En Photokina 2014 conocimos la Fujifilm X-T1 Graphite Silver Edition, en apariencia sólo un nuevo acabado para su modelo más avanzado y presentada a comienzos de año la X-T1. La CSC con estética “réflex" y de características más avanzadas del sistema X de Fujifilm llegaba con algunas mejoras más allá de su renovado aspecto.
Hemos probado esta nueva edición para comprobar las diferencias con respecto a la X-T1 que ya analizamos en profundidad. Si bien, la arquitectura es la misma en cuanto a sensor y procesador, esta X-T1 GS tiene pequeños detalles interesantes que merecían un análisis adicional, aunque en la última actualización de firmware se hayan añadido ya al modelo black.
Fujifilm X-T1, diseño y acabado
La variación de esta edición con respecto a la anterior es, en apariencia, un nuevo acabado en plata y negro, pero que, según los ingenieros de Fujifilm, va más allá del aspecto. Recodemos que esta X-T1 está construida con resistencia a polvo y salpicaduras y que, en esta edición especial, su acabado resulta aún más avanzado ofreciendo una resistencia mejorada y, sobre todo, un aspecto más “premium”, manteniendo su sobriedad y estilo.
Hasta tres capas incorpora este nuevo acabado que se construye en seis etapas y que potencia su robustez y resistencia, a la par que logra acentuar su diseño. Aquí, es cuestión de gustos, el acabado en negro de la original es el clásico y este en grafito plateado también resulta atractivo y, en nuestra opinión, consigue acentuar el conjunto y aumenta la sensación de resistencia, además de ser más elegante.
La hemos puesto a prueba con salpicaduras y polvo demostrando su eficacia. Aunque, si la exposición a situaciones es muy frecuente lo que conseguiremos es “envejecer” su aspecto logrando que partículas de polvo y suciedad se vaya acumulando en zonas difíciles de limpiar, como los bordes de los controles. Lo cierto es que al no tener “sobreimpreso” los parámetros de estos controles nos aseguramos que no se irán borrando con el uso y el tiempo, ya que están grabados. Estos detalles demuestran el cuidado trabajo de Fujifilm con su diseño y el compromiso con el acabado resistente del que presume este modelo.
Fujifilm X-T1, ergonomía
En cuanto a la ergonomía, poco más que añadir a lo indicado en el análisis de la X-T1 original, una apuesta por los controles clásicos manuales. Con todos los necesarios para no tener que acudir a la pantalla y navegar por los menús. Esto hace que requiera un tiempo de “aprendizaje” y asimilación para manejarse con velocidad en diferentes situaciones. Aunque, como está concebido con criterio y sencillez, lo cierto es que se asimila el manejo con facilidad, gracias a sus controles intuitivos.
Con todo, hay que indicar que accionar algunos controles, como las ruedas inferiores (como la del modo de exposición) a veces resulta complicado accionar con precisión. Es un pequeño detalle pero si necesitamos de un cambio rápido a veces no se consigue fácilmente (especialmente los que tengan los dedos y manos grandes).
Obturador electrónico
Si dejamos de lado el exterior de la X-T1 GS, la otra novedad importante que encontramos es la inclusión de un nuevo obturador electrónico que complementa al mecánico y ofrece nuevas posibilidades. En concreto, este veloz obturador electrónico nos permite alcanzar una velocidad mínima de 1/32.000 s, igual que la X-100T.
Con el obturador mecánico, que es el mismo que en la X-T1 original podemos alcanzar un tiempo de obturación de 1/4.000 s y se complementa con el nuevo obturador para ofrecer velocidades más altas, a la vez, que otra de las grandes ventajas de este tipo de obturador: el silencio. Es algo que sorprende por su enorme discreción. Y no estamos diciendo que el sonido al accionar el disparador sea mínimo, es que simplemente es igual a cero. Añadiendo un plus a la hora de disparar con la máxima discreción.
Su uso en modo silencioso es muy útil, aunque también resta esa “sensación” de obtener la captura, ya que en ocasiones nos obliga a cerciorarnos si realmente hemos logrado la imagen o no, ante la ausencia de algún sonido que lo confirme. Pero es algo que supone una mínima desventaja frente a las posibilidades que ofrece el obturador electrónico en esta X-T GS.
Por supuesto, poder utilizar altas velocidades está planteado para poder sacar partido a las grandes aperturas de los objetivos Fujinon en condiciones de mucha luz, evitando así el uso de filtros ND. Y como hemos podido comprobar, una peculiaridad de este obturador electrónico a altas velocidades puede ofrecer un poco de distorsión (como se aprecia en la imagen anterior), como el efecto rolling shutter pero no en vídeo, sino en imagen fija. Por lo que extraemos como conclusión que aún se puede mejorar su rendimiento, especialmente en escenas de acción.
El modo Classic Chrome: una delicia
La última novedad destacable de esta X-T1 GS es el nuevo modo de simulación de película que incorpora con el nombre de Classic Chrome. En esta ocasión no es una simulación digital de una película clásica de Fujifilm, si no un nuevo modo que está muy bien diseñado y planteado. Sus resultados, con un contraste de color bajo y una gama de tonos muy suave es una delicia y asemeja los resultados obtenidos con película, aunque no imite a ninguna emulsión concreta.
Y, como suele ocurrir con estos modos, es mejor no abusar para no cansar, aunque hay que reconocer que este Classic Chrome puede ofrecer resultados muy adictivos en combinación con escenas ricas en tonalidades y luces naturales.
Lo que se mantiene igual
Esta nueva Fujifilm X-T1 GS mantiene el resto de aspectos importantes iguales que los del modelo black. Esto es, su excelente visor electrónico OLED de 2,36 megapíxeles de resolución, magnificación de 0,77x y un retardo de sólo 0,005 segundos. Es uno de sus puntos fuertes y, comparado con la competencia, está entre los mejores visores electrónicos que existen actualmente. Con tal cantidad de información útil (como la opción de pantalla partida con enfoque manual) en combinación con los abundantes controles manuales, se hace muy fácil el manejo en situaciones muy diferentes y exigentes. Esto es todo un plus, especialmente, si lo sumamos a la combinación con la pantalla trasera abatible.
El sensor X-Trans tamaño APS-C de 16,3 megapíxeles ofrece un resultado muy elevado, con una gran calidad, tal y como ya analizamos. Tan sólo podemos poner un punto menos positivo en el buffer, que tiene margen de mejora y es algo habitual en el resto de la gama X de Fujifilm. Incluso utilizado las tarjetas más rápidas, se echa en falta mayor potencia y velocidad cuando se trabaja en ráfagas.
El resto como la pantalla trasera, enfoque o conectividad también se mantienen y, en su conjunto, ofrecen unas altas prestaciones. Y es que la X-T1 para el fotógrafo exigente es un placer y se disfruta mucho por su respuesta y resultados.
A destacar su comodidad de uso, las opciones de enfoque manual, el alto nivel de detalle que ofrece el sensor, buen manejo del ruido en altas sensibilidades (se obtienen resultados muy buenos hasta 6.400 ISO) y magnífico rango dinámico. En conclusión, la calidad de imagen es muy alta. Y junto con el diseño, robustez y manejo, la X-T1 Graphite Silver es una de las opción más destacadas dentro del mercado actual de las cámaras CSC.
¿Merece la pena frente a la X-T1 black?
Esta quizás puede ser la cuestión clave. Como hemos visto, se mantienen el grueso de especificaciones por lo que los resultados que se obtienen tanto con la X-T1 black como con la X-T1 GS son muy elevados y no ofrece grandes diferencias. La decisión de cuál elegir radica más en su acabado, en su aspecto. La aportación del obturador electrónico es un añadido que también se ha equiparado en el último firmware. Recordemos que el precio actual ronda los 1.399 euros sólo el cuerpo, frente a los 1.199 euros del modelo en color negro.
En Xataka Foto | Fujifilm X-T1, análisis
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