Hemos tenido la posibilidad de probar la Sony A7 III durante el verano. Así que la hemos llevado de vacaciones a lo largo de las semanas en diversos lugares, como la montaña o el mar. Con mucho calor y con frío. Sin agua y en medio de una tormenta. En el norte y en el este. Así que vamos a ver cómo es irse de vacaciones con la Sony A7 III, la cámara de la que habla todo el mundo.
Hací a tiempo que no se oía hablar tanto y tan bien de una cámara recién salida. De repente, todo el mundo quería una Sony. Muchos fotógrafos, con peso en las redes, decían que se compraban el nuevo modelo de la familia Alpha. Y la coronaban como la mejor, incluso más rápida y mejorada que su hermana mayor la Sony A7RIII.
Así que cuando vimos que podíamos probarla durante más tiempo del habitual aprovechamos para hacer todo tipo de pruebas. Solo hemos trabajado con ella durante este mes que despedimos durante las vacaciones familiares. Imposible ir a todos los lugares que deseas y mucho menos a las horas que te gustaría.
La prueba vacacional
El equipo disponible es la Sony A7 III con un objetivo Sony Zeiss Vario-Tessar T* FE 24-70 mm F4 ZA OSS. Y ya. En seguida eché en falta dos cosas básicas para mi:
- En primer lugar un manual claro. Sé que lo puedo encontrar en internet. Pero es una cámara muy difícil de configurar, sobre todo para alguien acostumbrado a una vieja réflex. Tienes tantas opciones que es imposible conseguir lo que quieres al momento. Es algo que no pasa con las viejas glorias de antaño. Si has trabajado con una Canon, o una Nikon, sabes hacer fotos con cualquiera de ellas en cinco minutos. Pero con esta Sony (como le ocurre a Olympus) siempre tendrás la duda de saber si la estás aprovechando al 100%. Es muy complicada.
- No existe el cargador de batería de serie. No. Cuando te compras la cámara te viene un adaptador para conectar la cámara a la red y listo. Si tienes más de una batería es imposible cargarla. Estás obligado a comprar uno el mismo día que abres la caja de tu flamante Sony. Y mucho cuidado con comprar uno de marca blanca. En este caso no queda más remedio que recomendar accesorios originales.
Es un equipo ligero y versátil. El peso es similar al de una réflex. Lo que es diferente es el volumen. Y puede quedar muy desproporcionada con cualquier objetivo luminoso. Si quieres una cámara más ligera busca otro modelo o trabaja solo con objetivos fijos como el Sonnar T* FE 35 mm F2,8 ZA. Con el 24-70 f4 el conjunto queda muy equilibrado. Eso sí, la correa original es un poco corta, para mi gusto, y al final he optado por cambiarla por la que llevo en mi réflex.
Después de dar muchas vueltas (muchas) y consultar a los amigos, aprendí a configurarla a mi gusto gracias al manual online de la propia Sony. Como tiene tantas opciones, y no existe la posibilidad de programarla como si fuera una vulgar réflex de toda la vida, he de decir que necesitaría más tiempo para lograr exactamente lo que quiero y recordar todos y cada uno de las funciones de los botones.
Al final, para no dar más vueltas, he optado por configurarla igual que mi cámara réflex. Me he dado cuenta de que he perdido algunas opciones pero he conseguido disparar como yo estoy acostumbrado. Si tuviera más tiempo, seguro que sacaría más provecho. Y esto creo yo que puede ser un problema grave.
Lo mismo me pasó con la OM-D E-M1 Mark II, por poner un ejemplo. Tiene tantas opciones que es imposible empezar a trabajar desde el minuto 0. Son cámaras de tarde de brasero, como decía mi abuela. Hasta que no te aprendas todas y cada una de las opciones no puedes salir a hacer fotos. En algún momento te equivocarás. Por este motivo están proliferando talleres, vídeos y hasta libros en los que explican muy bien cómo hay que ajustarla.
Y creo que es algo muy grave, porque si te cambias de modelo, o tienes que llevarla al taller y te la dejan de fábrica. O te dan otra Sony A7 III no sabrás utilizar tu cámara. Sería tan cómodo que tuviera la posibilidad de guardar ajustes preestablecidos o configuraciones personalizadas como ocurría con la Canon EOS 5, creo recordar...
Es verdad que puedes dejar los botones de fábrica, pero igual no consigues el funcionamiento que buscas. Tenemos 81 funciones que se pueden controlar desde 11 botones personalizables. Es estupendo, pero dudo que sea realmente práctico. Muchos fotógrafos solo quieren disparar de la forma más sencilla posible. Para evitar líos mayores he optado por configurar la opción Mi menú para tener un acceso rápido a las funciones que más me interesan. Pero se tarda en tener todo como tú quieres...
El día a día con la Sony A7 III
Antes de empezar con las alabanzas, comentaré otro gran problema que me ha llevado por la calle de la amargura. El polvo en el sensor. Es imposible quitarlo por los medios tradicionales. No he quitado nunca el único objetivo que nos han prestado. Y todas las fotografías que he hecho tienen manchas de polvo. No se ha librado ni una.
No he podido quitarlo por los medios que se proponen. Imposible. No hay forma. Y siempre tengo mucho cuidado con este tema. Nunca cambio objetivos si no tengo las tapas a mano... siempre pongo la máquina boca abajo, cambio rápidamente... Pues no hay forma de librarse del polvo. Ni siquiera con el sistema incorporado de vibración. ¿No sería genial un sistema de protección como el de algunas cámaras de formato medio? Cuando quitas el objetivo se protegía la película con una cortinilla...
Al final hay que soplar, utilizar el método del celo o llevar la cámara al servicio técnico para no perder el tiempo en el ordenador quitando motas de polvo que muchas veces aparecen movidas por el sistema de estabilización. Nunca he visto un sensor con tanta propensión al polvo.
Otra cosa que me ha llamado la atención es el tema de las tarjetas de memoria. Este modelo incorpora el doble lector con todas las combinaciones posibles. Pero exige tarjetas SD muy rápidas para cualquier ocasión. He tenido problemas con tarjetas SD-HC, así que he optado por trabajar directamente con las SD-XC II para evitar pérdidas de tiempo incluso cuando hacía solo un disparo. A partir de ese momento la velocidad de funcionamiento ha sido muy buena, sin tiempos de espera.
Una vez conocidos los problemas pude empezar a hacer fotos con tranquilidad. Y los resultados finales me han dejado boquiabierto. Es una de las mejores cámaras que han pasado por mis manos. Sin lugar a dudas. Las fotografías hablan por sí solas. A pesar del objetivo -no es uno de los mejores del catálogo- la calidad de los archivos es impresionante.
- El enfoque automático (he trabajado con **AF-S y AF-C) es rápido y preciso** en cualquier situación y con poca luz. He hecho fotografías en ferias donde las atracciones no paraban de moverse con una nitidez y precisión que solo he visto en cámaras de alta gama y precios superiores. El Área de enfoque que más he utilizado ha sido Punto flexible expandido.
- El sistema de estabilización de cinco ejes funciona de verdad. He podido disparar a 1/15 a mano y no he perdido fotografía alguna. Casi me he podido olvidar de mi sagrado trípode. Por asegurar el disparo he optado por la ráfaga. Después de descargar las fotografías he visto que este viejo truco no es necesario. A 1/15 la trepidación no hace acto de presencia.
- Una vez configuras la cámara a tu gusto puedes trabajar rápidamente. El visor electrónico ha conseguido que olvide el visor óptico de cualquier otra máquina. El XGA OLED Tru-Finder ™ es una auténtica maravilla, aunque en noche cerrada se observa mucho ruido que impide enfocar manualmente con calidad. Pero al menos se puede ver algo, no como ocurre con los visores ópticos.
- La batería dura casi tanto como en una réflex. He estado incluso tres días disparando sin tener que cargarla. Es verdad que no soy de gatillo fácil, pero he hecho 1714 fotografías y solo he cargado tres veces la batería. Y en una ocasión estaba al 20%. Hoy está al 50%.
- Ha soportado sin problemas las inclemencias del tiempo. Desde el color sofocante de Alicante hasta la lluvia incesante de Cantabria en medio de la montaña. Y soporta los cambios de temperatura sin problemas cuando sales de una cueva o entras en un acuario, lo que me ha sorprendido gratamente.
La respuesta a ISOS altos está a la altura de los demás modelos de la competencia. Incluso a 25600 ISO se puede hacer algo. Pierdes detalle fino pero esas fotografías se pueden imprimir. La reproducción del color me ha gustado, y si procesamos las imágenes con cuidado es posible sacar muy buena información. La verdad que sigue la senda marcada por cámaras mucho más caras de nuevo.
Durante el revelado no hay nada especial que señalar... solo que se sigue la mala senda de dar las correcciones del objetivo por defecto para ocultar posibles defectos. Los últimos motores de revelado logran sacar toda la información latente: colores, rango dinámico, control del ruido hasta 12800 ISO. El juego que dan estos archivos hacen posible una edición sin problemas, propia de una gama alta.
Es verdad que Sony no la anuncia como una cámara profesional, pero las funciones que tiene y los resultados que ofrece son profesionales. Creía que tenía claro cuál sería mi próxima cámara, pero desde este verano no lo tengo tan claro. Esta Sony A7 III ha cambiado el juego. Ahora de verdad les toca a los demás mover ficha.
La cámara ha sido cedida para el análisis por parte de Sony. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
En Xataka Foto | Sony A7 III, análisis: Poniendo muy alto el listón en el sector de las cámaras sin espejo con sensor full frame
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