (unas 25) tanto usando RAW + JPEG como sólo JPEG de alta calidad. No sabemos cuál es el procesador que usa esta cámara (no está indicado en la tabla por este motivo), pero entendemos que ése debe ser uno de los puntos a mejorar en una futurible X-T300.
Otro bien podría ser incorporar un estabilizador en el cuerpo del que carece la X-T200, aunque ciertamente su cuerpo es muy pequeño y probablemente sea muy difícil lograrlo. De hecho sólo lo tienen modelos de gama alta como la X-T4 y X-H1 y ahora la recién presentada X-S10.
Cambiando de tercio, hay que hablar de otros aspectos interesantes acerca del rendimiento de la X-T200 como son la conectividad y la autonomía. De esto último hay que decir que seguimos con el problema de siempre: la batería dura menos de lo que nos gustaría. En este caso la marca declara una autonomía de 270 fotos en modo normal que perfectamente pueden llevarse a un uso real.
Una vez más, no se ha conseguido que la conectividad sea lo sencilla que debería para un usuario que provenga de un móvil
Aunque por nuestra experiencia parece que es una cifra bastante conservadora (cosa que suele ser habitual) es más que evidente que una sola carga no da para un día de uso intenso y que necesitaremos comprar una batería de repuesto inmediatamente si, por ejemplo, queremos llevarnos la X-T200 de viaje; aunque al menos esta cámara cuenta con conector USB-C, lo que permite una carga en marcha a través de baterías externas.
En cuanto a la conectividad, lo primero que hay que decir es que la cámara cuenta con lo habitual, WiFi y Bluetooth, pero que como también suele ser habitual (valga la redundancia) el proceso no es tan sencillo como debería. Si queremos convencer a los usuarios para que dejen el móvil por una cámara ¿por qué conectar una no es tan sencillo como vincular un altavoz inalámbrico con un smartphone? Seguro que habrá razones pero nosotros dejamos ahí la pregunta… Por cierto, dirigida no sólo a Fujifilm sino a todos los fabricantes.
Enfoque y grabación de vídeo
Como en otras ocasiones hemos dejado aparte el tema del autoenfoque y el vídeo, porque sin duda son aspectos muy destacados que merecen que hablemos de ellos en un aparte. Sobre todo si, como en este caso, estos dos asuntos han estado entre las novedades destacadas de este modelo respecto a su antecesora.
Lo más interesante para nosotros es la mejora en el campo del enfoque automático, donde la X-T200 aterrizó en el mercado prometiendo una mejora en su rendimiento y la inclusión de algoritmos de reconocimiento de rostros para ofrecer esta característica que, hasta hace poco, sólo ofrecían cámaras mucho más avanzadas.
El resultado es un sistema que funciona razonablemente bien pero nos ha dejado algunas dudas. El reconocimiento de caras está bastante bien y aunque requiere que los rostros sean relativamente grandes es una característica muy útil que se agradece. Eso sí, como hemos adelantado, una vez que se fija en una cámara ya no deja elegir otro punto de enfoque. Además hay situaciones en las que directamente no funciona: con mascarillas (aunque esto es algo que venimos viendo que ocurre en todo tipo de cámaras) o si la persona lleva cierto tipo de gafas.
Por otro lado, cuando no hay ningún rostro que enfocar la cámara resulta (de nuevo) algo dubitativa; no ya a la hora de decidir sobre qué punto enfocar, sino que incluso en muchas ocasiones nos encontramos con que aunque le habíamos marcado el lugar donde hacerlo le costaba un poco hacer el trabajo. Una vez más nos parece algo no demasiado decisivo para usuarios novatos, pero que es necesario comentar.
Respecto al vídeo, lo cierto es que no le hemos hecho demasiado caso a este tema, pero por lo que hemos “trasteado” podemos decir que los resultados están a la altura de lo esperado en un modelo como éste. Hay que recordar también que la novedad aquí estaba en incorporar la capacidad de grabar vídeo 4K 30p (o Full HD 120p), lo que sin duda le hace subir de calidad (para que os hagáis una idea de ella adjuntamos un vídeo de ejemplo arriba).
Por otro lado, el reconocimiento de rostros viene muy bien para que el enfoque sea el adecuado en general y, en concreto, en situaciones que podrían ser habituales en YouTubers como autograbarse. Por otro lado, el estabilizador digital hace que los movimientos sean un poco menos bruscos pero, la verdad, el efecto no se nota demasiado (seguramente “otro gallo cantaría” si fuera un estabilizador óptico).
Calidad de imagen y nivel de detalle
Como es habitual, nuestro último apartado antes de las conclusiones es el que juzga la calidad de las fotografías obtenidas en la prueba de la Fujifilm X-T200. Y para valorarlas en su justa medida hay que recordar que esta cámara no cuenta con el popular sensor Fujifilm X-Trans que llevan el resto de modelos de la casa, sino que es un “convencional” CMOS APS-C de 24.2 MP con filtro Bayer.
Esto no significa que las imágenes que ofrece sean malas, pero sí que no son lo mejor que puede entregar la tecnología de Fujifilm. A pesar de ello, la calidad es muy aceptable en general, e incluso la reproducción del color, algo que siempre ha destacado en los X-Trans, raya a buena altura.
Se nota bastante la orientación a usuarios novatos de la cámara, y aunque evidentemente siempre es mejor tener un archivo RAW del que extraer más información en caso necesario, la cámara está pensada para utilizar el JPEG obteniendo resultados directos de bastante calidad.
Así, las fotos que nos devuelve la cámara son más que aceptables, sin que los niveles de ruido se disparen incluso aunque utilicemos sensibilidades altas (hasta 6.400 ISO); además, cuando encontramos ruido en esos niveles es bastante corregible, con lo cual entendemos porqué la cámara no necesita realizar un fuerte procesamiento si estamos disparando con JPEG directo.
Eso sí, en cuanto al detalle, al ampliar las imágenes bastantes resultan un pelín blandas, con una cierta falta de nitidez que bien podría tener mucho que ver con la calidad del Fujinon XC 15-45 mm F3.5-5.6 OIS PZ con el que lo hemos probado. Fujifilm no suele ser precisamente tacaña en este aspecto, pero si hay una óptica de su catálogo que se merezca el apelativo de "pispapeles" probablemente sea ésta.
Por lo demás, hay que hacer mención de los modos digitales de simulación de película y los filtros avanzados que incluye la X-T200 y que resultan bastante interesantes en una cámaras de estas características, donde los usuarios pueden “jugar” con ellas para obtener imágenes con un look diferente y (posiblemente) un poco más profesional.
Fujifilm X-T200: la opinión de Xataka Foto
Así las cosas, nos encontramos con una cámara que tiene muchos detalles propios de modelos de un ámbito superior (en este caso de su hermana la X-T30) como un cuerpo muy personalizable y una buena cantidad de botones y controles (mejor que lo que suelen ofrecer los modelos de entrada). Sin embargo, al mismo tiempo deja claro que está diseñada para usuarios que no quieran complicarse mucho, y que preferentemente vayan a hacer fotos en JPEG.
Una cámara, por tanto, que va a estar a la altura siempre que “no le pidamos peras al olmo” y que, al tiempo, puede convertirse en una buena herramienta para aprender fotografía. ¿Cuál es su principal problema? Su precio: 849 euros con el objetivo del kit (50 euros más por el Vlogger kit, lo que sí parece bastante razonable).
El mayor problema de la X-T200 está en un precio demasiado alto para una cámara que en su versión anterior costaba 150 euros menos
Una cifra que nos parece alta para un modelo de iniciación, más si pensamos que la X-T100 costaba 699 euros en este mismo kit. Recordamos que en la presentación de la X-T100, ejecutivos de Fujifilm España nos confesaban que el 40% del mercado de cámaras digitales estaba en los modelos por debajo de 700 euros, justo donde aquella cámara venía a “dar guerra”.
Sin embargo, ni dos años después, la X-T200 supera ampliamente esa barrera ¿La razón? No sabemos (habría que preguntar directamente a Fujifilm Japón); evidentemente puede que las mejoras introducidas justifiquen ese aumento de precio, pero eso es algo que el usuario de a pie no suele entender, ya que lo que le llama la atención es la subida de precio (y que una cosa sea cara o barata depende de muchos factores, uno de ellos lo que se llama el “valor percibido”).
Pues bien, desde nuestro punto de vista, y esto es algo que ya hemos dicho en muchas ocasiones, hacen falta más cámaras sin espejo como ésta pero a precios más bajos (idealmente que no superen los 600 euros) para que un mayor número de personas se compren una cámara en vez de usar sólo el móvil para hacer fotos. Quizá sea inviable hoy día, pero mientras los precios sigan altos no parece que la gente seguirá sin pensar comprarse una cámara.
7.7
A favor
- Tamaño y diseño
- Cantidad de botones y controles
- Buenos resultados generales
En contra
- Alto precio
- Problemas de rendiminto
La cámara ha sido cedida para el análisis por parte de Fujifilm. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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