La precaria situación en la que las bajas ventas han colocado a las cámaras compactas está provocando que los fabricantes «se pongan las pilas» para colocar en el mercado modelos más avanzados con los que los smartphones actuales no pueden competir. Y esta PowerShot G7 X de Canon es un estupendo ejemplo de esta «declaración de intenciones», algo que ya os adelantamos en la toma de contacto que publicamos hace unos días.
La compañía japonesa ha sido certera al posicionar esta compacta premium justo un paso por debajo en precio de la estupenda PowerShot G1 X Mark II, haciéndola de esta forma algo más asequible, aunque no mucho más, y llegando así a un abanico de usuarios más amplio. En cualquier caso, la G7 X tiene casi todo lo que un usuario avanzado, e, incluso, un profesional, le puede pedir a una compacta premium. Veámosla con todo detalle.
Canon PowerShot G7 X: especificaciones
Sensor | CMOS BSI de 1 pulgada con 20,2 megapíxeles efectivos y filtro de color primario |
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Procesador de imagen | DIGIC 6 con tecnología iSAPS |
Objetivo | 8,8-36,8 mm (24-100 mm equivalentes en 35 mm) f/1.8-2.8 |
Arquitectura óptica | 11 elementos en 9 grupos con estabilizador de imagen |
Enfoque | TTL de 31 puntos / Manual con Focus Peaking |
Exposición | +/- 3 EV en incrementos de 1/3 de punto |
Sensibilidad ISO | De 125 a 12.800 |
Obturador | De 1 a 1/2.000 s |
Disparo en ráfaga | Hasta 6,5 FPS |
Monitor | Pantalla LCD TFT táctil abatible PureColor II G sRGB de 3 pulgadas con 1.040.000 píxeles |
Grabación de vídeo | Hasta Full HD (1.920 x 1.080 puntos) a 60 FPS |
Tipo de imágenes | JPEG (EXIF 2.3), RAW y JPEG+RAW |
Conectividad | WiFi 802.11n y NFC |
Tarjetas de memoria | SD, SDHC y SDXC (compatible con UHS Speed Class 1) |
Dimensiones | 103 x 60,4 x 40,4 mm |
Peso | 304 g (batería y tarjeta de memoria incluidas) |
Precio | 699 euros |
Construcción y ergonomía
Esta nueva G7 X es una cámara muy bien construida. Su cuerpo es completamente metálico, lo que demuestra que Canon desde un principio la ha concebido como una cámara que pretende conquistar a los usuarios avanzados, pero no solo por su control manual y las prestaciones que veremos más adelante. Además de todo esto, una buena cámara premium tiene que ser robusta y ofrecernos la sensación de que podemos llevarla encima a todas partes sin necesidad de tratarla con delicadeza. Y eso esta cámara nos lo ofrece.
Por otra parte, la ergonomía no es un apartado en el que las cámaras compactas suelen destacar. En este terreno su reducido tamaño es un handicap, lo que obliga a los fabricantes a ingeniárselas para ofrecer un agarre lo más firme, estable y cómodo posible a partir de una superficie de contacto relativamente reducida. A pesar de estas evidentes dificultades, Canon ha hecho un buen trabajo, aunque la ergonomía de la G7 X no está tan lograda como en una cámara con un cuerpo algo mayor.
El agarre que ofrece esta cámara es bastante firme, en gran medida gracias a una pequeña superficie de apoyo para el dedo pulgar de la mano derecha ubicada justo debajo de los diales de control (podéis verla en una de las fotografías de detalle que tenéis un poco más abajo). Por otra parte, el tamaño de los botones de esta cámara me parece un acierto porque son lo suficientemente grandes para accionarlos sin dificultad aunque tengas los dedos gruesos, algo que no sucede con todas las compactas (y curiosamente tampoco con todas las DSLR y CSC a pesar de su mayor tamaño).
Sensor y objetivo
No hace mucho os contamos que todo parecía indicar que esta cámara incorpora un sensor fabricado por Sony, y después de haber convivido con ella durante varios días para preparar este análisis me reafirmo en lo dicho. En cualquier caso, lo realmente importante es que se trata de un captador CMOS retroiluminado de 1 pulgada con una resolución efectiva de 20,2 megapíxeles y filtro de color primario. En mi opinión, esta resolución se encuentra justo en el límite superior de lo que debe ofrecer un sensor con este tamaño para integrar unos fotodiodos con una superficie de exposición a la luz razonable, así que no le pongo ninguna pega en este apartado. En cualquier caso, lo realmente importante es ver cómo se porta «en combate», algo que comprobaremos un poco más adelante.
La óptica es, sin lugar a dudas, una de las grandes bazas de la G7 X. Su objetivo es un 8,8-36,8 mm, que equivale a un 24-100 mm en 35 mm, por lo que su versatilidad está asegurada. Además, su rango de aperturas máximas también está muy bien: f/1.8-2.8. Con estas características es evidente que esta cámara se siente cómoda con desenfoques intensos, lo que la hace idónea, entre muchos otros escenarios, para retratos. Como veréis más adelante, su bokeh es muy uniforme, lo que deja en muy buen lugar a esta óptica de Canon. Otro punto importante es la presencia de un estabilizador óptico que en escenarios con poca luz ambiental consigue reducir con bastante eficacia la trepidación, algo que comprobaremos más adelante cuando hablemos de la calidad de imagen de esta cámara.
El procesador de imagen que se encarga de trabajar «codo con codo» con la óptica y el sensor es un chip DIGIC 6 con tecnología iSAPS idéntico al que podemos encontrar, entre otras, en la G1 X Mark II o la SX60 HS, lo que prueba que Canon ha decidido apostar sobre seguro. El trabajo combinado de estos tres componentes permite a la G7 X alcanzar ráfagas de hasta 6,5 imágenes por segundo en JPEG (por supuesto, también permite disparar en RAW), una cifra bastante interesante en una cámara de este tipo.
Así se porta «en combate»
A diferencia de la RX100 III de Sony, otra compacta avanzada con la que esta Canon va a tener que medirse cuando llegue al mercado en noviembre, la G7 X carece de visor electrónico, lo que puede condicionar la elección de algunos usuarios. Eso sí, la pantalla táctil que incorpora tiene muy buena calidad. De hecho, recurre a un panel PureColor II G sRGB de 3 pulgadas con una resolución de 1.040.000 píxeles que durante nuestras pruebas ha demostrado ofrecer un contraste muy convincente y una luminosidad suficiente para usar la cámara con bastante comodidad en entornos con mucha luz ambiental.
Además, el monitor es abatible, una característica que siempre resulta de agradecer porque nos ayuda a conseguir el encuadre que buscamos sin necesidad de adoptar posturas forzadas e inestables, aunque habría sido una buena idea que Canon hubiese apostado por una pantalla completamente extraíble del cuerpo.
La interfaz de la G7 X no cogerá por sorpresa a ningún usuario de cámaras Canon porque es muy similar a la que podemos encontrar en los últimos modelos que han llegado al mercado. La organización de los menús es coherente y los parámetros identifican claramente su función, así que no tengo nada que objetar en este ámbito. Los usuarios que no estén familiarizados con las cámaras de Canon tendrán que invertir algo más de tiempo en la interfaz, pero no les costará hacerse con ella porque la verdad es que la mayor parte de las marcas está apostando por el mismo tipo de menús (la excepción más clara es Samsung, que sigue claramente otros derroteros).
Vamos ahora con la que es una de las auténticas señas de identidad de esta cámara: su control completamente manual. A una compacta avanzada como la G7 X tenemos que pedirle este tipo de control, y la verdad es que en este apartado cumple bien. En la esquina superior derecha de la cámara tenemos dos diales, que, por cierto, están muy bien mecanizados, que nos permiten manipular la compensación de la exposición y seleccionar el modo de disparo. La libertad que nos ofrece esta cámara es equiparable a la de una buena DSLR o una sin espejo, por lo que ningún usuario avanzado se sentirá defraudado. Además, incorpora un anillo de control que podemos programar a nuestro antojo para asignarle la función que prefiramos (apertura, velocidad de obturación, sensibilidad, etc.), aunque, eso sí, el abanico de opciones varía en función del modo de disparo que hayamos habilitado.
Vamos ahora con el enfoque. La G7 X incorpora el sistema de enfoque automático por detección de contraste habitual en estas cámaras, y utiliza 31 puntos para conseguir que sea lo más preciso posible. La verdad es que su enfoque me ha dejado muy buen sabor de boca por su precisión y velocidad, aunque, lógicamente, no es tan rápido como un buen enfoque híbrido. Eso sí, resuelve con bastante eficacia las tomas complicadas en las que hay poca luz ambiental. Pero si lo que queremos es «hilar fino» solo tenemos que optar por el enfoque manual mediante focus peaking, y listo. De esta forma obtendremos un buen resultado en prácticamente cualquier escenario de captura.
En lo que concierne a la conectividad, esta cámara cuenta tanto con WiFi como con NFC, por lo que es muy sencillo conectarla a nuestro smartphone para, por ejemplo, tomar fotografías a distancia. Entre otras cosas, la aplicación CameraWindow de Canon permite asignar a las fotografías etiquetas geográficas, algo que puede resultar útil para aquellos usuarios a los que les gusta subirlas a las redes sociales, pero me parece bastante limitada en lo que concierne a la manipulación de los parámetros de exposición. La buena noticia es que debería ser relativamente fácil para Canon actualizar su software para ofrecernos una aplicación más flexible, así que espero que pronto llegue una versión de CameraWindows más convincente.
Canon PowerShot G7 X: calidad de imagen
En la toma de contacto con esta cámara que publicamos después de Photokina ya os adelantamos que su calidad de imagen es realmente estupenda. Y las pruebas que hemos podido hacer con ella a posteriori, usando una unidad comercial y no de pre-producción, han confirmado nuestras primeras impresiones. Su nivel de detalle es muy alto, lo que refrenda el buen trabajo que realizan la óptica, el sensor y el procesador de imagen, cuya manipulación no resulta agresiva, y su gama cromática permite a la G7 X recrear de forma fidedigna las tonalidades de los objetos que estamos fotografiando. Si tuviese que definir el rendimiento de esta compacta en este apartado utilizando solo dos palabras elegiría «naturalidad» y «precisión».
Como os adelanté antes, la apertura máxima de la óptica de la G7 X nos permite recurrir a un bokeh bastante extremo siempre que lo deseemos, y el resultado, como podéis comprobar en la fotografía que tenéis justo debajo de estas líneas, es muy convincente. El desenfoque del fondo es uniforme y está muy acentuado, como corresponde a la utilización de una profundidad de campo mínima, lo que, en mi opinión, incrementa mucho el atractivo de esta cámara. Y, como podéis observar, el ruido con valores de sensibilidad bajos es inexistente, lo que ya nos anticipa que vamos a poder jugar con cierta comodidad con este parámetro sin que el ruido se desmande.
En la fotografía que tenéis debajo de este párrafo intenté ponérselo difícil a la G7 X utilizando una fuente de luz mínima y un objeto con un color muy uniforme y repleto de detalles sutiles. Pero la cámara de Canon cumplió. Consiguió enfocar correctamente y exponer bien en automático, aunque, como es lógico, en estas circunstancias optó por un valor de sensibilidad ISO elevado. Aun así, como podéis ver, el ruido es prácticamente imperceptible, el contraste es elevado y el nivel de detalle en la mitad de la máscara iluminada es muy alto, lo que demuestra que esta cámara consigue salir airosa incluso en escenarios de captura complejos.
Vamos ahora con el auténtico «caballo de batalla» de las cámaras con sensores relativamente pequeños: la gestión del ruido con valores de sensibilidad ISO elevados. Hasta 1.600 ISO el ruido es prácticamente inexistente, lo que nos permite disparar sin miramientos. A 3.200 ISO el ruido se incrementa ligeramente, pero sigue estando bajo control, por lo que me parece un valor muy utilizable. Los problemas comienzan cuando decidimos utilizar 6.400 ISO, un valor en el que el ruido es ya claramente perceptible, aunque no arruina la fotografía. Eso sí, yo me pensaría dos veces utilizar valores de sensibilidad superiores a 6.400 ISO. El ruido se incrementa progresivamente hasta alcanzar un nivel excesivo con el valor 12.800 ISO, que no me parece utilizable a menos que necesitemos conseguir la captura a toda costa y este nivel de ruido no represente un problema importante.
Canon G7 X, la opinión de Xataka Foto
La Canon PowerShot G7 X no es una cámara para todos los públicos. Los 700 euros que costará cuando llegue al mercado en noviembre no permitirán acceder a ella a muchos usuarios, pero esto no significa que sea cara. Es evidente que no es barata, pero debemos tener en cuenta que se trata de una compacta avanzada impecablemente construida, que nos ofrece un control manual total, una conectividad muy flexible y una calidad de imagen realmente de referencia en su gama de precios. Por esta razón, me parece una opción muy interesante para usuarios avanzados y profesionales que necesitan una solución que les ofrezca la máxima flexibilidad operativa y una elevada calidad de imagen en un cuerpo muy compacto. Este es el tipo de usuarios en el que Canon ha pensado cuando diseñó esta cámara.
En su «debe» hay pocas cosas, pero debemos tenerlas en cuenta. Por un lado carece de visor electrónico, un elemento que sí podemos encontrar en algunas de sus rivales, como la RX100 III de Sony. Además, la aplicación de Canon para smartphones y tablets aún no está del todo afinada, por lo que espero que pronto la actualicen para permitirnos ajustar los parámetros de exposición a distancia con mucha más flexibilidad. Y su nivel de ruido por encima del valor de sensibilidad 6.400 ISO está bastante marcado, por lo que lo interesante es evitar utilizarlo, en la medida de lo posible. Aun así, la G7 X es una gran cámara. Equilibrada, versátil, robusta y con una gran calidad de imagen. Si buscas una compacta que tenga estas cualidades, ten en cuenta esta propuesta de Canon. Es probable que te convenza.
La nota de la Canon G7 X en Xataka Foto
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A favor
- Óptica y sensor de gran calidad
- Muy bien construida
- Completo control manual
- Gran calidad de imagen
En contra
- Carece de visor electrónico
- Aplicación para móviles mejorable
- Alto nivel de ruido a partir de 6.400 ISO
- Su precio establece una barrera importante frente a las compactas tradicionales
La cámara ha sido cedida para el análisis por parte de Canon España. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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