“Usuarios de smartphones y de cámaras compactas que quieren llevar su creatividad al siguiente nivel […] con un exterior moderno y elegante, un cuerpo ligero y compacto y, sobre todo, fácil de usar.” Así nos definían desde Canon España el usuario tipo al que la firma pretende convencer con la EOS 200D, una réflex de iniciación con sensor de formato APS-C que nos disponemos a analizar. Un modelo que a pesar de un look que ciertamente llama la atención tiene un claro aire de déjà vu.
Y es que, aunque efectivamente dos de sus tres posibles acabados (el tradicional negro, uno color plata con detalles en bronce negro y el blanco con detalles en plata que veis en las fotos) la hacen parecer una cámara muy distinta, no deja de ser una nueva evolución de una saga de modelos que deriva de la primigenia EOS 300D, que ha quedado para la historia como primera "réflex digital de precio asequible", hace ya nada menos que quince años.
Un poco de historia
Como sabréis, siempre me gusta encuadrar los modelos que analizo dentro de su gama y mirar hacia atrás a las cámaras anteriores, porque ver de dónde venimos suele ayudar, tanto al analista como al posible comprador. Y en este caso la cosa tiene miga porque, tal y como nos contaba el compañero Fernando en el análisis de la EOS 800D, en la escuela nos enseñaron que las cámaras se ordenan según su numeración: “las unidades son profesionales (Canon EOS 1 Dx); las decenas para avanzados (Canon EOS 77); las centenas para usuarios medios (Canon 800D); y los millares de iniciación (Canon EOS 1300D).” Entonces ¿dónde se sitúa la EOS 200D?
Pues según lo anterior sería un modelo intermedio, pero no es eso lo que dice Canon que la mete en su gama de iniciación. Claro que la 800D también la considera de iniciación, pero es que en esta gama hay nada menos que tres escalones. El inferior sería actualmente la EOS 1300D y el superior la citada 800D. El intermedio se abrió hace unos cuatro años con la EOS 100D a la que ahora sustituye la que tenemos entre manos.
Todo un galimatías de modelos que puede confundir a propios y extraños (razón de más para aclararlo), incluso a los ingenieros de Canon me atrevería a decir, que tuvieron que exprimirse la cabeza para inventarse esta nueva línea teniendo cuidado de no meter la pata en sus diseños e incluir un botón de más o de menos. Y es que las diferencias entre estos modelos suelen ser mínimas, a veces limitadas a la ausencia/ presencia de determinados controles.
Porque externamente todas proceden de un mismo cuerpo que ha ido sufriendo retoques con el paso de los años pero se mantiene en sus líneas marcadas perfectamente identificables. Internamente desde luego sí que han cambiado, y mucho porque la tecnología ha evolucionado bastante en 15 años, pero entre los distintos modelos actuales tampoco hay grandes diferencias, ya que, como sabéis, muchas también comparten las mismas “tripas”.
Por supuesto todo esto no debe entenderse como una crítica sino como mera información. Que Canon es una empresa conservadora, de las que se aferran a la máxima de para qué cambiar algo cuando funciona, es algo que ya hemos comentado en muchas ocasiones. Pero si la historia le ha venido dando la razón todos estos años, nosotros no somos nadie para contradecirles.
Especificaciones técnicas de la Canon EOS 200D
Sensor | CMOS APS-C de 24,2 megapíxeles efectivos con filtro de color primario |
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Sensibilidad | 100 a 25.600 ISO (ampliable a 51.200) |
Procesador | DIGIC 7 |
Visor | Óptico con pentaespejo (cobertura 95% aprox.) |
Soporte de almacenamiento | Tarjetas SD, SDHC y SDXC (UHS-I) |
Formatos de archive foto/ vídeo | JPEG (EXIF 2.3) y RAW (formato CR2) / MP4 y MOV |
Sistema AF | De 9 puntos (por visor óptico), donde el punto central es de tipo cruz / 49 puntos mediante selección automática de la cámara (en live view) |
Disparo continuo | 5 fps (aprox.) |
Monitor | TFT Clear View II de 3 pulgadas (1040K puntos) de ángulo variable |
Grabación de vídeo máxima | 1920 x 1080 (59,94, 50 fps) inter-frame |
Conectividad WiFi | 802.11 b/g/n |
Dimensiones | 122,4 x 92,6 x 69,8 mm |
Peso | 456 g (con batería y tarjeta de memoria) |
Precio | 729 euros con el objetivo Canon EF-S 18-55 mm f/4-5,6 IS STM |
Diseño, construcción y ergonomía
Pequeña, ligera y compacta son sin duda adjetivos que podemos ponerle a este modelo, como hemos hecho con todas las cámaras de su saga. La ligereza siempre ha sido una gran virtud en su familia, aunque también un argumento para quienes la rechazan por supuestamente endeble y “plasticosa”.
Lo primero no parece que sea el caso, y lo segundo seguramente no se pueda negar, sobre todo en este acabado tan especial que hemos tenido la oportunidad de testear (curiosamente el modelo blanco pesa dos gramos más que el plateado y tres más que el negro). Este aspecto puede gustar o no pero desde luego hace que no pase inadvertida (como hemos podido comprobar), lo que puede ser un argumento más para el que se compre esta cámara con la idea, entre otras cosas, de “aparentar”.
En cuanto a la ergonomía, una vez más hay que referirse a la dificultad que supone su pequeño tamaño para los poseedores de manos grandes, que desde siempre han tenido que resignarse a dejar el dedo meñique de la mano derecha fuera de la empuñadura. A quien se inicie con esta cámara la parecerá normal, a quien lleva muchos años en la fotografía puede que le parezca una incomodidad, pero teniendo en cuenta la tendencia actual a reducir peso y tamaño (sólo hay que pensar en las sin espejo), no es esto algo que debiéramos tomarnos como inconveniente.
Como podéis ver en las fotos, el objetivo incluido en el kit tiene un diseño en colores plateados que ha sido pensado para encajar perfectamente con el look de la cámara, tanto en la versión blanca como la plateada. Sin embargo, si montamos el otro objetivo que nos facilitaron para la prueba (un EF-S 18-135mm ƒ3.5-5.6 IS Nano USM), la “magia” (por decirlo de alguna manera) se rompe totalmente.
Esto es algo que puede parecer anecdótico pero que sin duda no lo será para quien se compre la cámara por su estilo rompedor y, al tiempo, pretenda disfrutar de la ventaja de tener una cámara con más de 80 objetivos compatibles (según dice Canon en la web de la EOS 200D), en su gran mayoría de color negro, como suele ser habitual.
Igualmente hay que decir que la distribución de peso con el objetivo del kit, que es muy ligero, es muy buena pero que evidentemente con una óptica más pesada como el 18-135 mm (notablemente más pesado) el conjunto se resiente mucho. Por ello parece claro que este cuerpo tan liviano no está pensado para trabajar intensivamente con objetivos relativamente pesados, otro detalle a tener en cuenta por posibles compradores.
Pasando ya a la distribución de botones, como decíamos los cambios respecto a su familia son mínimos y se mantiene el estilo básico de casi cualquier réflex Canon de este tipo. Por eso en este caso lo que le interesa a un posible comprador es saber que sólo cuenta con una rueda de control, muy cerca del botón disparador. Esta característica es típica de los modelos más básicos, pero no nos cansamos de decir que precisamente son los novatos a quien mejor les vendría contar con dos ruedas para facilitarles dominar el control manual de la exposición… Cosas del marketing.
Sí que tiene varios botones de acceso directo pero no son personalizables y ha de ser el usuario quien se amolde al sistema de control y no al revés. Y aunque se ha puesto el acento en la facilidad de uso, la cosa no se diferencia mucho de cualquier otra réflex. Es decir, dejando aparte el tema del menú especialmente diseñado para facilitar el aprendizaje, se trata de una réflex “con todas las letras”, que va a exigir al futuro usuario un cierto aprendizaje de sus controles, que poco o nada tienen que ver con los de un móvil.
Modo selfies y menús para novatos
Se trata de dos características destacadas de esta cámara (sobre todo la segunda) que seguro se irán introduciendo en modelos venideros y nos ha parecido interesante tratar en un capítulo aparte. Del menú ya hemos hablado algo, pero es interesante saber que ya apareció en la EOS 800D aunque, para ser sinceros, no le prestamos mucha atención porque no era aquella una cámara para principiantes.
Según Canon, se trata de “una guía de funciones y un tutorial visual para ayudar en el aprendizaje, explicando los efectos que los cambios de los ajustes tendrán en cada fotografía”. En la práctica abarca dos cosas, la pantalla de disparo y la forma de visualización de los menús. La primera es una pantalla que varía según el modo de disparo que pongamos (P, Tv y Av) y que nos explica gráficamente qué vamos a conseguir utilizando lo distintos valores de compensación de la exposición, velocidad de obturación o diafragma. La segunda es una forma de visualizar los menús de forma agrupada para hacerlos más sencillos.
La idea es buena, no cabe duda, aunque nos parece que se podía haber sacado más provecho, aunque ignoramos cómo (quizá incluyendo un tutorial más completo sobre fotografía de este estilo). Además, el manejo no resulta muy intuitivo porque no permite controlarlo todo solo con los dedos sino que obliga a usar el botón Q/Set, lo que será antinatural para quien venga de un smartphone.
Por otro lado, el menú en modo guiado (que es como lo denominan) al final acaba en un listado similar a los menús tradicionales, por lo que no le vemos mucho sentido realmente. Por ello quizá podríamos recomendar desactivarlo y utilizar el menú tradicional, no así la pantalla de disparo que nos parece más interesante.
Respecto al modo selfies, se trata de un modo especial que se activa cuando giramos la TFT completamente y hacemos que nos apunte para autorretratarnos. Tocando en la opción Autorretrato se activa el seguimiento de enfoque al rostro y un gráfico permite elegir si queremos que el fondo se desenfoque más o menos. Con eso, basta pulsar el disparador o en la pantalla (aunque hay que activarlo previamente) para hacer el selfie.
Un sistema sencillo pero que es claramente mejorable (por ejemplo haciendo que se active automáticamente el live view y no haya que hacerlo manualmente) y que además no aporta gran cosa, sobre todo comparado con otras cámaras que hemos podido analizar y que ofrecen bastantes más posibilidades.
Manejo y prestaciones
Si decíamos que los controles son muy similares a los de cualquiera de sus hermanas de gama, lo mismo tenemos que decir de su manejo, más allá de lo ya apuntado sobre los nuevos menús y pantalla de disparo. No es que su manejo sea complicado pero sí que, como ya hemos apuntado, estamos hablando de una cámara réflex y eso implica un compromiso del usuario para ser capaz de sacarle todo el provecho.
Por otro lado, es cierto que se pueden hacer muchas cosas como en un smartphone, pero en general el manejo sigue siendo bastante menos intuitivo y la respuesta táctil de la pantalla no es ni mucho menos como la de un móvil. Otro problema para el que venga de un dispositivo de este tipo y quiera una transición sencilla.
En cuanto a las prestaciones, volviendo a lo que comentábamos al principio, la EOS 200D tiene muchos puntos en común con la EOS 800D, especialmente por lo que se refiere a la tecnología que alberga en su cuerpo compacto. Sobre todo porque sensor y procesador son comunes, y como sabemos estos son los dos puntos cruciales de cualquier cámara. En lo que sí se diferencia claramente es en el sistema AF, que en la 800D es de 45 puntos tipo cruz y aquí se queda en unos modestos nueve, de los que sólo el central es de tipo cruz.
Esto evidentemente es una merma importante que sí se relaciona con su condición de cámara de iniciación y que habla de que no está precisamente diseñada para ser utilizada en situaciones en las que sea necesario hacer AF de seguimiento a sujetos en movimiento. Sin embargo, si nos limitamos a situaciones más cotidianas el sistema de enfoque funciona de forma adecuada, es rápido y muy silencioso.
Por lo que toca a la velocidad de disparo, se queda en un valor declarado de cinco imágenes por segundo que no está nada mal, aunque desde luego tampoco es que esté indicada para escenas con mucha acción. Sobre todo porque estos valores se pueden alcanzar sólo si disparamos en modo JPEG pero desde luego no si usamos el formato RAW. Con éste apenas logramos hacer tres fotos seguidas, pero con el formato comprimido sí que se puede llegar a esos cinco fps y realizar una secuencia de imágenes interesante (18 seguidas en el GIF que veis arriba).
Por cierto que precisamente tratando de hacer una ráfaga de imágenes es cuando uno tiene la impresión de que la cámara suena como una “de verdad”. Y es que, aunque en general la EOS 200D es muy silenciosa, el sonido al disparar es bastante “contundente” para una cámara tan pequeña, dejando claro que ahí hay un espejo que se mueve.
No podemos terminar sin hablar un poco de la grabación de vídeo, y en este terreno hay una de cal y otra de arena. La primera por el enfoque continuo gracias a la tecnología Dual Pixel CMOS AF del sensor, la de arena por la ausencia de grabación en 4K. Una característica que Canon se resiste a ofrecer, porque dice que el mercado no lo exige, aunque parece razonable que lo hiciera dado que la competencia sí que lo hace. En cualquier caso se conforma con una resolución máxima Full HD 1920 x 1080 a 50 fps que se traduce en vídeos con un aspecto muy estable y con buena calidad de imagen.
Ruido y calidad de imagen
Y de eso precisamente tenemos que hablar a continuación, de la calidad global que ofrece la EOS 200D y que, como sabéis, es un factor determinante para cualquier análisis. Al respecto, de nuevo tenemos que remitirnos a la 800D porque el hecho de compartir sensor y procesador tienen mucha relevancia.
Así, el trabajo y la experiencia de Canon se ponen de manifiesto con unos resultados de muy buena calidad, mucho detalle y niveles aceptables de ruido. De hecho, es perfectamente utilizable hasta el entorno de los 6400 ISO sin que los defectos de la imagen puedan estropearla. Además, el trabajo de reducción de ruido del procesador para ofrecernos un JPEG de calidad de forma directa es bastante bueno, arrojando unas imágenes con un buen nivel de detalle pero sin que parezcan lavadas.
Respecto al rango dinámico, en RAW es posible recuperar bastante información de las zonas que no han quedado bien impresionadas, aunque desde luego trabaja mejor con las sombras que con las luces. Y sobre los colores, la reproducción es muy fiel a la realidad en líneas generales y los resultados los esperados para una cámara con un sensor de calidad demostrada.
Por lo que toca a la óptica, evidentemente hablamos de un objetivo del kit que está indicado para uso general pero no está libre de aberraciones ni mucho menos. Tampoco la otra óptica que pudimos probar, el EF-S 18-135mm ƒ3.5-5.6 IS Nano USM, y que sólo nos pareció un pelín más nítida que el 18-55 mm. Por eso, teniendo en cuenta que su PVP recomendado es de 589,99 euros y que el conjunto cámara-objetivo no resulta muy compensado (ni en peso ni en aspecto), no nos parece una opción que realmente merezca la pena.
Galería a máxima resolución | Canon EOS 200D en Flickr
Canon EOS 200D, la opinión de Xataka Foto
Recopilando todo lo dicho anteriormente, estamos ante una cámara que en principio destaca por su aspecto (aunque todo depende del acabado que elijamos) pero que no lo hace por su innovación. Más bien por ser fiel a una saga legendaria de cámaras que lleva muchos años proporcionando muchas satisfacciones tanto a su fabricante como a sus usuarios.
Como las que sin duda proporcionará a sus posibles compradores, sobre todo porque los resultados en general son muy buenos. Así que, desde luego, es una opción de confianza, la que ofrece el líder del mercado. Pero difícilmente nos parece la más interesante para un hipotético YouTuber o Instagramer que quisiera dar el paso de adquirir una cámara con la que dejar aparcado su móvil.
Para ellos posiblemente fuera más adecuada una sin espejo como la EOS M6, que es un salto algo menor en cuanto a tamaño y peso. Porque, aunque sea ligera y pequeña, como ya hemos dicho no deja de ser una réflex. Y una réflex poco o nada tiene que ver con un smartphone o una pequeña compacta, que caben en un bolsillo y no cuestan nada de llevar.
Por otro lado, el precio (729 euros con el objetivo del kit) de esta EOS 200D nos parece un poco alto. Mejor dicho, nos parece que sería mucho más interesante si estuviera en el entorno de los 500-600 euros, una cantidad sin duda más atractiva de cara al usuario y ajustada para un modelo, recordemos, para el fotógrafo novato.
La nota de la Canon EOS 200D en Xataka Foto
A favor
- Nivel de detalle y calidad de imagen
- Bajo ruido a ISO alto
- Reproducción del color
En contra
- Calidad del objetivo de serie
- Precio elevado para el usuario tipo
- Poco personalizable
El equipo ha sido cedido para la prueba por parte de Canon España. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas
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